2017
-Haré todo lo que sea necesario para ser reina.
-Quiero que sirvas a mi hijo con la misma lealtad
que me has servido a mí. Edúcalo y mantenlo lejos de su madre.
-Sois el siguiente en la línea sucesoria.
-No. Mi madre quiere el trono para ella.
-Peláez intentó sentar a un rey en Compostela y fracasó.
Yo construiré uno a nuestra medida.
(GELMÍREZ)(GMZ) -Lamento escribiros para daros malas noticias,
pero es mi deber. Elvira, vuestra esposa,
falleció hace unos meses presa de las fiebres.
-Si descubre que es mentira, te matará.
-No lo descubrirá.
Necesito quitarle los motivos para regresar.
-Termina aquí tu trabajo, maestro Esteban.
En esta puerta...
-No está acabada.
(GRITA) -¡Padre!
-¿Gonzalo?...
(INCRÉDULO) ¿Eres tú?
Estás vivo...
¿Quién era ese hombre?
AHOGADO -Gonzalo...
-Elvira ya se había casado...
Era mejor dejar las cosas como estaban...
-¡Suéltalo!
-Si lo matas se acabó todo para ti, Gonzalo.
Suéltalo.
(GRITA) ¡Gonzalo!
-Rodrigo, hablamos... Rodrigo... Rodrigo...
-¿Qué hiciste?
¿Qué pasó hace veinte años?
¡¿Qué hiciste con Gonzalo?!
Y nos mentiste a todos.
-Su majestad espera respuesta.
-Cuando la tenga, te haré llamar.
La reina se ha casado con Alfonso de Aragón.
(SIMÓN OFF) -¿Os preocupa?
(GMZ OFF) -Alfonso es un guerrero ávido de sangre.
Ha batallado contra moros y cristianos
a lo largo de toda la península.
Y no ha conocido la derrota.
Nuestra reina Urraca,
vive obsesionada con aferrarse al trono,
convencida de que en cuanto muestre síntomas de debilidad,
sus propios nobles le arrancarán la cabeza.
Y no está equivocada.
Están locos.
Los dos...
Harán buena pareja.
-Tu hijo no estaba en la boda.
-Nadie lo echó en falta.
-Yo sí.
Le he mandado llamar.
No me fío de Gelmírez.
Lo conozco desde hace tiempo.
Es demasiado ambicioso.
E inteligente.
¿Te molesta?
-Deberías habérmelo consultado.
-Lo estoy haciendo ahora.
(IMPERATIVA) -Tú. Prepárame un baño.
-Ha mandado llamar a vuestro hijo.
-Quiere alejarlo de Gelmírez.
-No. Quiere librarse de un rival.
Si os pasase algo,
vuestro hijo heredaría Galicia y León.
En cuanto pise este castillo, lo matará.
-Entregádselo.
Recordad a Peláez. Aprended de sus errores.
-Somos la segunda ciudad santa, solo por detrás de Roma.
Pero necesitamos un rey. Nuestro rey.
Y solo puede ser él. -Es un error.
-El chico se queda. Díselo al mensajero.
-Ya no me quedan ideas, no sé cómo continuar...
-Tienes decenas de dibujos.
-Ninguno de ellos me sirve.
-Y ese monje, ¿ya no te ayuda?
-No.
Ya no me ayuda.
-¿Qué hacéis aquí? -Buscarte.
-Ya he hecho por vos todo lo que me pedisteis.
-No. Todo no. Pero lo harás.
¿Crees que alguien va a ayudarte,
cuando conozcan tus pecados?
-Será de ti de quien hablen las crónicas.
Fuiste tú quien salvaste Compostela.
No... no vas a ser capaz.
Os vi en el mercado. Pudiste haberlo matado...
Hazlo.
-La respuesta de Gelmírez no me deja otra salida.
Tendremos...
(DESAFIANTE) -Levántate del trono. No te pertenece.
-Marcial. -¿Señor?
-Esta es tu reina. ¿Qué harías por ella?
-Daría mi vida, Majestad.
-¿Le seguirías en el campo de batalla?
-Mi señor...
Es una mujer... -Cierto.
Y muy hermosa.
El obispo me ha desobedecido.
Retiene al heredero en Compostela,
y eso tiene un precio.
Váyanse.
-Os está robando el reino y vos se lo permitís.
-Necesito a su ejército para controlar las fronteras.
-Es un perro rabioso. Se volverá contra vos.
-¿Y qué quieres que haga?
-Echádselo en el vino. Mañana amanecerá muerto.
-No asesinaré a mi esposo, estás loca.
