(Música)
Hola, amigos, soy Pablo Chiapella
y soy de Albacete,
aunque gran parte
de los veranos de mi vida
los he pasado en Ayora,
un pueblo de Valencia.
Recuerdo que de pequeño me quería
quedar a vivir en el pueblo.
Mis padres salían locos.
Para mí, el pueblo
es un mundo sabio, auténtico,
pero, sobre todo, divertido.
Ahora vivo en Madrid,
pero el cuerpo me pide pueblo.
Vosotros ya me conocéis
y ahora me toca a mí
conoceros a vosotros.
(Música cabecera)
Hoy voy rumbo a tierras gallegas,
a la Costa da Morte.
Mi destino es Sardiñeiro,
en la comarca de Fisterra.
Un pueblo pesquero
en el que viven 521 paisanos.
Con ellos voy a pasar 48 horas".
Buenas noches,
paisanos de Sardiñeiro.
(Aplausos)
(Continúa la música)
Quiero un camino que me lleve
a donde solo existas tú.
No me faltes,
ya no sé muy bien qué darte.
Solo tengo hueso y carne.
Tengo que recuperar el alma
que ahora mismo está en el aire.
Me resulta inalcanzable,
se diluye en un instante
y lo deja todo bien oscuro...
Ay, qué preciosidad.
Sardiñeiro.
Estamos en el muelle del pueblo.
Esta gente tiene la suerte
de despertarse, abrir las persianas
y encontrarse cara a cara
con la inmensidad del océano.
Maravilloso.
Algo que sirva como luz.
Algo que sirva como luz.
Hombre, ¿qué hay?
Hola, buenos días.
Buenos días.
¿Cómo se llama usted?
Juan.
Juan. Yo soy Pablo.
Encantado.
¿Dónde iba, Juan?
A mirar cómo está el mar
más que nada.
Es un paseo matutino.
¿Vienes a ver cómo está
el mar habitualmente?
Habitualmente.
¿Sí?
Sobre todo porque aquí los mayores
nos han enseñado
para saber el tiempo que hace mañana
mirar el mar.
¿Quieres que nos acerquemos
a ver cómo está el mar?
A ver qué te parece
que va a pasar mañana.
Vale.
Vamos a ver.
La pinta es espectacular, ¿no?
Desde luego.
¿Dónde estamos?
Ubícanos un poquito.
Estamos en Sardiñeiro.
Sí.
Esto, le dicen, el rumbo.
El rumbo.
¿Qué te parece que va
a hacer mañana?
Igual va a estar el día
un poco así así.
Tal como está el mar,
un poquitín de viento,
alguna llovizna, pero nada.
Habrá sol también.
¿Habrá sol también?
Sí, sí.
Juan, ¿qué tal?
¿Cómo estás?
Bien.
Tu don para el tiempo
es impresionante.
Te dije: "A ver, Juan,
¿qué tiempo hará mañana?".
Y me dice: "Igual va a estar
el día así... así, así.
Igual un poquito de viento,
algo de llovizna,
pero vamos, que hará sol".
(Risas)
Qué precisión.
Me dijiste todas las opciones,
macho.
Tú a lo mejor es el tiempo
que hará en el mar,
pero mojarte, te digo yo que
no te mojas un carallo, ¿eh?
Juan, ¿estás casado?
Sí.
Ajá.
Alguna vez.
Pero...
(RÍE) ¿Cómo que alguna vez?
Ya me casé más de una vez.
Entonces...
Ah, te has casado más de una vez.
Sí.
¿Cuántas?
Alguna.
Alguna pueden ser tres,
pueden ser seis...
Cinco.
¿Cinco?
Sí.
¿Te has casado cinco veces?
Es que soy un poco masoquista,
¿sabes?
Contigo, Cupido, Juan,
no gana para flechas.
Tú no eres un Juan cualquiera,
tú eres el donjuán de Sardiñeiro.
(Risas, aplausos)
¿Aún las ves?
¿Mantienes relación con ellas?
No.
No, porque ninguna es española,
o sea que...
¿Ninguna de tus mujeres
ha sido española?
No.
Mi primera mujer era hija de
españoles, pero nació en Francia.
¿Y cuánto tiempo has estado casado
con esta primera, por ejemplo?
Que yo recuerde, unos cuatro años.
Entonces pasaste cuatro años
con ella, y os separasteis.
Sí.
Yo emigré, porque es una tierra
de emigrantes también.
Me fui a Suiza.
Me encontré una suiza y estuvimos
viendo juntos y todo eso.
Pero ¿te llegaste a casar?
Claro.
Claro...
¿Cuánto tiempo estuviste con ella?
Un año.
¡Un año! ¿De verdad?
Sí.
Y conocí a otra...
¿Con la que también te casaste?
También.
(RÍE)
Y nada, así vamos.
¿Era de allí también?
No. De Estados Unidos.
Tres de tres, macho.
Tres cambios de nacionalidad.
Sí.
Tienes una cuarta.
La alemana.
Pero tío... ¿Qué pasa?
Te quedaste atrapado
en la época del destape, ¿eh?
Vamos, que Pajares y Esteso
a tu lado son unos matados.
De hecho hay dos cosas
que mantienen unida a Europa.
Eurovisión y tú.
(Aplausos)
¿Y la quinta?
Mi esposa.
Tu esposa actual.
Sí.
Al final has vuelto al pueblo.
