Dirigido por: Ana María Peláez
Serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2 y en RTVE.es. Dirigido por Ana María Peláez
Hace falta sentar qué es el hombre.
Que el hombre es mi cuerpo. Yo, mi cuerpo.
La arquitectura tiene posibilidades de construir un mundo mejor.
De ayudar al hombre a construir un mundo mejor.
Decía Oiza que pensaba en ser arquitecto,
no porque le pareciera la arquitectura la cosa sublime
que luego fue para él, estando con su padre,
sino porque su padre era un hombre bueno.
Y pensaba que él tenía que ser arquitecto
para ser un hombre bueno como su padre.
-El maestro está obligado, de alguna forma, a rechazarte.
A decirte...
A tirarte al agua y espabílate para ir nadando.
Y consigues distanciarte de él por lo que te ha enseñado.
Oiza lo era.
Usted, a estas alturas, ¿qué sería? ¿Arquitecto, diseñador...?
Bombero, como siempre, ¿no? -Es un sueño el ser bombero.
Atravesar la ciudad tocando una campana,
tratando de salvar a alguien de un fuego.
Hachazos.
Agarrar a una doncella a lo largo de una escala.
Apártala de las llamas. Es heroico.
-¿Qué cree que ha aportado a la arquitectura?
-Creo que nada. Me ha dado felicidad la arquitectura,
pero creo que he hecho mucho daño.
Es una de las cosas que más me interesan en la vida.
Entender que todos somos creativos y todas las profesiones son hermosas.
El arquitecto es de las peores. Para empezar, de las peores.
De las más odiadas y no interesante.
Pero un buen cartero, un buen repartidor...
-No tiene precio, ¿no? -De verdad, se lo digo seriamente.
El reconocer que el hombre hoy cumple un trabajo esforzado,
sin premio, sin aspiraciones. Es lo más triste.
La ciudad lo manifiesta.
Lo mejor es que dejes la casa y te hagas arquitecto.
-¿De qué creación suya se siente más satisfecho?
-De la obra que he realizado en contacto con Jorge de Oteiza.
Me he sentido en él como un padre espiritual, como...
Como he dicho, como un padre.
La obra que he realizado con Oteiza, sea la basílica de Aránzazu,
o la no realizada capilla en el Camino de Santiago,
me parece que son las obras más entrañables.
Una porque está hecha, y la otra porque está soñada
y era tan hermosa como la hecha.
"En esta paz bucólica, donde suenan las esquilas de los rebaños,
un pastor, Rodrigo de Balzategui, oyó un dulce y misterioso tintineo,
y encontró sobre un espino la imagen de la Virgen,
que desde entonces llevaría el nombre de Aránzazu,
que significa zarza.
Con los religiosos franciscanos descendemos al santuario.
Fue construido por los arquitectos Sáenz de Oiza y Laorga,
a los que se adjudicó en concurso nacional.
Ambos han procurado que su estilo entone bien con el paisaje
mediante el empleo, en su ornamentación,
de las puntas de diamante,
para recordar las rocas afiladas y los espinos".
Oiza era un hombre extraordinariamente inteligente.
Y extraordinariamente capaz.
Con un temor a que esa excepcionalidad de su inteligencia
le hiciese ser menos querido por los otros.
Vivíamos en el santuario capitaneados por Jorge Oteiza.
Oteiza, aunque fue el escultor encargado de la fachada,
rápidamente nos mostró su fuerza de líder,
su gran vocación pictórica o escultórica,
su verbo aterrador, corajudo y violento como era,
pero con una fuerza de arrastre impresionante.
Nosotros conocíamos al equipo encabezado por él
como el verdadero equipo de Aránzazu.
-El vuelo no está en el viaje a donde era el destino.
El vuelo está en volar, en volar.
La poesía es volar, sentirte pájaro.
Y desaparecer como pájaro
en una corriente de aire, en un viento.
En un ciclón que se lleve toda esta mierda de la tierra.
-Seguramente, la ocasión de Oiza de conocer a un personaje...
tan genial, en el mejor y peor sentido de la palabra,
como Oteiza. Pero al mismo tiempo...
conecta Oiza con lo más avanzado del arte en España en ese momento.
(HABLAN EN EUSKERA)
Es "Oita", y algunas... -"Oita", con "T".
-Yo creo que es el mejor arquitecto en la península,
pero por mucho, ¿eh? -El mundo de arte
en la proximidad de Jorge Oteiza, eso era todo.
Ya no había manera de cambiar las piedras.
Debían ser cristales en vez de piedras.
Prismas transparentes, luminosos. Y se convirtió aquello
en una especie de magma. Tristona, ¿no?
-Tiene la noción del espacio interior,
que es bastante religioso, bastante sereno.
Lo que no sé es cómo empezó.
Convocaron el Premio Nacional de Arquitectura.
Decidimos hacerlo.
Tal como lo íbamos planteando, vimos que necesitábamos
unas esculturas...
Oteiza y Oiza colaboraban en ese tiempo en Aránzazu.
Tenían una relación muy grande.
A Jorge le decíamos: "Vente, que nos haces falta".
Y Jorge se venía enseguida.
La capilla la acabamos
mientras Oteiza y Oiza hablaban y discutían de todo,
incluidas las galaxias.
Íbamos tratando de poner en los tableros lo que había.
Entregamos los tableros.
Una vez se hizo la exposición, yo le había comentado a Paco
que aquello no me convencía, que no se entendía.
Y que había que hacer algo por que se viera.
Me puse a trabajar sobre el dibujo ese,
que se ve la capilla sobre un trigal.
Fui con Paco cuando se inauguró la exposición.
Pusieron nuestros tableros.
Le dije a Paco: "Tápame, que lo pego en el tablero
si que se enteren".
Y todo el mundo conoce aquello por el dibujito ese.