¿Qué es esto? -Vuestros vasallos.
Nobles del Reino de Galicia.
Alfonso, vuestro marido, ha arrasado sus casas.
Don Sancho Andrade. Asesinaron a sus dos hijos.
-Vuestro esposo, los mandó desollar.
-El obispo nos ha desobedecido... -Pues que sea él quien pague.
Y no vuestro pueblo.
Salid de aquí.
-¡Que sea la última vez que me haces algo así!
-Le prometí a vuestra madre que te serviría.
Y he cumplido.
A partir de ahora conservar este reino
dependerá solo de vos.
-Debéis acompañarnos.
(URRACA OFF) -Adelante.
-No podéis pasar. -Soy tu Reina. Apártate.
-Cumplimos órdenes, Majestad.
(FURIOSA) -¡¿Cómo te has atrevido?!
-Esa mujer te estaba metiendo malas ideas en la cabeza.
Y mi destino no es morir envenenado.
-Eres un malnacido. Y esto lo vas a pagar.
-Lo dudo.
Encerradla. -No te atreverás...
¡Soltadme! ¡Yo soy la reina!
-No la dejéis salir hasta que regresemos del norte.
-Soy la reina ¡Soltadme!
-Pronto llegará a nuestros campos...
Debemos entregar al muchacho.
-Rendirnos nos convertiría en una ciudad encadenada.
-Pero vivos. -Vivos y pobres.
-Alfonso de Aragón no parará hasta vaciar nuestras arcas.
-Y todo esto por vuestra culpa.
-Es cierto. Pero hay una solución.
Luchemos. Luchemos juntos.
-Dómine, Alfonso de Aragón
no ha perdido una sola batalla en todo su reinado.
-Perderá esta. Tal y como yo lo veo,
hacéis un buen negocio. Si vencemos,
coronamos al príncipe y seréis héroes.
Si fracasamos... me condenan por traición
y os libraréis de mí para siempre.
-Cuando nos aplasten,
juraré que nos obligasteis a combatir a vuestro lado.
-¿Tú regresas con los tuyos?
Dicen que eres un traidor.
Que vendiste a tu hermano para quedarte con su vida.
No lo entiendo. Era tu hermano.
¿Te volveré a ver?
-Gonzalo de Catoira. El obispo ordena
que seáis conducido a palacio, junto a Rodrigo de Limia.
No hagáis las cosas más difíciles.
El obispo está juntando tropas, contra el Rey de Aragón.
No dejará en la ciudad más que media docena de soldados.
-¿Y? -Podemos matar a Gelmírez.
-Simón... ¿El miedo te ha vuelto sanguinario?
-Alfonso de Aragón va a ganar esta guerra.
Y cuando entre en Compostela,
le ofreceremos el cadáver de Gelmírez
como muestra de nuestra lealtad...
Y así salvaremos nuestra vida.
-Sé que os gustaría verme muerto.
Pero no estaríais aquí,
si no tuviéramos todos el mismo problema.
Alfonso de Aragón ha entrado en Galicia.
Y viene hacia aquí. Sabéis muy bien lo que quiere.
Quiere capturar al hijo de Raimundo y Urraca.
El legítimo heredero al trono.
El de todos.
Pienso responder al ataque de ese tirano.
Por lo que estamos todos en guerra...
y os necesito;
os necesito a los tres.
¿Qué creéis? ¿Qué Alfonso tendrá piedad?
No. Quemará el hospital...
...y tirará abajo el templo de tu hermano;
y matará a todos en esta ciudad.
Piensa lo que quieras, no me importa.
Pero no des la espalda a tu gente. Te necesitamos.
Yo te necesito.
¡Compostela entera te necesita!
Y una vez, nos hayamos librado de ese maldito aragonés,
si quieres matar a tu hermano...
adelante, no me opondré.
-Quiero verlo.
-Aún no está acabada.
-¿Qué necesitas? ¿Más plata?
-No... -¿Entonces?
-Solo... una idea.
Busco una imagen para la puerta.
El perdón...
El viaje de los peregrinos los redime.
Y eso es lo que tiene que significar este templo:
la imagen del perdón.
¿Habéis visto a Marco? -No.
-Sigue sin aparecer, no es propio de él.
-Levántate.
He dicho que te levantes.
Sé que me consideras tu enemigo, pero no lo soy.
Estoy aquí, por tu salvación.
¿No tienes hambre?
Has confesado tu pecado, y eso me alegra.
Ahora estás más cerca de Dios.
Pero he de ser sincero.
El perdón no es gratis...
...conlleva una penitencia.