Sí.
¿Aquí vives?
Sí, aquí...
Y aquí seguiremos un tiempo prudente.
Hasta los 65.
¿Entonces qué pasa?
Me piro.
¿Te quieres pirar?
Sí, hombre.
Ocho meses en el Caribe,
cuatro meses aquí.
Ocho meses en el Caribe,
cuatro meses aquí.
¿Y el Caribe dónde quieres ir?
A República Dominicana.
¿Y eso?
Tenemos casa allí.
Ah, que tu última mujer es de allí.
Sí, sí.
Ahora estás con una dominicana.
Macho, tío, estás hecho un hacha.
Te has casado con todo
el póster de Benetton.
Estás para fundar una ONG.
Matrimonio sin Fronteras.
(Risas, aplausos)
(Música)
Muy buenas. ¿Qué tal?
Soy Pablo.
¿Quién eres tú?
José.
José, ¿y tú?
Estrella.
Hola, Estrella. Encantado.
¿Sois pareja?
(AMBOS) Sí.
¿Cuánto tiempo lleváis juntos?
Unos siete años.
¿Estáis casados?
Yo soy la madre.
Qué susto.
Estoy vigilando.
¿La madre de quién?
De él.
¿Siempre aparece así la suegra?
Sí.
¿Qué tal?
¿Cómo se llama usted?
Clara.
Clara.
Clara, ¿usted vive aquí?
No, yo vivo en Suiza.
Vengo desde allí.
Estoy aquí estos días nada más.
Mañana ya me voy.
Mañana ya se va.
¿Eso es bien o mal?
Bueno...
Bien, que van por dinerito.
Ah, que van por dinerito.
Claro.
José, Estrella, muy buenas, chicos.
Qué monos que estabais
ahí sentaditos.
Parecíais chavales de 13 años.
Os faltaba comer pipas.
No ha venido la suegra, por cierto,
¿no?
No.
¿No ha venido? ¿Seguro?
Esa ventana está cerrada,
¿no?
Por cierto, Estrella, una pregunta.
¿A tú suegra la has visto
de cuerpo entero alguna vez?
¿No siempre la has visto
asomada a la ventana?
¿Sois de aquí los dos?
Sí.
¿Os conocisteis aquí?
Sí.
Nos casamos en agosto.
¡Ah, que os casáis en agosto!
Muy buenas.
Muy buenas.
Tenemos boda en agosto.
¿Desde pequeños os visteis
y dijisteis...?
No... Fue casualidad.
Fue casualidad. ¿Y eso?
No sé, yo tuve parejas anteriores,
ella también.
Y una vez...
Quedamos y...
Y a partir de ahí...
Y de ahí a la boda. Madre mía.
Sí, porque además somos vecinos.
...y yo no lo sabía...
La suegra se está enterando
de cosas ahora.
¿Cómo será la boda?
¿Cómo lo vais a organizar?
Ya está todo organizado.
Está todo organizado,
está todo organizado.
Digo, vaya con la suegra,
que lo tiene todo bajo control.
Es como el Súper de Gran Hermano.
Por cierto, chicos, para la boda
buscad un sitio con ventana,
porque si no la suegra
no va a poder ir.
Y durante la noche de bodas,
¿hará lo mismo?
¿Se asomará por la ventana y
controlará para que todo vaya bien?
Empezará: "Así no, no seas bruto,
preliminares.
Preliminares. Más ritmo, venga,
más ritmo, más ritmo".
(Aplausos)
"Frena, frena, frena,
que me haces un nieto".
Tú te dejas cuidar, por lo que veo.
Se nota, ¿no?
Que si se te nota...
Estás hemos plantado...
La otra organiza.
No se deja afeitar.
Quiero que se corte esa chiva.
No me gusta con esa chiva.
¿Te vas a casar con chiva?
Pues lo tengo que pensar.
Ella no quiere, la novia tampoco.
Ya se verá.
Lo siento mucho.
Estás rodeado, macho.
¿Qué vais a hacer?
¿Vais a organizar un baile o algo?
¿Tenéis algo pensado
para sorprender?
Algo hay que bailar, claro que sí.
¿Sí?
Sí, sí.
¿Estás practicando ya o qué?
Tenemos que ir a clases todavía,
pero lo tenemos en mente.
¿Habéis elegido
el tema de la canción?
No. Fijo aún no, pero bueno.
El vals de las mariposas,
una cosa así.
¿El baile de las mariposas?
¿Cómo es esto?
Es un vals.
-Es un vals...
Ah, el vals.
Vale, vale.
Menos mal que tenemos
el apuntador ahí.
Joder, qué rapidez, macho.
Joder con la suegra,
es más rápida que Siri.
Más que el comodín de la llamada,
es el comodín de la ventana.
Bueno, ¿y la boda qué?
En agosto, ¿no?
Sí.
José...
Yo de ti no esperaría tanto.
Como se entere Juan...
Bromas aparte,
aprovechad ahora que no está ella
y hablad de vuestras cosas,
así no podrá interrumpiros.
(Risas)
Coño...
Cómo no...
La suegra.
¿Qué tal? ¿Cómo estás, guapa?
¿Qué tal las ventanas por ahí?
Las ventanas están limpias, ¿no?
Oye, ¿esto de asomarte
por la ventana a interrumpir
se lo haces siempre
o solo me lo haces a mí?
Siempre.
