¿Qué tal, Carmen?
¿Cómo estás, Bertín?
Aquí, salgo a recibir yo.
Qué bien.
¿Quién tarda más, él o tú?
Él.
¿Tarda más él?
¿Quién usa más cremas?
No, eso, yo.
Tú, ¿no?
Lo suyo es natural.
Pero no las compartís,
cada uno usa la suya.
No, no, yo... Él es poco de cremas.
Ah, ¿sí?
Se mira mucho al espejo,
en lo que más tarda es en mirarse.
(RÍE)
El tiempo que se recrea mirándose.
Voy a acabar con él,
a ver qué me pongo yo.
Estás bien de pelo, estás bien.
Joder, ¿de qué te quejas?
Pero chaval, coño,
que llevo aquí media hora.
Coño, y yo,
tres cuartos de hora esperándote.
Yo pensé que ibas a estar ya
con corbata y todo, preparado.
Pero, chato,
¿cómo vienes así vestido?
No puedo venir a tu casa
de otra manera.
Entro aquí con unos vaqueros
y una camiseta y me echan.
"De Arturo me ha dejado de piedra
que cuente ya 86 primaveras,
por no hablar de lo bonitas
que tiene las piernas."
¿A que estás bien en la cama?
Yo estoy aquí encantado en la cama,
pero no vamos a hacer
todo el programa aquí.
Vístete, porque estás así
con media pierna fuera,
que pareces una folclórica,
aquí dando una impresión
de que estamos...
No, pero mientras te estoy hablando
estoy pensando
qué coño me voy a poner.
"Bromas aparte,
me enternece que a su edad
llore recordando a sus padres
y que se haya quitado
ese pudor estéril
que le impidió decirles en vida
lo que hoy les confiesa en muerte."
Cuantos más años tienes,
que sería lo lógico,
dejarías de recordar a tus padres
o a los seres queridos
de los que tanto has disfrutado,
los íntimos amigos
que ya se fueron,
en cualquier momento lloro.
Y digo: "¿Y por qué
estoy llorando?".
No sé, o voy en el coche
y escucho una canción
y, de verdad, soy sensible.
Cada día me acuerdo más
de mi madre.
¿Le dijiste muchas veces a tu madre
o a tu padre que les querías?
Verás, no he sido...
A mi padre no.
Y no se lo he dicho por...
por ese estúpido machismo absurdo
hacia un hombre, ¿no?
Y, sin embargo,
cuando voy al cementerio,
sí le digo: "Padre, te quiero".
Eso sí, eso sí.
Pero en la vida no.
No...
Y lo echo mucho de menos.
Daría ahora cualquier cosa
por ir al fútbol con él,
por charlar con él,
por ir a comer con él,
cosa que no hice en aquel entonces,
porque estás ocupado en tu trabajo,
en algo.
Con mi madre yo he sido siempre
muy cariñoso,
pero tampoco he sido muy zalamero.
"Sigue siendo un galán
por excelencia,
pero me he encontrado a un chatín
que no hace gala de macho,
sino de Machín, a cuyos boleros
debe tantas de sus conquistas."
Todos hemos copiado
a todo el mundo,
desde los griegos
llevamos copiando.
Y... Y decir...
Ya no puedo decir que te quiero
ni que tú eres mi felicidad...
Es otra de Machín.
(RÍEN)
Eso es la leche.
(RÍE)
Sobre todo, cuando ella te dice:
"No quiero verte nunca más".
Dices: "Espérate,
que te voy a decir algo".
Al recordar tu amor
mi alma entera se va hacia ti.
Y entonces, vuelve. Y dices tú:
"Joder, ¿por qué habré dicho eso?".
(RÍE)
No hay un hombre, digamos,
más fiel que yo.
Perdón, es el catarro.
Si yo no me defiendo,
ya me explicarás
quién me tiene que defender.
"No sabía que no iba para actor,
sino para cantante,
y que fue el azar el que lo llevó
al séptimo arte."
Pero ¿tu objetivo era ser actor?
No.
Era ser cantante.
Era ser cantante de boleros.
Lo mismo, lo mismo, sí, sí.
Y tú sabes que me...
Pero ¿para ligar o para qué era?
No, no. Coño,
porque estaba medio chiflado.
Yo quería ser alguien en la vida,
no sé.
Sobre todo,
para demostrarle a mi madre,
que mi madre
se sintiera orgullosa de mí.
Y estuve como cinco meses,
cinco meses haciendo figuración,
hasta que un jefe de producción,
digo, un ayudante de dirección,
me dijo: "¿Tú serías capaz
de decir una frase?".
Digo: "Joder, el Quijote".
Y la frase era:
"Pero ¿todavía no has dicho en casa
que te alistas hoy?".
Se lo decía al protagonista.
Era "La señora de Fátima",
una película
que había tenido muchísimo éxito
y solamente le decía esa frase.
En aquel entonces,
no equivocarte en la frase,
porque en el celuloide
costaba cualquier cosa
y como te equivocaras
te caían unas broncas
que para qué te voy a contar.
Y, entonces, lo dije a la primera,
cómo no.
Y dices: "Coño, pues muy bien".
Y además,
como tenía muy buena pinta...
"Coño, este chaval,
este chaval...".
Y entonces este me recomendó
a otro ayudante de dirección.
"Oye, este muchacho
dice bien la frase".
Y es así como...
¿Y así empezaste?
Así empecé.
"Ni que antes muerto
que despeinarse."
Voy por la calle y entonces me paro
a ver un escaparate.
Y la gente dice:
"Claro, está viendo trajes".
¿Qué coño, trajes? Estoy viendo
si estoy despeinado o no.
(RÍEN)
"Ni que lleve tres décadas
con Carmen, pero sin casarse."
¿Os volvéis a casar,
como lo vamos a hacer nosotros?
Los dos sería por primera vez.
Ah, ¿sí?
Oye, sería bonito veros casaros.
Oye, no seas indiscreta.
Yo es que soy muy romántica.
Pero no seas indiscreta.
Con tantos años
que llevan juntos...
¿Y no os habéis casado nunca
por alguna razón?
"Si no lo han hecho
será porque ella no ha querido,
porque en una mañana
que la he conocido
me ha sacado un jamón, un cinturón
y, si me descuido, el abrigo.
Sin duda, tiene un buen maestro.
Hay que ver lo seductor que es
el asturiano,
que ha conseguido que Fabiola
y Mariló coman de su mano."
(Puerta)
Están tocando.
Me parece que es Mariló.
Perdonadme.
Si quieres, voy yo, me acerco.
¿Sí? ¿De verdad?
Sí, sí, voy.
-Hola.
¿No te molesta?
Ya que estáis ahí
tan a gustito hablando, yo le abro.
Vale, vale.
Chatín.
¿Cómo lo ves esto?
Si quieres un pastel,
toma un pastel,
que te va a hacer falta,
hazme caso.
(RÍE)
Hazme caso, toma un pastel.
-Hola.
-Hombre, pero bueno.
-Qué sorpresa.
-¿Cómo estás?
-Pa' comerme.
¿Y tú?
-Muy bien. Aquí, a gustito,
con Arturo.
-Ya te veo, hija mía.
"Su secreto,
ser un eterno adolescente.
Sigue así, Arturo,
en cuerpo y también en mente."
"Dice mi anfitrión
que la vaca no es de donde nace,
sino de donde pace.
Será por eso que a pesar
de haber nacido en Madrid
él es cordobés, El Cordobés.
Siendo un niño
tuvo que crecer deprisa
y convertirse
en el hombre de la casa,
una casa
en la que el principal sustento
era el amor de dos mujeres:
su madre y su abuela."
El hambre es muy mala, ¿eh?
Por el hambre
no se sabe lo que hace uno.
El hambre es muy mala.
Yo he sentido lo que es decir:
"¿Ahora qué hago?
¿Para dónde tiro?".
"Tiró por la calle del esfuerzo,
porque Manuel ha vivido marcado
por una cruel paradoja:
la de nacer huérfano sin serlo."
Esta vida que yo he vivido
es muy dura,
yo no se la deseo a nadie, ¿sabes?
Ese vacío que tengo yo ahora mismo
en mi alma,
de que me preguntan mis hijos:
"¿Y el abuelo dónde está?".
"Buscando su abrazo,
siguió al torero a todas las plazas
y fue cogiéndole afición al ruedo."
La grandeza a la que ha llegado
este hombre en el toreo
es inalcanzable, o sea...
Es verdad.
Creo que no nacerá nadie
que pueda llegar a hacer
lo que este hombre ha hecho.
"Con Díaz en el apellido
y Benítez en la sangre
se hizo un nombre y mató el hambre.
Perpetuó el salto de la rana
y en lo más alto de la fama
se enamoró
de la hija de un ganadero:
Vicky le dio el "sí, quiero",
una niña
y un padre más que un suegro."
José Luis Martín-Berrocal,
que en paz descanse,
siempre había sido muy taurino.
Él medió mucho en la relación
de Benítez y mía, ¿sabes?
Él estuvo muy... Él quería unirnos.
"Pero el amor es eterno
hasta que se acaba.
Tres años después, su corazón
se agitó por una venezolana.
Virginia le dio dos hijos:
Manuel y Triana."
Y ahora siento que yo soy
el eje de esta familia.
"Hoy me recibe en su casa
un tipo sano, simpático
y comunicador nato,
un torero con quien no pretendo
hablar de toros,
solo conocerlo un poco más
y echar un buen rato.
Y, de paso, demostrar
que yo también soy diestro,
eso sí, en la cocina
y solo cuando se trata de huevos."
Es la primera vez que yo veo esto.
Y con un resultado así
no te voy a hacer huevos fritos
más en la vida,
me los vas a hacer tú a mí.
Ay, los huevos.
¿Qué tal todo?
Bien.
¿La harina pan que me encargaste
es esa o no?
A ver.
Sí.
Eso es, ¿no?
¿Te costó mucho encontrarla?
Nada, todo perfecto,
todo controlado. Escúchame,
estos huevos son de campo.
¿Y tú habías venido antes, mi vida?
No, pero sé dónde está,
porque en la autopista
que pasa aquí al lado
se ve la entrada perfectamente.
Yo creo que es aquí,
dentro de nada.
Me acuerdo de los eucaliptos,
yo creo que va a ser aquí.
Bertín y yo vamos a hacer
huevos de campo con patatas fritas
y un jamón que me ha dicho
que me trae él de los suyos.
No te has olvidado de nada, ¿no?
El jamón no, lo tengo ahí atrás.
¿Cómo no íbamos a traer el jamón?
(RÍE) Y además, bueno.
Pues nosotros,
arepas de reina pepiada.
Pero Bertín no sabe hacer nada
de cocina ni nada, ¿eh?
Tienes que tener cuidado, ¿eh?
A ver si le quedan redonditas,
a ver cómo le quedan.
Perfecto, el aguacate.
Yo tengo ya aquí el pollo cortado.
Preparado. Escúchame,
esta cocina le gustará.
La suya es mucho más moderna
que la nuestra,
pero aquí
tenemos también chismes...
Y grande.
¿Estás nerviosa? ¿Nerviosa?
No.
Un abrazo, ¿no?
Desde luego, esto es precioso,
con tantas encinas.
Es una dehesa muy bonita,
aparte de que está
al lado de Sevilla.
Oye, pero con las arepas
tenéis ventaja vosotras,
que sois venezolanas las dos.
Bueno.
Ahí nos vais a meter goles, ¿eh?
Te voy a decir una cosa:
tengo tiempo yo que no como arepas
de reina pepiada, ¿eh?
Aquí es.
Cerro Negro.
Aquí habrá que llamar para avisar.
Vamos a llamar, sí.
Aquí están.
¿Ya llegaron?
Bertín.
Escúchame, estoy aquí en la puerta.
Os buscamos. ¿Todo bien?
Venga, hasta ahora.
Oye, qué bonito.
Es precioso.
Mira las vacas.
Sí.
Ahí tiene limousin.
Yo creo que tenía antes
vacas bravas, pero las quitó,
y ahora tiene que tener
el limousin ahí, que está...
Es una vaca de carne buenísima.
¿Te acuerdas de...?
Esas son las que le gustan
a tu padre.
Eso. ¿Te acuerdas de que me dijo
que me iba a regalar
25 vacas limousin
para tener allí, que le gustaría
verlas en el campo?
Pues todavía no me las ha regalado.
Hay que recordárselo.
¿Y estas dan leche también?
Esas son de carne.
Hombre, dan leche,
pero para los becerros.
Estas son de carne.
Hombre, ya,
me imagino que para los becerros,
Bertín, hasta ahí llego, hijo.
No sé tanto de campo como tú,
pero vamos.
(RÍEN)
Que no les dan el biberón, vamos.
En Venezuela hay vacas también.
Es verdad, tienes razón.
No, hay cebús,
con una joroba horrorosa.
La casa es muy bonita.
La verdad es que verla desde allí,
que te la encuentras así...
Es preciosa.
Preciosa.
Sí, sí.