-"Es constante la afluencia al santuario
de las peregrinaciones de diversas regiones de España.
Y también de muchos países extranjeros
que sienten gran devoción por la milagrosa Virgen de Aránzazu".
-Cada obra es un mundo. Cada obra es un objeto
que se desarrolla en el tiempo y llena una parte de tu vida.
Aránzazu me sirvió para conocer a una chica que había bailando
en el centro de la plaza y casarme con ella.
Las posibilidades que tiene la obra
de transformar la realidad personal es enorme.
-Me explicaba todos los proyectos, eso es verdad.
Lo que pasa que yo no estudié arquitectura, yo no sabía nada.
Le podía decir lo que me gustaba o no una vez que...
Él necesitaba explicarle a alguien.
En sus clases, siempre me citaba a mí,
pero creo que porque estaba más en la tierra que él.
Él estaba siempre en otros...
El resultado de esta suspensión de la obra
fue que las estatuas de los apóstoles,
los doce o catorce que Oteiza tenía a medias,
estaban volcados sobre la cuneta de la entrada del santuario
de una manera casi grotesca.
-"Afortunadamente, y para bien del arte,
tu escultura, que es peligrosa socialmente,
no lo es judicialmente. Como siempre, a tumba abierta".
-¿Por qué puse catorce? No cabían más.
Si caben más, pongo más. Cincuenta si hay sitio.
Se puede considerar que solo es un apóstol
que se va repitiendo, porque la gente no se entera
hasta que se le repiten las cosas ochenta veces.
Íbamos a hacer los tres unas casitas,
pero luego no fue realidad
porque Paco ya estaba aquí, en la escuela.
Además, no tendríamos dinero para hacer,
porque íbamos muy justos. Y además nacían los niños.
Mis siete hijos son ocho años.
-Siempre lo he dicho en la escuela, y perdonen que siga improvisando,
que se caracterizan los inventores porque no funcionan sus máquinas.
La primera consideración para saber si un hombre inventa algo
es si funciona. Si funciona, no lo ha inventado.
Pasamos a otra diapositiva. Aquí tienen un modelo de 1921.
Por lo visto provoca una actitud nueva.
Lo que hace es relacionar... Ven el salvaje y radical salto
de una historia del templo... El Partenón es mucho más sutil.
Los primeros objetos utilitarios,
o funcionales, de locomoción de sus tiempos.
Esta es... Es curioso porque ponía ahí...
Lo puse en su tiempo, que el dibujo interior lo hizo Oteiza.
Discutiendo, hace muchos años, cuando hacíamos Aránzazu,
Jorge Oteiza me había hablado de la cooperativa de la pipa.
-Mi padre llamaba a Jorge "padre".
Él entendía, y así nos lo hizo a nosotros, sus hijos...
La labor de un padre es una figura que está ahí enseñando.
Y enseña desde un tercer plano.
-Estos son de Hilberseimer, que estaba en la Bauhaus.
Esto es un dibujo del año 24.
-El padre enseña. Como estás enseñando a tus alumnos,
tus verdaderos hijos son tus alumnos porque les enseñas lo que quieres.
Nosotros, no es que no fuéramos parte de sus hijos,
pero los otros eran hijos, o más hijos, decía,
porque las 24 horas era arquitecto, que es lo él decía también.
"Yo cuando me duermo también soy arquitecto".
-Los críticos dicen los cinco puntos, la ventana...
Oiga, cada ventana es diferente y ninguna es la convencional.
La ventana de Venecia...
Cada caso tiene una ventana.
Porque él ha definido la arquitectura como el sabio y magnífico
de volúmenes bajo la luz.
Y la Luna tiene que ordenar desde la ventana.
"Para la misión fundamental de dirigir y estimular
la construcción, se creó el Instituto Nacional de la Vivienda,
en el mismo mes en que terminó la guerra, abril de 1939.
Desde entonces, hasta hoy,
se han edificado cerca de 1 400 000 viviendas,
distribuidas por todas las provincias españolas,
con arreglo a distintas modalidades y características.
Llamé a Paco, se lo dije.
Paco como siempre: "Yo soy el peor, yo no puedo...".
Al final, lo enganchamos.
Yo, cuando estaba aquí, pasaba a las nueve o por ahí,
me enseñaba lo que estaba haciendo, y entonces "esto no me gusta,
lo voy a hacer otra vez. José, son las nueve.
Ahora me tomo una aspirina y me quedo toda la noche".
Y se quedaba toda la noche.
O sea, que tenía una capacidad tremenda.
La idea que tenían en los ministerios
eran viviendas baratas sin ascensor, sin nada.
Y tenías que pasar por el aro.
Hacer ese tipo de viviendas
cuando conocías lo que se había hecho en Brasil,
el Oscar Niemeyer, lo del Corbu...
Ya sabías que podías ir por otros caminos
muy interesantes y te reducían a nada.
Oiza, como los grandes arquitectos,
es de los que han tenido claro que el oficio de arquitecto
no es el de construir casas ni levantar paredes,
sino dar lugar a los actos de la gente.
Nosotros vivimos en el arte. ¿Qué es eso de vivir en el arte?
Vivimos y ya nos es suficiente.
Hablamos, comemos, descansamos,
reímos, nos preocupamos, trabajamos, hacemos estas cosas.
¿Eso no es arte?
Eso es la dignísima vida de una persona.
Y la arquitectura se encarga,
como el sastre o el zapatero,
de ayudarnos en nuestra vida cotidiana.
-El interés de la "Capilla del Padre Llanos"
es la obra intrínsecamente en sí. No porque esté en Entrevías.
La capilla tiene la esencialidad, la humildad...,
la herencia artística incluso de las mismas manos
que construyeron las chabolas anteriores.
Es casi un espacio bíblico.
Si esa arquitectura es sagrada, lo será para siempre.