Es una costumbre mía.
Es costumbre...
Cuando se casen y todo esto,
¿dejarás de asomarte por la ventana
o te convertirás
en la suegra del visillo?
Nunca, nunca, nunca.
Nunca.
Nunca...
¡Nunca voy a dejar de asomarme!
Oye, cómo se van a casar ya,
os deseo que seáis
muy felices los tres.
(Aplausos)
Chao, guapa.
(Música)
Estoy seguro de que Clara
no solo es la suegra
que se asoma por la ventana.
Se preocupa por su hijo
y por su nuera
y lo que quiere es verlos felices.
Saber que están bien.
(Continúa la música)
Qué bien, ¿no?
Buenas tardes.
¿Qué tal? ¿Cómo se llama usted?
Santiago.
Santiago, yo soy Pablo.
¿Es usted de aquí?
Sí.
Nativo de aquí.
Nacido aquí.
¿Cuántos años tiene usted?
74.
¿Y siempre ha vivido aquí?
No, soy marino.
Ah, es marino.
Ha viajado mucho.
He viajado 43 años.
He ido a todo el mundo.
¿A todo el mundo?
He recorrido todo el mundo.
¿Australia?
A Australia he ido.
Anda. ¿Tailandia?
A Tailandia no he ido.
Vaya.
¿Es verdad que los marineros
tienen una novia en cada puerto?
No, eso...
¿No?
Habrá el que le tiene.
Yo no.
No crea que se lo digo
por decir algo.
No es que no.
¿Lo ves, Juan?
¿Ves cómo se puede viajar
por el mundo sin casarse?
Pero tenía una en un puerto,
en este.
En este sí, ¿no?
Sí. Tenía tres.
¿Cómo?
¿Tiene tres hijos?
Dos hijos y una mujer.
Claro.
Y son dos niñas.
Dos niñas.
Ahora me queda una solo.
¿Y la otra?
Murió. Un accidente.
No me diga.
Un accidente con un tractor.
Ella bajó a una esquina
que hay abajo,
la niña salía de casa de la abuela,
y yo estaba navegando.
Salió y la atropelló un tractor.
La mayor.
Me quedó la más joven.
¿Qué años tenía ella
cuando ocurrió aquello?
Tenía ocho años.
Y usted me dice que le pilló fuera.
Yo estaba fuera, navegando.
¿Cómo vivió usted aquello?
Ya me contarás.
Me llamó el capitán y me dijo:
"Le tengo que contar una noticia".
"¿Pasó algo?".
"Sí, pasó algo.
Le ha cogido a una hija el tractor".
"¿Una hija?".
"Sí".
"¿Cómo?".
"Me comunican que murió".
Me contó el capitán...
¿Se acuerda de la última
vez que la vio?
Claro que me acuerdo.
¿A diario?
Como no me voy a acordar.
Ahora me quedó una. La que tengo.
Tengo una hija sola.
Santiago...
De corazón, le quería decir
que estar lejos de casa
cuando sucede algo tan terrible,
de verdad que debe ser
un auténtico infierno.
Eso los marineros lo saben.
A veces, desgraciadamente,
lo tenéis que vivir.
Por eso, aunque no esté aquí,
le quiero mandar un fuerte abrazo
sincero a él,
a su mujer, a su hija y a todos
aquellos y aquellas
que pasan días y días en alta mar.
Un aplauso enorme para ellos,
de verdad.
(Música)
La vida se parece a este océano.
Nos da mucho, pero también nos
puede quitar lo que más queremos.
Nosotros, como Santiago,
tenemos que ser buenos navegantes.
Coger fuerte el timón y seguir
siempre valientes hacia adelante.
Vaya montón de chatarra tienen aquí.
Lo ven, ¿no?
¡Hola!
Hola.
¿Se puede?
Sí, se puede.
Vente.
¿Qué tal? ¿Cómo se llama usted?
Yo Norberto.
Norberto. ¿Qué tal?
Yo soy Pablo.
Muy bien.
Encantado.
Igualmente.
Madre mía.
¿Qué arregla aquí?
Tiene aquí coches.
Eso son piezas viejas
de las que traemos de los barcos.
¿Arregla barcos?
No, aquí arreglamos
las cosas de los barcos.
Después lo montan en los barcos.
Norberto, ¿qué tal?
Buenas noches.
Madre mía,
cuánta chatarra tenías ahí.
Todo eran piezas de barco.
Yo creo que si las juntas
te salen la Pinta,
la Niña y la Proa de Santa María.
¿Ahora qué estaba haciendo?
Estoy conectando estas baterías
para recoger un barco en Finisterre.
Vamos el varadero de Finisterre
a colocar las piezas a los barcos.
Pues le acompaño, Norberto.
¿Cómo va usted?
En la furgoneta. Llevaré al empleado
para que me ayude.
Venga.
Le espero fuera.
(Música)
¿La batería era para esto?
Sí.
¿Desde dónde manejas
la máquina esta?
Un mando que tengo ahí.
¿Con un mando?
Sí, con un cable.
Me vas a dejar darle un toque.
No, dejarte no.
Estas cosas son...
De responsabilidad.
Hay que saber.
Hay que hacer el cursillo.
Pues ya está, entonces no se hace.
Ah, ¿el mando lo lleva usted
también?
El mando se conecta,
se arranca y a funcionar.
¿Lo puedo arrancar yo por lo menos?