Bueno, vamos a ver.
A ver qué tal están.
Qué guay, día de campito,
hoy te lo vas a pasar bien.
Bueno, no vamos a poder salir,
seguro, con el agua, pero bueno.
Venga, vamos a parar esto.
Bueno, ¿qué tal?
Hay que ver
la que está cayendo, ¿eh?
Bienvenidos.
Ay, qué día.
Está un poquito... lloviendo.
¿Qué tal? ¿Cómo estáis?
Qué guapísima, Dios mío.
¿Qué tal?
Oye, gracias por la invitación.
A vosotros, por venir.
Estáis en vuestra casa.
Bertín.
Eh.
¿Qué tal estás? Anda.
Vengo con la guitarra.
Pero este es de los tuyos, ¿no?
Con la guitarra.
De los buenos, de los tuyos.
Hombre, claro.
Dame un abrazo primero.
¿Qué tal? Oye, muchas gracias.
No veas, pedazo de jamón, ¿eh?
¿Tú sabes cortarlo?
Yo no tengo ni idea.
Yo sé cortarlo.
Oye, hay que ver qué mala suerte
lo de las palmeras, coño,
con el picudo este de mierda.
Eso...
Eso está reventando
a todo el mundo.
A mí se me han muerto 10 o 12.
Como las tenía grandes...
Venga, arráncate.
(CANTA)
Pasad, estáis en vuestra casa.
Tira, tira.
Pasad.
¿Qué tal?
Muy bien, fenomenal.
Está muy cerca.
Todo bien, ¿no?
Oye, qué bonita, tú.
Precioso, ¿eh?
Gracias.
Estáis en vuestra casa, ¿eh?
Pasa, pasa.
Pasa tú, tú pasa,
que yo ya me sé el camino.
Sigue a mi mujer.
Dale.
"Follow the leader".
"Follow me".
¿Eh?
"Follow me".
"Follow the leader".
Tú síguela.
Mira qué bonito, oye.
Aquí estamos bien, mira.
Esto no tiene que ver
con tu cocina, pero bueno.
No, a mí me gusta más esta.
De campo, de campo.
A mí me gusta más así rústica.
Además, blanco con madera,
precioso.
Mira qué buena cocina,
con no sé cuántos fuegos.
No sé si esto te sonará a ti, ¿eh?
A mí, nada.
¿No te suena?
Escúchame, esto, el Herrera,
el Carlos Herrera,
no se quejaría de esta.
Claro, es que la nuestra
es de inducción, de vitro,
y entonces había llevado
un cacharro que no...
Y no es lo mismo, no cocina igual.
A mí me gusta más esta.
Cocina igual,
solo que lo que había puesto él
no cogía el fuego ahí.
A Carlos le gusta cocinar, ¿no?
Le encanta.
Estas me encantan,
estas cocinas son fenomenales.
Pues tanto que te gusta,
esa es la tuya de hoy.
Bien. Pero ¿qué vamos a hacer?
¿Vamos a hacer aquí también algo?
Sí.
Bueno, aquí me suenan muchas cosas.
Esto es para...
La harina pan.
Nosotros vamos...
Yo compré todas las cositas
para hacer arepas de reina pepiada.
Qué rico.
Y él dice que va a hacer
huevos fritos con patatas.
Bertín ha traído el jamón
y vamos a hacerle
unos huevos fritos con papas.
¿Quién, tú?
No, tú.
¿Yo?
Venga.
Vale.
Tú ponlo a pelar patatas.
No, y a hacer los huevos.
¿Qué?
Que tú le ayudas.
Bertín tiene que freír los huevos
y cortar el jamón.
¿Tú vas a freír los huevos?
Tú, a comértelos.
Yo frío...
Yo frío los huevos, qué coño,
yo soy un campeón del mundo.
Estos son de campo, campo,
estos son huevos
que dentro del plato
sale un pollo de ahí seguro.
Yo me voy a trajinar uno ahora.
Trajínatelo.
¿Y esto qué son?
Esto es el pollo
para hacer las...
El relleno.
¿Tú has probado alguna vez
las de reina pepiada?
Pero ¿la zanahoria?
La zanahoria se le encargué a él.
Para un conejo que hemos comprado.
Escucha, a mí me gustan
las arepas finitas,
finitas, finitas, tostaditas
y, dentro, mantequilla,
jamón y queso.
Pero bueno, pero eso
no es venezolano, venezolano.
No, eso lo he tomado yo
en Pamplona, ¿no?
No, no, pero vas a ver
la que te vamos a hacer nosotros.
Bueno, vale, bien.
Bueno, escúchame, que...
Déjalas aquí a ellas.
Sí. Vámonos tú y yo, ¿no?
Yo te voy a enseñar unas cositas
y charlamos un rato.
Venga.
Bueno, estáis en vuestra casa.
Bueno. Hasta luego, Lucas.
Sígueme, Bertín.
Mira. Esto es nuestro hogar,
porque es un hogar.
Es precioso, ¿eh? Precioso.
Te voy a decir una cosa:
me sorprende.
Me ha sorprendido,
porque de verdad que...
No me lo esperaba así, francamente.
Pues mira, este es el saloncito,
aquí tengo fotos, recuerdos,
mira, la familia.
¿Y a que no ves una foto curiosa
que hay aquí en todas estas fotos?
La de blanco y negro.
Yo me fijo siempre
en las de blan...
Mírala, ¿quién hay ahí?
No me digas, macho, ¿el Benítez?
El Benítez.
Esta es la única foto
que yo tengo en mi vida
que me la hicieron
en una cosa que hicieron
en un circo taurino en Córdoba
y es la única foto
que yo estoy dándole la mano.
Pero está el tío encantado.
En ese momento, sí,
y todos los que hay alrededor.
En ese momento no creo
que se lo esperara, ¿sabes?
Y, de hecho, pues la tengo
con mucho recuerdo y mucho cariño,
porque es la única que tengo
que puedo decir
que un día estuve medio con él
y lo saludé de cerca.
Y el resto, fotos familiares.
Bueno, en fin.
Bueno, vamos a pasar por aquí.
Nada, y aquí estamos...
¿Para dónde vamos?
Por aquí, vente por aquí.
Vamos fuera, aunque el día está
un poquito lluvioso, pero bueno.
Oye, Manolo, cuéntame,
¿cuánto tiempo
llevas en esta casa viviendo?
Pues mira, aquí, desde...
Esta casa la compré en el 93.
Lo fundamental de esta casa
es el hogar que se ha creado,
el hogar que hemos creado
con Virginia, con los niños,
con mi madre, con...
Pero tú has estado aquí
muchos años viviendo solo, ¿no?
Sí, claro. Yo empecé aquí...
Cuando yo compré la finca
me traje a mis dos hermanos
y a mi primo Pedro,
que estaban haciendo la mili.
Imagínate tú
el desaguisado que tenían.
Entonces, yo intentaba
que fuesen chavales de provecho.
Decía: "Este está haciendo la mili
en Murcia, el otro por aquí...
A estos tengo que ponerlos firmes".
(RÍE) ¿Y ahora quién vive aquí?
Pues ahora estamos viviendo
mi familia, mis hijos,
Virginia y yo
y mi madre, que vive al lado,
en el Hato Verde,
que viene casi todos los días,
mi hermano Chema también,
pero aquí estamos prácticamente
los niños,
Alba, cuando viene de Madrid,
y estamos aquí los cinco
tan a gusto,
porque mis niños son muy de campo,
mis niños hubo una época
que yo los llevaba a Sevilla
y se chocaban con las papeleras.
(RÍE)
Te lo juro. Tú te ríes,
pero los niños cruzaban la calle
sin mirar ni nada, ¿eh?
Y yo: "Manolillo, el coche".
Ellos iban pa'lante.
Un día me acuerdo, con esta moda
que había de las fiestas pijama,
que querían
hacer fiestas pijama y tal,
y vinieron los chiquillos
del colegio,
hicimos una candela y yo decía:
"Venga, buscadme palos por ahí".
Y Manu venía rodando un tronco:
"Papá, ¿este vale?".
Y yo digo: "Chiquillo, ese...".
Pero un tronco, y los demás niños
venían con un palito.
"-Manuel, ¿con este?
-Esos son los que hay que traer".
(RÍE)
Y Manu venía rodando un tronco.
Digo: "Este es más bruto
que la mar".
(RÍE)
O sea, son de campo.
Oye, yo creo que...
Bueno, tengo la teoría
de que una de las maneras mejores
de conocer a alguien
es conocer su infancia,
de dónde viene, cómo ha vivido.
¿Cómo fue la tuya?
Yo tuve mucha suerte, Bertín,
porque yo me crié mucho
con mi abuela,
o sea, fui un malcriado eterno,
porque no es que me malcriara
en una etapa concreta, en Navidad.
Yo vivía con la abuela Dolores
y yo recuerdo que fui un niño
muy feliz en esos momentos.
Yo iba a un colegio en Jaén...
¿En Jaén?
En Jaén, porque mi abuela
vivía en Jaén
y estuve una época
viviendo en Jaén.
Yo he vivido en muchos lados,
yo he cambiado... Vamos.
El buey es de donde pace
y no de donde nace.
Efectivamente, sí.
Yo he sido...
Y recuerdo
que me llevaba al colegio ella
y yo decía:
"Abuela, ¿adónde me llevas?".
Y ella me llevaba al colegio
y me dejaba allí
y yo lo pasaba fatal,
porque yo no me quería
separar de ella ni un momento,
y fui un niño muy feliz,
muy juguetón, muy tremendo,
muy revoltoso, ¿sabes?
Siempre llegaba a mi casa
con un animal
que me había encontrado
en la calle.
Yo me encontraba un perro
en la calle y lo llevaba a mi casa;
un gato, y lo llevaba a mi casa.
Y mi abuela: "Chiquillo, tal...".
Y ahí me acuerdo,
tengo flashes, tengo flashes
de que mi madre,
por circunstancias de su vida,
pues ella me dejó mucho tiempo
al cargo de mi abuela;
mi abuela, al cargo nuestro.
Sí, sí.
Oye, pero... Por curiosidad,
¿tú de dónde te sientes?
Porque tú creo que naciste
en Madrid.
Yo nací en Madrid.
Pero vives en Sevilla,
te has criado en Jaén.
¿De dónde te sientes tú?
Yo, de España entera.
Sí, pero si alguien te pregunta...
Bueno, realmente soy de Madrid
por los papeles.
Yo también soy de Madrid
por los papeles,
pero no me siento madrileño.
Yo me siento andaluz totalmente
y muy identificado con Córdoba,
que fue quien me adoptó,
digamos, quien me dio
la oportunidad de ser quien soy,
y luego, de Sevilla,
que Sevilla me mimó y me acogió.
Si hay algo difícil en este mundo
es que los sevillanos
te consideren suyo.
Sí.
Con eso ya te puedes dar
como más que nacido aquí.
Oye, tú eres el mayor
de siete, ¿no?
Siete hermanos.
Siete hermanos.
Cada uno, desperdigado por su lado,
porque yo cuando me quedé...
Lo que hablábamos de la infancia...
Y ejerciste de padre.
En momentos, sí.
Con Chema, por ejemplo, sí.
¿Y tu madre es la que más
te ha marcado a ti la vida?
¿Mi madre?
Hombre, mi madre ha sido una mujer
que para mí ha sido muy luchadora,
una mujer que ha tenido
que tirar pa'lante de su casa,
a veces, sola,
y, luego, que se enfrentó
en aquella época a ser madre
sin estar casada ni nada.
Tú imagínate lo que pasó.
Tú escuchas la historia de mi madre
y alucinas.
Mi abuelo la puso en la calle:
"Vete de aquí, esto es una...".
Mi pobre abuela, lo que sufrió.
Hoy en día te viene embarazada
una hija y tú no...
"Bueno, hija, qué vamos a hacerle".
Hombre, claro.
Sí es verdad que...
Era otra época.
Los tiempos cambian.
Pero luego mi abuelo
me llevaba a mí a todos lados, ¿eh?
Bueno, claro, eso pasa siempre.
O casi siempre.
Su niño era su niño.
Entonces yo te digo que mi madre
tuvo que apechar
con muchas circunstancias adversas.
¿Cómo conoció tu madre a tu padre?
A ver, ella siempre me cuenta
que ella trabajaba en una casa
y Manuel frecuentaba esa casa.
Era una chiquilla, muy mona.
Entonces, para ayudar a la familia,
ella se fue a trabajar a Madrid.
Estaba trabajando en una casa,
haciendo la limpieza y eso,
y ahí empezó a conocerlo.
Dice que al principio era muy feo:
"Era un hombre muy feo,
yo no sé lo que le veían,
era muy feo, con el flequillo así.
Y va a venir don Manuel".
Y ella,
cuando ya lo vio cara a cara, dice:
"Qué cosa más fea de hombre,
pero tenía algo".
Esto es lo que cuenta ella.
Digo: "Mamá,
a ti te hizo tilín ya el torero".