Y eso es lo emocionante.
Es decir, que aunque hoy aparezca ahí el movimiento
por la paz, la libertad, etc.
Sentimos la sensación de que está ocupado.
-He encontrado el alzado, pero el primitivo. No el original.
-Todos los edificios parten de una forma irracional.
Creo que como todas las creaciones de arte.
De manera que uno se coloca ante el problema
de una manera irracional.
Recuerdo esa imagen que decía:
"¿Cómo se elige carrera?",
"De manera irracional, como se elige novia".
Es tan importante, que no se puede tomar una decisión consciente
para un hecho tan vital.
Creo que en la respuesta de un arquitecto
ante un problema de arquitectura siempre hay una actitud irracional,
una actitud dormida, una actitud pasional.
No sabemos por dónde va a salir.
Mueve la mano de forma inconsciente sobre el tablero.
Y en un momento dado llega una iluminación, no sé cómo.
Alvar Aalto decía que él dibujaba montañas,
el otro leía... Yo me vuelvo sobre el tablero y sé que siempre
la primera respuesta es la que tienes que tomar.
Porque luego empiezas a trabajar más conscientemente
sobre los datos del problema,
pero sabes que esa actitud de no pensar, no racional,
es verdaderamente emocionante y definitiva.
-Empieza la primera obra donde realmente
un cambio hacia una arquitectura más atenta, no sé a cuñas,
organicistas, sea de Aalto, o sea en algún momento de Wright
o sea más libre.
Todo eso está en Durana,
que por otro lado es una casa con una planta preciosa.
Mezcla entre el triedro de la cubierta
y todo el desarrollo con esa planta centrada.
Es una muestra de esa escritura certerísima de Oiza en las plantas.
-Del primer Paco Oiza que empecé a tratar
a luego, bueno, cambió mucho.
Porque al principio era una persona retraída.
Deja de trabajar en el hogar cuando conoce a los Huarte
y empiezan con lo de Torres Blancas.
"La revista 'Forma nueva, el inmueble'
ha organizado en una sala de Madrid una exposición cuyo propósito
consistía en poner de relieve el análisis de las tareas
de un grupo de artistas.
Los escultores Oteiza y Chillida, los pintores Miralles y Palazuelo
y los arquitectos Fullaondo, Fernández Alba y Sáenz de Oiza,
bien conocidos por el denuedo con que combaten el inmovilismo
y el conformismo en arte
y por su incansable búsqueda de formas originales que aplicar".
-Yo creo que lo más importante de la arquitectura actual,
después de un momento que se llamaba funcionalista o racionalista,
es empezar a entender que además de la satisfacción de necesidades
materiales, como decía un autor que los urinarios son necesarios.
Pero lo mismo son las catedrales.
O sea, que además de las funciones primarias de la habitación humana,
también tiene unas ensoñadoras,
la capacidad de conmover que tiene la casa o el monumento.
-Gaudí.
Esto es Torres Blancas.
En una comunión, con el vestido.
Ahí estamos todos.
"Este nuevo edificio madrileño, situado en la Avenida de América,
es conocido con el nombre de 'Torres Blancas'.
La actual arquitectura española se ha situado por méritos propios
en un envidiable puesto internacional.
El arquitecto, señor Sáenz de Oiza, ha pretendido crear aquí
una ciudad jardín de cien vecinos, pero hacia arriba,
buscando la verticalidad.
Estas formas arquitectónicas
presentan un marcado carácter expresionista
en el que predomina la línea curva.
En algunos aspectos, recuerda a los módulos gaudianos".
-¿Qué problemas cree haber resuelto con "Torres Blancas"?
-El problema fundamental resuelto consiste en plantearse de cero
el problema de construcción de un edificio en torre,
considerar que una torre no es la superposición piso a piso
de una serie de viviendas, sino plantearlo como un organismo vivo.
-A Juan Huarte le conocía Jorge Oteiza,
porque le había comprado esculturas a Jorge.
Juan era un intuitivo que cuando nadie le conocía
pues le compró.
Y Jorge le habló de Paco, porque le había conocido en Aránzazu.
Y entonces quiso conocerle
y se conoce que se fio de él y le encargó "Torres Blancas".
-Lo que es fundamental es la presencia de Juan Huarte
en que exista "Torres Blancas".
"Torres Blancas" es un edificio formidable.
absolutamente formidable,
hecho en una época muy temprana.
Además ayudó mucho a Oiza en su desarrollo,
porque Oiza era un arquitecto muy fino,
pero no tenía trabajos importantes desde el punto de vista económico.
Y Juan Huarte realmente planteó de lo de "Torres Blancas".
Y soportó a Oiza.
-Lo que más le costó, porque lo he vivido con él,
fue "Torres Blancas".
Ahora, todo el apoyo que se pudo tener lo tuvo de don Juan.
Y era fiel también a él.
Estaba siempre detrás.
Un plano, otro plano, otro plano.
Todos los fines de semana planos.
Iban a hacer dos, pero...
Como decían: "Ni son torres, ni son blancas".
-¿Por qué se llaman "Torres Blancas"?
-El color de un árbol es el color de un tronco.
Lo importante de un árbol son las hojas,
son las que cumplen la función vital del árbol.
El tronco es áspero.
Es marrón.
Sin embargo, el árbol es hermoso y esbelto.
El esqueleto de la torre es gris, la torre será blanca
y es realmente un organismo vivo al completo.
-La proximidad a Oiza ha sido fundamental en lo que...
mi desarrollo profesional ha sido luego.
Por muchas cosas.
El nivel de exigencia de Oiza, el nivel de...
continua autocrítica,
la falta de complacencia hasta extremos
realmente muy dolorosos.
Para un joven arquitecto es una lección, sin duda.