Y la tuya tiene que ver con tu maestro.
-¿Queréis que acuse a Esteban?
Lo haré. -Quiero la verdad.
La verdad sobre el templo.
Sobre esos demonios que dibuja...
-Sé lo mismo que vos...
Os lo juro, no sé nada.
-Hacedle hablar.
(SUPLICA) -¡No, por favor...!
-Alfonso de Aragón ha conseguido más tropas
y avanza hacia Compostela.
Será una batalla cruel...
(GMZ OFF) La más dura que ninguno de vosotros
haya librado jamás. Pero debemos ganar.
Por el bien de esta ciudad y de todo el reino.
O paramos este ataque ahora,
o viviremos sometidos a un tirano para siempre.
Suerte a todos.
E id con Dios.
-Abrid. -Para eso hemos venido.
Vos sois nuestra Reina.
-Combatir.
¿No querías tú que fuese un soldado?
Tú querías que cuidara de mi madre.
Si los aragoneses vencen, arrasan Compostela.
Y yo estoy aquí para impedirlo.
(ALFONSO OFF) (AL) -Al alba, atacaremos su campamento.
Así les cogeremos desprevenidos.
-Mi señor, ya habíamos pactado el campo de batalla.
No es honorable atacarlos en su campamento.
-No. No lo es.
Y no dejaremos a nadie con vida.
(ODAMIRO OFF) (OD) -¿Un monje?
¿Uno de mis hermanos, quieres decir?
-Nadie más puede verlo. Sólo Esteban...
Es el monje quién le dice lo que debe hacer.
Ha sido así desde que era un niño.
Os lo suplico.
Decidles que no me peguen más...
-¡Ese monje!
¿Está aquí?
Marco me ha hablado de tus visiones.
-¿Qué le habéis hecho?
-Dios no se aparece a hombres como tú.
Ese que te habla tiene que ser Satanás.
-¿Satanás quiere que construya un templo?
-Un templo que ofende a Dios...
-La gente cree que sois un hombre sabio...
...pero realmente solo sois un pobre idiota asustado,
incapaz de sentir nada.
¿Cómo vais a entenderlo, si no sabéis amar?
Me dais lástima,
jamás he visto a nadie más alejado de Dios.
He acusado a tu amigo de sodomía.
Va a morir en nuestros calabozos a no ser,
que te comprometas a destruir esas imágenes blasfemas.
-Dómine, os lo suplico; su vida está en vuestras manos.
-No, no en este caso. No puedo defender la sodomía.
Tu amigo debió ser más discreto.
Asúmelo, ese chico está condenado.
Regresa al trabajo. Y termina esa maldita puerta.
¿Hay noticias de la batalla? -Aún es pronto, Dómine.
¿Os retiráis?
-Estoy cansado.
Avísame si hay noticias de nuestros hombres.
-Guarda la alcoba del príncipe Alfonso.
Que no salga de allí hasta que todo esto acabe.
Y tú. Abre las puertas a tu jefe.
E intenta ser más discreto esta vez.
(SUSURRA) Dómine...
Es inútil,
es mejor esperar a que amanezca.
-No, ahora no hay vuelta atrás. Hay que seguir buscando,
o muere él o morimos nosotros.
-¿Por quién rezas?
(GRITAN) -¡¡¡Nos atacan!!!
(GRITA) -¡¡¡Padre!!!
¡¡¡Padre!!!
(AL) -¡¡¡Seguidlos!!!
¡¡¡Seguidlos y matadlos!!!
¡Vamos! ¡Venga!
-Tranquila. ¿Vale?
Te lo suplico. Ayúdame.
(GRITA) -¡¡¡Matadlos!!!
-Todos los hombres al campo de batalla.
Mi marido no llegará a Compostela.
Aunque tenga que matarlo yo misma.
Busca al Rey.
Dile que su esposa quiere hablar con él.
Debo intentarlo. O esto será una masacre.
-Que se vayan...
-¡Alto! ¡Paradlos!
(GMZ) -Vete.
Tú has hecho todo lo que has podido.
Y gracias por todo.
-Dómine, Dómine...
Parece que esta vez se os acabó la suerte.
-¿Cómo te atreves a enfrentarte a mí?
-¡Yo soy la Reina! -Eres mi esposa,
y harás lo que yo te diga
cuando yo te diga!
He ganado la batalla. Si vuelves a enfrentarte...
-Retírate de Galicia... o haré venir a los nobles
de tres reinos con sus ejércitos y te aplastaré.
Retírate, Alfonso. O te juro que tendrás una guerra
que no podrás ganar.