¿Nada?
Cuéntanos un poco.
El mando arranca.
Aquí acelera más o menos.
¿Y esto?
El dibujo de una tortuga
y un conejo.
Esta es la velocidad.
Más rápido o más lento.
Bueno, el mando.
El mando que parecía una fiambrera.
Qué lenguaje más técnico, Norberto.
Botón, conejo, rápido.
Botón, tortuga, lento.
Pues menos mal que me lo contaste
me lo explicaste bien,
porque esos dibujos
solo los entiendes tú
y los mejores técnicos de la NASA.
Esto es como aparcar, más o menos.
Sí.
Pero es complicado, ¿eh?
Ahora voy a buscar
la escalera para colocarlo.
¿Y ahora va a poner
esta cinta arriba?
Sí, vamos a colocar esta cinta
para ponerla en medio del barco,
la levantamos.
¿Me deja ponerla a mí?
No, no, no.
Quería ayudarte y no me dejabas.
Me ofrecía a todo.
Me ofrecía a llevarte la batería,
me dijiste que no.
A poner las cintas
por debajo del barco,
y otra vez que no.
Y ahora vamos a llevarlo para arriba.
¿Lo puedo subir yo?
Yo me contesto. No.
No, no puedes, no.
También me dijiste que no.
Espera, Norberto.
¿Me dejas apagarla?
No, no, no.
Apagar la máquina.
Era girarla, es darle al off.
No.
Joder, Norberto.
Es más fácil tocarte el culo
que el mando.
(Risas)
Ahora es sacar esos troncos.
Sí.
Ah, queda uno.
¿Puedo sacar el tronco?
Aquí ya estamos nosotros
para trabajar.
Norberto, eres todo un profesional,
pero te dejas ayudar menos
que Falete de régimen.
(Aplausos)
Despedirme sí que me dejas, ¿no?
Sí, despedirte sí, hombre.
(Música)
Mirad qué rinconcito
tan espectacular.
Estamos en plena costa gallega.
En el punto más
al noroeste de España.
Este océano que veis aquí
es el océano Atlántico.
Si navegamos hacia el oeste,
llegaríamos a América.
Hacia el sur, Portugal.
Hacia el norte, A Coruña.
Y a mis pies, Sardiñeiro.
(Continúa la música)
Y ya casi al mediodía,
cerca de la hora de comer,
voy andando por las calles
de Sardiñeiro
y vaya calor más impresionante
que hacía.
Yo pensaba que esto
en Galicia no pasaba.
Que empiezo a buscar un bañador,
pregunto por aquí,
pregunto por allá.
Muy buenas. Vaya calor tenéis
en Galicia, ¿no?
No, no es tanto.
Oye, ¿no tendrás un bañador
para dejarme?
No.
Hay una tienda al lado y los venden.
No soy de comprar.
Pues en bolas.
Señora, ¿no tendrá un bañador
para dejarme?
¿Y un bikini?
Estaba dispuesto a ponerme
en bikini, un trikini,
lo que hubiera sido.
De verdad que no lo entiendo.
Yo que soy manchego,
sé lo que es el calor.
Se parece mucho a esto.
Tío, ¿qué pasa?
Tú que eres el hombre del tiempo.
¿No lo viste?
¿No lo viste en el mar eso?
Nube, pero luego lloverá, ¿no?
No, solazo.
No aguanto más.
(Risas)
¡Viva Galicia!
Qué bien me ha sentado
mi baño en el Atlántico.
Ahora estoy preparado para resistir
el calor gallego y lo que venga.
Vaya vistas hay desde aquí.
A ver si las puedes apreciar.
Se ve hasta el mar, mira, ven.
Hola. ¿Esta es su casa?
Buenos días.
Sí, es mi casa.
Vaya vistas tiene usted, ¿no?
Ahora nos han quitado el panorama
porque antes se veía mucha playa.
Pero...
Me parece que tú estás mal, ¿eh?
¿Perdón?
Sí. Me parece que estás un poco malo.
Déjame verte las uñas.
Sí.
¿Sí?
Sí.
Tú tienes el aire, ¿eh?
Hombre, Laura, buenas noches.
¿Qué tal, Laura?
¿Cómo está usted?
O mejor dicho, ¿cómo estoy yo?
Porque nada más verme,
va usted y me dice:
"Me parece que estás mal".
Después me cogió las uñas y me dice:
"Uy, uy, uy.
Tú tienes el aire".
Digo: "El aire, tengo el aire.
Pero ¿que soy ahora?
¿Un neumático?".
Yo te quito el aire si quieres.
Pero si me quita el aire, me ahogo.
No, hijo, no.
Ven, te lo voy a dar.
Ah, ¿me da el aire?
Claro.
Yo te lo voy a quitar, pero
para dártelo, no para quitártelo.
Madre mía, qué lío.
Yo no sabía si me lo iba a quitar,
si me lo iba a dar,
si me lo iba a dar para quitar,
si me lo iba a quitar para dar.
Estaba tan perdido que estuve
a punto de pedir
el comodín de la ventana,
el de la suegra.
Pero ¿qué es el aire?
Es una enfermedad
que coges de una presión,
de un difunto que se murió,
de cualquier cosa.
No me diga, ¿y lo tengo?
Sí, yo creo que sí.
Quítemelo ya.
Bueno, entonces vamos a intentarlo.