"Fullaondo ha dicho de otro de los arquitectos expositores,
Sáenz de Oiza, que su actitud ante la arquitectura
es de una reconcentrada y sumamente pausada elaboración
de progresivas e inacabables reconsideraciones,
algo que se sitúa en las Antípodas de la admirable alegría de vivir
de Alvar Aalto, del desenvuelto intuicionismo de la escuela nórdica.
En las "Torres Blancas" de Sáenz de Oiza,
el rigorismo drástico de una obra tan lentamente gestada,
oscurece completamente el desenfado.
No caben desenvoltura ni superficialidad en un dolmen
y eso es "Torres Blancas", un dolmen de hormigón armado,
un diálogo entre naturaleza y sociedad,
entre tecnología y roca,
entre la caverna y el aire acondicionado.
-En Oiza hay una sensibilidad,
muchas veces un olfato de cazador.
Tiene la capacidad de llegar a prever,
de llegar a detectar una tendencia
que va a producirse en arquitectura
y el interés por ese encuentro,
lo consigue trasladar a su obra.
En el tránsito hacia el organicismo,
arranca obras del tipo de "Ciudad Blanca" en Alcudia,
y de "Torres Blancas", sobre todo.
-Desde hace unos 15 años está apareciendo en la arquitectura.
Usted, a la hora de plantear esta obra,
ha intentado vincularse a esa corriente circular.
-El espacio físico es rico en infinitas posibilidades.
Hay una infinita libertad del hombre para verlo y para encontrarlo.
Desde "Santa Sofía" en Constantinopla,
cualquier edificio medieval, un edificio rico
en expresiones plásticas en el espacio.
Lo podríamos llamar existencia actual de la forma redonda o circular.
En la arquitectura de nuestro tiempo, yo creo que será
en el fondo la expresión de una cultura más rica, más jugosa,
que encuentra en el campo de las formas...
-Mira la indumentaria de nuestro padre.
Es que era con el cinturón
y el peine y el pañuelo en el bolsillo.
-Y la navaja. -Mira, esta te va a gustar.
-Mira, esa podéis sacarla.
No está muy bien Paco, pero bueno.
-Esto es "Torres Blancas".
Esto es donde estaba él todo el día.
-Donde tenía la suerte de poderse concentrar.
-Como te digo, se quedaba muchas noches trabajando
en su estudio cuando ya estábamos todos dormidos.
A la mañana siguiente apareció con una mancha roja aquí.
Al final era de que el flexo le estaba tocando la cara
y le estaba quemando.
Se estaba quemando la carne y ni se enteró.
-Yo trabajé relativamente poco en "Torres Blancas".
Oiza siempre trataba de superar
algo que él había admirado. En este caso, pues no sé,
las unidades de habitación de Le Corbusier por un lado
y las casas de Wright de San Marcos y Oklahoma.
-¿Qué influencias pueden haber gravitado más directamente
sobre usted al proyectar y realizar "Torres Blancas"?
Partiendo de un papel en blanco con el embrión de una idea
y trabajando con agilidad, como dice el artista,
con las manos sobre la materia, al final,
llega a encontrar solución al problema propuesto.
Ahora, esto no niega que, efectivamente,
haya un paralelo, un mimetismo, una interpretación
entre esta obra y otras obras, podríamos decir...
-¿Puede decir alguna? -No sé, las torres de Marina City
que son posteriores, en proyecto, al proyecto mío,
que se hizo en el año 60.
-No es la belleza de esa torre.
Esas casas entendidas como la guarida del ser humano.
Cómo es posible que entrar en esa torre,
se tenga que entrar a través de la última revista,
del "domus" que le ha llegado con los pasamanos de escay
en carmín y con... No puede ser.
-El hombre se plantea la lucha siempre
entre la seguridad, el enclaustramiento,
y la entrega a los demás.
El enclaustramiento es una seguridad siempre.
Ya lo ven ustedes.
Cuando abrimos la ventana,
no sabemos lo que puede suceder fuera.
Habría que ver, para cada uno de los ocupantes de una casa,
en qué medida se proyectan, se realizan como persona
y se abren al mundo o se enclaustran en sus idea
y quieren que la arquitectura consolide su enclaustración.
En qué medida el hombre
es capaz de realizar en su casa su morada,
su propia realidad
y cómo el arquitecto tiene o no tiene medios
para hacer que, cada hombre, llegue a crear su propio mundo,
su habitación.
Con una anécdota, que fue real y vivida,
cuando el propietario de Torres Blancas,
que me encargó la obra,
le preguntaba al albañil que estaba trabajando en la obra:
"¿Qué le parece a usted?".
Y dice: "Lo malo es que no hay quién la tire".
La metodología de Oiza proviene de conseguir
sintetizar las ideas más avanzadas
del panorama arquitectónico del momento,
y sintetizarlas en una forma
y llevarlas lo más lejos que sea posible.
-Oiza asiste, lo ha contado, al Congreso de Royaumont
y habla de Baneic, habla de los Smithson,
habla de esos arquitectos que tratan de recuperar
determinados aspectos humanísticos e incluirlos en la arquitectura.
-Oiza se adelanta a materializar las ideas del "Team 10"
mientras los otros discutían.
Estoy pensando, más que en la arquitectura,
en un barco que tenía y se llamaba "El Gregal".
Era un barco... Un purasangre.
La belleza para él creo que era, al mismo tiempo,
síntoma de una cosa bien hecha, bien proporcionada, bien construida,
belleza y bondad como dos facetas de lo mismo.
-Compró una casa sin luz... -Sin nada.
-Sin electricidad, sin... Bueno, agua, con un pozo.
-¿Qué hacéis?
Aquí yo tendría siete años u ocho y nos sujetaba con una cuerda
para limpiar los canalones de las hojas de los pinos
que se acumulaban en invierno.
Entonces, teníamos que limpiarlos para coger el agua fresca en verano.