-Tienes visita.
-¿Has tomado una decisión?
-El templo es más importante que su vida.
Y que la tuya también.
-Si destruyo las imágenes,
¿lo dejaréis en paz?
-Tienes mi palabra.
-¡La puerta...!
¡El maestro va a mostrar la puerta!
-¡Va a enseñar la puerta! ¡Vamos! ¡Vamos!
(ESTEBAN GRITA) -¡Tirad! ¡Ahora!
Ya os lo dije.
Si no sois capaz de amar,
no podéis entenderlo.
Hacedlo vos mismo. Tenéis mi permiso.
-Acaba con él de una vez.
-Simón, es tu plan; tu ejecución.
-Te daré lo que me pidas...
-Por favor, Dómine. Mantened la dignidad.
-¡Deteneos!
-Majestad...
-¿Me puedes explicar qué está pasando?
-Estos dos quieren regalarle mi cabeza a Alfonso,
como gesto de bienvenida.
-¿Es cierto? -El obispo os desobedeció.
Nosotros somos leales, majestad.
-Detenedlos...
(SIMÓN) -No, no...
-Gracias, Majestad.
-Obispo, hoy estás de suerte.
Le he declarado la guerra a mi esposo.
Defenderé mi reino desde aquí y tú me ayudarás.
-Lo haré.
-¡Esteban!
(IMPRESIONADO) -Marco...
¿Qué te han hecho?
¿Estás bien? ¿Sí?
(GRITAN) -¡La guardia ha regresado!
¡La guardia ha regresado!
(ESTEBAN OFF) -Busco una imagen para la puerta.
El viaje de los peregrinos los redime.
Y eso es lo que tiene que significar este templo:
el perdón.
La imagen del perdón.
-Vuestra osadía no tiene límites.
Sois un simple Obispo y vais a coronar a un rey
en contra de la voluntad de Roma.
Se armará un buen escándalo. -Da igual, Majestad.
Cuánto más hablen de nuestro templo, más fama tendrá.
-Acercaos.
Tengo algo para vosotros dos.
Por los servicios prestados al apóstol.
(SOLLOZA ATEMORIZADO)
(HABLA EN LATÍN) In nómine Patris,
et filii et spiritus sancti.
Amén.
Alfonso Raimúndez.
(EN LATÍN) Regis Gallaeciae.
(LEE) -Santiago. El bienaventurado por su vida.
El maravilloso por su virtud. El esclarecido por su ingenio.
El brillante por su oratoria.
Una vez muerto y resucitado nuestro señor Jesucristo,
buscó una tierra en la que predicar el evangelio.
Y la encontró.
Lejos.
En un lugar que parecía el paraíso.
Llevado a las costas de España, enseñó la divina palabra
a las gentes que allí vivían. Escogió siete discípulos,
para así con su ayuda, extirpar la cizaña.
Al acercarse su último día se dirigió a Jerusalén.
Condenado por una encarnizada sentencia de muerte,
(GMZ OFF) bañado en un charco de su rosada sangre,
coronado con triunfal martirio. Vuela al cielo.
Sus discípulos,
apoderándose del cuerpo del maestro,
lo llevan a la playa,
donde encuentran una nave para ellos preparada,
y embarcándose en ella, se lanzan a la mar...
(PENSATIVO) ¿En serio? ¿En una barca?
¿Desde Palestina, en una barca?
-Es que, los guiaba Dios...
(GMZ OFF) -Una vez desembarcados,
sus discípulos dejaron el cuerpo
en un pequeño predio, llamado Libredón.
Siglos después, Teodomiro, el obispo de Iria; y Pelayo,
fueron elegidos por nuestro Señor para ser quienes descubrieran
la tumba del apóstol.
Y cavando profundamente el suelo, se construye un sepulcro,
en donde se deposita el cuerpo del apóstol.
No está mal...
He pensado que deberíamos también poner por escrito
nuestra victoria sobre las tropas de Aragón.
-Mi señor, fuimos derrotados.
¿Debo escribir que la reina nos salvó?
-Puedes mencionar su presencia, si lo ves imprescindible.
Pero el mérito es del ejército compostelano...
Comandado por su obispo, Diego Gelmírez.
¿Hay algo que no entiendas?
-Nada, Dómine...
Gonzalo lleva 20 años viviendo una mentira creada por la traición de Pedro, sustentada por la plata de Tomás y alimentada por las palabras de Gelmírez. Tras su llegada a Compostela, tras descubrir que Elvira sigue vida, el enfrentamiento entre Gonzalo y Pedro no se hace esperar.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación