Fuera de emisión
Déjale un poco más de espacio.
Este hombre va a tener un accidente.
¿Qué?
Pues entonces.
(Murmulla)
Te recuerdo que el que ha tenido un accidente aquí has sido tú.
No he sido un buen padre, Antonio.
Que no, que no, de verdad.
Que no he sido un buen padre, lo sé perfectamente.
Siempre pensando en mí, un egoísta de mierda es lo que yo he sido.
Eso no es excusa.
No te metas con mi mujer.
Sí te estás metiendo con ella, siempre te metes con mi mujer.
Yo te aseguro una cosa, Antonio.
Nunca hubiera podido imaginar tener una mujer como Paquita cerca de mí.
Nunca lo hubiera podido...
Y Dianita...
Como le pase algo a Dianita...
Si le pasa algo a Dianita, Antonio,
te pido por favor que cojas una piedra y me aplastes la cabeza.
Te lo pido por favor.
¡Joder, el puto dinero, siempre el puto dinero!
¡Siempre igual, cojones!
(Claxon)
(Claxon)
¡Gilipollas!
(Cristales)
(Cristales)
(Cristales)
(Cristales)
(Sube el volumen de la televisión)
(TELEVISIÓN) ...no nos comunicamos todo lo que sería necesario.
-Estás un poquito duro de oído, ¿eh?
(Cristales)
-Espera... ¡Inés!
Ahora no me interesa un trabajo que me obligue a viajar.
Quiero disfrutar de lo que tengo. -Era único y no me has consultado.
-Ya vendrán otros trabajos, otras oportunidades,
pero ahora mismo la oportunidad... -¡Tu carrera es sagrada, Marcos!
-La oportunidad de mi vida está aquí. -Que no sabes lo que dices.
Perdón. -No, no, no, pasa. Pasa.
Ayúdame a convencer a tu madre de que no puedo darle el alta aún.
-A ver, mamá...
No, ni hablar. Son cuatro días en el hospital, Mercedes.
Ya hablamos de eso. -Claro, te acaban de operar.
Tú ahora tienes que pensar en ti. Ponerte en riesgo no ayuda a nadie.
No hay más que hablar, ¿de acuerdo?
Tú procura distraerte, relajarte,
que el mundo va a seguir funcionando ahí fuera
aunque tú estés metida aquí dentro, ¿de acuerdo?
-Buenos días.
Tranquila mamá, que ya verás cómo al mediodía se soluciona todo.
-Hola.
No hace falta que te quedes, ¿eh? -Me quiero quedar.
-Bueno, tendrás cosas qué hacer.
-Si no te importa, me gustaría quedarme un rato.
Que hemos discutido.
Da igual.
-¿Y estos bombones?
¿Qué amiga?
¡Joder!
¿Tú no habías dejado de fumar?
-Lo estoy intentando, pero parece que es imposible.
-Dame uno.
-Si tú no fumas. -¿Y qué? Dame uno.
No le tenías que haber dicho nada a ese policía, Toni.
Dijeron muy claro que nada de policía.
Como le pase algo a Diana, te juro...
-Paquita, ¿no se te ocurre quién ha podido llevársela?
-No sé, Toni. Cualquiera.
-No, es alguien que os conoce, eso está claro.
-Este país está lleno de envidiosos. -Por eso.
Piensa, será alguien que tenga algo contra vosotros.
-Yo qué sé.
Yo qué sé. Puede ser de...
pues de Benidorm, o del barrio...
o...
-Paquita.
¿Estás buscando a tu hija?
-¡Paqui, joder!
-Sagrillas.
-¿Sagrillas?
-Venancio. -¿Quién es Venancio?
-Ha sido Venancio. -¿Quién es?
-Ha sido Venancio.
Venancio ha secuestrado a mi hija.
Es que me odia.
-(ESTORNUDA)
-Venancio.
Otra vez problemas con el agua caliente en la cinco, tío.
La has pillado buena, ¿eh? -Ya ves. Voy.
-Ah, y hay que ir al bar a por cervezas.
-Pero ¿no ha ido Carlos? -Carlos se fue a Madrid.
-¿Cuando? -Joder, pues hace un rato.
Hace un rato largo, de hecho.
-Pues acabo de ver su moto al lado del bar.
(Teléfono)
(Teléfono)
(Teléfono)
-¿La casa de doña Pura, dígame? -¿Quién eres?
-Yo, Luis. ¿Y tú? -Paquita.
-Ah, hola, Paquita, ¿qué tal estás? -Mal.
-Ya, me imagino.
¿Os han digo algo nuevo de Diana? -¿Venancio está ahí?