Más miedo pasaba él porque yo... Te sentías seguro y encima atado.
Pero es que si se acumulaba, el aljibe no recogía nada.
Aquí tenéis. -La casa de los payeses de al lado.
-Cómo era entonces. -En la época en la que llegasteis.
-No tenía el coche y me esperaba, la pobre Jerónima, los lunes que iba.
-Yo que no soy arquitecto, no entiendo muy bien la parte...
Bueno, le entiendo porque mi padre era muy contradictorio
entonces, en muchos de sus edificios se entra bajando.
Por ejemplo, a Aránzazu entras bajando,
al Banco Bilbao entras bajando,
a Torres Blancas entras bajando.
Entonces, no sé, nos podría explicar por qué se entra bajando
si lo bonito está arriba.
-Él de joven tenía clavada, yo creo, con Oteiza,
donde conoció a nuestra madre,
la idea de la arquitectura como bajar.
En Le Corbusier, entrar es subir.
Hay una rampa, hay una escalera.
En Oiza, como dice Jose, habría que decir: "Entrar es bajar".
Admiraría a Le Corbusier y haría lo contrario.
-Te podía defender una idea y la contraria
con los mismo argumentos
y eso es lo que siempre proponía a los alumnos.
-Creo que tenía suficientes medios
para haberse construido su propia casa.
Lo que pasa que le gustaba intervenir sobre lo construido
porque eso decía que era respetar un poco la historia.
Hacerse su propia casa le parecía un poco pretencioso.
-El origen del hombre, ¿cuál es? -El círculo.
El movimiento de vaivén entre la ciudad y el campo.
Cerrar el círculo. Cerrar el círculo. Es decir, no estar dónde estás,
sino más lejos de dónde estás para volver a estar dónde estabas.
Siempre he contado la historia del guerrero y la cautiva.
El guerrero, cuando llegó a Ravena, se puso de rodillas y dijo:
"Esto no es una ciudad" y luchó contra los suyos.
La mujer que lo cuenta, mujer de un general,
contaba la historia contraria.
El uno quería ir a la cuidad y la otra volver al origen, al campo.
-Nunca le gustaba hablar de la obra propia
porque decía que era muy mal arquitecto.
Siempre lo intuíamos de conversaciones que tenía
con los otros profesores que había aquí.
Nosotros, cuando había todas esas reuniones
éramos muy pequeños
pero estábamos aquí escuchando
porque se notaba que había una sabiduría y un interés
por la arquitectura y por el paisaje
y la arquitectura en el paisaje que, a la vez nos atraía,
y quedábamos todos absortos escuchándoles.
Tanto a él como a los alumnos, ya compañeros.
Porque muchos, cuando dejaron de ser alumnos,
aquí hicieron la transición de alumnos a compañeros
y luego a profesores.
-La casa pequeña, que se llama Les Rotes en mallorquín,
era una casa, vamos, es una casa que compró años más tarde
después de esta y, sobre todo, le gustó porque estaba en el bosque
y porque los dueños eran el buen salvaje,
ideales, guapísimos, dos chicos guapísimos,
un chico y una chica que vivían en el monte como querían.
-¿Por qué se pone las gafas ahí? -No sé, me enganchan muy bien.
No sé si hay alguna razón de orden fisiológico o tal...
-Una especie de piloto...
-Algún amigo dice que por parecerme a Le Corbusier,
me quieren hacer parecerme a Le Corbusier
por los detalles accesorios. Me gustaría parecerme a él
por su importancia como arquitecto, no por ponerme las gafas así.
Dicen que me parezco a Le Corbusier porque tener un coche deportivo.
-¿El Morgan? -El Morgan.
-¿Todavía lo tiene? -Sí y sabe por qué lo tengo, ¿no?
Homenaje a un fabricante individual que puede competir
con la industria internacional más fuerte, como la del automóvil.
Creer en el valor del hombre individual.
Esa es la razón de tener el Morgan. No para fardar o presumir,
sino para comprender que tiene cola de peticionarios,
cuando, la gran industria, una de las grandes industrias,
hoy en día, puede ser la electrónica, la industria del automóvil
a nadie le podía hacer eso. Fabricando personalmente coches.
Siempre he utilizado la expresión de Camilo José Cela.
"Fruto del amor del hombre con la tierra, nace la casa.
Tierra ordenada, en la que el hombre se guarece
cuando la tierra tiembla, cuando pintan bastos
para seguir amándola". Es decir, que la casa yo la entiendo
como una manifestación del amor del hombre,
al lugar, a la tierra. El engrandecimiento del hombre
con la naturaleza. Muchas veces, la empresa es adversa.
-Vivían en Sevilla y allí no se podía estudiar Arquitectura.
Su padre, que era funcionario del Estado,
pidió el traslado a Madrid para que don Paco
pudiera estudiar Arquitectura.
Cuando su padre muere, él tiene 19 años.
¿Por qué no firma usted sus obras?
-Las firmo al nivel de los pises de los perros, lo que me merezco.
(RÍE) De los pises de los perros. -Sí, sí, en el Banco Bilbao
lo he puesto allá abajo, no. Porque los arquitectos no hacemos
las obras, las obras de arquitectura son expresión de una cultura,
de un tiempo... Claro, cómo va a firmar uno
una civilización, ¿comprende? Uno da forma a una cosa inevitable.
Es como la grafología. Usted no se inventa el tipo de letra.
Dado su temperamento, usted tiene un tipo de letra.
-Ya... -Dada la manera de ser de una ciudad,
tiene una arquitectura.
-Esa foto que no habíamos visto nunca.
Como veis, tiene esta línea roja. Era para recortarse él
porque no le gustaba salir en sus obras.
Decía que la obra de un arquitecto era impersonal.
-Este edificio tiene treinta y tantas plantas
sobre la vertical y cuatro plantas de sótano.