Y ella cuenta que ahí lo conoció,
empezó a salir con él.
Era un hombre con mucho poder.
Una personalidad arrolladora.
Y ella, bueno, quería irse
para acá y para allá con él
y resulta que eso en mi casa
no sentó muy bien, con mi abuelo.
Él ya era figura.
Claro.
Y con el abuelo
la cosa no sentó muy bien,
hasta que vino embarazada, ¿sabes?
Y eso fue la hecatombe.
Te voy a contar una cosa
que no sé si he contado alguna vez,
pero te la cuento a ti.
La primera vez en mi vida
que yo me emborraché,
me emborrachó tu padre.
Sí, ¿no?
En Palma del Río, en la finca
de los Moreno de la Coba.
Y salí de allí que mi padre
me decía: "¿Tú qué has hecho?".
Dando curvas, ¿no?
Sí, sí.
Fue la primera vez que yo...
Digo: "¡Ahí va! ¿Qué ha pasado?".
¿Tú llevas mucho tiempo aquí?
Yo, desde que llegué a España,
estoy aquí en el campo,
porque cuando yo llegué
tenía 22 años,
Manuel me lleva 11, 33,
recién separado,
una niña de 5 años;
no, de 2,5 años.
Alba.
Alba, de 2,5 añitos.
Entonces fue un poco complicado.
De repente te tocó llevar una casa,
ser mamá,
porque lo de madrastra suena fatal.
No, para nada,
vamos, no soporto esa palabra,
pero no todo ha sido color de rosa;
si no, te engañaría.
Yo no sé
a quién le comentaba el otro día
que a mí me pasaba algo y decía:
"Me voy al cerro, lloro, grito
y ya luego vengo
como si no me hubiese pasado nada".
Porque tampoco podía llamar
a mi mamá para decirle.
Es que ha sido cualquier...
O sea, que a lo mejor...
Además, ellos están allí,
lo viven de otra manera.
De otra manera.
Y siempre uno piensa:
"No les voy a angustiar,
no pueden cambiar mi situación".
Entonces ha sido
como tener que ir superando,
ir superando.
Ya no hay que ir a llorar al cerro.
No, ya no,
ahora se lo digo todo de frente.
A la carita.
Claro, claro.
Pero bueno, bien, rico, sí.
Eso es lo que alimenta
la complicidad al fin y al cabo,
tener cosas en común, compartir.
¿Y tú qué tal en Madrid?
Pues mira, Madrid pues lo mismo,
no fue nada fácil,
también con muchas situaciones
pues que al final
son temas familiares, que él venía
con una familia y todo esto,
pero bueno, mira, con ganas
de querer hacer las cosas bien
y con naturalidad,
al final todo va encajando;
más tarde o más temprano,
todo va encajando.
Yo creo que ha sido así, ¿no?
Yo ahora en Madrid estoy encantada.
Y como que nosotras
nos vamos haciendo nuestro espacio,
nuestro...
Nos vamos ganando...
Exactamente.
...el sitio.
Sí, sí. Y es impresionante,
porque yo ahora siento
que yo soy el eje de esta familia,
y no solamente de Manuel
y de mis hijos,
sino hasta de mi suegra,
de mis cuñados.
¿Te llevas bien
con la familia de Manuel?
Muy bien.
Y todo es en torno a nosotros.
Porque luego con la suegra
suele haber mucho pique, ¿no?
Yo, nunca. Bueno, ¿sabes qué pasa?
Bueno, yo no la he tenido.
Eso sí es verdad,
cuando yo llegué a esta casa,
pues mi suegra estaba aquí,
porque Manuel
recién se había separado y tal,
pero ha sido una gran señora
que me ha sabido respetar,
yo a ella, por supuesto.
Yo creo que cuando tú le das
a la persona su sitio
y ellos a ti el tuyo,
ella sabe siempre dónde estar.
Yo aprendí de mi madre
que esto que vivimos hoy en día
es para luchar,
para estar constantemente luchando;
y el día que bajas los brazos
y dejas de luchar
es cuando te las dan todas,
te vienen por todos los lados.
Eso que dicen: "A ver si algún día
llego y puedo descansar".
No, mentira; si quieres estar vivo,
no puedes descansar ni un minuto.
Y esa lucha
me la transmitió mi madre siempre.
¿Tú cuándo fuiste consciente
de que eras hijo de tu padre?
Cuando yo estaba con mi abuela,
mi abuela era muy graciosa,
mi abuela Dolores.
Yo el primer dinero que gané
en el toreo fue en una tintorería.
Porque vivíamos... Una tintorería,
una tintorería de ropa.
Vivíamos en un tercero
y abajo había una tintorería
y, como mi abuela le contaba
a todo el mundo quién era yo,
pero además con secreto.
(SUSURRA) "¿Sabes quién es?
Es hijo del Cordobés."
Y yo: "Abuela". Yo no lo decía,
pero todos, "Abuela".
A todo el mundo: al taxista,
al otro, a todo el mundo.
Y el de la tintorería decía:
"Venga, torero, torea".
Y toreaba allí con un trapillo
y me daba un duro.
Ah, ¿sí?
Y yo iba a comprarme chucherías
al kiosco.
El primer dinero lo gané
en la tintorería en Jaén.
Y ella, ella se ponía a ver
las corridas de toros conmigo:
"Vamos a ver la corrida de toros".
Me decía: "El toro es muy peligroso
porque embiste
con los ojos cerrados".
Decía ella.
Esa es una cosa que se decía.
Claro. "Y la vaquilla,
con los ojos abiertos,
por eso con la vaquilla
tienes que tener más cuidado".
Y cuando escarbaba el toro, decía:
"Está escarbando la tumba
al torero".
Y yo: "¡Abuela!".
Cosas de... ¿sabes?
Y entonces yo recuerdo eso,
frases que ella a todo el mundo,
donde me llevase:
"Este niño es del Cordobés".
Yo he nacido con eso.
Ya.
A mí no es que de repente
se me haya dicho...
Nunca se me ocultó mi verdad:
"Niño, esta es tu verdad,
vive con ella, crece con ella
y échate para adelante con ella".
Y yo estoy agradecido de eso,
porque no ha sido un trauma.
Aunque los niños
criados en mi situación,
cuando vamos creciendo,
tenemos muchas ausencias, ¿sabes?
Y tú lo notas ahora.
Tú lo notas ahora.
Tienes muchas carencias
porque un padre es un padre.
Totalmente, y eso lo notas ahora,
te das cuenta ahora,
cuando estás con tus hijos
dándole el desayuno
y se manchan el polo:
"Ya me he manchado".
Y lo cambias de polo
y ves ese niño con esos bracillos
y tú estás a su lado,
y tú eso lo notas ahora.
Cuando tienes 15, 20 o 21 años...
No te enteras.
No lo echas en falta,
tú vas caminando para adelante.
De hecho, yo me quedé en Córdoba
con 17 añitos,
me quedé solo viviendo en Córdoba,
me quedé con una familia.
Me dejaron un cuarto
en una casa del vecino
y la familia de arriba me ayudó,
me ayudaron a tirar hacia adelante,
y yo me quedé solo en Córdoba
por mi profesión.
Y yo iba a casa...
¿Coincidiste con él en algún sitio?
Nunca, nunca. Yo sé que ha habido
momentos que hemos estado cerca...
Bueno, perdón, coincidí
en la foto que te he enseñado.
Sí.
Aparte de eso, nunca.
Ese día, que había una reunión
del Círculo Taurino de Córdoba
y yo, como era miembro
de la escuela taurina, fui,
y todos los chavales se levantaron
para que les firmara el papel
y yo también fui,
como un chiquillo inocente.
Y él me estaba dando la foto
y yo no sé si él sabe quién soy yo.
Yo sí sé quién es él.
Ahora sí lo tiene que saber.
En ese momento, no sé
si él ni siquiera sabía que era yo.
A lo mejor en ese momento no,
pero vamos,
desde luego el parecido
es acojonante.
Un saber que existimos hay.
Pero es muy duro, muy complicado.
Esa vida que yo he vivido
es muy dura,
o sea, yo no se la deseo a nadie,
¿sabes?
Ese vacío que tengo yo ahora mismo
en mi alma,
que me preguntan mis hijos:
"¿Y el abuelo dónde está?".
La verdad es que Manuel
lo trata con mucha naturalidad.
Yo creo
que es como que todos lo conocemos
y ninguno lo conoce, ¿no?
Porque aquí es el abuelo Benítez,
el abuelo.
Pero ¿los niños cómo viven eso?
Porque, claro,
con la abuela sí comparten.
Sí, preguntan: "¿Por qué tu padre
no viene a vernos?
¿El abuelo
por qué no viene a vernos, papá?".
Y, bueno, Manuel
se inventa cada día una cosa:
"Es que viaja mucho.
Es que está de viaje".
Y tampoco le damos
como para que ellos sean...
No, para ellos no es nada tabú,
pero sí es algo que lo tienen ahí.
El otro día suena el teléfono
y era mi padre, que llamó,
y entonces contestó Triana y dice:
"Es el abuelo.
¿El torero o el otro?".
Porque ella tiene un lío,
claro, el abuelo torero.
Estaban pasando una película
en la televisión
y mi suegra dice:
"¡El abuelo Benítez!".
Ellos hablan del abuelo Benítez
como si lo vieran todos los días.
Tú no tendrías ni que pedir
la prueba del ADN,
es que no puede ser más evidente.
Pero yo tengo una cosa ahí
que es difícil, ¿no?
Yo tengo la palabra de mi madre,
que es lo más grande
que puede tener un hijo,
la palabra de una madre,
que es lo más grande
que se puede tener.
O sea, te pueden contar amigos,
mujer, hijos,
pero la palabra de tu madre...
eso es sagrado.
Y algún día me gustaría
haber llegado y haberle dicho:
"Mamá, he estado con él,
me he tomado un café con él,
muérete tranquila".
Que dure mucho, ¿no?
"Pero esto está zanjado ya",
y eso no ha llegado.
A mí eso me falta, ¿sabes?
¿Y tú crees que llegará?
Yo creo que ya no.
Yo ya he dado por perdido eso,
yo he intentado...
Yo te voy a decir mi verdad,
te la digo:
yo me hice torero
por llamar su atención,
eso fue lo primero
que a mí me motivó.
¿Ah, sí?
Sí.
Lo que pasa es que, claro,
empiezas jugando a ser torero,
y es chulísimo, porque tú eres
el torero del barrio:
"¡Ahí, torerillo! ¡Torerillo!".
Todo el mundo, el faralá:
"¡Mira el torero!". Ya el carnicero
te conoce como "el torero",
el del bar te conoce
como "el torero", y mola mucho.
Pero yo, cuando tuve uso de razón,
dije: "La única forma
que yo tengo de defender a mi madre
es siendo torero.
Y voy a ser mejor que él".
Era mi intención de chiquillo,
y ahí empecé yo, jugando a esto,
porque tú empiezas jugando.
Bueno, jugando debería ser,
porque la primera vez
creo que tú tenías 11 años, ¿no?
La primera vez que toreé, 13 años.
13.
13 añitos.
Tú empiezas jugando,
pero yo tenía esa cosa distinta.
Y yo llegué a ser torero
por esa rebeldía, te lo juro,
porque me ha movido
la fuerza más grande que hay,
que es la de tu verdad,
y eso me ha movido el corazón
y a veces me ha sacado fuerzas
de donde no tenía.
Y realmente a mí
lo que nunca me ha hecho aburrirme
han sido dos cosas fundamentales:
una, el querer ser torero
por estar cerca de ese hombre
y decir "soy como tú"
o "quiero ser como tú",
aunque es muy difícil llegar a...
Te estoy hablando de un pensamiento
de un chiquillo.
La grandeza a la que ha llegado
este hombre en el toreo
es inalcanzable, o sea,
creo que no nacerá nadie
que pueda llegar a hacer
lo que este hombre ha hecho;
eso es inalcanzable, ahí, chapó.
Pero yo quería
estar más cerca de él,
entonces había un camino,
que era ser como él.
Era lo que más fácil
me podía llevar
a estar cerca de él, no sé,
en algún tentadero encontrármelo,
tirarme de espontáneo en Madrid,
como me tiré, en un toro suyo.
Y yo lo idolatro tanto
que quería hacer su historia,
quería ser espontáneo, quería ser
perseguido por los civiles,
quería hacer todo eso
que él había hecho,
lo quería hacer,
para entenderlo más.
Porque tú te tiraste.
En Madrid, porque me ofrecieron
un millón de pesetas
y 20 novilladas,
y me terminé comiendo el bocadillo
del policía de la comisaría.
¡No me digas!
(TV) "Y ahora, señoras y señores,
acaba de saltar un espontáneo
que se ha puesto...
-Sin contemplaciones,
el chico de Madrid
se ha quitado al espontáneo
de en medio."
¿Te dieron el millón
y las novilladas?
Eso no apareció.
Me cogió la Policía:
"Hay que llevarte a hacer el paripé
de cogerte los datos".
Y ni me cerraron ni nada,
me llevaron a la comisaría,
se estaba comiendo uno el bocadillo
y me dio la mitad.
Y yo con mi bocata allí y diciendo:
"¿Tiene usted algo
para que pase esto,
que se me hace bola aquí?".
Y me comí el bocadillo del policía.
Y genial todo, ¿no?
O sea, que te engañaron encima.
A mí me han engañado
bastantes veces, como a todos,
porque en este juego
entra el engaño.
El engaño forma parte de esta vida
y el que no esté dispuesto
a que lo engañen
no se puede dedicar
a algo de artista, ¿sabes?
Sí, es que hay una banda,
hay una banda
dando vueltas por ahí...
Cuando tú llegas al núcleo,
hay 800.000
que han estado brujuleando ya
por ahí, y te ven venir.
Como cuando tú llegaste
y te vieron venir y dijeron:
"Este es, para acá".
Y tú al principio, ¿qué quieres?
Tú quieres cantar,
yo quiero torear.
A ti te dicen
y tú no hablas ni de cuentas.
A mí me endiñaron
una tarjeta de crédito
y le mandaban a mi madre
200.000 pesetas todos los meses.
Listo,
yo ya con eso estaba tranquilo.
A jugártela.
Yo llegaba a la tienda de ropa
y me daban dos pantalones
y dos zapatos;
venga, pues para adelante.
Y con eso ya...
¡Si yo no tenía nada!
¿Sabes lo que te digo?
Yo he estado siempre
en el filo de la espada,
o para acá, o para allá,
o para acá o para allá,
y a quitarte el hambre como fuese.
O sea, que cuando tú me dices ahora
que el hambre es muy mala,
que la gente de España
yo no sé cómo no se tira a la calle
cuando la están pasando
como la están pasando,
que hay criaturas
que no llegan ni a fin de mes,
que tú ves las cifras
y son escandalosas.
Y el hambre es muy mala, ¿eh?
Por el hambre
no se sabe lo que hace uno.
El hambre es muy mala.
Yo he sentido lo que es decir:
"¿Ahora qué hago?
¿Para dónde tiro?".
Y esa desesperación...
Bendito sea el Señor
que ahora no me pasa,
porque yo por un chiquillo mío
que le pasa algo,
vamos, yo me tiro a la calle
y al primero le digo:
"Cómprame un litro de leche
o date por muerto".
¿Sabes?
Pero ha cambiado mucho la película.
Los bandoleros antes
les quitaban a los ricos
para dárselo a los pobres,
y los bandoleros de ahora...
Eso decían.
Pero yo creo que alguno lo hacía.
Los bandoleros de ahora
les quitan a los pobres
para enriquecerse más, ¿sabes?
Antes a un bandolero
lo veías tú venir,
iba con el trabuco, con un caballo,
y decías: "Uh, este es bandolero".
Pero ahora el bandolero te viene
en un coche de alta gama
y muy bien vestido,
y dices tú: "¿Este quién es?".
Cómo está lloviendo ahora mismo.
Eso es bueno.
Había una vaca antes ahí
que estaba...
Pero que llueva así es bueno.
Esas serán las paridas, ¿o no?
Me vas a ayudar para coger uno.
Sí, hombre, vamos a coger uno.
El éxito como torero que tuviste
vino al mismo tiempo
o acompañado de éxito social, ¿no?
¿Cómo manejaste eso?
Es que tampoco yo tenía, verás,
yo tampoco era...
Estaba ahí, ahí unos me decían
que tenía que torear y yo toreaba,
otros me decían
que tenía que salir en la tele...
¿Sabes lo que te digo?
Tú estás ahí.
Lo que siempre he tenido
una cosa clara, Bertín,
y es que, y creo que tú también,
los pies en el suelo.
Yo siempre he tenido claro
que esto era,
que yo era una pieza
de un engranaje
y que yo sabía
con quién tenía que estar bien
y con quién tenía que estar
menos bien, pero ahí metido, ahí.
De repente en mi vida
de estar tieso como la mojama,
tieso con agonía, sin saber
para dónde tirar, me encuentro
con que todas las empresas
me quieren,
con que todo el mundo
quiere contratarme,
con que soy hasta guapo,
soy hasta guapo, me dicen "guapo",
tengo un club de fans de chicas,
me meten en una discoteca
con 300 chavalas,
que era mi club de fans.
Yo tuve un club de fans,
creo que el único torero
que ha tenido un club de fans.
Con las camisetas
del club de fans del Cordobés.
No te faltó mas que cantar
como Jesús.
Es que yo canto hasta peor que él.
(RÍE)
Entonces sí
que la hubiéramos liado.
Si hacemos un dúo...
Un dúo hubiera sido genial.
¡Oh! Entonces es cuando triunfamos.
Yo debo reconocerte
a mí se me fue un poco la pinza.
Yo en un momento dado me vi...
Y eso da mucho poder.
Dijiste: "Yo soy John Lennon".
Yo iba a El Corte Inglés
y me perseguían ocho dependientes.
Sí, sí, claro.
Yo llegaba a un restaurante
y, si no había mesa, había mesa.
Era muy fuerte aquel boom, ¿sabes?
Los hoteles se llenaban de gente,
o sea, aquello era una feria,
aquello era una locura,
aquello era, no sé...
Yo no podía parar en ningún lado,
gente por todos lados.
Era bonito, ¿eh?
¿Y cuándo conociste tú a Vicky,
en aquella época o no?
Pues yo conocí a Vicky
en una corrida de toros,
que su padre ya empezó,
porque José Luis Martín-Berrocal,
que en paz descanse,
siempre había sido muy taurino,
que ya te contaré, él me dio mucho,
él me dio mucho en la relación
de Benítez y mía, ¿sabes?
Él quería unirnos. De hecho...
Sí, ¿no?
Qué cosas, qué vida,
cómo es de rara la vida,
porque yo no le conozco mucho,
pero las veces que lo he visto,
para mí era mi ídolo tu padre,
o sea, yo lo tenía, de verdad...
Que un, no sé,
que un chaval como tú, como eres,
yo, vamos,
yo te tendría al lado toda la vida.
Por lo menos conocernos
y estar un rato juntos.
Bueno, José Luis empezó a estar
con Paco Dorado y conmigo y tal
y en un pueblo,
que hicimos un pasacalle,
yo toreaba esa tarde
e hice un pasacalles por el pueblo.
Vestido de calle, normal,
y yo cogí:
"¡Venga, que la gente
me vea antes de torear".
Y por la tarde hice un pasacalles
por el pueblo.
La gente en los balcones
y yo saludando: "¡Vamos, vamos!".
Y luego la plaza se llenó,
y fue Vicky y me dijo Paco:
"Bríndale un toro
a la hija del ganadero".
Y digo: "Joder, qué guapa es".
Le brindé un toro
y, después de eso,
yo tenía un teléfono móvil
de los primeros que había,
que era como una almeja,
un mejillón.
Sí, sí.
Era peligrosísimo.
Tenías que apagarlo. Bueno,
y Paco me había dado mi teléfono
para tenerme localizado,
entonces termina la corrida,
yo ya estoy ahí con ella,
una chica espectacular, superguapa,
con una educación que no veas.
Como ella es muy tímida, yo:
"Chiquilla, ¡no pasa nada!
Vamos a tomarnos un refresco".
Y digo: "Dame tu teléfono,
para llamarte yo un día".
Y me da una hoja con seis números,
de seis fincas:
"Si no estoy en este,
estoy en este;
si no estoy en este, en este".
Seis fincas, seis números.
Digo:
"Dame libreta y dame el boli".
Y le apunté seis veces mi número.
Digo: "Si no estoy en este,
estoy en este, y si no, en este".
Y nada, y ya empezamos
medio a tener contacto telefónico,
y a escondidas ella venía a verme,
porque Paco no quería,
el apoderado no quería
que yo andara con mujeres ni nada;
bueno, cosas antiguas.
Y empezamos a tener
una relación de amistad.
Durante 2,5 años
estuvimos de amigos
sin que nadie supiera nada, tapado.
¿Dos años y pico? ¿Sí?
Juntos.
Mucho tiempo sin que se enteraran.
Totalmente. Bueno, de hecho,
una vez me pegó un porrazo un toro
en la Línea de la Concepción
que me dejó un ojo tal
y la barbilla
y ella, en Sagrado Corazón,
se vino a verme por la noche
desde Madrid,
ella estaba estudiando.
Entró por la noche en el hospital
y salió antes de que amaneciera,
para verme,
porque lo teníamos muy tapado.
Y la verdad es que era
una persona encantadora
y que siempre, con mucho carácter,
Vicky tiene mucho carácter,
es una mujer con carácter.
A ella no le podías tú venir
por los cerros de Úbeda.
Pero en algún momento
tendrías que coger tú las riendas
de todo eso, ¿no?
Cuando yo quiero formalizar
mi relación con Vicky,
veo que eso es un trauma
para la gente que está conmigo,
entonces decido que lo que quiero
es estar con Vicky, ¿entiendes?
Y que eso no me lo van a impedir.
Y yo sabía que irme con Vicky era
romper la relación con este hombre,
que me había sacado para adelante.
Ya, ya.
Pero ahí ya me lo pusieron:
o una cosa u otra.
Y entonces una noche
toreando una corrida nocturna,
ya dije: "Esto no puede seguir,
esta situación".
Y hablé con él: "Esta situación
no puede seguir para adelante.
Y no me hagas elegir
entre ella y tú
porque me voy a ir con ella.
¿Esto lo podemos arreglar?
-No.
-Pues entonces me voy con Vicky".
Y ya me fui con ella, terminé
la temporada y me fui con ella,
hicimos lo de la pedida de mano
oficial en su casa
y luego ya hicimos en el Rocío
una pedida de mano y tal,
y fue muy bonito, macho.
Nos fuimos a vivir a Sevilla,
nos perseguía la prensa.
Era mi cumpleaños y estaban
los pobrecitos abajo con una tarta
y yo decía: "Venga, subid".
Natural todo,
como yo he mamado esto, ¿no?
Llegó Alba, que fue genial,
cuando vivíamos en el centro.
Y me la colgaba aquí en un koala.
Iba yo poco contento
con mi niña, ¿no?
(RÍE)
Y así fue la vida
hasta que de verdad
pues llega un momento en el que...
Yo creo que fuimos muy jóvenes.
Eso me pasó a mí también.
¿Sabes?
Cuando te casas muy joven
es muy difícil mantener
el matrimonio, pero...
¿Tu relación con ella cómo es?
Perfecta.
Estupenda,
porque yo cada vez que la veo
y hablamos y tal,
me lo dice ella, vamos.
Nosotros teníamos claro una cosa.
Cuando yo me separo de ella, digo:
"Mira, tú y yo hemos podido ser
lo que hayamos querido ser,
pero esta niña
es nuestra responsabilidad.
Y esto lo hemos traído tú y yo
a este mundo,
ella no ha elegido venir.
Nosotros tenemos que ser capaces
de que esta niña sea feliz.
Y para que sea feliz lo primero es
que tú y yo seamos felices
en nuestras vidas".
Oye, que siempre en una separación
hay momentos más duros
y momentos más tristes
y momentos más difíciles, ¿no?
Sí, sí, claro.
Incluso, tú cuando te separas
de las personas,
quieras o no quieras,
no sé si a ti te ha pasado,
que tú te separas de una persona
y luego piensas:
"¿Cómo hubiese sido la vida...?".
Los caminos se separan,
pero son paralelos.
Y si has pasado un tiempo largo,
tienes una cantidad de relaciones
que son de los dos y de familias.
Yo, por ejemplo, mi primera mujer,
yo adoro a su familia.
Es que ese vínculo no se pierde.
No se puede perder,
eso tienes que mantenerlo
porque eso es parte de tu vida,
parte de tu historia.
Le digo a Manuel que yo un día
que me sentí muy orgullosa, ¿no?
Y yo creo que sentí
que valió la pena todo
lo que yo he hecho en estos años
fue el día de la comunión de Alba.
Porque era un día muy importante
y era un día muy importante
para ella y para nosotros, ¿no?
Y yo nunca he querido estar
donde no tenía que estar.
Y yo siempre he querido respetar
el espacio de su madre,
que por supuesto es su madre.
Pero ese día estábamos todos.
Y podemos estar todos siempre
y no hay ningún problema, ¿no?
Entonces, era la complicidad:
"Vicky, bueno, recoge tú.
Tú te encargas de la tarta,
yo me encargo de no sé cuánto.
Bueno, tú pide las flores y tal."
Qué bien.
Eso para los hijos...
Y ese día ella se tenía que ir
un poco antes
porque tenía que irse de viaje.
"Virginia,
ya te encargas tú de lo otro".
Cuando salí, digo: ¡Qué bien!".
Qué maravilla.
Qué orgullo siento porque...
Y qué ejemplo, ¿eh?
Te digo una cosa, eso al final
la gente también lo ve.
Alba ese día
y nosotros fuimos felices, ¿no?
Claro.
Y para ella es normal.
Y ella nos habla de su madre,
nosotros de ella,
y es que es una amiga más, ¿no?
Eso es agradable. Es agradable.
Qué bien.
Porque si no, al final tú crees
que le haces daño a otra persona
y a la que le haces daño es
a la que menos tiene la culpa,
que es una niña, ¿no?
Que son los hijos,
que son los que peor lo pasan
en estas circunstancias
porque se encuentran en medio.
Sí, sí.
Vamos, que te sigo enseñando...
Cuidado con el patinete,
no vayamos a liar aquí una.
Guardo el patinete y salgo.
Pues bueno, la parte de atrás es
como los cuartos de invitados, ¿no?
Que está el que te dije,
que lo quitamos de invitado
y lo pusimos de juego.
Y ya luego...
A ver, si esta noche
se alarga mucho la cosa,
se pueden quedar aquí, ¿eh?
Ay, qué bien, muchas gracias.
Muchas gracias. Qué bonita la cama.
Sí.
Nosotros, si nos quedamos,
no sé si vamos a poder esta,
porque como Bertín siempre quiere
su cama, porque él es así.
A mí como no me dejes en otro lado,
no sé cómo me voy a apañar.
Bueno, hay otra habitación
y la tienen aquí cerquita, ¿eh?
Sí. Podemos hacer manitas
por lo menos, ¿no?
(Canción en inglés)
Lo que pasa es que yo creo
que esta cama es un poco pequeña
para Bertín, ¿eh?
Sí, son dos,
pero a él se le queda corta.
Yo creo que sí.
Esta es otra habitación
que también tiene su baño dentro.
Qué bonito.
Y qué vistas, siempre al campo.
Al despertarse y abrir una ventana,
está el campo. Las vacas...
¿Y echas de menos Venezuela?
Porque nosotros somos muy...
Además, allí la naturaleza está...
Que aunque sea en ciudad,
siempre está rodeado de mucha...
Sí, pero yo vivía en la ciudad,
en Valencia.
En Valencia.
Yo nací en Acarigua,
en el estado Portuguesa,
pero desde los seis años
me fui a vivir a Valencia.
Lo echo mucho de menos
y disfruto mucho cada vez que voy.
Me gusta ir una vez al año,
y me gustaría ir más.
Pero me da mucho miedo.
A los niños les...
¿Tú los has llevado?
No.
¿No?
Yo, realmente, voy muy poquito.
¿Vas poco?
Sí. Iba bastante más a menudo
antes de tener a los niños.
Y cuando ya tuve a Kike,
decidí no viajar.
¿Nada? ¿No has vuelto?
Primero, por su situación, ¿no?
Por su salud,
que siempre tengo temor
de que pase algo
y no tener los médicos a mano.
Pero además porque me preocupa
la seguridad allí.
Bueno, yo los he llevado mucho.
Manuel ha ido
desde que tiene tres meses
y le gusta muchísimo ir.
Pero sí es cierto que cada vez
me cuesta más llevarlos.
Es más, el año pasado ya no fueron.
Y ellos dicen:
"Mamá, cuando se arregle
la situación en Venezuela,
¿vamos a poder ir?".
Sí, que ellos también
son conscientes un poco
de lo que está pasando allí.
Sí, claro, por supuesto.
Yo les cuento un poco
porque tienen que saber también
lo privilegiados que somos, ¿no?
Y lo que tenemos.
Y que vean que su sangre,
su familia,
pues tampoco lo está pasando bien.
¿Y ellos allí cómo están?
Yo sufro mucho, Fabiola.
¿Sí?
Porque yo hablo con mi madre
casi a diario
y me da mucha pena
lo que está pasando, ¿no?
O sea, el otro día me comentaba:
"No, es que fui al supermercado
e iba a comprar no sé qué
que no había".
Y de repente ese día había y tal,
pero no se lo dejaban comprar
porque ella solamente puede,
por su número de cédula,
puede comprar
los martes y los sábados.
Me dice: "Los martes no hay nada
y el sábado ya todo el mundo
se lo ha llevado".
¿Sabes? Es muy triste.
Yo es que como no he ido,
me da mucha angustia
porque yo tengo allí
a toda mi familia.
Y bueno, veo las noticias también.
Y yo me monto en el avión y digo...
¿Sabes? Me voy con respeto.
Con respeto,
porque es que es estar en el sitio
y en el momento equivocado
y te la juegas. Te la juegas.
Claro.
A lo mejor por eso
Manuel ya no quiere ir
con los niños.
Sí, él dice que ya con los niños
cuando las cosas
se solucionen un poco.
Que esperemos que sea pronto.
Sí, yo creo que sí.
Que cambien.
A ver, ¿estos ya habrán terminado?
Bueno, a ver, porque a estos dos
los dejamos solos
y cogen carrerilla
y a saber la que están liando, ¿no?
¿Y tú como padre cómo eres?
Porque has tenido dos hijos más
con Virginia.
Yo como padre soy un desastre.
¿Un desastre por qué?
Porque los consiento en todo.
Sí, bueno, eso es...
Partiendo de ahí, ya...
Eso te lo dice Virginia, ¿no?
Totalmente.
A mí me lo dice la mía también,
porque a mí me pasa igual.
"Tú siempre estás con los niños
y yo les digo que no tomen tal
y tú se lo das".
¿Y qué hago?
Se lo das por detrás,
igual que yo, y unas broncas.
Pero ¿por qué no se puede tomar
una piruleta el niño? Si es normal.
Porque ella ha dicho que no.
Lo bonito como padre...
Ella ha dicho que no
y es lo que hay.
Sí.
Tu mujer dice que no...
Que no es que no.
"Es que he dicho yo que no.
-Bueno, pues yo digo que sí.
-¡Pues no!"
Yo tengo una técnica con Virginia.
¿Cuál es? Explícame.
Todo lo que ella me pregunta o tal,
lo primero es no.
¿Por qué?
Porque yo digo que no siempre.
Bueno, a mí no me ha servido eso.
Yo también decía que no
y no ha servido de nada.
"Oye, ¿vamos a una cena?"
Digo: "No".
¿Y entonces?
Luego ya negocio.
Luego ya si veo que es importante
para ella o para nosotros,
pues ya...
Negocias.
Sí. Pero lo que te digo,
yo como padre,
yo creo que todos los padres...
Aquí te quiero decir que te admiro.
Si siempre te he admirado
como amigo,
ahora como padre
has dado una lección
y como ser humano y como hombre,
que nos has dejado a todos...
Bueno, eso son cosas
que te tocan en la vida.
Pero la grandeza tuya
y tu naturalidad
y tu forma de afrontar las cosas
es un ejemplo para muchos
que estamos aquí en este mundo.
Un gran ejemplo.
Porque yo soy un proyecto de padre
hasta que me muera.
Somos proyectos de padres,
cada día aprendes.
Entonces mis hijos son
los que tendrán que decir
el día de mañana
cómo he sido yo como padre.
Claro, claro.
Yo cada día lo que hago
es aprender algo de ellos.
Pero ¿tú has pensado...?
A la hora de tú afrontar
tu paternidad, ¿has pensado
en lo que no sentiste tú
cuando eras pequeño?
Es decir, yo no voy a ser...
¿Has pensado: "Yo voy a ser
el mejor padre del mundo
porque yo no tuve padre"?
¿O no te lo has planteado así?
Es que yo lo miro
como que yo soy el que tienen,
ni el mejor, ni el peor.
El que hay es el que hay.
Está mi padre, y punto.
Con mis defectos y tal.
Yo lo que sí intento,
lo que te digo,
si un hijo me pregunta algo,
cómo hubiese hecho yo esa pregunta,
cómo la hubiese contestado
o cómo me la hubiese contestado
mi padre imaginario a mí.
Sí. Sí.
Y ahí es donde yo me defiendo,
¿sabes?
Y es lo que te digo,
no paramos de evolucionar
como padres.
No paramos de aprender de ello.
Cada día tenemos
algo que ofrecerles
y ellos tienen algo que ofrecernos.
Esa es la magia de ser padre.
# Como yo te amo,
# como yo te amo,
# convéncete, convéncete,
# nadie te amará,
# nadie te amará,
# nadie,
# porque yo te amo
# con la fuerza de los mares,
# yo te amo
# con el ímpetu del viento,
# yo te amo en la distancia
# y en el tiempo,
# yo te amo con mi alma
# y con mi sangre, yo. #
Yo creo que nosotras deberíamos ir
adelantando cositas.
Sí, venga. Pues yo me quito esto.
Sí.
Lo dejaré aquí, en el "office".
Ponlo ahí, en el "office".
Mira, los aguacates.
A ver, rallamos el queso.
¿Tú qué más le pones?
Pues yo tengo una historia
con el queso,
que yo creo
que mi problema con Kike,
que fue una bacteria
por la alimentación,
me vino por el queso.
¿En serio?
Estoy segura.
Yo compraba queso en sitios...
Claro, buscando lo más parecido
a nosotros.
Y luego me enteré de que,
como son leches no pasteurizadas,
pues que, probablemente,
a lo mejor estaba ahí la bacteria.
WEBVTT
Pero bueno.
Te voy a decir una cosa
que te va a encantar.
Yo tenía un chófer que me regaló
el "Credo legionario".
Y yo antes de torear,
rezaba el "Credo legionario".
Ahora te voy a enseñar una cosa
que te vas a quedar loco.
Vente conmigo.
Vale, vamos.
Vamos por aquí.
Eso te va a gustar, ¿eh? Ven.
Ahora vas a ver el búnker,
que llamo búnker
donde estamos con los niños,
es nuestra zona de la casa.
Y quiero que veas
una cosa muy curiosa
que te va a encantar.
A ver, a ver.
A ti que te gustan
las cosas así, raras.
Oye, qué bonitas las puertas, todo.
Me alegro de que te guste.
¿Por aquí?
Por aquí, sube por aquí.
Pues aquí es donde estamos siempre.
Los niños tienen los cuartos ahí
y nosotros tenemos aquí un salón.
Y vas a ver
el traje de mi alternativa,
pero vas a ver una cosa curiosa
que tiene dentro.
¿El traje de la alternativa?
Sí, el traje con el que tomé
la alternativa. Mira.
Ostras, eso es...
Ese cuadro es de una foto.
Este cuadro me lo regaló mi hija.
Este es "El Cordobés".
Sí, claro.
Pero eso es una foto.
Sí, me lo regaló mi hija.
Y ahora...
¿Cómo tu hija? ¿Qué hija?
Mi hija Alba.
¿Sí?
Sí, en un cumpleaños mío, llegó
y me lo regaló y lo colgué aquí.
Este es Benítez. Mucha gente viene
y dice que si soy yo.
Y lo que yo te digo de la Legión,
yo tuve un amigo
que era muy legionario
y entonces, fíjate tú,
en el capote de paseo
del día de mi alternativa pone:
"Legionarios a luchar,
legionarios a morir".
Qué bueno, macho. Qué maravilla.
Y el "chapiri" de la Legión.
Y el emblema.
Y me llevé muchos años:
"¡Vamos, legionarios!".
De hecho, Benítez, Manuel Benítez
a mí me llama "El legionario".
Ah, ¿sí?
Cuando se refiere a mí,
me llama "legionario".
Ah, ¿sí?
"¿Qué pasa con el legionario?"
Eso es lo que me ha llegado a mí
a mis oídos, ¿sabes?
Y aquí es donde pasamos nosotros
nuestras tardes, nuestras mañanas,
correteando los niños
para acá, para allá.
De verdad te digo,
Manuel, macho, tienes...
O sea, la casa me parece
que tiene un buen rollo de verdad.
Se respira aquí,
sobre todo que hay un ambiente...
Que sí, que sí.
Que me encanta, macho.
Que me encanta
la suerte que has tenido.
Mira, te voy a decir una cosa.
Y dime lo contrario ahora,
a ver si eres capaz ahora.
¿Cómo se ve la vida desde ahí?
Aquí se ve de narices, macho.
Bueno, yo la veo casi siempre.
Pues te entra una mala leche
que no veas aquí arriba. ¡Ay!
Oye, ¿están las niñas abajo
en la cocina?
Vamos a dejar que guisen ellas,
no le eches cuentas.
Te van a enredar.
No, que tenemos bronca si no.
Te voy a decir una cosa...
Tenemos bronca seguro.
Espérate, que las venezolanas
han aprendido mucho, ¿eh?
Yo no voy a hacer arepas,
yo no tengo ni idea.
Yo soy más malo que la peste.
Puedo hacer los huevos si quieres.
Yo para hacer los huevos fritos,
te puedo romper tres o cuatro,
pero como hay bastantes,
no pasa nada.
Pero a ti te pasa como a mí,
que te obligan, que te obligan.
¿Y qué quieres? Hay que hacerlo.
Pues nada, echarle cuentas.
No, no. Que no hay más remedio,
tenemos que hacerlo.
¡A ver esas arepas!
(RÍE)
¡Arepitas!
¿Ya tenemos todos los ingredientes
que vamos a usar?
Sí, voy a buscarte una tablita.
Buenas, buenas.
Hola, pareja.
¿Qué tal?
Nos quitaremos las chaquetas.
Sí, hace un calor horroroso.
Sí, vamos a hacer como que somos...
Además, vais a currar.
(AMBOS) -¿Sí?
-Sí, así que poneros cómodos.
Yo te lo pongo allí en...
Yo veo menos que Pepe Leches.
¿Hacen falta gafas o no? No, ¿no?
Mira, hace falta remangarse,
lavarse las manitas,
porque vais a hacer cosas.
¿Tú te acuerdas de Tip y Coll?
(RÍE)
¿Te acuerdas o no?
No.
Cuando hacían eso de...
# En la sartén, el "huevén". #
Ah, sí, sí.
# En la sartén. #
Ella hace las arepas de una manera
y yo de otra, ¿eh?
Y tú, Bertín, ahí al lado.
Bueno, ¿qué hay que hacer?
Y seguro que él las hace de otra,
que no las ha hecho nunca.
¿Y tú has hecho arepas?
¿Qué hay que hacer?
Anda que el tío...
Esto empieza bien.
Venga va, ¿qué? ¿Qué hay que hacer?
(AMBAS) A ver...
-Bueno, tú eres la que manda aquí.
¿Dónde tienes las cosas?
Aquí está la harina.
La harina.
Toma.
(TARAREA) Oye, un momento.
Vamos a ponernos un delantal.
Remángate, que te vas a ensuciar.
Espérate un momento. Yo tengo
unos delantales aquí muy chulos.
Ay, sí.
Ahí.
Ah, te los han mandado, chaval.
Mira qué bien.
Hombre, claro, tengo enchufe aquí.
Esto... Esto...
¿Qué te pasa?
Que no lo sabe la gente.
Que nos ponen unas fajas
con la petaca de esto
y no veas el calor que da esto.
Las fajas gástricas.
Luego parecemos que estamos gordos
y es que tenemos unas fajitas.
No estamos gordos.
A ver, ponte tú eso.
Esto es así.
Date la vuelta.
# No estamos gordos, estamos... #
A ver, una cosa,
¿a tu manera o a la mía?
¿En mi casa o en la tuya?
Estamos en tu casa, en la tuya.
Va, decidnos lo que hay que hacer.
Venimos preparados.
Ay, Dios mío de mi alma.
Tenemos como muy abierto ahí.
Ahora te voy a decir
cómo se corta el jamón de verdad.
¿Nosotros no vamos a hacer
huevos fritos?
Vamos a hacer unos huevos fritos.
Mira esos huevos de campo.
Te voy a preparar aquí la...
¿Cómo se enciende eso?
Esto se enciende automático.
¿No le metes fuego a esto?
No.
No me quiero cargar esto, pero...
No pasa nada.
Ah, ¿que no hace falta meterle
mechero a eso?
A ver, ¿cómo calculas tú? ¿Así?
No, yo echo primero la harina.
Ah, señora. Es que...
Pero, Virginia,
como cada uno va a hacer el suyo...
Tú prepara el tuyo,
¿o todos lo hacemos aquí?
No, venga, haz tú unas
y yo también voy a hacer unas.
Vale. Mira, yo hago aquí.
Vale, yo voy a hacer unas aquí.
¿Y vosotros qué vais a hacer?
Los huevos fritos.
Nos habíais dicho antes
que había que hacer huevos fritos.
¿Adónde vas con el aceite?
Hay que echar bastante aceite.
Ah, vale.
(Canción en inglés)
¿Tú de dónde eres, Virginia?
Yo nací en Acarigua.
¿Eso dónde está?
En el estado Portuguesa,
en los Llanos.
Ah, en Portuguesa.
Hombre, en los Llanos.
Pero desde como los seis años
me fui a vivir a Valencia
y vivo en Valencia.
Uy, en Valencia
no sabes lo que me pasó.
¿Por qué? ¿Fuiste?
En Valencia casi me desnudan
en una radio.
¡Anda!
Te lo juro. Fui a hacer
una promoción de un disco
a una radio en Valencia
y se metieron en la radio
pues serían 50 o 60 chavalas.
Me cogieron en la escalera,
me arrancaron la camisa.
Bueno, cómo sería que me arrancaron
una pernera del pantalón.
Yo no llevaba vaquero,
llevaba un pantalón.
Ahora llevo vaquero siempre,
pero antes no.
Y se llevaron una pernera entera.
¿Te dieron lo más grande?
No sabes cómo me reí yo,
lo que yo disfruté mirando
a ver quién servía. (RÍE)
¿Quien qué?
No, no. Que yo estaba...
Quién servía la comida, dices.
No, que yo estaba mirando...
Tú estás en todo, ¿eh?
Yo, así.
Digo. (RÍE)
Tengo una antenita que no veas.
Con estos o tienes antena
o a ver qué te pasa.
Pero vamos,
la tuya es parabólica, ¿eh?
Has hecho así, ding,
y lo has cazado al vuelo, ¿eh?
Totalmente, no se me escapa una.
El aceite se les está quemando.
Es que me tenía ahí
con la conversación de...
Pero, Manuel,
hay que echarle los huevos ya
y no estamos preparados.
Coño, porque es que tú...
¿No se echan primero las patatas?
No, vamos a hacer los huevos.
¿No tardan más
las patatas en hacerse
que los huevos?
No.
Ah, ¿no?
¿Las patatas las hacemos ahora?
Bueno, habrá que comerse
las patatas con los huevos.
Entonces hay que hacer primero
las patatas.
Pero te voy a decir una cosa...
# Yo nací en esa ribera del Arauca.
# Vibrador.
# Soy amigo...
(AMBAS) # Soy hermano de la espuma.
# Soy hermano de la espuma.
(AMBAS)
# De las garzas y de las rosas. #
Oye, cantando no.
No, dale, dale.
Y ahora Bertín va a hacer...
Tú tienes que hacer...
¿Estás como Jesulín? (RÍE)
# Y del sol. #
# Y del sol. #
Escúchame una cosa.
# Canta, salta, baila, llora. #
Hay un vídeo con la bandera
de una canción de Bertín,
¿me lo mandaste tú, Fabiola,
o te lo mandé yo?
Me lo mandaste tú.
Una mañana me desperté,
tú cantando...
Es un vídeo, un montaje...
De Venezuela.
No, es que yo la he grabado
en un disco.
Sí, claro, yo la escuché
y se lo mandé a Fabiola.
Es el de las canciones
más emocionantes
que yo he cantado en mi vida.
¿Me la enseñas?
# Llegó tu luz y tu aroma
# en mi piel,
# y el cuatro en mi corazón. #
Ya está, no peles más papas ya.
Escúchame, mira cómo es esto.
¿Cómo la vas a hacer tú de grande,
de gorda? ¿Cómo te gusta?
A ver...
¿No vais a hacer arepas vosotros?
Sí, sí.
Os estáis escaqueando
con la patata, la patata.
Y el otro, el jamón, el jamón.
Es que está muy bueno.
No, ven para acá. Vamos a hacer...
Vale, vamos a hacer una cosa.
¿El qué?
La masa, que es lo más complicado,
ya la hemos hecho nosotras,
que os facilitamos la vida.
¿Nosotros qué hacemos?
Vuestra masa para las arepas.
No, espérate.
Vamos a facilitárselo también.
No, ¿qué dices?
Que luego nos ganan.
Esta para ti y esta para mí.
De cero, igual que nosotras.
Yo solo quiero una cosa,
fijarme en cómo lo hacéis.
Mira, se coge una bolita.
Yo no puedo ni hablar.
Pero ¿qué coño se hace con esto?
Una bola.
(AMBOS) -Una bola.
-Hasta ahí llegamos, ¿no?
Una bola redonda, ¿no?
Hay trampas y...
¿A ti cómo te gustan,
finitas, gorditas?
Ya tenemos una bola cada uno.
Pero no sé por qué está así.
(AMBAS) Mira.
Te lo dije, hay trampas.
La tuya es de balonmano
y la mía de pimpón. ¿Qué?
Bolita. Pero bolita así, mira.
Así, para que luego sea más fácil
hacerle la forma.
Escucha, pero...
Calla y dale vueltas.
Así. Pero pártela. O sea, divídela.
Mira, mira.
No hay que usar toda la masa.
Mira qué movimiento.
¡Así, así, mi amor!
Le estás ganando, ¿eh?
Parte eso, que no te va a salir.
¿Ahora qué? ¿Ahora qué?
Mira qué movimiento, por favor.
¡Así, así, así!
Se nota que se te da bien
mover las manos.
(Canción en inglés)
Echa ahí huevo.
A ver, que te vea yo a ti.
Ahí está.
Virginia.
Dime, mi amor.
¿Cuánto fuego necesitan?
Eh...
¡Oh! ¡Bertín!
No te creo. Qué asco.
¿Qué pasó?
Me comí un huevo crudo,
¿qué quieres?
¿Qué ha pasado?
Que se ha comido un huevo crudo.
Me comí un huevo crudo.
¿Cómo?
Que esto es buenísimo, hombre.
Manuel dice que por la mañana...
Yo lo hago siempre.
Antes de comer,
un huevo crudo sienta fenomenal.
Pero dime para qué.
Pero ¿qué hace?
Exactamente. Explícame.
Mi vida, porque te da un...
¿Un brillo o qué?
Es muy bueno para la inducción.
¡Ay, ay! Mira lo que está haciendo.
Estoy haciendo una arepa cuadrada.
He inventado algo.
No, no, no.
Mira lo bien que queda.
Manuel, no es lo suyo.
La arepa es redonda.
Fabiola, dame la tuya.
No, no, la mía es esta.
Vale.
Le voy a hacer una marca a la mía.
La mía no es redonda del todo.
Esta es la de Bertín,
la tuya, la de Manuel y la mía.
Vale, las tienes identificadas.
Todas.
Mi amor, a ver si ahora
se van confabular estos dos
y nos van a ganar,
que estamos en su terreno.
A ver, ¿lo puedo intentar yo?
Esta es la tuya.
Pero con cuidado,
sin cortarte, finito.
Ten cuidado,
la mano no la pongas ahí.
Así, finito.
Y sin doblar mucho el cuchillo.
Manolo, ¿tú tomas vino?
Yo no quiero ahora vino.
Ahí, jolines.
Oye, tío, esto es demasiado, macho.
Espera un momento.
Coño, dile que es al revés.
¿Por qué al revés?
Porque se corta para allá siempre.
¿Quién te lo ha dicho?
¿Qué dices?
Bueno, vale.
¿Quién te ha dicho eso?
Te lo digo yo.
Siempre así.
El jamón se corta para allá.
Que yo he visto
a un profesional antes...
Que es lo que yo decía,
que para acá
también se corta muy bien.
(RÍEN)
Bertín, fríeme un huevín.
Que nosotros lo cortemos gordo,
vale, que nunca lo hemos cortado,
pero...
Ese te ha salido gordito,
qué quieres que te diga.
Dame una bandeja.
(Cristales rotos)
¡Ahí va!
Muy bien, felicidad.
No pasa nada.
No pasa nada,
que cualquiera le dice algo.
Yo no he sido, ¿eh?
He sido yo.
¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?
Manda, ¿eh? Manda.
Manda más que yo, ¿o no?
¿Sí? No.
Qué va a mandar más que tú.
¿Manda Virginia? No.
Pero yo no mando tanto.
No, ¿para qué? No te hace falta.
Si todo el mundo hace lo que dices.
No te hace falta mandar.
A ver...
Mi amor,
estás destrozando el jamón.
¿Dónde tienes la mayonesa?
Córtalo tú. (TOSE)
Me voy a atragantar.
Yo ya estoy haciendo las arepas.
Bueno, vale, vale.
Manuel, dime, ahora de verdad,
¿aquí, en esta casa,
quién decide las cosas?
Dilo de verdad.
A medias, a medias.
¿De verdad?
No, realmente no.
La última palabra la tengo yo.
Sí, lo que tú digas, mi amor.
(RÍEN)
Hombre, es así.
A ver, aquí la palabra más repetida
en esta casa es "Virginia".
Me consta, que lo he escuchado.
Venga, Bertín, dale ahí.
Afloja aquí.
Claro.
Mi amor, revienta
los globitos esos.
Explota los...
Por este lado, por este lado.
Por el lado de aquí.
Y báñalo un poquito con el aceite,
para que haga la puntillita.
¿Pero el huevo quién lo hace?
¿Cómo me vas a poner luego
la cocina, eh?
No pasa nada.
Con el aceite.
Mira qué pedazo de huevo
ha hecho Bertín.
¿Y esto?
De regalo.
Es pan, que lo he echado ahí
para que tuviera...
Otro huevo, Bertín.
¿Dónde está mi vaso?
Te ha quedado perfecto, Bertín.
Dios santo, qué huevo.
Con la puntillita, ¿eh?
La yemita para mojar.
Mira cómo le ha quedado el huevo.