-¿Venancio? Sí, acaba de subir a... -¿Y ayer?
-No vino en todo el día, estuvo en casa con un catarrazo...
¿Quieres que le avise?
-No le digas que he llamado, Luis. No le digas que he preguntado por él.
Me tengo que ir a Sagrillas. -¿Cómo que vas a Sagrillas?
-Sí. ¿Tú crees que si le pido a Ramón que me lleve en el taxi...?
Tranquila, Paquita, cálmate un poco. Tenemos que pensar bien.
-Toni, escúchame una cosa.
Ha sido Venancio.
Ayer no estuvo en todo el día en el trabajo.
-Debemos quedarnos, son órdenes de la policía.
Ahora les llamamos.
-Toni, que es mi hija.
Imagínate por un momento que fuera Santi el que...
-Abuela, ¿te importa quedarte sola?
(Campanas)
No, no, baja tú, yo me quedo aquí esperando.
Siempre que venimos a Sagrillas paramos aquí.
Por Diana.
Se marea en los coches.
Y claro, hay que buscar determinadas paradas para que...
Bueno, pues por si la niña vomita.
Hace poquísimo tiempo le pegué una bronca
a la pobrecita porque vomitó en el coche.
Ya, pero es que ella no tenía ninguna culpa.
Creo que voy a vomitar.
Tampoco tantas.
La única vez en mi vida que he cogido un arma
maté a un perro sin querer.
Hoy empieza el otoño.
Nada. Que hoy empieza el otoño.
Coño, ¿qué ha sido eso? -(NERVIOSO) No sé.
-Ha habido un estropicio. -Será el perro.
-¿Tienes perro? -Sí.
Un perdiguero abajo, en el almacén.
-Pues menudo cristo que te está organizando.
-Juego.
(Teléfono)
-La Casa de Doña Pura, dígame. -Luis, soy Karina.
-Ah, hola, Karina. ¿Qué tal? -¿Está Carlos por ahí?
-¿Carlos? Qué va, hace rato que salió para Madrid.
Pero había quedado contigo, ¿no? -Sí, pero no aparece.
-Joder, pues es raro.
-Estoy empezando a preocuparme.
-¿Has probado a llamar a casa de sus padres?
-No. -A lo mejor ha pasado por el hospital
a ver a su madre. O lo mismo le ha surgido alguna cosa.
-No sé, me siento rara. -¿Por qué?
-Es como si tuviese el presentimiento de que va a pasar algo.
-Que no, mujer ¿qué va a pasar?
-Bueno, voy a esperar un poco más y si no, ya les llamo, ¿vale?
Gracias, un beso, Luis. -Venga, otro para ti.
Y no te preocupes, ¿eh?
¡Venancio!
¿Seguro que era la moto de Carlos la de cerca del bar?
-Pues claro que es la moto de Carlos.
(Estruendo de cristales)
-Vaya negocio que has hecho con el perdiguero ese.
-Oye, mira, hoy cierro antes, ¿vale?
Así que venga, apuraos los chatos y nos vamos.
-¡Pero si no son ni la una! -¡Coño!
Pero que ir a Tobarra a sacarme una muela.
¿Has escuchado? Que nos vamos. -¿Y a este qué le pasa?
¡Joder, con la niña! ¡Qué ganas de perderla de vista!
¡Para, coño, o te corto una oreja!
-¿Qué vas a hacer con el dinero? -¿Qué?
Ah, pues me voy a ir a vivir lejos, a la playa, donde no me conozcan.
En Canarias o así, donde me quieran.
Voy a montar un chiringuito, ¿sabes? De esos que están llenos de turistas.
Todo el día ahí, en bañador y ligando.
-Yo en cuanto salgamos, me voy a ir a una marisquería
a ponerme hasta el culo de langostinos y de percebes.
-Y luego, ¿qué? -Pues luego...
Estamos casi al lado y aún falta media hora.
-Ya. Quiero pasar por al lado del punto de entrega.
-¿Para? -¿Tú qué crees?
Para ver si hay policías, coño. -¡Ah! Vale.
-Vamos hasta el Molino y volvemos. -Buena idea.
-Claro, hombre, Rana, que hay que ser inteligente, macho.
(Reventón)
¡Puta rueda! -¡Joder! ¿Pero tienes de repuesto?
-Claro que tengo. Venga, sal y ayúdame.
¿Otra?
Yo puedo, desde luego, ¿tú no puedes o qué?
Venga, pide otra.
¿Tú sabes que a Dianita le gusta el vino?
Joder, le doy vino, parece que la emborracho.
No, hombre, yo como en el pueblo nosotros, ¿no te acuerdas?
Que merendábamos un poco de pan,
un poquito de vino, un poquito de azúcar...