Y está montada en una situación difícil en Madrid
porque pasa el ferrocarril Madrid-París por debajo del solar.
-Está montado sobre el túnel de enlaces de ferrocarril
que unen Atocha con Chamartín.
Ese es un problema importante porque es bastante ancho.
De manera que si se monta un edificio encima,
hay que tener en cuenta que esa zona del túnel
no se puede ocupar ni se puede sostener.
-Hay que hacer una estructura que permita resolver
con dos grandes filas, que van a izquierda y derecha
del paso del ferrocarril, en oblicuidad.
-Siempre había una lluvia de ideas. Y si lo hiciese ahora Louis Kahn,
¿cómo lo haría? Y si lo hiciese... Le Corbusier,
¿cómo lo haría?
-Él siempre le da vueltas a la idea. La idea, la idea... El concepto.
-Y con las conferencias lo pasaba fatal.
Porque ahí donde le ves esa seguridad manifiesta y tal...
Y, en muchas charlas de estas de televisión,
era una tensión... Luego, era ya soltarse
y, entonces, soltaba todo el discurso.
Pero, la noche anterior, yo me acuerdo que le veías
que no dormía... pensando en lo que iba a decir.
-Oiza era un yo sin sus circunstancias.
Si hubiera estado negociando con sus circunstancias,
no hubiera podido ser Oiza como él quería serlo,
como él soñaba serlo. Porque, en el fondo,
dice Hölderlin que "el hombre es un Dios cuando sueña
y un mendigo cuando reflexiona". Yo creo que ahí, Oiza soñaba ser...
soñaba ser él. Soñaba ser un arquitecto
como él soñaba ser. -Esto es un poco anecdótico.
Era sobre un libro que había visto de los mayores rascacielos del mundo
y cómo estarían sus dos obras: el Banco Bilbao,
que es lo que estaba haciendo en aquel momento,
y Torres Blancas, las más pequeñitas.
-Cuando discutes sobre una cosa u otra
y ves que la razón la tiene que tener siempre el arquitecto
porque, a fin de cuentas, es la máxima autoridad
en el mundo de los edificios, pues a mí no me daba la gana.
Y me dediqué a hacer puentes, que es lo que me gusta,
y es un mundo de ingenieros.
-La torre es una manifestación de poderío del hombre.
Es lo que le hace al hombre, como comunidad, sentirse de pie.
O sea, la aspiración del hombre siempre es ocupar la altura.
Ahora, no le niego, no le niego porque eso es cierto,
es que el hombre especulativo ha utilizado el recurso
del rascacielos para especular. Pero yo no estoy hablando
en términos especulativos, sino en términos de arquitectura,
en términos de... de hermosura.
-Lo que más le molestó fue lo de la jubilación en la educación.
Porque, aparte de arquitecto, era... Lo que más le motivaba
era la escuela, el contacto con la gente joven...
Cuando le jubilaron a los 65 años en la Politécnica,
decía: "O sea, que yo puedo ser arquitecto y ejercer mi profesión
como arquitecto, con responsabilidad civil y penal;
y, en cambio, no puedo dar clases de Arquitectura".
-Es un edificio que tenemos aquí cerca.
Hay quien lo ha llamado "La cárcel del año 30",
es... A mí me parece agobiante. -A mí me parece agobiante la ciudad.
Entonces, romper una ciudad agobiante,
aunque sea como edificios como ese, me parece hermoso.
A mí lo que me parece agobiante es una ciudad monótona,
densa, colisionada por todos los lados, con ruidos,
contaminaciones, ventanas cuadradas por todas partes...
Lo mismo Madrid que Cleveland... que cualquier otra,
Nueva Zelanda. Todas son iguales. Uno quiere romper
esa situación de crisis por la que atraviesa el mundo,
en el que, efectivamente, la arquitectura está expresando
que vivimos en un periodo de crisis. Uno quiere romper esa crisis
como sea. Yo hice escuelas redondas en Batán,
Torres Blancas con habitaciones cuasi redondas...
Este edificio, dijéramos, tan extraño.
Hay que romper por algún lado porque lo que se puede seguir
viviendo es el mundo que se vive.
-Bueno, muchas gracias.
-Si no tiene enemigos tendrá que venir.
-Y si los tengo, me los he ganado,
pues debería venir si tuviera hombría.
-Le digo que cómo ha salido esto tan mal...
(VOZ LEJANA) -Que suba, que suba al último.
-Porque de ninguna habitación,
yo mismo tengo ocho, tengo varios hijos,
la culpa no es de nadie, es mía... o de mi mujer.
Tenemos diez, nos han dado dos pisos.
-Les han dado dos, ya está bien.
-¿Ya está bien? ¿Cogería ahí a diez personas en un piso
como estos? -¿Cuántos metros se lleva
un curvo de un recto? -18 o 20 m.
-Dígamelo usted. -No... Tres metros o...
Pero hay curvos, hay más curvos que rectos.
-El curvo, curvo que, por desgracia,
me ha tocado uno... -Se dice "por suerte"...
-No por suerte, ¿eh? Por desgracia.
Yo tengo tres hijos y no me caben dos camas.
-En ese momento, vimos que era un proyecto... social,
que era un tema muy bonito y que podía ser difícil
porque se empezaban a ver las primeras reacciones políticas
de unos partidos frente a otros con objeto
de utilizar a unos vecinos.
-¿Qué es lo que va por dentro? -Entre entre el pilar y la pared,
nosotros habíamos pensado poner un armario.
-Pero bueno... -A nosotros nos dijeron,
cuando nos enseñaron el piso piloto, que eran todos los pisos iguales,
los curvos y los rectos, que solamente se diferenciaban
en un metro. -Pero es que el pilar se completa
con un armario que va entre el pilar y la pared.
