Próximamente
(Pitidos)
Venga, venga. Aguante ahí, que ya llega.
Un último esfuerzo...
Cinco, cuatro, tres, dos, uno...
¡Listo!
¿Cómo llevamos lo de fumar?
Por rayos ya ha pasado, ¿verdad?
Sí.
Sí, tranquilo, es una prueba rutinaria.
Ya, a nadie le gustan los hospitales.
Pero es que es una tontería
porque aquí es donde a uno le tratan mejor.
Ya. Ya. Pues una cosa le voy a decir.
Meditación.
Es lo mejor.
Aquí donde me ve, usted no lo sabe, yo he perdido 20 kilos.
Esto le va a doler.
Sí, bueno, engordé porque tuve una serie de problemas,
pero hay que tener determinación.
Sin determinación no hay meditación que valga.
Lo siento, ¿eh?
el día que mi hijo me pilló delante de la nevera
hinchándome de mayonesa a cucharadas directamente del bote.
Eso es.
que ahora le traen las pruebas del electro
y le pasan con el cardiólogo.
¿Vale? Y recuerde lo que le he dicho: meditación.
¿Qué tal está? -Hola, doctor.
Perdona, Antonio, que no te había visto.
No, yo me los hice hace tiempo.
Sí.
Ya.
No, mi próstata es una maravilla.
Antonio, no te lo tomes a mal, pero preferiría
que no hablásemos de próstatas, médicos, pruebas
ni de todo esto. Si no te importa.
No, Antonio, no estoy esperando al urólogo.
de unos análisis que me tienen muy preocupado.
No he dormido. ¿Ves? Bolsas.
Antonio, ¿tú crees en Dios?
Bueno, pues yo nunca he creído y llevo unos días
que no paro de rezar. No sé si entiendes lo que...
No me acordaba del padrenuestro.
Que me lo tuvo que dictar Loli Saura, de impagados.
No quiero morirme sin hacer las paces con mis hijos.
¡Joder, lo sabía!
Buenas. Dígale que no haga el tonto, que no muerdo.
¿Usted no viene con él?
Con mi marido. Bueno, mi exmarido.
Me da igual quién sea y la relación que tengan.
No hace falta que se oculte.
Si intenta decirme que no son pareja, sepa que me da absolutamente igual.
Ya.
Un buen hombre que me ha tenido engañada más de 15 años.
Se preguntará por qué no me he dado cuenta, ya lo sé.
Pues no. ¿Y sabe por qué?
Porque funcionó religiosamente como marido siempre.
Y cuando digo siempre, digo siempre.
En serio. -Perdona, Marta,
que no he subido a verte porque pensaba que hoy no...
-Estoy de guardia, ¿y tú?
-Yo he venido a por unos resultados. -¿De qué?
-Unos resultado de... Bueno, de...
-No será una biopsia. -No, no es una biopsia.
¿Es grave? -¿Cómo están los niños?
-Luis, ¿no me estarás ocultando algo? -No, cómo te voy a...
-¡Marta, Marta! -Sí, sí. Ya voy, ya voy.
Me tengo que ir, pero no te muevas hasta que hablemos tú y yo.
-Sí.
Un atentado. Tenemos que estar preparados.
Pues sí.
Pues no lo sé, no lo sé todavía,
pero creo que no ha sido muy lejos. -Sí, sí..
Es posible que tenga el SIDA.
Tuve una relación con una persona a la que le han detectado el virus.
Bueno, él me obligó a hacerme las pruebas
y luego me llevó a Sagrillas para que me olvidase de todo.
Tu hermano es único.
Bueno, si le gustasen los hombres, sería perfecto.
No, eso no lo sabe.
Si lo tienes, ya te puedes ir haciendo a la idea de que...
En fin.
Antonio, no quiero.
No quiero saber los resultados de los análisis.
No, irme corriendo, que es lo que voy a hacer.
Que no, que no Antonio, te digo que no quiero saberlo.
(Sirenas)
Sí, tienes razón.
¡Ha habido un atentado, caballero!
En San Genaro, donde la iglesia. ¡Están llegando las ambulancias!
Venga.
(Murmullo)
¿Qué hacéis aquí?
(Murmullo)
Perdón. -Sí.
Hola, chicas.
-¿Qué hay? ¿Cómo va todo? -Todo bien.
-Recuerdos a Begoña. -De tu parte.
-¿Adónde vamos, mi general? -A lo de mi nieta.
-Sí, mi general.
Joder, una muerte así no se la deseo a nadie.
Pues imagínate Julia. Normal que no dé señales de vida.
¿Está en casa de su madre? Lo mismo se ha ido a Barcelona.
Tío, llevamos una hora esperando y nada.
Si no sale nos vamos, que voy a llegar tarde.
Joder, estoy que no me lo creo, macho.
Yo pensaba que no quería saber nada más de mí.
Aunque tampoco quiero hacerme ilusiones.
Que quiera verme no significa nada.
Seguro que es por algo de la pensión. Las mujeres son así.
Me tendría que haber puesto otra camisa.
Eso es porque me lavo más que nunca.
Joder, lo que le hice sufrir a la pobre.
La echo tanto de menos...
A ella y al mar.
Y mis planes.
No sé, igual una barquita y empezar de nuevo.
¿Contigo de jefe? No sé, macho.
Tu dentro de nada vas a ser como tu padre.
Sí, sí, buenísima.
Ahora, tiene un genio que es para aguantarle.
Tiene la Cruz Laureada de San Fernando,
la Orden de San Hermenegildo
y medalla por el Sufrimiento de la Patria.
-¿Y eso qué tiene que ver con que te bautices?
Es por el dinero.
-Ah, ¿que te dan dinero por bautizarte?
-Sí, porque el general le tiene manía a mi padre.
Me deja la herencia para que ellos no se la gasten.
-O sea, ¡que eres rica!
-Cuando tenga 18 años seré inmensamente rica, sí.
Pero ahora soy pobre, como siempre.
-Pero si no te bautizas, tu abuelo, nada de nada.
-Sí, porque el general es de ir a misa y todo eso.
Si me muero me voy a un sitio donde no hay nada.
-El limbo. -¿Y es verdad que no hay nada?
-Sólo gente sin bautizar. -Pues vaya rollo de sitio.
