2008-2010
Subtitulado por Teletexto-iRTVE.
Gonzalo, ¿qué ha ocurrido?
Don Enrique.
-¡Hombre! Tantos años sin venir por aquí...
...y te presentas a estas horas.
Ángel necesita su ayuda.
Es tan fácil.
Sufría mucho.
Y...
La mía también.
(LLORANDO) La mía también.
Pero tú tenías a tu hijo.
Estoy cansada.
Invítame a un coñac. Ha sido un susto, pero ya pasó.
La hemorragia ha cesado, se recuperará.
Todo ha ido bien.
Tu mujer va a tener fuerzas para luchar por ese niño hasta el final.
Tu familia está a salvo.
Tienes razones de sobra...
...para dar gracias por este día.
Alicia, ábreme, no has comido nada en todo el día.
¡Alicia, abre!
¿Me estás escuchando?
¡Te juro que como no me abras...!
¡Alicia, me tienes harta!
¡Harta! ¡Alicia!
Alicia.
Tengo que hablar contigo.
Me voy.
Me marcho con las otras.
No me dejas otra opción.
¡Alicia, Alicia!
¿Qué te pasa?
¡Alicia!
¡Alicia!
¡Abre!
Ángel, tenemos que irnos.
Don Enrique puede ayudarte.
Vamos, Ángel.
Ponte esto. En unas horas...
...sale monseñor para Roma. Irás en la comitiva.
Nadie sospechará nada.
-Ángel, escúchame.
Escúchame. Salvador me lo ha contado.
Erais o él o tú.
Que sea Dios quien te juzgue.
No le des esa oportunidad al marqués.
Llevo años fallándote, hijo mío.
No permitas que vuelva a hacerlo. Déjame ayudarte.
Déjame cargar con esta responsabilidad.
Alicia.
¡Alicia!
Venga, vamos.
¡Vamos!
Vamos, hijo mío.
Cuando llegues a Barcelona, te presentarás a monseñor.
Trata de sobreponerte.
No debes pensar en lo ocurrido.
Eso te acompañará el resto de tus días,...
...pero sé benévolo con tu conciencia.
Confía en la justicia divina.
Si supiera que es justicia lo que te espera aquí,...
...evitaría tu marcha.
Eso no ocurrirá, tranquilo.
Te doy mi palabra.
Dejas mucho más.
Hay que marchar, Ángel.
No nos olvides.
Ya, ya.
¿Ya ha vuelto mi pajarito?
¿Qué tal se lo ha pasado mi niña?
¿Eh? -Bien.
-Bien.
Te acabo de planchar el vestidito de cuadros.
Con el que estás más bonita que un San Luís. ¿Vamos a ponérnoslo?
¡Ah! -Tranquila, que soy yo.
-Menudo susto, tonto.
-Si tu marido no puede tocarte...
-Te quejarás tú.
Toma.
-Gracias.
¿El niño ya ha terminado la lección?
-Casi.
-Marcelina... -¿Qué?
Vio un caracol y quería ir a jugar con él.
Luego me lo contará todo. -Te toma el pelo.
-¿Has visto lo que pone en los libros?
Mira.
Aquí, por ejemplo.
Colón desembarcó con los suyos, bueno.
Postrose de rodillas.
Besó el suelo.
Así, ¿a quién le va a gustar la historia?
-Y lo que tú quieras, Marcelina.
Pero si sigues así, te traerá problemas.
-Si lo dices por Vicenta, debería saber que yo no soy...
...como una de esas institutrices. -Está acostumbrada a otras maneras.
-Pues yo soy maestra, Justo.
Me contrataron para que a Pedro le guste aprender por placer.
No por obligación.
En eso estoy de acuerdo con su madre.
Y parece que con nadie más.
-Bueno, no te pongas así, mujer.
¿Quién soy yo para decirte cómo educarle? Soy torpe.
-Tú no eres ningún torpe.
-¿Estás segura?
-Segurísima.
¡Pedro!
¡Pedro!
¿Dónde estará este niño?
¿Le has visto?
-Estará con Marcelina, supongo.
-Pues supones mal.
Marcelina está fuera disfrutando de su tiempo libre.
-No empieces, Vicenta.
