Su carrera estuvo marcada por las esperas, las pausas, la emoción y los éxitos escalonados. Dicen quienes conocen bien el arte del toreo que sus faenas y su peculiar estilo de torear rezumaban solemnidad, empaque, espaciosidad, templanza. Curro Romero se retiraba de los ruedos hace 15 años tras casi medio siglo de leyenda. Y anunció su marcha, con la misma actitud con la que se enfrentaba al toro dandole las femorales, templando, bajando las manos y sin ligereza, más bien, con reposo. Fue durante una entrevista en el programa Clarín a nuestros compañeros de RNE. Ese día quedaban atrás 46 temporadas, sus tardes en Las Ventas o en La Maestranza, ese toro que se negó a matar en el 67 en Madrid, la noche en prisión, y la puerta grande el día después en Las Ventas. También sus cornadas, la Feria de abril. Curro se fue dejando en el ruedo la esencia de un genio, el Faraón de Camas.
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