Pues lo normal de los pueblos. Pues le encanta.
Y el picante también le gusta, aunque yo creo que eso del picante
le viene por los filipinos...
En bocadillo. ¡Qué bestia era madre!
¿Sabes lo que me dijo el otro día Diana?
Que quería ser presidenta del Gobierno.
Dice: "Papá, quiero ser presidenta del Gobierno
porque los que hay ahora no me gustan nada".
A lo mejor.
No le habrán hecho nada malo, ¿verdad?
¡El dinero, joder, nos hemos dejado el dinero!
¡Eh, eh, eh!
¡Eh! -¿Eh?
-¿Qué hace? ¿Eh? ¿Qué anda mirando? -El coche.
-¿El coche? ¿Y por qué el coche? -No se ven muchos así. ¿Es suyo?
(Golpe)
-¿Esa furgoneta es suya? -Sí, ¿por qué?
-¿Qué lleva dentro? -¿Eh?
-Ahí dentro hay alguien. -¿Qué le pasa?
-¡Diana!
¡Diana! -¡Está loco!
-¡Abra aquí, coño, abra!
¡Joder!
(Ladridos)
-¡Está loco! ¡Menos mal que está atado!
Si no, le destroza la cara, coño.
¡La madre que lo parió!
(TITUBEA) Es que...
¡Es increíble!
¡Tíralo a la basura, es que no lo quiero ni ver!
-¿Qué pasa?
-Encima dice la tía que lo ha escrito pensando en mí. Es muy fuerte.
-¿Tan malo es? -Es malsano, es siniestro.
Esta tía está loca y me está empezando a dar miedo.
-Bueno, a ver, tranquila.
Lo único que ha hecho es escribirte esto.
-Pero ¿cómo que lo único?
Ha entrado en el hospital y ha venido a la habitación de mi madre.
-Ya, bueno, no sé. -Es que si lo leyeses me entenderías.
-No quiero que lo leas, ¿eh? -Tranquila, he leído cosas peores.
-Que no, está escrito por una persona que está enferma, Marcos.
-Ha dejado un teléfono. ¿Hablo con ella?
(Cisterna)
-Anda, sal.
Sí, sí, papá dijo que nos llamaría en cuanto supiese algo,
así que no te preocupes.
Bueno, pues trata de pensar en otra cosa.
Pero lo más importantes es que trates de pensar en positivo, ¿vale?
Los pensamientos negativos, fuera.
¿Eh?
Venga, te dejo aquí un ratito, que voy a hacer una llamada, ¿vale?
por si acaso llaman.
-¿Vas a...? -Sí. Mira, o sea, lo negativo fuera.
-¡Coño, Rana!
¡Ayúdame, joder! -¿Qué coño hago?
-Ve a por las putas herramientas.
¡Eh! ¡La careta, coño, la careta!
Piensa un poco, joder.
(Golpes)
¡Dile a la niña que pare, me cago en Dios, ya!
-¿Ya hemos llegado o qué? -Falta un poco.
-¿Dónde está mi padre? -Enseguida lo vas a ver.
-¿Y por qué hemos parado? -Hemos tenido una avería.
-Bua, este coche es una caca. -Chis.
Calladita, ¿vale?
Enseguida vas a ir a casa. -Tú eres el Rana.
-¿Qué has dicho?
-Que no hace falta que te tapes con la careta.
-¡Chis! No digas eso ni en broma,
que mi compañero se puede enfadar, y mucho.
Y cuando te pregunten no tienes que dar ningún nombre, ¿está claro?
Además tienes que decir que hemos sido muy buenos contigo.
(Teléfono)
(Teléfono)
Soy Karina.
No, no. Es que estoy...
Carlos no está con usted por casualidad, ¿verdad?
¿Y no sabe si ha ido a ver a su madre?
Es que había quedado con él y...
¿Qué?
Herminia, yo... ¿puedo hacer algo?
Cosas del trabajo.
He dicho que no a un trabajo
y piensa que lo he hecho por ella y por Oriol.
Porque implicaba estar casi todo el año que viene de viaje.
Lo que no quería era renunciar a ellos.
Yo soy muy joven ¿no?
Pero ¿qué?
¿Ya está? -Sí.
-¿Tan rápido? -Sí, sí, ya está.
-¿Estás bien?
¿Seguro?
-Me voy a lavar las manos.
-¿Has podido hablar con la loca? -No he podido hablar.
Que he llamado pero... -¿No estaba en casa?
-No, el teléfono que había anotado es el del cementerio de la Almudena.
-¿Cuánto falta?
¿Por qué tendrá que pasar el tiempo tan lento hoy, joder?