-No sé por qué no puede tener una educación como cualquier niño.
-Quizás porque su madre no quiere.
-¿Cómo no va a querer lo mejor para él?
No lo entiendo.
-No cree que eso sea lo mejor para su hijo.
-Tonterías.
-¿Cuándo venía Rosalía?
-Mañana, después de la feria. -Se la veía contenta la última vez.
-Sí, como unas pascuas.
Y ya va para dos años que se casó, ¿eh? ¿Quién lo diría?
-Desde luego, tú no.
Ahora dirás que siempre estuviste conforme con el chico.
Solo digo verdades. -Pues ten cuidado.
Si te muerdes la lengua, te envenenas.
-¡Ah!
-¿Qué pasa?
Un caracol.
-Sí, en medio de la ropa limpia. ¡Esto es cosa de Pedro!
Esa maestra lo malcría. Y esto no puede seguir así.
Hablaré con Encarna ahora mismo.
-Ay, Dios mío.
Qué malos son los celos.
Qué malos.
Ay.
Pruébalo y luego me dices.
Y sin pagar nada. A cuenta de la casa.
-¿Tu mujer te deja?
-Aquí soy yo el que manda.
A tu salud. -Salvador.
¿Estás loco?
-¿Qué pasa? -Se lo estás dando por nada.
-¿Qué quieres? -Hacer negocio.
Para algo ahora la taberna es nuestra.
-De tu hermana que nos prestó el dinero.
-Dinero que devuelvo gracias a lo que ganamos.
Si invitas a todos, no podré pagar. ¿Eso quieres?
-Si compramos la taberna, era para ser independientes.
-Hola, don Enrique. -Hola.
-Esta preocupada. -Las señoras y su dichoso rosario.
Pero aquí estoy, como cada martes. -Ahí tiene su mesa.
-¿Qué, padre? ¿Dispuesto a jugarse el cepillo de los fieles?
-Calla, ateo. Pero ya sabes.
-Si gano, diez céntimos, si pierdo...
-El domingo a misa. -Pero primero tendré que perder.
Mira dónde te habías metido.
Nos vamos a ir a estudiar la lección a los acantilados.
-¡Sí!
-Pero bien abrigado.
Como mañana no me lo cuentes todo, copiarás el libro 100 veces.
-Te prometo que me lo aprendo todo.
-Venga, pues andando.
Hasta ahora.
Me has asustado. -¿Esperabas a alguien más?
-No digas tonterías.
Aunque prefiero que nos veamos en casa.
Cualquier sitio es mejor que este.
-No te preocupes.
Por esta playa...
...no pasa un alma ahora. -No tientes a la suerte.
-Bueno.
Ya la tenté una vez y me salió bien.
-Eh.
¿Qué te pasa?
-Empiezo a cansarme de este juego.
-¿Te has cansado de mí?
-No.
De ti, no.
De no haber sido por mi amigo, el capitán Alcázar, no estaría aquí.
Un trozo de metralla me entró por aquí...
...y el otro casi me secciona la femoral.
Los soldados deberían aprender lo mismo que aprendí yo:
que para ser militar, hay que ser duro.
-¿Te has enterado?
-¿De qué?
-Ha muerto.
-Dos meses.
Hace dos meses dirigía el país.
Qué amargo final.
Si me disculpan, tengo que hablar con Madrid.
-Espero que estas noticias no impliquen lo que todos sabemos.
Señores... -No me pida que lo sienta, padre.
Primo de Rivera era un dictador.
-Todo eso ya no importa.
Que Dios lo tenga en su gloria.
-¿Quiere un poco más?
-No, gracias. -¡Menos diez!
-La vida da más vueltas que estas cartas.
¿Has tenido noticias?
-La última carta fue la que le leí. Cuando el papa le recibió.
-¿Quién lo iba a pensar?
Aquella noche...
...temí no convencerle para que se marchara.
Tienes que estar contento de que haya encontrado su sitio.
Ha llegado muy alto, Salvador.
Ahora es un hombre importante. -¿Volverá?
-Yo lo único que sé...
...es que cuando pienso en Ángel en Roma...
...y veo a los marqueses con su hija,...
...veo que Dios acaba poniendo a los buenos en el camino justo.
-No lo dirá por los marqueses...