-¡No queremos armario! -Es que eso está
para poner un armario ahí. (ENFADADO) -¡Ah, usted!
¡Ahí va a llevar las medallas! ¡De oro!
(JAVIER) No se sabía para quién eran unas viviendas.
Cuando ya se adjudicó el concurso, ya tuvimos unas primeras reuniones,
donde vimos que era gente con mucha necesidad,
que había recibido muchos varapalos por parte de la Administración,
promesas incumplidas...
-Estos pisos están para adjudicar por el Ivima...
-No, estos son para el realojo... Eso son nuestros, te explico.
-Pero cuando nosotros hicimos eso, no eran de ustedes...
(SÁENZ DE OIZA) El hombre no crece en un ser alojado,
el hombre debe tener libertad de elegir vivienda
como elige mujer, casa y ciudad. Entonces, yo no soy partidario
de que a un hombre haya que alojarle. Se siente como una situación
de emergencia, pero no como una situación resuelta de vida plena.
Es incómoda. -¡Hay cocinas mayores!
-Bueno, mire... -¿Un 600 es incómodo?
-Si su mujer tuviera que cocinar aquí,
¿cómo podría cocinar? Abriendo la ventana.
Mire, ahora cocine usted.
-Ha hecho apartamentos, porque estos son apartamentos.
-Serán apartamentos lo que han encargado.
-Estoy acostumbrada a limpiarlos. ¡Estos son apartamentos!
No son pisos para gente del Pozo del Huevo, ¿eh?
-¿Y la televisión? Si la pongo allí, ¿cómo la pongo?
-Mira, lo mejor es que dejes la casa ¡y te hagas arquitecto!
La arquitectura no se hace sobre un tablero
y luego se coloca en un sitio, no se coloca en un sitio
una botella de Coca Cola.
La arquitectura nace y surge del lugar donde se implanta.
A lo mejor este teatro es demasiado llamativo, "colorístico",
pero yo creo que es una pieza
que puede ser interesante dentro del repertorio de las formas
que la ciudad contiene, y que las ciudades que quieren hacer
dejación de la arquitectura se convierten es una especie
de ciudad dormitorio, en ciudades cadáveres,
ciudades fantasma, que no aportan nada
y el hombre se siente incómodo en ellas.
En el teatro griego tiene mucha importancia el templo
y el frontón del templo, y este frontón,
que es continuación del escenario de la sala, en cierta medida
es un lugar de representación de la propia representación.
Y a mí me parece interesante volver a recordar estas cosas
que han sido olvidadas en la arquitectura.
El Partenón a mí me ha provocado cuando lo he visto por primera vez.
Y me ha provocado, no por lo que era, sino por lo que representaba.
Ahora me doy cuenta, el Partenón representa
la historia vivida por el templo, desde las primeras edades,
desde la cabaña más primitiva,
hasta convertirse en esta manifestación esplendorosa.
Estas columnas son, dijéramos, falsas,
pero es verdadero un mensaje que transmiten
que es una referencia a un mundo clásico
del cual deriva la cultura occidental.
El color es uno de los datos más importantes
en la realidad de nuestro siglo.
Los barcos tienen unos colores maravillosos
y las arquitecturas son todas anodinas, grises, ¿por qué?
Porque el Partenón era absolutamente pintado en color.
La crisis de muchas de las formas de nuestra cultura
es por la ausencia del elemento filtro que separa
lo que es el espacio interior de una casa o de una arquitectura
del espacio exterior, y en este orden, en este teatro,
se ha pretendido enfatizar, aunque de una manera un poco lúdica,
un poco humorísticamente, lo que es la puerta de entrada a la sala.
En cierta medida, hay que considerar que tiene ese valor, esa valentía
de decir que la puerta está ahí, y por ahí se entra al teatro.
Ante la seriedad de la muerte,
ante decir cosas que nos jugamos ya lo último,
¿por qué hacer esos decorados increíbles?
En la etapa apolínea, tú quieres ser bueno,
y quieres reconciliar el mundo con tu obra,
pero en esa situación límite ya, no, liberado de todas las cadenas
que te unen al mundo, no te quieres reconciliar con algo
que no te parece que está bien.
Es la repugnancia ante la arquitectura bonita,
ante la arquitectura arquitectónica, ante la arquitectura
elegante de los minimalismos que en esos momentos
le están comiendo por los pies.
-A mí todavía me gusta más recordarlo
los momentos de esa necesidad,
de que esa seguridad se reforzase con la admiración
y rendida de los demás,
que cuando al final, le pareció que había adquirido ya esa dimensión.
Seguramente, eso es lo que he querido decir
al hablar de la condición heroica. La condición heroica, al final,
difuminó y borró
algunos aspectos dramáticos de su persona
que a mí siguen pareciéndome
de sumo interés y donde está más,
el auténtico nervio, digamos, intelectual de su figura.
-No tenemos que ser complacientes con los maestros, nos deben doler
aquellas cosas con las que no estamos de acuerdo, y desde el punto de vista
el Oiza que yo llevo dentro, es el maestro para mí,
pero no es el maestro que es maestro para los demás.
-Todo tiene una motivación, el problema es que creo
que las explicaciones sobran, a usted le interesa la explicación
de Picasso sobre "El Guernica" o sobre "Las meninas",
creo que las obras hablan por sí mismas.
Y las explicaciones están muy bien, admiro a ustedes, los críticos
de música o de arte que dan explicaciones a las cosas,
pero creo que la silenciosa explicación que la obra produce
es la más valiosa.
Lo que tiene usted que pensar cuando se habla
que mis edificios son polémicos, en el fondo lo que hago es arriesgar.
Le voy a leer una frase que tengo de Rilke, en una carta que se dirige
a su hermana Clara, y le dice:
"Las obras de arte nacen siempre de quien ha afrontado el peligro,
de quien ha ido hasta el extremo de una experiencia".