Yo creo que a mí Dios me está castigando.
Ya, ya sé que no creo en Dios,
pero, desde luego, si Dios existe,
me está castigando pero bien.
Pues por tener dinero.
Pero Dios es de derechas, Antonio,
y a los de derechas no les gusta que los de izquierdas tengan dinero.
¡Puto dinero de mierda!
Cuando todo esto pase, tengo que replantearme muchas cosas.
Tengo que replantearme mi vida, Antonio, no puedo vivir así.
Yo no puedo... Yo no puedo seguir viviendo como un rico.
Joder, yo no puedo vivir en un chalé tan grande,
así, con tanta apariencia, y con una piscina
y con filipinos, y con ese coche, que es un coche de ricos, joder,
que no, que yo no puedo llevar un reloj como este,
no puedo tener más dinero que nadie.
Yo...
Si yo toda mi vida lo único que he sido es un obrero.
Lo único que he hecho ha sido trabajar toda mi vida.
Los obreros no viven en esas casas, los obreros tienen coches normales,
tienen el dinero justo para vivir y nada más, joder.
A los obreros no les secuestran a las hijas.
Todo es tan confuso en la cabeza.
Antes todo era muchísimo más sencillo.
Yo no sé qué me pasaría si no te tuviera aquí conmigo.
¡Ñeño, baja a calmar al perro ese o te va a destrozar el almacén!
-¡Bueno, venga, vamos a cerrar, señores! ¡Terminando!
-¡Joder, déjanos terminar la partida! -Que terminéis ya de una vez.
-¡Ñeño! -¿Qué?
-¿Has visto a Carlos? -¿Qué Carlos?
-¡Joder, pues Carlos, el de Antonio! Tiene su moto aparcada ahí fuera.
-¡Venga, vamos, apurad!
-¡A ver, Ñeño! ¿Has visto a Carlos o no?
-¡No lo he visto! -¡Joder, su moto está fuera!
-¿Y qué quieres que yo le haga?
-Ese es Carlos. ¿Qué cojones está pasando?
-¡Oye, no toques mi puerta, cojones!
-¡Carlos!
¡Carlos!
¿Cómo?
¡Sal de ahí, que te abro la cabeza!
¡Sal de ahí, sal! No toques... ¡Que te abro...!
¡Vamos!
-¡Hala, mete esto adentro, venga!
-¡Hostia!
-¿Qué pasa ahora, Rana?
-¡Joder! ¡Joder, joder, joder, joder!
¡Martín, que la niña no está!
-¿Cómo que la niña no está? -¡Que se ha dado el piro!
-¡Cómo se va a dar el piro! ¡No me jodas, búscala, coño!
-¡Allí!
-¡Corre, Rana, joder!
¡La niña de los huevos!
¡No lo sé, de verdad! -Te han hecho una pregunta.
-¡Que no lo sé! (GRITA)
En la carretera de Madrid, kilómetro 105.
Vamos a llegar a tiempo. -No, Paquita, no.
-Que no, ¿qué? -Que no.
Paramos en un bar que hay antes. -¿Por qué?
-No podemos ir por libre, la policía tiene un plan.
-¿Qué plan? Que no tienen ningún plan, Toni.
-Lo último que tenemos que hacer ahora es joderlo.
-Que no quiero que se salga con la suya.
-Joder, no te puedes dejar llevar por el primer impulso
porque luego pasa lo que pasa. -¿Qué primer impulso?
Es que no sé cómo puedes ser tan... -¿Tan qué?
-¡Tan flemático!
-¿Tú no te das cuenta de que vas por la vida hecha una apisonadora?
-¿Yo? -Sí, tú, sí.
-No puedo ser de otra manera. -Pues inténtalo porque si no...
-¿Qué quieres decir? -Pues que mi tío no es feliz.
-Tu tío no ha sido tan feliz en su vida.
-Miguel es un buen hombre, necesita muy pocas cosas.
La más importante, eres tú, te quiere muchísimo.
-¿Tú cómo lo sabes? -Coño, lo sé porque es mi tío.
He vivido con él, sé cómo es.
Por eso te enamoraste de él, por cómo era.
-¿Tú te crees acaso que yo no le quiero?
¿Tú crees que yo no le quiero? ¿Eh?
Si es mi vida, si es mi marido, si yo haría cualquier cosa por él.
¡Que si te crees que no le quiero!
Pues no me ha gustado nada lo que me has dicho.
Pero ¿por qué nadie ve mi lado bueno?
-¡Diana, bonita! ¿Dónde estás?
Joder...
¿Dónde coño se habrá metido?
¡Diana!
-Tío, ¿qué pasa? ¡Que es casi es la hora!
-¡Que no aparece!
¿Cómo que no aparece? ¡Si tiene que estar ahí!
-¡Pues no está!
-Pero ¿ha desaparecido por magia? ¡Búscala, coño!
-¡Coño, pues ven tú aquí y búscala tú!
-¡Joder! -¡Diana!
-Como la encuentre, te voy a dar una hostia que te salto el bigote.
Nada, saber cómo está. Me ha dejado muy preocupada.
¿Alguna novedad?
Carlos no ha pasado por aquí, ¿verdad?
Herminia, me voy a quedar aquí con usted para hacerle compañía
y me lo cuenta todo, ¿vale? Y así de paso se distrae.
¡Diana!
¡Diana!
¡Diana, bonita, que no te va a pasar nada!
¡Diana!
¡Diana!
¡Diana!
¡Diana!
¿Dónde estás?
(Disparo)
¿Qué es eso? -¿Tú qué crees que es?
¡Esto es tierra de conejos, hombre! Están cazando.
-¡A ver si me van a pegar un tiro! -¡A ver si te lo voy a pegar yo!
¡A ver si te lo voy a pegar, no me jodas!
Jodida niña. Como la coja, le parto la cara.
(Disparo)
(Disparo)
-A veces la vida te da una señal, Antonio.
Pero te la da una vez, no te la da más veces,
y hay que seguirla, y yo he visto esa señal.
Y desde luego la voy a seguir.
Esto no puede seguir así, Antonio, de verdad.
Yo tengo que cambiar de vida.
No, no, yo quiero hacer cosas normales,
lo que hace la gente normal de verdad.
Salir, ir al cine...
Joder, ¿cuánto tiempo hace que no voy al cine?
Antes iba al cine todos los días, casi.
Quiero leer, escuchar música, pintar.
Quiero ir a El Retiro con Paquita,
a las barcas de El Retiro.
Todavía recuerdo cuando estuvimos de novios en las barcas.
No hemos vuelto.
-Joder... ¡Joder! -¿Qué coño hacemos?
-¿Qué vamos a hacer? Ir a por el dinero y marcharnos.
-¿Cómo vamos a ir a por el dinero, si no tenemos a la niña?
-Me da igual la niña, ya aparecerá. -¡Que no, coño, hay que buscarla!
-¡Rana! Que va a ser la hora. Hay que marcharse.
-Pero ¿qué coño estás diciendo, tío? -Que me voy, Rana.
Que me voy y que me da igual. Que aquí te quedas, joder.
-¡Ay!
-¡Vamos, Canela! ¡Vamos! (SILBA)
Oye, ¿esa furgoneta no es la del cazador?
Pero, coño, a ver si va a ser él.
¿Qué?
Arrímate al arcén.
No, no, no pares, han dicho que no pares.
Despacio, muy despacio, muy despacio, Antonio.
Joder... Venga. A ver, yo te digo.
Espera, despacio, muy despacio.
Muy despacio. Muy despacio. A ver.
-¡Joder!
Canela, ¡vamos!
(Ladridos)
¡Vamos! ¡Vamos!
-¡Socorro!
¡Ayudadme!
¡Que alguien me ayude! ¡Socorro!
-Canela, ¡Canela!
¡Canela, ven, vamos! ¡Vamos!
¡Vamos, Canela!
-¡Alto, policía! Suelte la bolsa. Primero la escopeta y luego la bolsa.
-¡Por Dios, no dispare, no he hecho nada!
-¡Haga lo que le digo!
-¡Tengo licencia! Solo estaba pegando tiros a las perdices.
-¿Dónde está la niña? -¿Qué niña?
-Que dónde está la niña, joder.
-¡No sé nada de ninguna niña! ¡Se lo juro!
-Me va a decir dónde está la niña, ¿sí o no?
No tengo todo el día, ¿dónde está la niña?
Yo no creo en las casualidades, ¡qué cojones, casualidad! ¡Cuidado!
-¡Cuidado!
-Pero ¡bueno!
Que seguro que llevan ahí a mi hija. ¡Da la vuelta! ¡Diana! ¡Diana!
-¡Nos han visto! -¡Sí, ya lo sé!
-¿Y qué coño hacemos?
-¡Vamos a por el dinero y nos vamos cagando leches!
-¡Joder, macho!
-Vámonos. Da la vuelta ¡Venga, vámonos!
-¿Cómo? Se van a dar cuenta, hombre.
-¿Y qué hacemos? -¡Yo qué sé!
-¡Joder, da la puta vuelta y vamos a por la niña!
-¿Cómo vamos a ir a por la puta niña ahora, Rana?
-A ver, que si se la devolvemos sana y salva aún nos van a perdonar.
-Eso yo no lo tengo claro.
Vamos a por el dinero y a mí no me aburras.
-¡Que des la puta vuelta! -¿Qué haces?
-Pero ¿este qué coño hace?
¡Qué haces! ¿Estás loco?
¿Estás bien?
-Sí.
-¡Socorro, que alguien me ayude!
¡Socorro!
Hola, perrito.
(Ladridos)
¿Me ayudas?
¿Me vas a ayudar?
-Estamos en el kilómetro 105. Mándame refuerzos.
Sí, oído.
¿Qué hacen aquí? Debían esperar en el siguiente kilómetro.
-¿Ha visto pasar la furgoneta? -¿Qué furgoneta?
-La furgoneta, coño, ¡donde van los secuestradores!
¿Qué hace este señor aquí? ¿Eh? Pero si este hombre no ha sido.
-Pero ¿cómo lo sabe? -¡Joder!
¿Usted me conoce a mí, yo a usted? -¡Que no, coño!
-¡Cojones! ¿No se dan cuenta de que no podía ser?
-¡Ladra, ladra, perrito, ladra!
¡Mi perro, mi perro! Pero ¿por qué se ha ido? ¡Canela!
¡Canela!
-¡La furgoneta!
Miguel. ¡Miguel!
-¡Pare!
-¡Es el coche de Miguel! ¡Para, para!
-Nos van a matar. -¿Estáis bien?
-¿Estás bien?
¡Hay que parar la furgoneta, que van los secuestradores en ella!
-¡Miguel! -¡Vamos!
-¿Dónde está la niña? ¿Dónde está la niña?
-Atrás, la llevan detrás, seguro. -¿Dónde?
-¡Arranca!
(Sirena)
-¡Eso es que ya han trincado la pasta!
¡La ventanilla!
¡Joder!
¡Que se ha escapado, Carlos, se ha escapado!
(Claxon)
¡Que no lo sé! -Miguel, Miguel...
Escucha, Miguel.
Escucha, Miguel. Escucha, Miguel.
-No, si quiero hablar contigo nada más.
-No, pero escúchame. -¿Dónde está mi hija? ¿Dónde está?
-¡Que no lo sé! -¡Dónde está mi hija, me cago en...!
-¡Miguel, por favor! No lo sé, Miguel.
-Chis, cállate. -Yo no he sido.
¿La tienen ellos? ¿Dónde está mi hija?
-Que no lo sé, que se ha escapado.
-Pero ¿cómo que se ha escapado? ¿Dónde está?
-¡Suéltame, Miguel, yo no he sido! -¿Dónde está?
-¿Dónde está mi hija? -¡Que no lo sé!
-¡Dímelo ahora mismo! -¡Se me ha escapado!
-Se te ha escapado, ¿dónde?
-¿Dónde está mi niña?
¡Toni, Toni!
-Escúchame bien, Martín, porque no te lo voy a repetir.
¿Dónde está mi hija? -Es que no lo sé, Miguel.
-¿Dónde? -En las ruinas.
¿En qué ruinas? -En las de allí.
Pero no sabemos dónde está, Miguel.
(Ladridos)
¡De verdad!
-¡Antonio, hay que buscar al perro!
El perro del cazador, Antonio.
Hay que buscar el perro, ¡el perro! -El perro.
-El perro del cazador. -Sácame la moto de ahí.
-¡El perro está buscando a la niña! -¿Sí?
-Pero ¿no lo entendéis? ¡Buscad al perro!
Escúchame bien. ¿Me oyes? ¡Se te ha caído el pelo!
-¡Diana! -¡Diana!
(Ladridos)
-¡Diana!
-¡Diana!
-¡Diana! -¡Diana!
-¡Dianita!
¡Diana!
-¡Papá!
-¿Diana? -¡Papá!
-(AMBOS) ¡Diana! -¡Papá, papá!
-¡Diana! -¡Miguel, escucha!
-Diana, ¿dónde estás? -¡Estoy aquí, en el agujero!
-Diana. -¡Papá!
-¡Diana! ¡Está aquí!
¡Está aquí! ¡Diana, Diana, hija!
¡Diana! ¿Estás bien? -¡Sí, pero no puedo salir!
-¡Cariño! -No te preocupes, te sacamos ahora.
Mamá, tengo frío. -No te preocupes, aguanta un poquito.
¡Déjame, que la voy a sacar yo! ¡Déjame, que yo la voy a sacar!
-¡Cuidado!
¡Claro!
Tranquilos.
Hola, Diana. -Hola.
-No te preocupes, ¿eh? Ahora te sacamos.