Ángel no volverá y no solo por el marqués.
No podrá perdonar lo que le hizo esa mujer.
Todo lo que la amó, pasó a ser odio.
¿Otra?
-Sí.
Compréndanos, marqués.
Vemos la magnitud de lo que quiere, pero también...
...sus riesgos.
Apenas le va a quedar margen de respuesta.
No lo dude.
Lo tenía todo preparado en mi casa, no teníamos que haber venido aquí.
En Riaño no me dejaban trabajar.
He tenido que ganarme la vida como he podido.
Cosiendo día y noche.
Yo es que...
...no podía pasar por aquí.
Se me caía el alma a los pies.
Piensa que gracias al dinero que saque de los muebles,...
...y sobre todo...
...a la generosidad de Conchita, has tenido la mejor atención.
Siento haber descuidado la casa, Alicia, de verdad, lo siento.
-La has defendido.
Es mucho más de lo que podía esperar de mi mejor amiga.
Gracias.
Hasta mañana, Adela. Nos vamos. -Venga, hasta mañana.
-¿Cómo va la vainica?
-En buena hora me metí yo en esto. Menudo trabajo de chinos.
-Huy, le va a encantar.
Te pasa por querer tanto a tu sobrina.
Ella también te quiere. -Sí.
Pues para quererme tanto, bien que corrió para casarse.
-Pero si Pío es un buen marido. -Sí.
Tú sí que eres buena. -Oh.
Y con todo lo que te hace pasar Vicenta.
Pero si puedes, no lo tengas en cuenta.
-La vida no le ha puesto las cosas fáciles, y yo he tenido mucha suerte.
-Y nosotros contigo.
Cuando Justo empezó con lo de las cartas,...
...yo llegué a pensar que tú eras una...
Una fresca.
-¿Y ahora te parezco una maestra beata?
-¡No, qué va!
¡Si me encantas!
-Deja ya la cháchara, se hace de noche.
-Justo.
Que sepas que me has robado la frescura.
-Cuando acabéis, nos vamos.
-Qué poco sentido del humor. Algo tenía que faltarle.
-Anda.
Este no espera. -Hasta mañana.
-Hasta luego, Adelina.
-Hasta mañana, Justo.
Ay.
Iré a Madrid al entierro.
Es lo menos que puedo hacer.
La pena es no haber podido acompañarle desde París.
-Hablando de París...
Me lo ha enviado Alejandro.
A ver si puedo traducir.
Aquí.
Donde la creadora Coco Chanel tiene a su...
Bueno, esto querrá decir...
..."su mano derecha", Alejandro Hermosilla,...
...situándose como los reyes...
...de la alta costura parisina. -A ver.
¡Vaya con Alejandro!
Y yo pensaba que todo eso eran tonterías.
-Ahora no es normal que se dedique a trapitos.
-Además de olor a muerto algo bueno viene desde París.
-Una cigüeña, ¿eh?
Pero espero que cuando venga, el niño que deje...
...tenga más seso...
...que todos los hombres de esta familia.
Hijo, invita a comer a Fernando.
Hace mucho que no lo vemos. -Claro. Bueno.
No sé si querrá venir, es un hombre solitario.
Ese entierro hará que se junten los reaccionarios,...
...pero el gobierno está débil y el rey cada vez más solo.
Y eso se lo van a hacer ver.
También nos movilizaremos en las ciudades pequeñas.
-Eso es. -Tienen que saber que estamos aquí.
El marqués compra tierras...
...y dirá que saca hierro, cuando no es solo eso,...
...pero no nos compra a nosotros, eso se ha acabado.
-Así se habla, Salvador.
-Si las tierras son suyas, nos tiene a su servicio,...
...pero si no, ¿qué opción tenemos?
-En Rusia han empezado a colectivizar la tierra.
Los beneficios son para los trabajadores.
-Pues que venga la República.
Los que piensen que están solos,...
...verán cuántos somos. -Salvador.
Mami.
Militar y republicano, sí. Somos muchos.
Y leales.
-Pues muy bien por usted, pero preparamos las fiestas de S. José.
-Si me he enterado de esto,...
...quiere decir algo.
Si he venido solo, también.
Lo mismo podría decir yo de un familia del marqués de Castro.
Y del hermano de un cura que hace carrera en el Vaticano.
A ver... Yo no sé por qué vosotros estáis aquí.
A mí me han enseñado a amar a mi patria.
Quiero lo mejor para ella.
-Vámonos a dormir. Se ha hecho muy tarde.
-Todos vamos a ser necesarios.
Deja de darle vueltas.
Es normal que tu padre pregunte por los hijos.
El tiempo hará que sus comentarios...
...sean más habituales.
Hasta que la gente se olvide de hacerlos.
Viviremos con ello.
-¿Crees que puedo conformarme?
Esa metralla mató algo muy importante para mí y para mi familia.
Solo me queda esperar que no mate a nuestro matrimonio.
A veces me cuesta mirarte...
...sabiendo que no volveré a ser un hombre.
Es un sacrificio muy grande para una mujer.
-No digas tonterías.
Trata de descansar.
No sé por qué te empeñas en dormir aquí.
No se puede ni respirar del polvo.
-No podría dormir en ningún otro sitio esta noche.
Han sido cinco años fuera de casa.
-¿Necesitas algo?
-No.
-Yo tampoco he hecho otra cosa en estos cinco años más que esperar.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
Buenos días.
Aquí tienes el café.
No.
No, nada.
¿Qué ha hecho quién?
No, no, no. No es eso.
No pasa nada, Encarna, no tiene importancia.
-¡Vicenta!
¡Si es mi princesa! ¡Pero qué guapa!
Qué grande estás.
-Hola, tía Encarna.
-Hola, Victoria.
Pero qué guapa estás.
¿Vienes conmigo a la cocina?
¡Es un militar! -Hacedle caso.
Guardad la calma. -¿Cómo quieres que estén tranquilos?
Es la sombra de Hugo de Viana. -Ya podría habernos denunciado.
-A lo mejor quiere más información. -Ya está bien, Visi.
-Si queréis acabar en la cárcel, no contéis conmigo.
-Pero ¿qué te pasa?
-Que tengo miedo, Salvador.
No veré cómo perdemos lo que hemos conseguido.
-No demos la espalda a lo que ocurre.
-No, ni al pasado.
Y tú tienes un pasado.
No quiero que vuelvas a la cárcel. -Prometo que no pasará.
-¿Cómo puedes prometerme eso?
Utilizas la taberna para hacer reuniones políticas.
No quiero consumirme de angustia como tu madre.
No perderé todo lo que tengo y que tanto me ha costado.
No quiero.
Todo arreglado, señor marqués.
En esos terrenos hay una ermita.
No es sencillo vender tierra consagrada.
Por eso su Ilustrísima ha querido el beneplácito de toda la jerarquía.
A eso hay que sumarle el cese del legado.
Hoy no, tengo obligaciones.
El señor obispo me espera.
Gracias, señor marqués, es un hombre generoso.
Por lo menos a ti las monjas te enseñaron cómo ganarte la vida.
Mi Rosalía debió ser bruta y no ha sacado nada.
-No, Rosalía es lista.
Si no le gustaron las monjas, razón no le faltaba.
-Me hubiera gustado que fuera maestra.
-Desasnar asnos no está ni bien pagado ni bien visto, Adela.
Pero siempre me gustó.
-Ay...
-Si alguien le dice al niño que se puede estar sentado cinco minutos,...
...seguro que no pasaban estas cosas.
-Eso también se lo podrías decir tú.
-Eres tú la que lo tienes que educar.
-Y eso intento.
-Tú lo has dicho, lo intentas, pero no resulta.
-Bueno, haya paz,...
...que esa figura no es porcelana buena.
-Esa no es la cuestión.
Lo estás maleducando. A veces hace falta mano dura.
-Estoy educando a un hombre responsable...
...y no usaré el castigo.
-Las intenciones solo no cuentan.
En esta casa,...
...no.
-¡Tía!
(RIENDO) ¡Mi neniña!
¡Anda!
Golfilla mía, mi niña...
Tenías que vender la casa, empezar en otro sitio.
-No.
-¿Cómo vas a hacer para volver a abrir?
No sabes lo que hay que meter aquí. Habría mucho que hacer.
-Eso no me para.
Tengo planes.
Para saber si puedo llevarlos a cabo, debo hablar con Conchita.
-¿Con Conchita? Pero si está en París.
-Lo sé.
Ella siempre me ha ayudado y seguirá haciéndolo.
-Pues mucho dinero va a tener que mandarte para volver a abrir.
-¿Quién dice que vuelvo a abrir?
-Yo creía que sí.
-Hay ciertas cosas que han cambiado para siempre.
No tiene sentido volver al pasado.
-Voy a por lejía.
Pero con la de trabajo que da esto, tía.
Ay, madre...
-Ay, si te gusta la mitad que a mí esta nata, bien empleado está.
-Claro que me gusta. Esto es una maravilla.
-Y toda la leche que has traído. Le diré a Vicenta que te la pague.
-Ay, no me debe nada. -Solo faltaría. Y en una casa así.
-Se la he traído a usted, no a la casa.
Luego haga lo que quiera.
-Muchas gracias, mi neniña.
Por lo que veo, el negocio va bien.
-Daba mucho trabajo,...
...pero también da dinero.
Pío no para.
-¡Ay, Dios!
Yo he sido tan bocazas...
Y resulta que ese rapaz es oro en paño.
-No lo sabe usted bien, tía.
-¿Y te trata bien?
-Sí, muy bien.
-Ay, mi neniña. No sabes cuánto me alegro...
...de verte tan feliz.
Ay...
Hoy en día encontrar un buen marido...
...es casi más que que te toque la lotería.
-Ni que lo diga, tía.
No sabe la suerte que tengo.
-¿Pero...?
Pero mi neniña, ¿qué tienes, "filliña" mía?
Ven aquí, anda.
Ven. Siéntate aquí, pero ¿qué pasa, mi neniña?
¿Qué te pasa? -Nada, de verdad, nada.
-¿Cómo que no? Cuéntame qué te pasa.
Ay, mi niña.
Venga, venga.
Ay, mi niña.
Viene dormidita.
La señora de Viana está en la sala.
Lleva más de tres cuartos de hora.
-Sí.
No. Quiero decir que he venido a ver si estás bien.
No sé, podrías haber tenido noticias.
¿No has hablado con Gonzalo?
No sabes nada.
Señor.
Discúlpeme, señor. Vámonos, pajarito.
¡Aurora!
¡Aurora, espera!
Discúlpeme, señora, se me escapó.
-A papá no le gusta Carmencita y a mí tampoco.
No la quiero.
¿A Carmencita le gusta el té?
-Vamos, que te voy a poner muy guapa.
¿Por qué el nuevo legado papal quiere cerrar aquí el acuerdo?
-Lo importante es el contenido del contrato.
-El marqués tiene un despacho que reúne las condiciones.
-Puede que el legado papal no se fíe de entrar en sus dominios.
Que prefiera tenerlos a todos por testigos.
-Tonto no es.
-El marqués se convertirá en el dueño de toda la comarca.
-¿Es que ya no lo era?
Las tierras en manos muertas no son rival.
-Igual el ejército le vende las suyas.
-Imposible.
Son vitales para la seguridad nacional.
-Ahí está.
Está contento. -Se cree más importante que el rey.
Miau.
Es un hecho que cada vez está adquiriendo más tierras.
¿Inquietud? No.
Si acaso, curiosidad.
Como la de todos los que estamos aquí.
-No tienes por qué dar explicaciones.
Primero fueron las Presillas.
Entonces pasaron desapercibidas, pero ahora,...
...no nos creemos que solo sacas hierro.
No.
Está claro que goza de todo tu interés.
Me parece estar oyendo a Ricardo Márquez.
Salvador.
Fuera tienes tres cajas más.
Primera calidad.
-Nuestro aguardiente. -Hay que probarlo.
Buen trabajo.
-Lo malo es que reventé el alambique.
-¿Y vas a volver con tu padre?
-No, no. Cualquier cosa menos volver a faenar.
Si mis hermanos se quieren jugar la vida por ese patrón, allá ellos.
Ya veré cómo salir.
¿Se sabe algo?
-Los pasquines están preparados. Todo sigue adelante.
Probad ese aguardiente que nos sacará de pobres.
-Por el futuro. -Porque llegue pronto.