No tengo tiempo de comentar otra.
-No es una leyenda mítica de la arquitectura española
sino que es una de las frases que yo pienso
que los estudiantes de arquitectura nos sabemos de memoria
o todos los arquitectos se sabían de memoria.
Ya hora, yo creo que debió ser
Oteiza quien se la dijo a Oiza.
"No te mueras sin ir a Ronchamp".
Efectivamente, hizo un viaje,
cuando estaba proyectando el museo de Alzuza.
Hizo un viaje, no solamente fue a Ronchamp,
sino que fue al monasterio de la Tourette,
el viaje es casi la continuación del otro,
y precisamente, fragmentos del monasterio de la Tourette,
están en Alzuza.
Más que un testamento es el adiós de Oiza.
A su vida, que al final, su vida como arquitecto.
El proyecto es una caja de hormigón sencilla
para contener una obra escultórica muy rica.
Cuanto más elemental y simple sea una caja de hormigón
como un arquitecto japonés de estos, muy abstracto,
cuanto más elemental fuera, como una caja de zapatos,
más monumental era la escultura que se ofrecía en el interior.
-En la Fundación Oteiza, los dos están muy mayores,
y los dos ven cercano la desaparición,
y saben que en cualquier momento de ese transcurso de idea,
de si se hará o no se hará,
cada uno de ellos se ve que puede estar fuera del camino,
en un momento dado, porque nuestro padre, al final,
sabía que estaba enfermo y seguía yendo a la obra...
He partido de la idea del túnel de Arantzazu,
donde trabajaba Oteiza, en la oscuridad.
He querido hacer un recuerdo a esa nave,
haciendo una nave oscura y solemne que se abre al paisaje.
Por abajo, para que no le entre la luz ni el sol,
se pueda ver el paisaje exterior,
y terminada lateralmente
por dos muros de hormigón calados que reciben luz por el otro lado.
-Él ha hecho por mí, para la Fundación,
por el edificio de Paco.
Es por la maqueta sustancial que ha hecho.
Coño, no lo había dicho antes esto,
y es verdad, me ha salido ahora.
Es por cariño a él,
por el amor que ha puesto para mí, para hacerme eso, y es tan hermoso,
que cómo lo voy a dejar vacío.
-Tejiendo la obra de Oteiza,
se siente protegido.
O sea, hacer que su arquitectura sea al final
el estuche que contiene
algo que él considera lo más profundo de la expresión
artística, en ese momento
en el que la obra de arte casi se "interseca" con el ser,
y yo creo que siendo tan consciente de ello,
él entendió que la vida
le daba todavía una última ocasión
de decir qué significaba para él la arquitectura.
-Todo el énfasis del proyecto está en esta sala
que tiene una hendidura,
abierta al paisaje, para que no entre el sol
pero se perciba la vista del exterior,
y un juego de escaleras, vamos, de rampas,
que se mueven alrededor de una lámina central
y dejan libre la pared del fondo.
Hombre, el guiño de Le Corbusier
está en el que hay dos arquitectos grandes en el mundo,
que son Mies van der Rohe trabajando el acero
y Le Corbusier trabajando el hormigón.
Maestro de maestros, Oíza dejó en las aulas de la Escuela de Arquitectura de Madrid la esencia de su pensamiento, definido por él mismo como contradictorio. Francisco Javier Sáenz de Oíza, nació en Cáseda (Navarra) pero se crió en Sevilla. Su padre, también arquitecto, pidió el traslado a Madrid, con toda la familia, para que Oíza pudiera estudiar arquitectura.
No te mueras sin ir a Ronchamp entra en la leyenda del personaje y en la estrecha relación que mantuvo con el escultor y poeta Jorge Oteiza, a quien conoció a principios de los años 50 en Aranzazu, y cuya relación se mantuvo hasta el fin de sus días. Fue precisamente Oteiza quien, en los últimos meses de vida del arquitecto, le dijo que visitara la capilla que Le Corbusier había levantado en el noroeste de Francia y dio origen a esta frase mítica “No te mueras sin ir a Ronchamp”.
Personaje polémico y polemista, creador de obras distantes entre sí en el estilo y en la valoración del público. Si Oíza tenía razón y la arquitectura es como la grafología, quizá adentrándonos en Torres Blancas, en el Banco de Bilbao o en el Palacio de Festivales de Santander podamos conocer el universo que rodeó a Oíza, y a un Oíza más allá de su obra.
Maestro de maestros, Oíza dejó en las aulas de la Escuela de Arquitectura de Madrid la esencia de su pensamiento, definido por él mismo como contradictorio. Francisco Javier Sáenz de Oíza, nació en Cáseda (Navarra) pero se crió en Sevilla. Su padre, también arquitecto, pidió el traslado a Madrid, con toda la familia, para que Oíza pudiera estudiar arquitectura.
No te mueras sin ir a Ronchamp entra en la leyenda del personaje y en la estrecha relación que mantuvo con el escultor y poeta Jorge Oteiza, a quien conoció a principios de los años 50 en Aranzazu, y cuya relación se mantuvo hasta el fin de sus días. Fue precisamente Oteiza quien, en los últimos meses de vida del arquitecto, le dijo que visitara la capilla que Le Corbusier había levantado en el noroeste de Francia y dio origen a esta frase mítica “No te mueras sin ir a Ronchamp”.
Personaje polémico y polemista, creador de obras distantes entre sí en el estilo y en la valoración del público. Si Oíza tenía razón y la arquitectura es como la grafología, quizá adentrándonos en Torres Blancas, en el Banco de Bilbao o en el Palacio de Festivales de Santander podamos conocer el universo que rodeó a Oíza, y a un Oíza más allá de su obra.
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Te suena. Si no te suena creo que es un buen documental que merece la pena ver. Besos