Agárrame las manos muy fuerte, ¿vale? -¡No llego!
-A ver.
Inténtalo ahora.
¡La tengo!
Pero tenéis que tirar de mí hacia fuera.
¡Solo un tirón, que la niña es muy pequeña!
¡Cariño, agárrate fuerte! -¡Sí!
-¡Una, dos y tres!
-¡Ay! -¡Parad, parad!
-¡Me haces daño! -Ya lo sé, cariño,
pero esta vez va a tener que ser así. ¡A la de tres!
-(AMBOS) ¡Y tres! -¡Ah! ¡Ay!
¡Ay! ¡Ay! -Ya está, ya está.
¡Ah! -¡Ay!
-Ya está. Ya está. Vamos, mi niña.
Ya está, ya está. ¡Venga, a la una!
-Está, está, está.
¡Ya está aquí! ¡Miguel, ya está aquí!
¡Ya está, mi vida, ya está!
Ven aquí. Ven aquí, mi vida, sube.
-Cuidado, ¿eh? Cuidado, cuidado.
A ver si va a tener algo roto, cuidado.
-¿Estás bien? -Sí.
-Estoy muy orgulloso de ti.
¿Eh? Has sido muy valiente.
¡Ah! Muy bien, hija. No te preocupes más, ¿eh?
Ahora vas a ir con tu madre, que te va a cuidar mucho, ¿vale?
Venga, corre. Ve con tu madre.
-Ven aquí. -Hala, venga. Venga.
-Sube. Ven aquí con mamá.
-Vamos, Paquita.
-Ya está mi vida, ya. Ya nos vamos a ir a casa.
-No, no, no, vamos a ir al hospital.
-No, al hospital no, si está perfectamente.
-Vamos a casa. -Paquita,
hay que llevarla al hospital, para que vean...
y estar seguros de que no haya sufrido ningún daño.
-¡Pero qué daño Toni, pero si está perfectamente! ¡Mírala!
Está perfectamente, ella necesita irse con sus hermanas a casa.
La tiene que ver bien. Y la policía querrá hablar con ella.
-¿Cómo van a hablar con ella? Con esta pobre...
Sabemos perfectamente todo lo que ha pasado.
Por favor, vamos a olvidarnos de esto. Vamos a casa.
-Vas a estar con ella en todo momento,
si eso te preocupa. -Claro que voy a estar con ella.
No me separo ya de mi niña nunca más. ¿A que no, mi vida? Yo creía ya...
-No llores, mamá, estoy bien. Pero he perdido la cámara.
-¿Has perdido la cámara? La está guardando Ramón.
Mira, a partir de ahora, vamos a estar todos juntos mucho más.
Mucho más con papá, con las hermanitas
y con los primos y con mamá y todos juntos, ¿eh?
¿Quieres? ¿A que sí?
Porque a partir de ahora, Toni,
a partir de ahora van a cambiar las cosas.
¿Mercedes?
¿Puedo pasar?
Solo un minuto, veo que estás acompañada.
¿Mercedes, estás bien?
Entonces he venido en mal momento.
Solo quería que me vieras. Sé que te preocupaste mucho por mí.
Sí, una mala reacción a la anestesia.
Estoy viva de milagro.
Vi... la luz.
Me vi...
flotar por encima de mi cuerpo.
Juro que no fue un sueño,
fue real.
Y... Y vino... algo,
una presencia que no...
No sé decir cómo era, pero transmitía mucha paz,
y... me señaló la luz.
Estuve a punto de cruzarla,
pero algo me hizo volver.
Ese algo fue el doctor, claro.
Solo quería compartir esto contigo.
Bueno, con todos.
Os dejo.
¿Sabes? Siempre he pensado que la muerte era el final.
Ahora sé que no.
Queridos vecinos,
por deseo expreso de Mercedes, su viuda,
nos reunimos hoy en el templo de Dios
para despedir a un hombre
que ha sido muy querido en el barrio de San Genaro.
Os estoy hablando de Antonio Alcántara.
Antonio Alcántara decía que no creía en Dios,
pero eso no significa que Dios no creyera en Antonio Alcántara.
Perdón...
Os estoy hablando, por supuesto,
de Miguel Alcántara.
Él venía poco por aquí
pero, a pesar de eso,
estoy seguro de que Miguel le caía bien a Dios
porque el Dios en quien yo creo
siente y quiere a las personas como él:
buenas, entrañables, generosas,
comunistas y ateas.
(Armónica)
Vale, vale.
-Bueno, por nuestro jefe, Miguel, que siempre estará con nosotros.
-¡Por Miguel! -(TODOS) ¡Por Miguel!