Ángel.
Hermano.
Señora, la comida ya está lista. ¿Esperamos al señor?
¿El señor?
¿Cómo no dijiste nada en la carta?
-Lo has conseguido.
Las cosas cambian, afortunadamente.
-Visi. -Ya voy.
Aunque no tanto como quisiéramos.
-¿Te quedas definitivamente?
Pudiste escoger destino y elegiste este.
El marqués no olvida.
¿Estás seguro?
¿El padre Ángel?
-¿Es que acaso no le conozco?
Le habrá sentado al marqués como un jarro de agua fría.
No me cae bien el padre, pero por ver la cara de Gonzalo merece la pena.
-Nuevo legado papal.
¿Sí? Sí, páseme.
Román, ¿qué tal?
¿Qué?
Tranquilícese.
¿Seguro? Enseguida voy para allá. No se preocupe.
-¿Qué pasa? -Debo ir a capitanía.
Dos soldados iban a lanzar pasquines sobre la ciudad.
-¿Pasquines? -Pasquines republicanos.
-Militares no pueden ser. -El enemigo en casa.
-¿Qué pretenden? ¿El caos como en Rusia?
-Y Fernando les va a defender.
-Fernando. -Me voy. A ver si me entero qué pasa.
Con que el caballerito se ha escondido para no ir a clase.
A ver.
Qué bonito.
Te propongo un trato. ¿Te acuerdas de que estudiamos los cedros?
-Sí. -Bueno.
Si llegas antes que yo al del jardín...
...dibujas una locomotora y te digo por qué va tan rápido.
¿De acuerdo? -De acuerdo.
-Pues preparados, listos,...
¿No has notado nada raro en ella? No sé, algo fuera de lo normal...
...que te haya llamado la atención. -Vamos a ver, Vicenta.
La señora Encarna es joven y rica.
Y desde que murió Pablo ni un hombre ha entrado.
Ya le ha guardado luto.
Pues ahora quiere hacer su vida, allá ella.
-No quiero que tenga líos, es de esta familia.
-El problema no es ella, eres tú.
Crees que todo es culpa de los hombres.
-¿A qué viene eso ahora?
-Te dije que a Rosalía le pasaba algo...
...y no me lo quería decir. ¿Qué me has dicho?
-Que si Pío no le trata bien. ¿No lo has pensado?
-Sí. Y también que puede estar enferma. Dios no lo quiera.
-¿Tú qué haces aquí? ¿Y Marcelina?
-¿Dónde está el cedro?
-No sé, pero el alcornoque está aquí.
-Vuelve a clase.
¿Tú le has visto?
-Mujer, es que es un nene.
Un niño.
"La monarquía se ha suicidado".
"El rey ha abjurado de la Constitución".
"Que el pueblo elija sus gobernantes".
"Nunca más un hombre que rija una nación sin pasar por las urnas".
"Viva la República".
-¿Disfrutando de la lectura? -Perdona.
Se me fue el santo al cielo. -No me extraña.
Pedro corretea por toda la casa.
-Sí, tienes razón. Voy a buscarle.
Mira dónde has llegado. Es más de lo que soñé siempre para ti.
-Buenas tardes, ilustrísima.
Padre. ¿Se quedará a cenar? -No, no. Gracias.
Quería tenerlo acomodado. No podía trabajar entre tanta suciedad.
Haberme dicho que necesitabas un ama. Te hubiera buscado una del pueblo.
Alguien tan joven puede dejarte.
¿Es ella? Aún así no me parece conveniente que esté aquí.
La gente hablará.
No subestimes el daño que pueden hacer.
¿Qué va a ser de ella cuando te reclamen en el Vaticano?
Mira.
La señora Basilia trabaja para los Arriaga.
Podría venir a servir aquí mientras dure tu estancia.
Carmelita puede ocupar su puesto.
Bueno, y ahora dime, ¿cómo es nuestro Santo Padre?
Has llegado muy lejos, hijo mío. Muy lejos.
Usa tu influencia para cumplir la voluntad de Dios...
...y no la tuya.
¿Estás seguro? Tienes en tus manos al marqués de Castro.
¿A qué has vuelto?
Tu hermano ha vuelto. Deberías estar contento.