Te puedo quitar
el mal de ojo también.
También lo tengo.
No sé. Como ya tienes lo otro,
no sé si lo tienes.
Vaya pisto que tengo montado.
Venga, aquí la espero.
Dese prisa, no vaya a empeorar.
Laura coge una teja
llena de hierbas y humo.
La pone en el suelo.
Tengo que coger
un cuchillo de dentro.
Coge un cuchillo...
Un cuchillo así.
No es pequeño, ¿eh?
No es pequeño el cuchillo.
Lo encontré a mano.
Hace una cruz en el suelo.
Empieza el baile.
Tú primero te pones aquí.
Yo me pongo aquí.
Después pasas aquí.
Y yo la sigo.
Tú pasas aquí haciendo la cruz.
Sí.
Yo voy donde usted ha estado.
Y tú después vuelves por aquí.
Y terminas otra vez donde empezaste.
Mira, primero te pones aquí.
Después yo me pongo ahí.
Después tú te pones aquí.
Después tú te pones aquí atrás.
Después voy a pasar ahí.
Sí.
Después allí, después allá.
Después atrás.
Después aquí, después allí.
A ver si lo he entendido.
Me pongo aquí, usted aquí,
después usted pasa ahí
y de aquí me voy allí.
Yo te digo.
De ahí pasas aquí.
Yo no sabía si estaba usted
quitándome el aire
o jugando al Twister.
(Risas)
Y empezamos.
"Lorei lorel".
(HABLA EN GALLEGO)
"Laurel laurel.
Mi poste es poste ni que te mortes.
Laurel laurel".
"Lorielo lorel".
"Ni que te postre...".
"Ni que te poste, la poste...".
(Risas)
"Laurel laurel.
Poste que te mortes".
Y digo: "¿Pero qué habla, élfico?
María madre, gracias,
madre piedad y de misericordia.
Defiéndanos del enemigo
y ampáranos ahora
y en la hora de nuestra muerte, amén.
Ave María purísima.
Sin pecado concebida.
¿Ya hemos terminado entonces?
Hemos terminado.
Pero recuerda que ya estás mejor,
¿eh?
Ya tienes mejor cara.
¿Sí?
Tú mírate.
Mírate al espejo.
Coño, es verdad.
Estabas todo paliducho.
Pero me ha puesto canas.
Yo no tenía canas.
Eso sale porque ya eres mayor.
Ya tienes mejor cara.
Me miro y digo:
"Joder, pues sí".
También es verdad que me fui
más ahumado que un salmón.
Vamos, que estoy bien.
Tú date cuenta
por el color que tienes.
Venías palidito palidito.
Deme usted un abrazo.
¿Me da un abrazo?
Yo te doy dos.
No sé cómo he podido vivir tanto
tiempo con el aire sin darme cuenta.
Era urgente y necesario
que viniera a Galicia,
y conociera a Laura
y su "laurel laurel".
Por suerte,
ahora ya tengo mejor cara.
Voy a ver cómo evoluciono.
A lo mejor, dentro de poco,
ni me conoceréis.
Cuando estaba anocheciendo,
en esa hora bruja
en la que el sol se va apagando,
emerge la noche,
iba andando por el paseo
y de repente...
(Gaita)
Y digo: "Hostias, ahí viene
Mel Gibson a liberar Escocia".
Pero no, no.
Mira, ahí está el paisano.
Muy buenas.
¿Puedes bajar un momento y hablamos?
Que viene tocando.
(Gaita)
Hola.
Qué bueno. ¿Cómo te llamas?
Me llamo Etel.
¿Te llamas Etel?
Sí, Etelvino.
¿Todos los días sales
a tocar al balcón?
Cuando puedo.
Es bueno a estas horas
para ensayar un poquito.
Etel, buenas noches.
Hola, buenas noches.
Tú tocas la gaita en el balcón.
Bueno, tocas la gaita
y los percebes a tu vecino.
Tocas muy bien, es una realidad,
te escuchamos todos.
Tocas bien.
¿Pero a las 22:30 de la noche?
A esa hora a lo mejor alguno está
queriendo intimar.
A lo mejor ha bajado la luz,
ha puesto velas
y cuando se pone
a velocidad conejo...
(IMITA GAITA)
¿Tú dejas que te toquen la gaita?
Bueno, no.
¿O es muy personal?
Sí.
Eso no se...
No se toca.
No cualquiera puede tocar
la gaita de unos.
No se deja la gaita habitualmente.
No, no se deja.
Entonces no me vas a enseñar
a tocarla, claro.
Por lo que veo...
Nos llevaría días o semanas.
¿Aunque sea puedo apretar
yo y tú...?
Si insistes mucho,
te la puedo...
Entonces me dejaste
tocarte la gaita.
Cojo la gaita.
Cógela así.
¿Quieres que te coja el micro?
Sí
Meto aquí el zurrón...
Empiezo a soplar...
Está duro.
Empieza a salir el aire por aquí.
Si pones los dedo...
Yo pensaba que el ruido
lo hacía porque soplaba.
Pero en un momento dado se me fue
el pitorro y aquello seguía...
Tapa los agujeros que puedas.
Tienes que seguir soplando,
es como un continuo.
Aprieta, aprieta.
Alguna nota te saldrá.
Aprieta, aprieta.
Aprieta y tapa agujeros.
Y digo: "Como oiga alguien esto
fuera de contexto...".