-Pero acuérdate de que yo te bauticé, ¿no sirve?
-El general quiere que lo haga un cura.
Además va a ser mi padrino, y mi madrina mi tía Sara, la facha.
-Bueno, por lo menos nos hemos librado un día de cole.
-¡Ahí viene!
Tía, qué bueno está el chófer. Más guapo que el que tenía antes.
-Pero si es muy mayor. ¡Por lo menos tiene 20 años!
-Reclutas, descansen.
Mirada al frente.
¡Mi niña, mi niña! ¡Cómo te echaba de menos!
-Siempre puntual.
-Hola, hija. -Hola.
-¿Qué, cómo va el niño? -Bueno, no sabemos que sea niño.
-Lo será.
¿Y el vago? -No empecemos.
-No quiere ir al bautizo de su hija.
-No, no se encuentra bien. Ha pasado muy mala noche.
-A saber qué estuvo haciendo.
-Repasando las matemáticas con su hija, ¿verdad?
Y ayudándola a escribir una redacción sobre "Platero y yo".
-Tenemos un problema con tu hermana. Tiene sarampión.
-¿A su edad?
-No lo había pasado y se lo ha contagiado el niño.
De manera que necesitamos una madrina.
-¿Puede serlo María?
-¿Qué? ¿Yo? -Sí, venga, porfa, abuelo...
-Supongo que está bautizada... -Sí, y he hecho la Primera Comunión.
-¿Estás confirmada?
-Sí, y voy todos los domingos a misa con mi abuela y fiestas de guardar.
-Está bien. -Me tienes que hacer dos regalos:
el de Navidad y el de cumpleaños.
-¿Y la iglesia? -Por allí.
-Alpuente, no se mueva hasta nueva orden.
-Si, mi general.
-Y póngase bien el traje, parece Jaimito.
-Sí, es que me han dado un traje que no es de mi talla.
-Pues exija uno de la suya, que es un soldado español.
-¡Sí, mi general!
-Y saque un poco de brillo al coche. -¡A sus órdenes, mi general!
-¡Hermanita! -¡Hola, Inés!
-Pásalo bien, ¿eh? -¡Gracias!
-¡Perdona, perdona! ¿Tienes hora?
-¡Qué morro!
(Radio)
(Timbre)
Sí, pero es que me ha traído José Ignacio.
Oye, por cierto, le he dicho a Aurora que venga también.
No pasa nada, mamá.
¿Estás sola?
¿Y papá?
Pues es que tampoco lo sé.
Ah, yo hablé con él también. Pero...
No sé si va a poder venir a la boda.
Le han ofrecido un reportaje muy importante y...
Por la hambruna, ¿lo has visto en la tele?
Pues por eso.
Pues mamá, pues depende, porque Toni ya sabes cómo es,
que quiere estar ahí en el meollo.
Bueno, no lo tiene tan fácil, mamá, Etiopía está muy lejos.
Tengo que ir al baño.
¡Sí!
-¿Qué significa esto?
-Pues aquí lo tienes. -Ya lo veo.
-Veo que tomas decisiones sin contar conmigo.
Por eso te estoy preguntando que qué significa esto.
-Pues esto significa que no puedo más, Miguel.
Que no aguanto más, y que se acabó.
-¡Paquita, tú no puedes traspasar este bar!
-¿Cómo que no? -No, no puedes.
No puedes traspasar un negocio a nombre de los dos, Paquita.
-Pero si me lo diste en herencia. -¡En caso de que me muriese!
-Oye, Miguel,
¿cómo puedes ser tan egoísta? -¿Por qué, por no morirme? ¿Eh?
-Pues no, por no morirte, no. Por decir que el bar es tuyo
solamente cuando te interesa. ¡Exactamente igual que tus hijas!
-Este Bistrot, Paquita,
es la única fuente de ingresos que tiene esta familia.
Tú no puedes traspasarlo. ¿Qué?
-Pues te lo quedas tú.
¿De qué te ríes, Miguel? Te lo quedas tú, todo para ti.
Te vendo mi parte.
Si total... Yo ya no estoy bien aquí.
Me miran como si les hubiera robado el pan de sus hijos.
-Paquita, te he dicho que tú no tienes la culpa
de lo que pasó con la pirámide. -Ya.
-Pero ¿sabes qué pasa, Miguel? Que sí la tengo.
Que yo apunté muy alto, y que la vida me está poniendo en su sitio.
En el mío. -Pero ¿por qué hablas ahora así?
-Así, ¿cómo? -Pues como si fueras
un personaje de un culebrón.
-Bueno, Miguel, yo...
Voy a empezar una vida nueva, lejos del barrio
y lejos de todo... Y además, cuando me vaya,
¿sabes qué es lo mejor de todo? Que nadie me va a echar de menos.
Ni tú, ni mis tíos,
ni, por supuesto, mis primos.
Absolutamente nadie.
Porque cualquiera diría que yo soy una persona, Miguel.
Pero es que ¿sabes lo que parezco? Un ruido.
Así que me voy a ir a Benidorm con mis hijas,
que sí que me quieren.
-A Benidorm. -Ajá.
-Pero...
¿Te das cuenta de la cantidad de sandeces
que estás soltando por la boca?
-Toma, Miguel.
Por favor.
Cuando lo vendas, pues ya me mandarás mi parte.
Pero no hay prisa ninguna.
-Perdón, ¿le importaría dejarme un cubo de agua, por favor?
-¿Cómo?
-Un cubo de agua para limpiar el coche.
-¿No ves que no está?
Es una pesadilla.
Mi madre no habla, no come, así que lo hago todo yo.
Tengo que ir a la policía, a los Juzgados...
¿Tú sabes lo que es entrar en esa casa
y ver todo lo de mi padre y abrir cajas
y buscar papeles y certificados...
Y cada vez que cierro lo ojos...
Me han ofrecido trabajo en Bruselas.
Mi jefe me ha hablado de un puesto en la Comunidad Económica Europea.
Ven conmigo.
Carlos, te lo juro, si me quedo aquí me voy a volver loca.
Ven conmigo.
Vámonos los dos.
Con lo que me paguen a mí, podemos vivir los dos.
Y tu puedes dedicarte a escribir...
-Hola, Julia.
-Hola. -Jo, lo siento muchísimo, de verdad.
Pero piensa que de todo se sale si uno quiere.
Aquí tienes el ejemplo.
-Gracias.
¡Taxi!
-¿Te puedo abrazar?
(Claxon)
-Chaval, que eso es carga y descarga no se puede aparcar.
-Perdona, aquí no hay ninguna señal.
-Traigo las bombonas y ahí estorbas.
-A mí me ha dicho mi jefe que me quede aquí y aquí me quedo.
-Y mi jefa es mi mujer, que manda,
y si no acabo para las dos no entro en casa.
-Mi jefe es general del Ejército de Tierra. Tú verás.
-Y mi mujer es de Avilés, no te digo nada.
Yo voy a bajar bombonas. Si rayo el coche, es tu problema.
-No tienes huevos.
-¡Butano!
-Butano, una al segundo B. -¡Vale!
-¡Oiga, por favor, una al primero A! -¡Vale!
-¡Paco, súbeme dos, que la ducha espera!
-¡Eh!
-No te puedes ir a Benidorm, Paquita. No, no, no.
Tú no soportas al matamulas.
-El que no soporta a mi padre eres tú,
porque yo a mi padre le quiero mucho.
El negocio le va maravillosamente bien
y me ha pedido ayuda porque no da abasto.
-Pues yo me alegro.
-¿Te importaría dejar de comerte el jamón
y ayudarme un poquito con las mesas? Anda.
-Que te ayude Cruz. -Cruz hoy libra.
-De verdad. -Buenas.
¿Dónde dejo las bombonas? Voy cargado.
-¡Ay, qué leche! ¿Dónde dejas las bombonas
todos los meses cuando me las traes? En la cocina, joder.
¿O te crees que yo tengo aquí un cuarto especial para el butano?
(Cristales rotos)
¡Joder! Es que no puede ser más patoso.
-Bueno, Miguel, a mí no me da tiempo. Así que sigues tú.
Voy a buscar a las niñas. Piensan en el colegio
que son huérfanas de padre, que como no vas nunca.
-Oye, que si quieres voy yo ahora mismo.
Pues ahora mismo voy a ir yo, que me tiene que dar el aire.
-¿Vais a traspasar el local?
-No. -Sí.
-¿En qué quedamos? -Que sí.
-¡Que no!
-Mi cuñado a lo mejor está interesado,
que está buscando un local. -¿Sí? Pues mejor que este, imposible.
Una clientela estupenda. Y además es muy fiel.
No como otros.
-Paquita.
¿Y tu sueño de la Vaguada?
-Pues era un sueño, Miguel.
-¿Sabes lo que te pasa a ti Paquita? ¡Que estás huyendo de la realidad!
-No. A mí lo que me pasa es que aquí no me retiene nada ni nadie.
Así que mejor que me vaya a Benidorm.
Hay muchos extranjeros e igual alguno se enamora de mí.
Uno así, con mucho dinero.
-¡No puedes irte con las niñas! ¡Son también mis hijas!
-¡Pero si no les haces ni caso!
-Eh... Que... Que... ¿Quién me firma el papelito?
Que le echo un garabato yo y ya está. ¿Me abre la puerta? Venga.
-¡Ahí va! Que... -Gilipollas...
-Oiga, oiga, por favor, -Sí.
-No tendrá usted cambio. -¿5.000 pesetas?
Si tuviese cambio de 5.000 pesetas, iba a estar con el butano. Anda.
Qué hombre más rudo, por Dios.
-Oye, perdona. -Dígame.
-¿El número 3 de la travesía de Tito Fernández?
-Pues lo tiene justo ahí. -Ah, gracias.
-¿A quién va a ver? -A Mercedes Alcántara.
-Ah, es mi tía. -¿Es tu tía?
¡Qué bueno! Soy Aurora.
-Aurora... -Tú y yo vamos a ser familia.
¿Qué perfume llevas? -No, no, yo no llevo perfume.
Será la colonia de mis hijas. -Pues huele fenomenal.
¿Sí? -Oye, por cierto,
no tendrás cambio, que tengo al taxista esperando.
-Me gustaría tener cambio de 5.000 pesetas,
pero todavía no hemos hecho esa caja en el bar, no.
-Qué faena. ¿Y dónde consigo cambio?
-Hombre, yo me imagino que en el banco le darán.
-Ay... Gracias, guapa. -De nada.
Sí, mejor.
No sé, es que llevo unos días un poco rara.
Sí... Yo creo que es eso, sí.
Bien, él como si nada.
Por eso.
(Ruido bombonas)
Nos lo quitamos ahora y ya está, que si no, es un rollo.
Si ya se me pasa, es que llevo unos días...
Tengo diez días de retraso pero...
No quiero precipitarme.
Bueno.
Es que como me enrollé con Mike, pues...
(Timbre)
¡Hola, Mercedes!
Hija, qué lío para llegar.
El taxista no tenía ni idea. ¡Pero me encanta el barrio!
Me recuerda a La Habana.
Y a San José de Costa Rica también. ¿Tú has estado?
-Hola. -¿Qué tal?
-Te vendría bien tomar unos pocos rayos UVA.
Estás un poco paliducha. -Sí, un poco.
-¡Qué piso más coqueto! Me encanta.
La decoración es muy... "camp", ¿no?
¡El salón, cómo es!
¿Cómo es? -Eh... Eh...
Pues...
Tiene...
Tiene... muchos muebles.
-Ah. Sí. -¿Y la cocina? ¿Puedo verla?
(Ruido bombonas)
¡Butano!
-Paquete, ¿me subes una al quinto B?
-Qué curioso. Le están pidiendo las bombonas desde los balcones.
¡Le dicen los pisos! ¡Ay, qué gracia! Qué pintoresco, ¿no?
Con sacarina.
No. -Bueno, no pasa nada. ¿Y la abuela?
Tengo unas ganas locas de conocer a la abuela.
Inés me ha hablado tanto de ella...
¡Aniceta! ¡Qué maravilla de nombre!
Por cierto, que he conocido a esa chica morena, tu sobrina.
-Pues es de Albacete.
-¡Butano!
-Eh, chaval.
Aquí no puedes aparcar. Vado permanente.
-Ya lo muevo. Ya.
-No, no te preocupes. Déjalo, que no tengo prisa.
¿Qué tal se porta el Supermirafiori?
-Pues por ahora bien, pero es mi primer día.
-Menudo chollo, ¿no?
-Sí, bueno, se supone que soy el enchufado
pero casi preferiría estar haciendo guardias.
-Qué pasa, que el jefe es un hueso, ¿no?
-Impone, sí.
-Oye, ¿te importaría que le echase un vistazo al motor?
¡Oh, qué maravilla!
2.500 cc.
Distribución por balancines, 5.400 revoluciones por minuto. Uf...
¿Te importaría darle al contacto un poquito para oírle?
-Venga, vale.
(Motor)
Música celestial, vamos. Fíjate cómo suena.
Dale un poquito de gas.
¡Dale, dale!
Fíjate.
Oh, oh, esto se come los kilómetros.
Esto lo pones y empieza pu-pu-pu.
-El Señor te acoge, Gala, en la Iglesia católica,
para recibir el santo sacramento del Bautismo,
fundamento de toda vida cristiana.
Porque gracias al Bautismo
somos liberados del pecado original
y regenerados como hijos de Dios.
Pasamos a ser miembros de la Iglesia. Ser cristiano...
-Al final has venido. -...vivir nuestra vida
como lo hizo nuestro Señor Jesucristo.
-¿Falta mucho? -Un ratito.
-...renunciar a todo lo que nos aparta de Dios
y profesar... -¿Quién va ganando?
-...por encima de todo.
El cura se está enrollando muchísimo. -...y Espíritu Santo.
En los tiempos que corren,
no siempre es fácil encontrar la fe
que ilumine nuestro camino.
Algunos no la encuentran nunca.
Pero no hay que perder nunca la esperanza.
Tarde o temprano, las almas desorientadas
encuentran en nuestro Señor Jesucristo,
la fuente de la salvación.
Así sea por los siglos de los siglos.
-(TODOS) Amén.
Gala...
Gala, ¿crees en Dios
y quieres formar parte de la Iglesia Católica?
-Sí, quiero.
(Ruido motor)
(Ruido motor)
¿Qué es lo que pasa?
¿Y tú cómo estás, chaval?
-Con un tufo a pueblo que no me quito, pero bien.
-Mucho mejor que oler a otras cosas. Que daba pena mirarte.
En cambio ahora, mira...
Está estupendo.
La Yamaha 2.5, ¡cómo mola!
¿Es tuya?
Yo es lo que más echo de menos, coger la moto y largarme.
Pero como me han dado lo de chófer, pues no lo piso casi.
Porque lo de esperar se hace eterno.
¡Pero, bueno, a quién tenemos aquí! -¡Pero bueno, macho!
¿Cómo estás? -El Capitán Trueno, Crispín y Goliat.
Juntos de nuevo.
-Que bien te veo, macho. Pareces otro.
-¿Tienes colonia por ahí?
Pásame la moto si quieres que te la arregle.
Vamos a ver qué es lo que tiene. -A ver, que os ayudo.
-Vamos.
Mi idea es poner unos pompones de flores lilas en cada banco.
-Ajá. -Y luego, cinco centros en el altar,
colocados estratégicamente para potenciar los murales,
los retablos, ¿sabes? -Sí, pero no flipes, Aurora,
porque es una iglesia de barrio y no hay nada de eso.
-¡Cómo os ponéis las novias antes de la boda!
Mañana te vienes conmigo a yoga. Y tú.
las niñas que llevan las arras tienen que llevar unos lazos lila.
-Es que eso lo va a hacer mi sobrino. -Ah, ¿un niño?
-Sí -Qué pena.
-Es que las niñas dan más juego, los niños son más sosos de vestir.
-Perdóname, es que tengo que ir a un baño.
-¿Está embarazada?
¡No me digas que está embarazada, qué ilusión!
José Ignacio se va a volver loco de contento.
-¡Merche, Merche!
¿Podemos hablar un momento? Disculpe.
No sé, se va, traspasa el local.
¿Qué hago yo? ¿Eh?
No, no, es peor. Si hablo es peor. Se enroca. Es muy testaruda.
Supongo que por perderme de vista.
¿Y los demás, lo hemos tenido fácil los demás? Yo creo que no, ¿eh?
La única diferencia es que mientras que unos nos hemos quedado aquí,
otras han salido pegando la estampida, ésa es la diferencia.
¡Ay, qué gracia!
-Pues macho, tienes que decidirte ya, ¿eh?
Pues qué vas a hacer allí. Pues lo típico, coles.
Claro, como ya perdiste a Karina...
¿La camisa por fuera o por dentro?
A ver, Carlos, tienes que hacer lo que creas que es mejor para ti.
No lo que más te apetezca, lo que creas que es bueno para ti.
Tu familia te necesita, Julia también.
Pero no se trata de lo que ellos quieren.
¿Tú qué necesitas?
Tíos, ¡que ya está ahí! ¡Qué ya está ahí!
Sí, ella es.
-Siempre ha sido muy guapa.
¿Qué tal estoy?
Venga va, mucha suerte.
-¡Hola, Maite!
-Hola, Luis.
-Joder, estás preciosa.
-Gracias.
Tú... estás mejor.
-¡Tengo tantas cosas que contarte!
-Muchísimas.
Y ellos deben de ser... -Carlos y Josete.
Mis amigos de toda la vida.
¿Te apetece tomar algo y hablamos?
-Bueno. ¿A dónde vamos?
-Al Bistrot.
-Vale.
(Televisión)
-¡Hola! -Dos cervezas cuando puedas.
-¡Marchando!
Miguel, dos cervezas. Y tía, ¿qué se van a tomar?
Hombre, algo rapidito, que les invitamos nosotros.
-Es un poco pronto, pero yo un Dry Martini me tomaría.
-Dry no me queda, pero yo ahora mismo, señora,
le pongo una ginebra con granadina espectacular.
-Fenomenal.
Ahora salgo, mamá, ahora salgo.
-Le estaba diciendo a tu marido que esto está precioso.
-Bueno, es mi exmarido. Pero la decoración sí es mía.
-Sí, claro, la decoración, la barra del bar, el género, las niñas, todo.
Pero si yo aquí, señora, soy un cero a la izquierda.
¿Dónde están las niñas?
-Están en el taller, con Ramón, que les encanta ir a jugar ahí,
claro, les consiente todo, como tú. Me las está echando a perder.
-¿Miguelito ha estado aquí? -Sí. ¿Conoce a Miguel Bosé?
-Claro, su madre viene mucho a mi Salón.
¡Ay, qué divino!
Pues sí, tía, y le voy a dejar libre el piso.
-Si total, ¿qué hago yo aquí?
Pues mejor me voy con mi padre.
Te digo que no, ¡que no quiero!
(Televisión)
Como mi hermano por tu hija. Y eso que Inés es muy especial.
Eso es verdad.
Tiene un fondo tan dulce... Y a vosotros os adora.
Pues no sabes cómo habla de ti... Eres su ídolo.
Bueno, me dijo el otro día una cosa más graciosa... Me dice:
"Siempre que tengo que tomar una decisión,
pienso en qué haría mi madre. Y después, no sé por qué,
hago todo lo contrario y la cago". ¡Qué mona!
Ya.
Ay... Mejor, mejor. -¡Enhorabuena, cariño!
-¿Por? -¡Tu madre me lo ha dicho!
-¡Ay Aurora, por favor! Me tienes frita hoy, de verdad.
Venga, vámonos, que nos espera el padre Froilán.
-Esperad un momentito, que esto está divino.
-¿No está Miguel? -Ahora mismo sale.
-Bueno, vamos a ver si yo me aclaro.
Paquita, según tú, yo soy un cero a la izquierda,
o sea, yo no valgo para nada. Ni para ocuparme del bar,
ni de mis hijas... Para nada absolutamente.
No como tú, ¿eh, Paquita? Que eres la súper mujer.
-Un poco sí, qué quieres que te diga. -Joder...
Baja, Modesto, que sube Paquita.
-Pero, bueno, ha sido porque me he visto obligada, Miguel,
porque de repente me vi sola,
con tres hijas a las que he tenido que sacar adelante.
¿Y yo? ¿Eh? Porque yo no he hecho nada, ¿no?
¿Eh? Pues te advierto una cosa, Paquita.
¡Yo me he desvivido por vosotras!
-¿Dónde estabas tú cuando a Diana le entró la varicela
y se estuvo con 40 de fiebre dos días y dos noches en la cama?
O dime a que edad le salieron a las mellizas sus primeros dientes.
¿Qué notas sacan este trimestre?
O dime cuál es el número de pie que calzan tus hijas.
¿Me puedes decir de qué color se le ponen a Dolores
los ojos cuando se baña?
¿Cuántos lunares tiene Victoria?
¿Cuál es la única consonante que Diana no puede pronunciar?
¿Qué verdura les encanta a las mellizas, Miguel?
Toma.
Sola, Miguel. Sola.
-¡La bomba, la bomba! ¿Verdad Ramón? -Bueno, bueno, bueno.
-¡He tenido una idea para la boda que a ser la bomba!
Adornar el taxi al estilo hindú.
Podemos poner un Buda en la parte trasera.
-¡Claro! -Será todo energía positiva, Inés.
Energía positiva.
-Esta boda va a tener energía de sobra, ¿verdad, mamá?
¿Qué, Ramón? ¿Me lleváis en taxi el día de la boda?
-¡Por supuesto que sí, preciosa! ¡Ese día sólo bajo bandera para ti!
-No me falles. Hasta luego.
-¿Vas a ir a la iglesia en taxi? -Sí, Aurora, sí.
-María Gala,
yo te bautizo en el nombre del Padre
y del Hijo
y del Espíritu Santo.
-(TODOS) Amén.
-Dios todopoderoso... -¿Están en misa?
-...que te ha librado del pecado... -¿Y el bebé?
-¿Aquí no bautizáis a los niños de pequeños?
-...con el carisma de la salvación,
para que, incorporada a su pueblo,
seas para siempre
-¿Qué miras?
-Nada, que estoy flipando con las velas ésas.
Molan, ¿no?
Esta iglesia mola. -A vosotros, padres...
-Tenemos que venir más. -No habrás fumado ¿no, Gustavo?
-Chis. -...esta luz,
que vuestra hija, iluminada por Cristo,
camine siempre como hija de la luz.
El señor Todopoderoso,
que nos ha hecho renacer a la vida eterna
por el agua y el Espíritu Santo,
bendiga a estos fieles...
-Anda, mira, si ahí está Richi.
Se le ve muy bien, ¿no? -...miembros vivos de su pueblo.
¿De dónde? -Que era yonqui como yo, Aurora.
-Era, era.
-¿Qué tal? ¿Cómo estás?
-Bien. Bueno, no tan bien como tú, que estás guapísima.
-Gracias. -Me han dicho que te casas.
-Sí. -Mola.
-Me voy a hacer un poco la compra, que no veas los curas cómo comen.
-Comen mucho, pero le tienen en su casa de acogida.
-Digan lo que digan, en estos barrios la gente es mucho más solidaria.
-Podéis ir en paz.
-Hola. -Uy, ¿esa niña china?
Es monísima.
No sé. -¡Soy la madrina!
-¡Tenéis un cura negro!
Pero, bueno, pero, bueno, por favor, por favor.
Es total, pero es que esto es mundial.
Lo que nos perdemos en el Barrio de Salamanca.
-Esta se cree que está en el Bronx.
Es muy fuerte Aurora.
-¿Y cómo ha sido eso? -Por sorpresa.
-Ahora tendrás que responsabilizarte de ella toda tu vida.
-Qué va. Sólo le tengo que hacer dos regalos:
por su cumpleaños y por Navidad. -¡Ah, bueno!
-Os teníamos que haber avisado antes, pero es que ha surgido así
y a Gala le hacía mucha ilusión.
Gracias. -Felicidades.
-Mi padre. Es la madre de María. -Ah, mucho gusto.
Su hija ha demostrado tener una gran educación católica.
Con padres como ustedes da gusto.
Espero que vengan ustedes a tomar algo con nosotros.
Nos vemos ahora en el Bistrot, ¿no, familia?
-Sí.
Hasta ahora. -Adiós.
-Corre, vete con ellos. -Adiós.
-¡Carlos, Carlos!
Soy la madrina de Gala.
Descanse, Alpuente.
-Abuelo, ¿podemos dar una vuelta en tu coche?
-No, ahora no puede ser. -¿Muy pequeñita?
-En otro momento. Venga, id delante. Id delante.
¿Qué tal todo, Alpuente? -¡Sin novedad, mi general!
-Veo que has limpiado el coche. -Sí, mi general.
-¿Vienes a tomar un piscolabis con nosotros?
-Gracias, mi general, pero prefiero quedarme con el coche.
-Así me gusta, cuando se está de servicio, se está de servicio.
-Pero pásese dentro de un rato. Un día es un día.
-Estoy muy enfadada. -(RÍEN)
-Acojona, ¿eh?
-Sí, acojona, sí.
-(RÍEN)
-A mí no me hace gracia, yo no me río.
Ramón... -¿Qué?
-Que las niñas se están poniendo perdidas.
-Déjalas que disfruten.
-¡Eh, tú! ¿Adónde vas? ¡Quieta ahí! -¡Quieta parada!
-Ven para acá. -¡Que se va a poner de grasa!
-¡Ya!
Pues no, porque no tuvo importancia.
Pues no, lo hice para cerrar una etapa, y ya está.
ni tampoco cuántas me quedan por abrir, mamá.
Que yo no he tenido tantos novios.
¿Es que tú no crees que puedo serle fiel a José Ignacio o qué?
Siempre y cuando pueda ser fiel a mí misma.
Pues que hay cosas ahora que ya no son como antes, y ya está.
Pero tú hay ciertos temas que no...
Pues sí, de ese tema no tienes mucha idea.
Tú has estado solo con un hombre en toda tu vida.
Pues yo sí, yo he estado con muchos más hombres que tú.
Tengo más experiencia y punto.
Pero vamos a ver, ¿qué te crees, de verdad piensas
que no voy a poder respetarle, quererle y cuidarle?
Que no, mamá. Venga, va, no es eso.
Que no tiene nada que ver contigo. Soy yo.
No sé. -¡Mercedes!
¡Mercedes, perdona!
¿O es cosa tuya? -¿Qué?
-¡No lo puedo creer!
¡Después de tantos años siendo vuestro párroco!
¿Tú quieres que te case el padre Nivio?
-¿Qué? -Sí, pues esa señora me ha dicho
que tú quieres que la boda la celebre él.
-¿Yo? Le juro que yo no... -Chis.
-No jures, estamos en la iglesia. -Padre...
Le aseguro que yo no tengo nada que ver.
Mire, ha sido esta mujer. -A ver, Aurora.
¿Qué has dicho? -Nada.
Yo solo he dicho que sería precioso que el padre Nivio celebrara la boda.
-¿Por qué sería precioso? -Y eso, ¿por qué?
Eh... Pues porque es usted...
...joven, se le ve moderno... -Y negro.
-Bueno, sí, un poco, sí. -Y... exótico.
-Eh... Bueno, daría una nota de color.
-Hay que jo... Perdón.
-¿Y qué tal si me pongo un taparrabos y toco el tam tam?
¿Cómo lo ve? -A ver, que era sólo una idea.
-Pues una idea que no es buena.
Tendrá que conformarse con un cura viejo y blanco.
-Ya. Bueno, no pasa nada.
Eh... Usted tampoco está mal, ¿eh?
Es sólo que es un poco como de la vieja escuela...
-Sí. -A ver, quiero decir...
-No, no, lo arregle, no lo arregle. Dejémoslo.
¿Y por fin la fecha...?
-No lo sé,
Se nos mete diciembre encima y a mí diciembre no...
Por eso, no sé, he pensado en el siete de febrero.
-Bueno, febrero tampoco es mayo. Como venga movido...
-Ya. Pero es el aniversario de mis padres.
-¿Qué pasa, que os casáis todos juntos o qué?
-¿Cómo todos juntos? -Tu madre había reservado ese día
para renovar los votos con tu padre.
-¡No me has dicho nada!
¡Ya está! Podemos hacer las dos cosas.
Doble boda: la madre y la hija.
¡Madre mía! -Ay... ¡Es maravilloso!
Va a ser una boda única, ¿no os dais cuenta?
¡Es genial! -A mí me parece bien. ¿A ti?
¡Qué va, si lo haces más grande!
Además así puedo aprender algo de ti.
Ya está. No se hable más.
Dos curas, dos bodas. Y todos tan contentos, ¿eh?
Y ahora, para rematar la faena, que la niña china lleve las arras.
-¿Y tú cuándo hiciste la mili?
Joder, a mí aún me quedan 10 meses con este armatoste, imagínate.
-Chaval, lo siento, pero tienes que quitar el coche de aquí
porque me traen otro para arreglar.
-¡No me jodas! ¿Y dónde lo dejo? -Aquí, en la plaza.
-Me ha echado el del butano hace nada.
-Que ha salido hace un rato, que lo he visto yo.
Yo desmonto el carburador y veo lo que tiene por ahí.
-Mira, Ramón, yo ya no puedo más con las niñas, ¿eh?
-Pero si son muy monas. -Para ti.
(Motor)
-Bueno, venga. ¿Os habéis portado mal?
¿Qué le habéis hecho?
Que luego se entera mamá y tenemos problemas, ¿eh?
Que mamá... Menuda es mamá.
Sí, mamá es...
(Música y secador)
(Espray)
-(TARAREA)
-Nada, nada, que no hay manera.
¡Que es que es terca como una mula! -¿Qué pasa?
-Paquita, hombre, coño, que dice que se va.
-Ya he visto el cartel, sí.
-Joder, cuando se le mete una idea en la mollera...
-Tú no puedes hacer nada por impedirlo, Miguel.
-Ah, ¿no? -¿Y qué vas a hacer?
¿Lo de siempre, poner carita de mártir y empezar a quejarte?
-Ya. Y a ti, Nieves, ¿ahora qué te pasa?
¿Que te has puesto del lado de Paquita o qué?
-Bueno, tiene derecho a rehacer su vida.
-Pero ¡qué coño rehacer su vida!
¡Rehacer su vida con mis hijas en el quinto pino!
-Vamos a ver, Benidorm no es la China.
-Benidorm no es la China, es peor que la China.
-De verdad, ¿eh? ¡Demonio de hombre!
Mira, vete, que ahora después te termino.
-Pero, bueno, ¡acábame! -¡Ay qué leche, señora!
¡Qué se vaya! ¿Cómo hay que decírselo?
-Desde luego... -¡Fuera!
(Portazo)
-¿Tú por qué no lo reconoces de una vez?
-Pero, vamos a ver, ¿que reconozca el qué?
-Que no soportas tenerla lejos. -No, señora.
No soporto tenerla aquí cerca. -Mentiroso de mierda.
-Un momento, un momento, un momento. ¿Qué me has llamado?
-Mentiroso de mierda. -¡Joder!
Pero vamos a ver...
¿Tú qué pretendes, Nieves? Te juro que no lo entiendo.
¿Que yo vuelva con Paquita?
-Lo que pretenda yo o no ya no tiene importancia, Miguel.
-Que tiene 20 años menos que yo, Nieves.
¡Que es mucha mujer para mí!
-¿Y ahora te das cuenta?
O sea, que la preñas tres veces, es que yo me troncho.
-No, no, no, dos veces, ¿eh?
Lo que pasa es que una fue doble. -Más a mi favor.
¿No te das cuenta de que te está ofreciendo su juventud?
Si es como si te hubiera tocado la lotería.
¡Ya quisiera yo un maromo de su edad y que me bailase el agua!
-Pero ¿qué me va a estar ofreciendo? ¿Qué me va a estar ofreciendo a mí?
¿No ves que me quiere dejar
en este barrio tirado como una colilla?
-Pero qué lerdo eres, ¿eh?
¿Tú le has preguntado si quiere que tú te vayas con ella?
-Yo no me quiero ir a ningún lado. -Ése es tu problema. Eres un comodón.
-No, no, señora.
Es que yo lo que quiero es que...
Que se quede aquí.
-Claro, tú lo que pasa es que no puedes estar sin ella.
-No sé. -Ya, pero ella se quiere ir, ¿no?
-Sí. -¿Entonces?
-¿Y qué pinto yo en Benidorm?
-Aquí tenéis.
Oye, Paloma, que al final, ¿de cuánto estás?
-De seis meses ya. -¿De seis meses ya?
Es que se te ha quedado una piel estupenda, y unos pechos...
Va a ser niña, que lo sepas.
-Ahora tú y yo somos compadres. -¿Qué?
-Papá, ¿quieres cerveza o vino? -Un vinito.
-¡El vino de mi padre! -Ah. ¿Tu padre hace vino?
-Sí. Paquita, ¿le puedes poner el vino de mi padre, por favor?
-Gustavo, en resumen, a mí me parece que porque no seas creyente
no quiere decir que no vayas a tener una postura
respetuosa en la iglesia. Vamos, me parece a mí. Gracias.
-Pero suegro, si es yo no tengo nada en contra del cristianismo.
Jesucristo fue el primer libertario.
A mí lo que me revienta son los curas, la iglesia, todo eso.
-La disciplina, claro.
-La parafernalia, suegro.
-También lo nuestro te parecerá parafernalia.
-Pues sí, también.
-¿Y los Rolling Stones no son parafernalia?
-No es lo mismo.
-A su manera meten ruido y van de uniforme.
-Sí, pero no llevan armas, como ustedes,
ni se dedican a comer el tarro a la gente,
que es lo que hace la Iglesia.
-Míralo, está buenísimo.
-No sé si es un pecado decir eso el día de tu bautizo.
-¿Las verdades son pecado?
-Algunas sí, no estoy segura.
Chis, que nos mira.
-Mira, Gustavo, si me he empeñado en que tu hija se bautice
es porque era el deseo de su abuela.
Se murió con esa pena,
pero antes yo se lo prometí.
-Y la niña dijo que sí y yo lo respeté.
Y ya está.
Pero qué quiere que le diga, me revienta.
-A ti te revienta todo.
-Menos su hija y su nieta, que las adoro.
-Bueno, por lo menos tenemos eso en común. Algo es algo.
-Vamos a brindar, ¿no?
Por ese segundo nieto que está al llegar.
-Oye mira, ya está bien. ¿Tengo monos en la cara?
-¿Qué haces esta noche? -¿Que qué hago esta noche?
Mira, yo esta noche voy a subir a mi a casa,
voy a darle de cenar a mis tres hijas
y luego las voy a meter en la cama.
Y después voy a ver un ratito la tele.
-Ah.
-¿Te importa? -Sí, sí, claro...
-Y deja de mirarme así.
Ahora no quiero nada con hombres, ¿te queda claro?
-Sí. -Bueno, y mucho menos con críos.
-Soy mayor de lo que parezco.
-Me da igual. Me pillas en un mal momento.
-Puedo volver otro día. -¿Tú no te rindes nunca o qué?
-No. Soy un soldado español.
-Anda, que... ¿Tienes hambre, soldadito?
-Gracias, guapa. -Venga.
-Bueno, entonces, ¿qué vas a hacer al final?
Si mañana se acabase el mundo,
¿con quién te gustaría que te pillase?
¿Con Luis en Sagrillas o con Julia en Bruselas?
Macho, el mundo se puede acabar mañana.
Puede caer un meteorito o haber un ataque nuclear.
-Bueno, ¿todo bien?
-Estupendo, muchísimas gracias. -Genial.
-Lo siento, pero tengo que irme. -¿Tan pronto, papá?
-No tengo más remedio, lo había olvidado.
-Quédate un poco más.
-Tengo un montón de cosas que hacer. No me había dado cuenta. Corazón mío.
-Adiós, abuelo. -Adiós, muchísimas felicidades.
-Buenos días. -Hola, Richi.
-¿Qué haces ahí parado como un pasmarote?
-Pensar.
-Eso es lo que te ha perdido a ti siempre, ¿eh, Miguel?
Tanto pensar.
-¿Te vemos pronto, papá?
-Depende de vosotros.
-Bueno, aquí tiene su casa para cuando quiera.
-Muchas gracias a los dos.
Para mí era importante.
-Me ha gustado mucho veros hablar, papá.