-Si las circunstancias no fueran las mismas...
-Salvador.
Han detenido a Fausto y a los soldados.
-Te lo advertí. -Calla. ¿Qué más?
-Fausto va al penal y los soldados a capitanía.
-¿Seguro? -Alguien se habrá ido de la lengua.
-Ese militar.
Como me lo eche... -Más bajo.
Si los acusan de traición, los matarán.
-¿Qué hacemos?
-Dejemos la reunión. No sea que los militares estén avisados.
Intenta enterarte de más.
Con cuidado.
¿Qué necesita? -Me mandó recado para usted.
De dentro apenas se puede salvar nada.
Las camas están llenas de carcoma. -Tranquila, no pasa nada.
-Se acaba el dinero y seguimos sin saber de Conchita.
-La gloria de este sitio pertenece al recuerdo.
Hay que empezar...
...de cero.
-¿Cómo? Esto es lo único que sabemos hacer.
-Piénsate bien lo de reabrir esto. Conchita no va a poder ayudarnos.
Con Primo de Rivera muerto bastante con que salga ella.
-Confía. Es una mujer con recursos. ¿A qué vamos a dedicarnos?
¿Cómo has cambiado tanto?
Pregúntame algo sobre él y sabré que eres la misma.
-Él vendrá. Más pronto o más tarde, pero vendrá.
-¿Habrá de sobra? A la niña...
...le encantan y vuelan.
-¿No será por qué les das un repaso? -Adelina.
-Anda, que te conozco de sobra.
Venga, siéntate y tómate un par de ellos antes de irte.
¿Rosalía y tú os seguís viendo?
-De vez en cuando.
Como están tan liados, voy al monte con ella y Pío.
-Ya.
Pues necesito que le digas cualquier tontería y te la lleves de paseo.
Las dos solas. -¿Para qué quiere que haga eso?
-Le pasa algo y no me lo quiere contar.
Seguro que contigo no tendrá tantos reparos.
¿Es verdad?
¿Has pedido ser su abogado?
-No pretendían lanzar un alzamiento, solo difundir ideas republicanas.
-Con nuestros aviones. -Sí. Y por eso recibirán una sanción.
-Sanción ejemplar. No podemos dar una imagen de condescendencia.
No permitiremos actos así.
-¿Y ajusticiar por lanzar papeles?
-Fernando.
Si alguien te presiona para hacer esto, puedes contar conmigo.
-Nadie me presiona. Les defiendo porque es lo que yo mismo pienso.
-Por Dios. Eres un sentimental, pero ahora no nos puede temblar el pulso.
-No voy a condenar a muerte a unos hombres por sus ideas.
Políticos de Madrid se expresan a diario en teatros llenos.
-No son militares.
Juramos lealtad al rey. -No.
A la patria. Sea cual sea la forma de gobierno de la que el pueblo quiera.
-Te lo advierto, Fernando. Los ojos de todos estarán en ese juicio.
Acierta en el lado que te pones.
Tu carrera se habrá acabado.
¿Va a salir?
¿Y cuándo no? No es eso, es que...
...creo que es suyo.
¿Para qué sirve un rey que se lava las manos?
No me extraña que los partidos no participen.
Pero en este país no se pueden decir algunas cosas. Es mejor callarse...
...y tener cuidado.
Guárdelos en un lugar más seguro.
Diré que va con su hermana y no vendrá temprano.
¿Cómo dejasteis que entrara ese militar?
Encima remata la jugada.
-¿Por qué iba a interceder por ellos?
-Para que nos confiemos.
Solo les importa el nombre de los comités.
-Sí. Hagámosle una visita.
-Esperemos. -¿Desde cuándo manda ella?
-Y ellos que se ceben con los nuestros.
-Fausto es nuestro amigo, joder, nuestro compañero.
Puso su imprenta a nuestro servicio. Se la jugó.
Y vamos a dejar que se pudra por esa rata.
¿Quién está conmigo?
-Ahí tienes tu votación.
-Os vais a arrepentir.
Os vais a arrepentir.
Esto no se va a quedar así. Vámonos.
Un mensajero del arzobispado lo trajo.
¿Necesita algo más?
¿Va a mandarme a otra casa?
Eso me da igual.
Y lo está haciendo.