Entre tú, que me pedías
más aire en la gaita
y Laura, que quería quitarme
el aire, pensé:
"Madre mía, o paro esto o me voy
de Sardiñeiro envasado al vacío".
(Aplausos)
(Música gallega)
Empieza mi segundo día
en Sardiñeiro.
Salgo de casa y por fin llueve.
Bueno, ahora sí,
Galicia ha dado la cara
y está lloviendo.
Me alegra que llueva.
Muy buenas.
Hola, buenas.
¿Qué tal?
Aquí estamos.
¿Se puede?
Se puede, hasta la cocina.
Gracias, hombre.
¿Cómo te llamas?
José Manuel.
¿Qué hacías?
Estaba afilando aquí este raspete.
¿Perdón?
Estaba afilando aquí estas raspas.
¿Esto se llama raspa?
Esto sirve para coger el percebe.
Iba hasta las piedras a coger un kilo
de percebes para cenar esta noche.
¿No me digas?
O sea, así se anuncian aquí
en Galicia.
Me bajo, me cojo un kilito
de percebes y ceno esta noche.
Y ceno esta noche.
Joder, macho. Qué maravilla.
Qué envidia, ¿no?
El país del marisco.
José Manuel, ¿qué tal?
Buenas noches.
Estabas en el garaje preparándote
para ir a buscar percebes
para cenar.
Qué suerte tenéis en Galicia.
Yo soy de La Mancha
y ahí no podemos hacer lo mismo.
No puedo decir: "Me apetece
un poquito de queso.
Voy un momento a ordeñar una vaca".
¿Y dónde vas?
¿Sabes un sitio donde los hay?
En la costa.
En toda la costa hay percebes.
Hay sitios más fáciles
de bajar y más complicados.
¿Puedo ir contigo?
Nunca lo he hecho.
¿Te animas?
Sí, claro.
Pero te tienes que poner un neopreno.
Ah, que tengo que ir...
Ah, claro, que nos mojaremos.
De neopreno.
El que quiera peces...
Se tiene que mojar el culo, ¿no?
Exactamente.
Pues venga.
(Música)
Vamos.
Vaya tela. Impresionante.
Vaya sitio que me enseñaste.
La playa de Arnela.
La playa de la Arnela.
Esta es la playa de la Arnela,
la Costa da Morte.
Nos acercamos a las rocas y allí
descubro que a ti el mar te enamora.
¿Qué te aporta el mar a ti?
Tranquilidad.
¿Sí?
Si tengo estrés en el trabajo,
vengo aquí, me siento,
me pongo a mirar al mar
y soy feliz.
¿Sí?
Soy feliz.
Enamorado estoy del mar.
Dime tú si esto no es bonito.
Te sientas tú solo ahí
a pensar y se te pasa todo.
Tanto males como estrés del trabajo.
Pero ¿has tenido algún mal
que olvidar alguna vez?
Por desgracia, sí.
Por desgracia, sí.
Tuve un problema en los huesos.
Estaba fuera en Suiza trabajando
y ya no caminaba.
¿Y qué es lo que te dijeron
que tenías?
Artritis reumatoide.
Ajá.
En los huesos, en las articulaciones.
En las piernas.
Cuando empecé a andar
un poquito bien con las muletas,
yo me bajaba para aquí, me sentaba,
y se me pasaba todo el mal.
Yo me quedaba siempre en esta piedra.
¿En esta? A ver, vamos.
Oye, ¿y cuando veías
que tus amigos estaban abajo
y tú te sentadas aquí?
¿Aquí has llegado a llorar?
En esta piedra.
Una vez lloré aquí, aquí sentado.
La primera vez que me vine.
Yo me senté, ellos bajaron para abajo
y los veía bajar
y se me caían las lágrimas.
Ahora ya no me quedo aquí,
ahora me voy allí.
Siempre hay que ir a más, no a menos.
Claro que sí.
José Manuel, querer y no poder es
cierto que es de los peores trances
por los que podemos pasar.
Eso es verdad.
Pero por suerte,
ahora tú estás de miedo,
y ya puedes bajar hasta el mar.
Y eso es igual a un "bravo"
por ti.
(APLAUDEN)
Vamos para abajo.
Vamos pues.
(Música suspense)
¿Qué necesitamos?
Esto.
Nos vamos a apañar percibes.
(Música suspense)
Madre mía.
Vaya liada me pegaste.
Yo no sabía que apañar percebes
era tan peligroso.
No pasaba tanto miedo
desde que se me apareció
una suegra por la ventana.
(RÍEN)
-¿Ves ahí, por las rendijas,
los percebes?
Sí.
Vamos a ir con la raspa,
donde están los percebes,
por la zona de abajo
le clavas la raspa
y lo despegas, lo vas sacando.
Vale.
Tengo que reconocerte que empieza
a darme bastante respeto
el tema de tener el mar,
que ya entra bastante.
Pues está calmito hoy,
hoy está calmito.
¿Viene con mas fuerza?
Sí.
Vaya tela. Son héroes, son héroes.
Vamos allá.
Al tema, despacito.
(Música suspense)
Allí estamos, entre las rocas,
con las raspas, con las bolsas
y con las olas pegando
cada vez más fuerte.
(Música suspense)
¡No!
Se nos van.
(Música suspense)
La bolsa. La bolsa.
Me cagüen la mar.