-Adiós. -Adiós.
-Adiós, suegro.
-Adiós, yerno.
-¡Alpuente! ¡Nos vamos! -¡A sus órdenes, mi general!
-Divina juventud.
Lo dirá usted por ella, no por mí.
-La juventud se lleva en el corazón. Lo demás es fachada.
Buenos días.
-Buenos días. -Buenos días.
-Ve a buscar a las niñas, están en el taller.
-Muy bien, y luego nos vamos a comer los cinco juntos.
¿Qué te parece?
-Bien. -Y cerramos el Bistrot.
No sé, vamos a...
(Alarmas)
-¡Papá!
¡Papá, no!
¡Las niñas! ¡Las niñas!
¡Las niñas!
¡Las niñas, las niñas!
¡Las niñas, las niñas!
¡Las niñas!
¿Estáis bien?
-Sí.
No oigo nada.
-¡Que alguien llame a una ambulancia! ¡Por favor!
-¡Papá!
-Las niñas.
-¡Papá!
¡Papá!
-¡Auxilio!
-¡Auxilio!
¡Auxilio!
-¡Están bien, Miguel!
¡Están bien! ¡Están bien!
(TOSE)
(TOSE)
(Murmullo)
(Sirena)
El abuelo de Gala...
Hola, papá.
Sí.
Estaba en el baño, que, con el susto, pues...
Sí.
Sí.
¿Esmeralda Garrido?
Pase, por favor.
-Una cosa, Miguel. Esto...
Me parece absurdo que me acompañes. -¿Cómo no hacerlo?
Olmedilla, si no te acompaño, no vienes.
¿Cuánto tiempo pensabas estar así? -Te lo advierto:
no quiero dar lástima, ni pena, ni nada, no lo soportaría.
-Que a mí no me das ninguna pena.
-Pues pase lo que pase con los resultados,
nos bajamos al bar de la esquina y nos empujamos unas cañas
y un bocadillo de panceta. Y al colesterol que le den.
-Me parece bien.
Y una ración de orejita a la plancha porque de perdidos al río, ¿no?
-Venga, anda, haz el favor, vamos. -Espérame aquí.
-¡Venga, coño!
-Luis. -Hola, Marta. ¿Qué hay?
-Supongo que vienes a por esto.
Sí.
-Pues aquí lo tienes,
pero podías haberme dicho algo.
-O sea, que ya lo sabes.
-Toma.
-¿No piensas abrirlo?
-Estoy acojonado, Marta.
-Todos los valores son normales.
-¿Lo has abierto? -Claro que lo he abierto,
y no tienes SIDA. Estás limpio como una patena.
-Dios...
-Y tus hijos...
Tus hijos quieren verte este sábado.
Así que les puedes recoger a las 9 y media.
¿Vale?
-¿Y eso? -Ay... El tiempo, que todo lo cura.
-Muchas gracias, Marta. -No, no, de gracias, nada.
Haz el favor de usar condón. ¿Vale?
(Música)
"Hay cuatro rosas en tu honor
dentro del vaso que te doy."
"...cuatro rosas para ti."
"Toma mi vaso y bebe de él
las cuatro rosas que te doy."
"Son del color
de tu ropa interior
y huelen a rosas..."
¡Ay, Antonio!
Una semana que me han tenido a pensión completa.
"...y en la botella, cuatro más."
Noviembre de 1984. Antonio tiene una revisión con el cardiólogo, y en la sala de espera del hospital coincide con Olmedilla, que va a recoger unos análisis de sangre, y que le presenta a una médico, Marta (Silvia Marsó), que resulta ser su esposa. Su charla se ve interrumpida por el sonido de sirenas y por la entrada de Ramón y otros heridos en Urgencias: un coche bomba ha explotado en el barrio.
Son los setenta minutos más largos de la vida de Antonio, y de los vecinos de San Genaro, los mismos que dura este capítulo. Una hora antes, en el barrio, María y Gala esperan la llegada de una persona muy especial que viene para el bautizo de Gala. Es su abuelo, un general del Ejército- interpretado por Miguel Rellán- que va a cumplir el deseo de reunir a su familia para el bautizo de la niña en la parroquia de San Genaro.
Mientras, Mercedes e Inés han quedado con Aurora, la hermana de José Ignacio, para ir a la iglesia para los preparativos de la boda. Las ideas disparatadas de Aurora chocan con las de Inés y su madre, que tienen otro concepto de ceremonia.
Por su parte, Carlos no sabe nada de Julia desde el suicidio de su padre en el capítulo anterior, y por más que lo intenta ella no quiere hablar con él. No ocurre lo mismo con Luis, que ha conseguido quedar con su ex mujer en San Genaro.
Por último, Paquita sorprende con la noticia de que va a traspasar el bistró y se va a Benidorm.
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Muy buen capitulo, lo tienen a uno en la orilla del asiento, me hizo llorar recordé a un amigo que tiene años no veo, su hermano murío de Sida.
Hola. Buen capítulo. Salvo algunas pocas cosas, todo transcurrió en tiempo real. Qué tranquilidad que el bueno de Luis Olmedilla no tiene nada grave y que incluso con su ex esposa está todo tranquilo y en orden. Hubo momentos bien jocosos como casi todo lo que decía Aurora o cuando Nieves lo pone en su lugar a Miguel. Por suerte, nada le pasó a él, ni a sus hijas ni a nadie de la familia Alcántara, pero qué triste la muerte del padre de Paloma. Carlos y Julia: ¿pero siempre tiene que vivir desconciertos con la mujeres? ¿Cuándo habrá alguna con la que no haya problemas? Luis (amigo de Carlos): él de vuelta por el barrio y siendo como Los Tres Mosqueteros y tratando de reencontrarse con su mujer, ahora que está limpio de drogas y con un trabajo fijo. Inés: menos mal que la falsa alarma pasó. Hasta la próxima, pasando un buen momento con cada capítulo.
No functiona el enlace para ver al capitulo 309
Buenasss cua es el nombre del chofer del abuelo de gala?
Desde Queretaro (México) llevo viendo su programa desde la primera temporada!!! Y cada temporada es mejor!!! Muchas felicidades a todos!!!! Y viva España y viva México ¿¿