2009-2016
Mueve. (CON ESFUERZO) -¡Ay!
Hay que imaginarse que Portugalete en aquella época
era una ciudad con muy pocos habitantes.
Igual eran 2000 habitantes como muchísimo.
Teníamos bastantes fondas, el hotel...
Teníamos, sobre todo los veraneantes, y poco más.
Lo único que figuraba era la playa y la zona de la margen derecha,
todo esto veríamos campo, lo que es esto de alrededor.
Y luego, el tráfico fluvial pues que sí era importante
porque teníamos un comercio bastante importante
con distintas partes de países europeos.
Palacio tiene la idea, para mí, bajo la documentación
que va llegando a sus manos.
Habla con Arnodin, que era constructor de cables.
Inventa un sistema nuevo que era el cable de torsión alternativa,
un cable que tenía mucha más resistencia que los tradicionales.
Y tienen una visión conjunta de un proyecto
que yo creo que la idea nace de lo que es Alberto de Palacio.
Y, entonces, Arnodin le da unos puntos teóricos
que a Palacio se le escapa,
como es la sustentación de la barquilla.
Está proyectado para ser levantado exactamente,
aproximadamente, en nueve meses.
Tardan tres años en construirlo.
El proyecto inicial no llegaba a las 300 000 pesetas de la época.
Al final, pagan cerca de un millón.
Hay que tener en cuenta que este es el primero.
Pero que a imagen y semejanza de este,
se hicieron luego 23 en todo el mundo.
No le dan la importancia en ese momento de lo que es la obra,
pero sí se la da Palacio después, cuando ve que Arnodin
pues hace... mucho dinero haciendo puentes como este
en todo el mundo, y vendiendo la patente a otros países
para que hagan puentes muy similares.
Era un personaje muy valiente, muy audaz,
que tuvo una vida muy azarosa, que perdió el arraigo
cuando se le murieron los padres cuando él tenía muy pocos años.
Cuando tenía menos de tres años, más o menos.
Y él llega posteriormente, de muy niño, a Portugalete.
En Portugalete vive en casa de su familia.
Posteriormente, estudia en Carrión de los Condes.
Se hace arquitecto, se marcha a París
e intenta convertirse en un hombre del Renacimiento
en aquellos momentos.
La primera es "sueños".
Yo no sé cómo diseñaba sus obras, pero yo creo que las tenía
que diseñar cuando estaba soñando
con el éxito, con la grandiosidad.
Yo diría también "posteridad".
Este era un hombre que quería ser
más importante que todos los de su época.
Y la tercera cosa "artista".
Porque la mayoría de sus obras no son exclusivamente útiles,
son útiles, pero están basadas en el arte
la mayoría de lo que ha hecho.
Es mucho más importante la obra que no llegó a realizar
que la que llegó a realizar.
La que llegó a realizar es muy espectacular, es importante,
pero la que no llegó a realizar y en la que se encontró
con la negativa de quienes eran mucho más cobardes que él,
sí que era realmente majestuosa y muy ambiciosa.
Si a esos diseños se llegan a llevar a efecto,
hubiera sido una figura extraordinaria,
excesivamente extraordinaria casi.
Hay que tener un dedo acá.
Es que toda la construcción, o sea, es tornillo y tuerca.
En realidad, el puente es un mecano, pero en grande.
Hoy en día, con Internet, lo tenemos muy fácil.
O sea, buscas en Internet "puente colgante",
y entonces ya recibes información más o menos de lo que quieres.
Luego, claro, la medida real, ya tienes que jugar un poco
con el espacio que tienes y también con las piezas que tienes.
La arquitectura de hierro es algo tan sencillo
como retomar tipologías que ya conocíamos,
pero introduciendo el material de hierro,
que es material que desde principios del XIX
ofrece la industria, que es especialmente adecuado
para estas nuevas tipologías arquitectónicas
que demanda la ciudad moderna e industrial.
La arquitectura del hierro es arquitectura moderna.
Además, tiene esta consideración, no solamente por parte
de los arquitectos, que son ciertamente reacios
a incorporar estos materiales que de alguna manera
no están testados por la tradición.
Tenemos que recordar que venimos del material noble,
que venimos del sillar, que venimos de la piedra.
Cualitativamente, la formación del arquitecto debe dar un salto
muy importante hacia la técnica, hacia la cientificación
y hacia la industrialización de los procesos constructivos.
Para el ingeniero ese proceso es mucho más natural
que para el arquitecto.
Palacio ejemplifica un poco de manera excepcional
las posibilidades que ofrece integrar esas dos facetas de la actividad.
Se puede tender una línea desde estos puentes originales,
ingleses o franceses, que se adapta tal tipología en España,
tanto como desde las primeras décadas del XIX,
con diferentes versiones, hasta este puente de Vizcaya,
que hace de cierre de fin de siglo,
de cierre de ciclo también respecto a la tipología.
