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Aunque Defensa anunció en un principio su paralización, Arabia Saudí recibirá finalmente las 400 bombas de precisión que ha comprado. La decisión tranquiliza a los trabajadores de astilleros que durante toda la semana han protestado por miedo a perder otro pedido saudí que garantiza su futuro. A las ONG, en cambio, les preocupa que las bombas se utilicen contra la población civil en la guerra de Yemen. Piden al gobierno un estricto control de las exportaciones de armas españolas a gobiernos autoritarios. Un equipo de 'Informe Semanal' ha cubierto en Cádiz las protestas de los trabajadores y ha entrevistado a responsables políticos, ONG y expertos en armamento sobre el difícil equilibro entre la ética y el negocio de la venta de armas.
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