Siempre estaré en deuda. No solo por mí...
...sino por ayudar a mi padre.
Se arriesgó para que mi padre muriera con Dios.
Es usted un santo.
No me mande a esa casa. Quiero quedarme aquí con usted.
Puede confiar en mí.
Nadie será más leal.
Gracias, padre. No se arrepentirá.
Soy consciente, señor marqués, pero es una decisión del legado papal.
No puedo hacer más.
Eso fue hace mucho. Ahora es el más alto representante del Santo padre.
Y yo un simple cura.
Me trasladaba su preocupación por la tardanza de la venta de las tierras.
¿Pensabas encontrar a una loca haciendo un aquelarre?
-¿Sabes qué dicen de ti?
-Tengo una ligera idea.
¿Eres feliz?
Ella sí era para ti.
Siempre lo supe.
Pero me costó reconocerlo.
-¿Cómo estás?
-No te preocupes. Los fantasmas del pasado han quedado en el olvido.
Estoy en casa y pienso aprovechar esta oportunidad...
...para volver a empezar.
Esta vez sola, como siempre debió ser.
-Me alegro mucho por ti, de verdad.
-Tú también has cambiado.
No pareces el mismo de antes. -Ahora tengo esperanza.
Confío en que los nuevos tiempos mejoren las cosas.
-Eso espero con todo mi corazón.
Gracias por la comida. Nos hacía falta.
-Manda recado con quien sabes.
No quiero que Visi se disguste. -¿Te ha contado qué piensa hacer?
-Solo me habló de empezar una nueva vida.
¿Qué pasa?
-Conmigo tan poco suelta prenda. Me da miedo.
-¿Crees que no se recupera? -No es eso.
¿Y si no quiere decírmelo porque no cuenta conmigo?
-Alicia nunca haría eso. Tú siempre has estado a su lado.
-Pero no sé qué piensa. Está cambiada.
-No. Tiene la misma mirada de antes.
De alguien que no se rinde. Como cuando...
-¿Qué piensas?
-Nada, pero atenta. No le dejes cometer ninguna locura.
No se preocupe.
La señora y la niña han ido a la iglesia.
Pero cómo está de grande mi princesa.
¿Has vuelto a crecer?
Mira lo que tiene la tía Isabel.
¿Cómo estás? Hugo me ha contado lo que pasó con el legado papal.
No creo que deje las diferencias del pasado.
Y más estando tú.
¿No lo sabes?
Gonzalo no te lo ha dicho.
Ángel ha vuelto.
Él es el nuevo legado papal.
Acabo de verlo en la iglesia.
Si necesitas algo, dímelo.
Será desgraciado. -¿Qué pasa?
-Uno que quería sacar tajada. ¿Nunca nos van a dejar en paz?
-Tienes que tener paciencia. -También ha llegado esto.
Es de París.
-El dinero que necesitamos para empezar.
-¿El qué? -Ya te lo explicaré.
Tengo que ir al banco. Pero no con este vestido.
-Lo importante es coger el dinero. -No da igual.
-Son muy importantes las apariencias.
Había guardias civiles por todas partes.
¿Te gustan los dulces de Adelina? -Sí.
-Yo me voy a tomar diez...
...diez pasteles.
-Yo ocho.
¿Adelina te dio un chocolate? -Sí.
-¿Y estaba rico? -Sí.
-Qué suerte.
Voy a cambiarla.
Disculpen.
Ha llegado esta nota.
"EL REGRESO" Cinco años después de que los planes de Gonzalo se truncaran debido a la fortaleza física de Victoria, quien continuó con su embarazo, la duda de su paternidad será un lastre que arrastrará día tras día.
Histórico de emisiones: 16/11/2009 y 23/11/2009
Añadir comentario ↓
¿Por qué no se escucha el sonido de La Señora vía el App para IPad 4?
Quisiera saber porque no se pueden ver los capítulos que ya transmitieron, o si se ven los cortan a la mitad!
deberian poner los videos en varias calidades, para que pesen menos y vayan mas fluidos con conexion 3G. o dar la posivilidad de precargar el video entero antes de verlo, para q no tenga interrupciones.
Espectacular Angel como legado papal. Magnífico!!!
No se ve el capitulo