En patrimonio es un elemento interesante,
la cuestión de la excepcionalidad, es el último de su generación.
Es muy curioso, porque tenemos diferentes tipos
de obras de acero en el museo. Tenemos obras en aceros inoxidables,
por ejemplo, las obras de Jeff Koons, "Tulipanes",
que son unos globos de una fiesta infantil, unos tulipanes hinchados,
que te dan la sensación de ser muy livianos,
pero muy pesados al mismo tiempo, porque están hechos de ese material,
pero te da una sensación de permanencia, ¿no?
Por otro lado, tenemos el acero en Richard Serra,
que lo utiliza de una manera totalmente diferente.
Richard Serra, cuando transitas por "La materia del tiempo",
transitas entre los materiales, entre la pesadez de esas planchas
de acero, que pesan toneladas.
Son toneladas que se sujetan ellas solas.
Todos son artistas que trabajan con el material, en el caso de Chillida,
en el caso de Richard Serra,
trabajan con las características del material.
En el caso de Oteiza, es muy diferente.
Oteiza, el material es un elemento más para producir
su proceso experimental.
Y si nos fijamos en esas primeras piezas en hierro,
hay muchas que tienen referencias a los aperos de labranza
que se utilizan aquí en los caseríos.
Entonces, sí existe en cierta manera esa relación
con el material y con la tradición.
En el caso de Richard Serra, él mismo lo dice y lo transmite,
es un material con el que se siente cómodo,
porque es un material que conoce desde que tiene 14 años,
con el que ha trabajado.
Euskadi y hierro son sinónimos, y en ese sentido,
sería imposible concebir una obra de esas características
en otro lugar en el que no hubiera tanta vinculación
entre el hierro y nuestra actividad social, económica,
política, sindical... Está absolutamente vinculado,
y es que es inevitable.
Es un horno alto que formó parte de la gran siderúrgica
del sur de Europa, Altos Hornos de Vizcaya,
que formaba parte de un conjunto de tres hornos en la factoría de Sestao.
Es el icono del proceso de revolución industrial,
porque no se puede entender, en este caso,
la industrialización en Euskadi,
si no es a través de la importancia que la siderurgia tuvo,
y la producción de hierro.
Yo creo que lo que produce es un cambio iconográfico,
y en ese sentido, yo lo considero la puerta de entrada,
de alguna manera, a este mundo industrial
que era todo el entorno del Bilbao metropolitano,
porque todos los buques que entraban, lo primero que veían
era la majestuosidad del puente,
y cuando salían, era la puerta de despedida del Bilbao industrial.
El puente, ahora que lo veis aquí por fuera,
es exactamente igual que en el siglo XIX,
pero por dentro, todo lo que es la potencia y las comunicaciones,
están en lo último de lo último.
El puente fue de las primeras instalaciones en España
en tener fibra óptica de emisión lateral, por ejemplo.
Los motores que ahora llevan el carro están guiados con un sistema
vectorial de control de potencia, lo hace ser suavísimo.
El carril sobre el que rueda el puente es de diseño nuestro.
Para manejarlo, no hay una persona acelerando y parando,
sino que hay hasta tres o cuatro ordenadores combinados,
que están atendiendo a la situación de las puertas,
a la carga que lleva la barquilla, al punto en el que están...
Es una cosa muy compleja, que exige un cuidado continuo,
porque esto funciona de manera semiautomática,
la persona solo dice: "Adelante, que no hay barcos".
Uno de los objetivos, cuando llegó esta nueva empresa al puente,
era recuperar todo aquello que hubiera estado
entre las ilusiones del que lo inventó, del que lo creó.
Una de ellas era que el carro fuera autónomo,
y otra era que el puente fuera visitable.
Cientos de interferencias de ensayos...
Esa pregunta es muy difícil de contestar.
Si el puente se cuidara mal, le quedaría muy poca vida,
porque todos los elementos de hierro, de acero,
en un ambiente como el que estamos, hostil,
sabes lo que es la lluvia ácida,
sabes lo que es una atmósfera de oxígeno,
están condenados a la corrosión, es decir, no pueden mejorar.
Cualquier pedazo de hierro, de acero que dejes a la intemperie,
no puede mejorar, siempre empeora.
La cuestión es que hay que cuidarlo muchísimo,
nosotros medimos, auscultamos diariamente el puente
para saber cómo está.
Hay un equipo de conservación, y una asesoría continua,
y está continuamente vigilado, continuamente auscultado.
De momento, espero que tenga mucha vida.
Vas a bajar tú sola, ¿vale?
Me lo has pedido expresamente.
Vamos a enganchar sin prisa.
Uno, dos...
Se profundiza en los aspectos esenciales y triviales de la obra a través de entrevistas a expertos, visitas a lugares relacionados con la obra, búsqueda de archivo gráfico y un largo etcétera que dependerá de la obra escogida