La bolsa, se nos había perdido
la bolsa,
que ya llevamos unos cuantos.
Y allí es cuando vi
que la furia del mar es inapelable.
(Música suspense)
¡Ah!
Adrenalina pura.
Impresionante.
Percebes.
(RÍE)
José Manuel, de verdad,
eres un tío grande
y quiero que bajes
muchas más veces al mar
y que sigas cogiendo percebes.
Perdimos la bolsa,
pero yo te traigo otra, tío.
Te traigo otra bolsa para ti.
Toma.
(APLAUDEN)
Muchas gracias.
(Música)
Una experiencia impresionante
lo de ir a apañar percebes,
pero de José Manuel
me quedo con esta frase:
"Siempre hay que ir a más,
nunca a menos".
Supongo que solo pensando así
podemos conseguir
lo que nos proponemos.
(Música)
Qué hay, muy buenas.
Buenas.
¿Qué tal?
Muy bien.
¿Cómo se llama usted?
Josefina.
Josefina, le doy dos besos,
soy Pablo.
Igualmente.
¿Josefina y?
Y Noeta.
Pablo, encantado.
Muy bien, encantado de conocerte.
¿Qué están haciendo?
Redes para el pescado.
Ajá.
¿Son pareja?
Sí, sí.
Pareja y trabajan juntos.
Trabajamos juntos.
¿Y qué tal se lleva eso?
Muy bien.
¿Sí?
Se lleva bien.
¿Quién manda?
Manda la mujer.
(RÍEN)
Manda ella, ¿no?
Siempre, siempre.
(RÍEN)
Josefina y Noeta, ¿dónde están?
Aquí.
Muy buenas. Ustedes son
un matrimonio maravilloso,
pero aquí la que manda...
Aquí la que manda es Josefina.
(RÍEN)
Aquí, allí y en todas partes. No sé,
vamos a preguntarle a Juan.
Juan.
Más razón que un santo.
(RÍE) Más razón que un santo.
(APLAUDEN)
¿Cómo se conocieron?
Pues... En una fiesta.
En una fiesta.
En una fiesta.
Siéntese.
Me pongo... Me siento en la bombona.
En la fiesta,
te voy a contar cómo fue el asunto.
Mira, tú sabes que antiguamente
íbamos a bailar las parejas.
Antes, las mujeres
te dejaban el baile.
Ibas a bailar:
"¿Quieres bailar conmigo?
-No, no".
Entonces, ella fue,
vínole a llamar un chaval argentino.
Le dijeron a ellas:
"No, no, contigo no bailo,
contigo no bailo,
con el otro, con el otro".
Y me fui yo atrás:
"Contigo bailo, contigo bailo".
Y al carallo.
Fue verdad.
Esto es extraordinario, Noeta,
usted ha ganado a un argentino
ligando.
(RÍEN)
Pero esto es la primera vez que pasa
en toda la historia de la humanidad.
(RÍEN)
Es usted un crack, es usted
el Paul Newman de Sardiñeiro.
(APLAUDEN)
¿Qué es lo que más
le divertía de él?
Bueno...
Las farras que hacía,
él es muy cantante.
Anda, anda.
Es muy cantante.
-Pero no un cantamañanas.
-Como esté en una fiesta o así,
siempre cantando de...
Yo nada, yo no sé.
Cantar, nada de nada.
Bailar sí, ¿o bailar tampoco?
Bailar sí,
bailar sé bailar.
Oiga, ¿y si nos canta algo
y nosotros lo intentamos bailar?
Su mujer y yo.
¿Le parece a usted que nos bailemos
algo, así rapidito, de despedida?
Bailo.
Venga, vamos a ver.
Te voy a cantar Manolo Escobar.
Venga, va.
Y nosotros lo intentamos bailar.
¿Cómo lo haríamos?
Con una cara lavada
y recién peiná, recién peiná,
recién peiná.
Niña de mis amores,
qué guapa estás,
qué guapa estás,
qué guapa estás.
Cantamos por Escobar,
por Manolo Escobar y venga.
Noeta, empezó usted muy bien
cantando "Qué guapa está",
pero de repente...
Obí Obá, cada día te quiero más.
Obí Obá, cada día te quiero más.
Obí Obá, cada día te quiero más.
Obí Obá, cada día te quiero más.
Sardiñeiro es el país
del pulpo y del rodaballo.
En la mar se hundió un barco
y en el barco iba tu suegra.
Por eso, por eso los calamares
tienen la tinta tan negra.
Noeta, y usted la letra se la iba
inventando sobre la marcha.
En el mar se hundió un barco
y en el barco iba tu suegra
y por eso los calamares
tienen la tinta negra.
Olé tus cojones.
(APLAUDEN)
Obí Obá, cada día te quiero más.
Obí Obá, cada día te quiero más.
(Música)
Un hombre solo en la playa,
parece que está haciendo un ritual.
(Música)
No sé muy bien lo que hace, vente.
(Música)
(ACENTO PORTUGUÉS) Eh.
¿Qué tal?
¿Qué hay?
¿Todo bien? ¿Cómo te llamas?
Fabio.
Fabio, encantado.
¿Contra quién peleas?
Estoy entrenando.
Estás entrenando.
Entrenamiento, sí.
¿Qué hacías?
Capoeira.
Capoeira.
Eso me ha parecido
viniendo cuando me acercaba,
pero antes, desde lejos, te he visto
cómo tocar un instrumento.