Te voy a poner a hacer huevos
en casa.
Por favor, qué categoría de huevo.
Que nunca haces nada,
porque yo pienso que no eres capaz
y sí que eres.
Es que tienes que ponerlos en...
Mira, por favor.
Venga, Bertín,
dale un poquito de fuego, ahí.
Tranquilidad, chavales.
Dale fuego a esto.
¿Cómo se pone más?
Está a tope.
No se puede quedar...
Déjalo, que ahora sale.
Vaya dos.
Yo creo que las arepas...
Mira la postura.
Estoy por hacerte una foto o algo.
No tengo el teléfono.
Échale aceitito por arriba.
Esto salpica,
me cago en la madre...
Hay que bajarlo.
Pero tengo que echarle
tres huevos más, no lo quites.
Pero que lo está haciendo muy bien,
¿no?
Ahora bájalo un poco
y luego lo subes.
¿Sí? Fuerte y flojo.
Para que no te salpique.
Fuerte y flojo, ¿no?
Claro.
Pero no está bien
porque no se quema.
Tiene que estar "churruscadito"
por fuera.
No le eches aceite a la yema
para que quede cruda.
Tiene que estar dorado el huevo,
si no, no es igual de bueno.
Qué bien vamos a comer.
Qué rico.
Lo que yo estoy aprendiendo aquí.
Mi vida, si yo, estas cosas...
Yo estoy sobrado en la cocina,
lo que no quiero hacer alarde.
Perdón, acabo de descubrir
a otro Bertín.
Tú hoy has hecho poco, ¿eh?
Yo he dejado
que nuestros invitados...
Cuidado.
Trae el esto.
Cuidado que se revienta.
Toma. ¿Y ahora qué?
Le ha quedado el plato de lujo.
Bueno, es que, de verdad.
Este es el bueno,
en todo el centro ha caído.
¿Cuántos llevamos nosotros
de casados que no me acuerdo nunca?
¿Cuánto tiempo llevamos juntos?
12 yo creo, ¿no? 12, 12.
12. En mis 12 años de relación
es la primera vez
que yo veo esto
con un resultado así.
No te voy a hacer huevos fritos
más en la vida.
Me los vas a hacer tú a mí.
Por favor,
esto hay que inmortalizarlo.
Yo no he visto esto en mi vida.
Y nosotras, ya va.
¿Pero tú crees
que esto se va a volver a repetir?
Yo por si acaso lo inmortalizo.
Luego me la pasas.
Luego te lo vas a comer
con el gazpacho,
que nadie se lo cree.
Hazla tú y luego me la pasas.
Los huevos de Bertín.
Los huevos de Bertín.
Y se ha tomado tres ya.
Bertín, no.
¡No!
No, por favor.
A ver, ¿por dónde empezamos?
Hombre, yo empezaría por esto,
si no, se enfría.
Los huevos.
Esto está calentito todavía,
así que se puede aguantar.
Te cedo los honores.
No, sírvete tú.
Pero tú has cocinado.
No, sírvete tú, mi amor.
No, yo no me sirvo, yo le sirvo.
Vamos a probar
los huevos de Bertín hoy.
Y el jamón de Bertín.
Escuchadme, esos huevos
tenéis que probarlos vosotras
y nosotros nos comemos
los del otro plato.
Échame cuentas a mí, mi amor.
Pónselo a tu esposo.
Que no, aquí la que manda
es Virginia.
Esto son mis huevos.
A ver, Fabiola.
Está fantástico.
Buen provecho, ¿eh?
Manuel, ¿cuándo fue
que os enamorasteis de verdad?
Porque antes me has dicho
que os conocisteis
cuando ella estaba pequeña
y luego os volvisteis a encontrar,
¿pero cuándo de verdad dijiste
"esta es mi mujer"?
Bueno, la verdad,
cuando la vi por primera vez
fue que yo estaba en un parque
haciendo footing
y su hermana estaba
en el parque también,
empezamos un poco a vacilar.
A tontear.
Sí, bueno, nos saludamos.
"Buenos días".
"¿Tú eres el torero?
-Sí".
Porque yo toreaba en Valencia
a los pocos días.
Dice: "Te voy a presentar
a mi hermana.
-Vale".
Y cuando yo iba andando
hacia el hotel,
la fueron a buscar a la universidad
y allí me pararon.
"Mira, mi hermana y tal".
Yo la vi.
"Pues si te apetece tomarte
un refresquito en el hotel o algo".
¿Y no te sonaba su cara?
No, para nada.
¿Pero tú sí lo sabías?
Claro, porque en Venezuela...
Acoso y derribo.
No, que en Venezuela hay
mucha afición taurina y nosotros,
mi padre siempre nos llevaba
a la Feria del Sol, en Mérida,
y sabía por supuesto
quién era Manuel,
aparte que tenía una foto firmada
de él desde los 13 años.
Él no se acordaba de mí.
Y Virginia también estaba pasando
un momento muy triste en su vida.
Yo creo que el destino ahí
nos unió a los dos,
unió a dos almas...
Porque en ese momento
lo necesitábamos.
¿Qué le pasó?
Bueno, un momento delicado
de mi vida
y llegó Manuel
en el momento indicado.
Yo estaba recién separado.
¿Pero qué pasó?
Si no es indiscreción.
No.
Sí es indiscreción
porque no lo quiere contar.
No, no es nada,
simplemente que yo tenía un novio
desde los 16 años
y tenía cuatro años con él
y falleció.
Qué duro.
Ostras.
Y yo tenía 20 años.
Para mí había sido
un momento muy duro
y yo creo que, en el fondo,
eso fue lo que me llevó a ser
tan arriesgada,
de tomar la decisión,
después de conocer a Manuel,
de venirme aquí, tan lejos.
De desconectar un poco, de cambiar.
Era simplemente
que la vida te cambia y dices:
"Bueno, hay que darle valor
a las cosas
y disfrutar el momento".
Yo creo que nos unieron
muchas cosas en ese momento.
Yo estaba también separado,
recién separado
y qué casualidad que cuando volví
a Venezuela al cabo del tiempo
mi hermano tenía el teléfono suyo,
lo guardaba,
y yo venía muy triste
de mi separación y me dijo:
"Llama a Virginia y la vemos
y nos tomamos un café con ella".
La llamé y esa Navidad
ya se vino para acá.
Para que tú veas lo que son
las cosas, cuando me vio...
Nada más que la vi, le dije...
"¿Cuándo nos casamos?"
¿Pero así? Sin vaselina,
como dice Bertín, del tirón.
"¿Cuándo nos casamos?"
Y fue el primer año,
la Navidad que vine
y ya al año siguiente...
¿Vosotros también os conocisteis
en Venezuela?
No, aquí.
En España.
Aquí, en un casting.
Yo la contraté.
No puede ser.
Qué feo suena eso.
Siempre lo cuentas así.
A mí me sabe fatal.
Es que fue así.
Bueno, pero entonces,
si lo explicas así, da detalles.
Yo grabé un disco,
el primero de rancheras mío,
que fue un disco muy sonado.
Entonces, yo dije:
"Vamos a hacer unas fotos
en el campo con los caballos y tal,
pero para no estar yo solo,
a ver si saco alguna chavalita".
Entonces, hice en Madrid
un casting.
Una chavalita guapa.
¿Qué quieres que diga, coño?
Un soldado no.
Pues ya tengo un legionario,
pues, coño, tendré... ¿No?
¿Pero ella qué hacía?
¿Tú bailabas o algo?
No.
Ella de modelo.
Yo trabajaba como modelo.
Y tú salías en el vídeo.
Que no era un vídeo.
Eran las fotos para el disco.
Ah, bien, bien.
Un momentito.
¿Puedo contar yo una cosa?
Cuenta.
Porque tú tienes tu versión
y yo tengo la mía.
Yo nunca lo vi.
Este señor estaba dentro
de ojeador.
Oh, oh.
¿Mirabas por un agujerillo?
Y yo no sé cómo lo hacía,
pero de repente terminé el casting
y dice: "Tú y tú".
Dos chicas seleccionadas.
Te tocó.
Yo nunca lo vi.
Yo vi a otra persona.
Y ya, primera vez
que nos encontramos,
entrando en la finca,
este señor a caballo.
Imagínate esa estampa, claro.
¿Cómo no?
Encima del caballo y me dice:
"¿Tú sabes montar a caballo?".
Y le dije: "Yo, sí, claro".
Esa es como yo.
Y me subo al revés,
por el lado que no era.
Se sube por la derecha.
Y le dije: "¿Adónde vas?".
¿Y qué pasó? A ver.
Lo viste a caballo.
Te montaste a caballo.
Mira.
¿Pero a ti te hacía tilín ya o no?
Escucha.
¿Todavía no te hacía tilín?
Yo lo veía... No.
Hay mucho detrás,
pero yo tenía en ese momento novio,
yo no sé lo que él tenía,
no entro.
No me interesa.
El caso es que un poco de "feeling"
sí que hubo.
Yo terminé mi trabajo,
porque yo fui a trabajar,
y cuando nos despedimos
este señor me dio un achuchón
y en ese momento yo dije: "Dios".
Es que lo mío es el abrazo del oso.
Dos metros apretando.
No veas cómo aprieto.
Madre mía, y en ese momento...
En ese momento, sentí, lo sentí.
Pensé: "Esto es".
Pero claro, yo ya me iba.
Y pasó un año desde ese momento
hasta que nos volvimos a encontrar.
Y hasta que pasó el año fueron
creciendo muchas cosas en mí.
¿Y sin tener contacto?
No, ni nos cruzamos
el número de teléfono, nada.
Para que tú veas lo que es...
Nada de nada.
Yo la tenía localizadísima,
lo que pasa...
No te vengas arriba.
Técnica de profesional.
Yo no le digo nada.
"Adiós, mi vida. Encantado, tal".
Le pegué un apretoncito.
Tú dices mucho "mi vida", tal.
Qué exigentes son ellas,
que después de un año
nos han vuelto...
¿Pero por qué te cuesta
hacerte el blando?
No pasa nada, mi amor.
Que no pasa nada. Es que fue así.
¿Me tenías controlada?
Completamente.
(IMITA ACENTO MEXICANO)
Porque de macho no grito.
La verdad es que no.
Ella se fue y dije:
"Qué monada,
qué encanto de chavala".
Tenía un defecto importante,
pero lo demás era todo...
¿Cómo un defecto importante?
No.
Que tenía novio.
Bueno, eso no le importaba.
Eso no me importaba nada.
No, que fumaba una barbaridad.
¿En serio?
Fumaba muchísimo.
Pero justo pasaron
en medio de ese año muchas cosas
y yo dejé de fumar, sin saber
que me lo iba a volver a encontrar.
O sea, que cuando lo viste de nuevo
ya no fumabas.
Bueno, al poco tiempo
dejé al novio que tenía
y entonces comenté:
"Me encantaría volver a encontrarme
con Bertín.
-Pero si yo soy muy amiga
de un amigo suyo".
Y entonces organizó una comida
y cuando llegué lo puse a prueba,
porque yo sabía
que él no me iba a reconocer
cuál de las dos chicas
que había seleccionado era
y, según entro, me dice,
se levanta de la mesa:
"¡Flaca!".
Y yo: "¿Cómo me llamo?".
Nada, ni idea.
Ya ahí me pidió
el número de teléfono,
pero seguro que lo vuestro
es mucho más interesante,
porque nosotros.
No.
Fuimos al cine, ¿no?
Cuando nos vimos allí
fuimos al cine
y luego fui a verte
a la Feria de Mérida.
"Cadena de favores" vimos.
Vimos "Cadena de favores".
Muy bonita película.
Preciosa.
¿Y ese primer beso qué? ¿Marcó?
El primer beso fue...
¿Cuándo fue el primer beso?
No me acuerdo.
¿No te acuerdas?
¿No te acuerdas?
Uh.
Vale, vale.
(RÍEN)
A ver.
Luego me pides que me acuerde
del aniversario nuestro.
Creo que si nos quedamos
os vais a dormir vosotros en la...
No, el primer beso
fue así como robado.
Me hizo la cobra un par de veces,
porque ella hacía muy bien
la cobra.
Tú imagínate una película
subtitulada en inglés con letras,
que no me enteré de nada,
palomitas aquí, un refresco.
Y yo decía: "¿Cómo le echo
la mano por lo alto?".
Venga, Virginia, di la verdad.
¿No te acuerdas del primer beso?
¿De verdad que no te acuerdas?
Luego te lo voy a recordar yo a ti.
No, recuérdalo ahora.
No, no.
¿Pero es romántico o no?
Porque Bertín tiene sus momentos.
Nunca es cuando...
Nunca soy cuando tengo que serlo.
Nunca es una fecha.
No, quiero decir
que tú eres muy a tu aire.
Pero tienes detalles por lo menos.
Se acuerda de las cosas
como los aniversarios y eso,
que es lo más importante
para vosotras.
No toques ese tema.
Cambiemos conversación.
Cambiemos conversación.
¿Eso es chungo?