El birimbao.
¿Qué es?
¿Birimbao?
Birimbao.
¿Qué es? ¿Para qué sirve?
Este instrumento...
Esto comanda la música
en la capoeira,
porque capoeira es lucha.
Aunque parece danza,
porque no se chocan, esquivan.
En capoeira tú no recibes, porque
esquivas, evitas los golpes.
Vas de un lado para otro
esquivando abajo.
Un ejemplo, ¿no?
¿De dónde eres? Perdona.
Yo soy de Brasil.
De Manaos,
capital de Amazonas.
¿Llevas aquí cuánto tiempo?
Aquí, llevo en Galicia, cinco años.
Cinco años.
Mi esposa se trasladó,
ella es profesora.
Y yo no le iba a dejar
que viniera sola.
Te viniste con ella.
Y me gustó Galicia.
Y hasta hoy estamos ahí.
Ella es gallega también.
Ah, ella es gallega.
¿Qué tal, Fabio?
Tú eres de Brasil
y te viniste aquí por tu mujer.
¿Eso cómo fue?
Que le preguntaste: "¿A dónde vas?"
Y te dice: "A Galicia".
Y tú: "Allí hay mucha lluvia, ¿no?
¿Y dónde vas de Galicia?"
Y te dice ella: "A Sardiñeiro".
Y tú: "¿Dónde vive Juan?"
(RÍEN)
(APLAUDEN)
¿Qué es lo primero que me enseñarías
si tuviera que hacer capoeira?
A ver, un paso fundamental
de la capoeira
que la define
de las demás artes marciales,
que la hace diferente
es la ginga.
Y me dice:
"Te voy a enseñar la ginga".
(RÍEN)
Que digo: "Depende de lo que sea,
igual no quiero verlo".
(RÍEN)
-Echas para atrás,
una pierna atrás. Quédate ahí.
Es como si fuera una "v".
Y dibujaste una "v" así,
en la arena, con el birimbao,
que yo digo: "Otro como Laura.
Ahora empezaré laurel, laurel".
(Canción en portugués)
(RÍE)
(Canción en portugués)
Por amor,
Fabio vino a esta tierra.
Por amor, Juan
se casó cinco veces
y por amor, Noeta y Josefina
siguen felizmente juntos.
¿Será verdad que es el amor
lo que mueve este mundo?
(Canción en portugués)
Anda.
¿Qué pasa, Juan?
¿Qué tal? ¿Cómo vas?
Nada, bien, como siempre.
Me voy al fin del mundo.
¿Perdona?
Que me voy al fin del mundo,
al Cabo de Finisterre.
Ah, al Cabo de Finisterre.
Claro, donde se acaba el mundo.
¿Sí?
A ver la puesta de sol.
Me voy al fin del mundo.
Y pienso: "Se va a casar otra vez".
Pero, no, no,
te ibas al Cabo de Fisterra
a ver la puesta de sol.
Y para allá que nos vamos.
Venga.
Vamos acelerando,
porque ya sabes.
Casi anochece.
(Música)
Llegamos y bueno... Qué fantasía
de lugar, qué preciosidad.
Y ahora te voy a enseñar una cosa
que posiblemente no hayas visto
en tu vida.
Para ser el fin del mundo,
es una auténtica pasada.
(Música)
Veo que la gente viene aquí
y deja cosas, ¿no?
Recuerdos y fotos de seres queridos
deben ser.
Los peregrinos.
Esto es cosa de peregrinos.
Cosa de peregrinos, sí.
Ajá.
Si te fijas ahí abajo,
mira,
¿ves que ahí?
¿Qué es?
Ropa, ropa quemada.
zapatos.
El peregrino llega,
el peregrino llega
y digamos que es
como una manera de purificarse.
No me digas.
El peregrino llega hasta aquí,
quema la ropa...
Y deja sus zapatos.
Deja sus zapatos.
Es una persona nueva a partir
de que has completado el camino.
¿Y eres una persona nueva?
Eso dicen.
El fin de un camino
y el comienzo de una nueva vida.
Esto es el fin del mundo.
Esto es Galicia.
Esto es Galicia.
(Música)
El fin de un camino
y el comienzo de una nueva vida.
Y yo quiero decir,
gracias, Sardiñeiro,
por mostrarme este camino
y por enseñarme
que nunca es tarde
para empezar de nuevo.
Muchísimas gracias.
(APLAUDEN)
Paisanos de Sardiñeiro,
sois muy buena gente.
(APLAUDEN)
Norberto, ¿qué tal?
¿Cómo va eso?
Este es mi coche.
Sí, ya veo.
Pregúntame si te lo dejo un rato.
¿Me lo dejas un rato para probar?
No, no.
Y la chica aquí está aún.
Y seguirá.
¿Seguirá?
Sí.
¿Al final no te casas con Estrella?
Con las dos.
Yo quiero ser
el padrino de tu próxima boda.
¿Puede ser?
Te jodiste, hermano, no hay más.
No hay más.
Adiós todos mis amigos,
adiós botellas de vino.
(Música)
"Lorei lorel".
Añadir comentario ↓
Pablo. Me ha encantado lo qye haces y compartes con la gente mostrando España, sus pueblos y costumbres. Saludos desde Buenos Aires!
Programa impresionante sigan así que no se termine desde Argentina abrazo desde el corazon