No me acuerdo de nada nunca.
Comprendo que es un defecto,
comprendo que a las mujeres
eso les parece fatal.
Ni tan calvo ni con dos pelucas,
como dicen aquí.
Yo no soy detallista.
¿Qué le voy a hacer?
Yo tengo un detalle el 15 de abril,
por ejemplo,
que no tiene nada que ver con nada,
pero 15 de abril
me pone llevarle un ramo de flores.
¿Yo qué sé por qué? Por nada.
Sí, le da el punto.
Eso es bonito también.
Su cumpleaños no se me olvida
porque se tira
dos años por delante ya...
"Oye, el 28 de diciembre..."
¿El 28 de diciembre? Yo el 25.
Ah, ¿sí?
Sí.
Somos capricornio. ¡Toma!
Esto está todo preparado.
A mí me trajo el niño Jesús.
Nosotras teníamos una bolita.
Qué curioso, macho.
Perdona, que vosotros
habéis contado muchas cosas.
¿Tú te acuerdas
del primer beso nuestro?
Sí.
¿Y tú?
Yo del vuestro, totalmente.
(RÍEN)
Lo tengo ahora mismo en la mente.
El primer beso nuestro
fue en el coche.
Estaba yo echando gasolina.
Por favor.
¿O no fue en el coche?
Sí.
¿No te acuerdas?
Es que yo no me acuerdo.
Y tú te lo acabas de inventar.
Claro, como yo no me acuerdo
él puede decir cualquier cosa.
En el coche yo siempre ataco
porque no tienen escapatoria.
El coche andando, claro.
No se pueden tirar andando.
Yo si ahora tuviera que hacer
todo ese esfuerzo
de dar todos esos besos,
me duele hasta la mandíbula,
eso era brutal,
eso ya no se puede repetir,
eso tienes una edad para hacerlo.
Hombre, tampoco.
A ver, arepita.
Cada uno la suya.
Bertín, la que hemos liado.
¿Dónde os casasteis vosotros?
Nos casamos en Valencia,
en el Hotel Intercontinental.
¿En Venezuela?
En Venezuela.
Qué bonito. Mi amor, ¿y si nosotros
hacemos la segunda en Venezuela?
¿Qué?
Nosotros vamos
que conocemos a los músicos y eso.
(RÍE) Pero si Bertín canta ya.
Te acabo de pedir
matrimonio públicamente.
Vale,
pero si ya lo hemos hablado eso.
Y estás untando la mantequilla.
Estoy intentándolo.
Esta es la de Bertín,
cruda no, dura.
La mía está dura siempre.
Os casasteis me dices en...
En Valencia.
Valencia, Venezuela.
¿Y cómo fue la faena
la noche de bodas?
¿Cómo fue la cosa?
Fue fenomenal.
Buenísima.
Estabas preñada.
¿Y qué tiene que ver?
¿Pues cómo va a ser la faena?
Cortita.
¿Cortita?
Estaba preñada.
A ver si va a hacer un daño ahí
horroroso e irreversible.
A ver si eres un borrico ahora.
De verdad.
Estás "sobradete",
se te ve "sobradete".
No, no, desde que he probado
los huevos no veas cómo estoy.
Estuvimos mucho tiempo buscándolo.
¿A que sí, mi amor?
Bueno, buscando...
Más o menos,
no un día, fueron varios días.
(RÍEN)
De verdad.
No aclares que oscurece.
Es que la estás liando.
Y el primero, varón,
vamos, redondito.
Se dormía en los muebles.
¿Te acuerdas
que te dormías en todos lados?
Y la segunda, Triana, mi princesa.
Eso de tener dos... ¿Sabes?
El niño y la niña.
Qué bueno, Bertín, la tuya.
Cómo se nota
que sois chicos y os...
¿Tú crees que a Manuel, tu hijo,
le gustan los toros o no?
No.
¿No le gustan?
Torea para vacilar.
En su comunión, que fue aquí,
le busqué dos vaquillas pequeñas
y las torearon en la plaza,
pero él no...
¿Pero a ti te gustaría?
No.
Ah, ¿no?
¿No te gustaría?
¿Por qué?
Porque se pasa mucho,
se pasa mucho.
Se pasa mucho.
Mucho miedo.
Muchas penalidades.
Pero porque ahora
lo ves diferente como padre.
Hombre, porque es muy cruel
decirle a un hijo tuyo:
"Esta tarde te tienes
que jugar la vida,
si quieres que te contrate.
Hijo mío, esto es lo que hay".
O que un hijo tuyo no le salgan
las cosas bien y decirle:
"Hoy has estado...".
En el toreo no hay mentiras.
Ya.
Y en muchas facetas de la vida,
pero decirle a tu hijo:
"Te tienes que jugar la vida
esta tarde".
Y tú saber
que se la tiene que jugar.
Le gusta el fútbol, ¿no?
Sí.
Claro, ellos ven a Ronaldo
y al otro y al otro
y ven cómo van por ahí.
Antes un torero era
un ídolo y un semidios en España,
pero hoy en día los futbolistas
son los que parten el bacalao.
Están todo el día en la tele
y ellos los ven,
porque salen a todas horas
en la tele
y a ellos les gusta.
Entre ellos no hablan de toros,
por desgracia.
Por desgracia.
Y antes el toreo
era más de padres a hijos.
Pero sí es verdad
que, viéndolo en casa,
es cierto que cierta afición
se desarrolla.
Yo creo que es un privilegio
el vivir aquí
y que ellos vean también
gracias a qué vivimos aquí
y a quién le debemos todo.
Eso lo tienen claro ellos.
Ellos lo tienen claro.
Tu padre no tenía nada
y nadie le dio nada
y mira lo que tenemos
gracias a lo que ha hecho tu padre
y lo que hace cada tarde.
Y eso yo quiero que ellos lo sepan
y que lo respeten,
que es una profesión de respeto,
por lo menos que sepan
lo que ha conseguido su padre.
La verdad es
que me hubiese gustado ser cantante
porque se pasa menos...
Se pasa menos jinda.
¿Entonces qué?
Entonces es que sois ahora mismo
una pareja maravillosa, perfecta.
Yo iba a decir
si huevos con patatas o arepas.
Arepas.
Arepas.
Yo soy más de huevos con patatas.
Es más, te voy a decir una cosa.
Estas patatas
estaban espectaculares.
Es difícil hacerlas buenas.
Cuidadín, cuidadín, cuidadín.
Un respeto, ¿eh?
Ahora sí me has matado.
Colonizados, ¿a que sí?
Por los ibéricos.
Ahora me has matado.
# Llevo tu luz y tu aroma
# en mi piel
# y el cuatro en mi corazón. #
Olé.
# Llevo en mi alma
# la espuma del mar
# y tu horizonte en mis ojos. #
Bien.
# No envidio
# el vuelo ni el nido al turpial,
# soy como el viento en la mies. #
Bailemos esto.
¿Tenéis una canción favorita
que os marque?
"My way".
¿"My way"?
Ah, ¿sí?
Tú la cantas.
Yo la canto
en el teatro constantemente
y la he grabado
hace un par de años.
¿Sí?
Sí, hombre.
La tienes en tu teléfono, yo creo.
Me la tienes que pasar a mí.
A ver.
¿La tienes?
¿Tienes "My way"?
La tengo.
Pues para Bertín también es
una canción muy significativa.
Sí, señor, sí que lo es.
A ver.
(Piano)
¿Cantada por ti?
Claro.
¿Tiene volumen?
("My way")
Creo que deberíamos de bailar.
Yo no bailo.
¿Por qué no vamos a bailar?
Porque no quiero bailar.
Eso es lo que pega, Bertín.
Aquí, aquí.
Venga, va, Virginia, por favor.
Qué pesado.
Qué intensidad.
Bailemos.
Pero si se te ponen
los ojos brillantes.
Pero entonces bailamos los cuatro.
Por favor.
Sí, aquí los cuatro.
Claro, claro, claro.
A mí sácame como debe ser, ¿eh?
Sí, sí, por favor.
¿Con rebote o sin rebote, Virginia?
Yo no sé bailar así.
Sáltala por encima de la mesa.
¿Qué hago?
Venga, va.
Mi niño, qué guapo está
con su delantal.
Bertín, bonito esto, ¿eh?
Agárrame aquí. Tápame la petaca.
(RÍEN)
Vuestro cuarto sabéis dónde está.
Sí, señor.
Y vuestra casa.
El cuarto y vuestra casa.
Ya he hecho selección
porque hay cuartos
con una cama y con dos camas.
Y el día como está lloviendo
y cómo nos hemos puesto de arepas
y de huevos con jamón.
Yo creo que os quedáis aquí.
Vale.
Hoy os quedáis.
Y a Bertín
que le gusta tanto el campo.
Calla, calla. Tú a lo tuyo.
Que no.
Que sí.
Canta un poquito.
Venga, Bertín, canta un poquito.
("My way")
Vamos a pegarnos a esta pareja
a ver si se nos pega algo.
Bueno, chicos.
Muchísimas gracias.
Ha sido una maravilla
estar con vosotros y disfrutarlo.
Venimos el mes que viene,
ya te he dicho.
Hoy se quedan.
Hoy no podemos
que tenemos los niños esperando,
pero el mes que viene
sí que venimos.
Pero con los niños.
Me traigo los caballos, ¿vale?
Prométemelo, porque estaré
con este delantal hasta que vengas.
Es verdad.
"A su manera,
así hace las cosas Manuel,
de forma sencilla y directa,
como le gustaría
que las hubiera hecho su padre,
tan valiente en el ruedo,
fuera de él, tan ausente.
Hoy saco en claro
lo que Manuel no olvida,
no olvida de dónde viene
ni el hambre pasada
ni la dicha presente,
ni el primer beso de Virginia
ni el primer sueldo de su vida,
ganado en una tintorería
en la que su abuela Dolores
daba de comer a las habladurías.
También sé que los capotazos
de El Cordobés
le duelen como una estocada
y que él ha tirado la toalla,
pero no pierdo la esperanza
de que el abuelo Benítez recapacite
y sé dé cuenta a tiempo
de que tener un hijo como Manuel
no es un desliz, sino una suerte.
Esa, sin duda,
sería su mejor faena.
Ojalá que la próxima vez
que nos veamos, Manuel,
ese abrazo
haya dejado de estar pendiente."
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Hola, los de Sudamérica no veis porque le han contratado en otro canal y todavía no ha empezado a emitirse,no sé cuándo lo hará pero es seguro que lo hará, para mí también es el mejor programa que he visto hace mucho tiempo creo que es en tele 5 pero eso no lo tengo seguro. Un saludo para todos
Mira Berton tengo una pregunta este es Hijo de Manuel Benites el Cordobes que yo conosi cuando yo era aun una niña? Ahora tengo 60 y veo a este Cordobes muy joven y estoy confundida tu pod rias aclararme esto por favor? Gracias Margarita
Grande Bertín y grande el programa. Hacía falta un programa así en televisión, con personas sencillas, amables y sonrientes. Ya era hora de hacer entrevistas que lleguen al alma. Por eso, espero que dure muchísimo tiempo en antena.
Hola, escribo por el mismo problema que muchos. Hoy en día el mundo se conecta por internet. Nosotros en la Florida también disfrutábamos de estos programas y me siento triste al no poder seguir viéndolo y más triste aún al ver que no hay contesta a nuestros comentarios. Qué pasó, porque no dejan ver el programa por internet?
Fiel seguidora de este excelente programa! Lo triste es que no he logrado ver ninguna otro programa ni en la tableta ni en el ordenador desde el programa con el Cordobés!!! Como lo podemos solucionar?
Hola!! Soy una venezolana adicta a tv española, me he perdido algunos programas de Bertin q me gustaría mucho ver. Por favor permitan q los podamos ver de nuevo, son entrevistas fabulosas........ Gracias y saludos
Me encanta el programa pero hace dos semanas cuando trato de sintonizar cualquier programa de TVE no es posible. Veo que hay muchas otras personas a quien les sucede lo mismo. Escribimos y no recibimos respuesta. Por favor,, expliquen que hacer para verles en internet. Consideren a sus televidentes de America, por favor!!! Y contesten!!!!!
Gracias por estos programas!!!! me sorprendo todo el tiempo viendo TVE desde mi país , sin ser Española, será por mis raíces... por tener a mis 4 abuelos que si lo son?En fin ,siento que este país me "tira" mucho, como se dice por aquí y siento que estoy allí cada vez que veo sus programas.
Es un programa que me encanta como tantos otros de TVE, pero desde hace 2 semanas no lo puedo ver. Vivo en EEUU y es una forma de estar más cerca de casa. Por favor vuelvan a habilitarlo para verlo desde aquí.
Me encanta este programa y hasta ahora lo he podido seguir en internet, pues vivo en Esados Unidos y es la mejor forma que tengo para seguir la programación de TVE. Pero esta última entrevista no la he podido ver, podría decirme por favor como puedo acceder al programa por internet? Muchas gracias, Salma Korbán