Me quedo yo con Paquita. Vete a casa y descansa.
Ella tiene que pasar lo suyo y tú, lo tuyo, que estás recién operada.
Paquita ha tenido un año negro:
su padre, su marido...
Cualquier persona al lado le viene bien, no te preocupes.
Además, es lo más parecido a mi hijastra.
Eso, cuídala y cuídate.
¿Cómo sigue papá? ¿Está durmiendo mejor?
(SUSPIRA)
-¿Molesto?
-No pienses que estoy loca. -Uy, no, no. Yo no...
-Cuando estoy muy desesperada, esto me ayuda.
-¿Oler lavavajillas?
-Cualquier cosa. Vale el detergente de la lavadora también.
-Bueno, pues si algún día estoy muy desesperada, lo probaré.
-¿Vas a hacer la comida? -Sí.
-¿Qué tenéis, carta o menú? -Hoy es sábado, solo carta.
-¿Te puedo ayudar? -Ahí tienes un delantal.
-¿Por dónde quieres que empiece?
-¿Cuál era el plato favorito de Miguel?
-Los callos.
-¡Abraham!
-¿Qué? -Ve a por callos.
-Vale.
-Pero que te los corten muy pequeños y te los limpien bien.
-Vale. Callos.
Callos. Callos. Callos, callos.
Callos, callos, callos.
-Papá, que nosotros nos vamos a ir yendo.
-Oye, el domingo os venís a comer a casa.
Venís con María y con la abuela. -Y al siguiente con Kubala y conmigo.
Cualquier cosa que necesites, por favor, cuenta con nosotros.
Promete que lo vas a hacer, papá.
Tú no te vas a morir nunca, ¿no ves que eres infinito?
Que no, que no voy a cambiar de coche, papá.
Te quiero. -Papá.
Piensa que el tío disfrutó de la vida.
Y las cenizas, ¿ya sabéis dónde las vais a enterrar?
¿Benidorm?
Pero ¿las cenizas las tenéis aquí?
Ya...
Es que se me ha ocurrido una idea que a lo mejor te parece una locura.
Pero tendríamos que hacerlo hoy.
Sí, porque Carbajales empieza el turno a las siete.
Un poco pesado, pero...
(Himno del Atlético de Madrid)
Muchas gracias, Carbajales. -Por ti cualquier cosa, mi sargento.
-Gracias otra vez.
-Cualquier cosa, ya sabes que somos camaradas.
Lo que me pidas puede ser. -Que sí, que te debo una.
-No me debes ninguna, Ramón, tú me salvaste la vida.
¿Cómo? -Sí, pero muy buena persona.
¿Yo?
Si ya es tarde, tío.
Yo le tenía que haber dicho muchas cosas,
como que estaba equivocada haciéndole llevar una vida
que, en el fondo, él no quería.
Pero eso se lo tenía que haber dicho cuando estaba vivo y a mi lado.
Ahora, ¿para qué?
Ahora ya se me ha quedado a mí aquí dentro
y eso no me lo va a quitar nadie.
Cuando quieras, Garea.
(Himno del Atlético de Madrid)
-# Atleti, Atleti, Atlético de Madrid,
# Atleti, Atleti, Atlético de Madrid.
# Jugando, ganando, peleas como el mejor
# porque siempre la afición se estremece con pasión
# cuando quedas entre todos campeón.
# Y se ve frente al balón a un equipo de verdad
# que esta tarde de ambiente llenará. #
# Yo me voy al Manzanares,
# al estadio Vicente Calderón,
# donde acuden a millares
# los que gustan del fútbol de emoción.
Ahora una mirada como al infinito, una mirada profunda...
Un poco más profunda, más romántica.
Hazte a la idea de que estás viendo algo muy especial para ti.
No, no, no tanto gesto. Menos, menos.
Ahí, ahí está, eso es.
Aguanta, aguanta un poco ahí.
Sorpresa.
Habíamos quedado aquí hace 11 días.
Ya lo sé.
Por eso decidí quedarme a un lado.
Pero hay que seguir, Carlos.
¿Os puedo hacer una foto a los dos?
-No, no, yo no...
Que no...
Juntos, eso es.
Y ahora mirando la puesta de sol.
Un rayo verde.
Mientras Carlos sigue inconsciente en el almacén del bar de Sagrillas, Antonio y Miguel viajan, seguidos de cerca de la policía, hacia el lugar donde tendrá lugar el intercambio con los secuestradores de Diana.
Paquita se ha quedado en Madrid con Toni y Herminia pero está muy nerviosa y preferiría haber ido con su marido. No deja de darle vueltas a la cabeza sobre quién puede haber secuestrado a su hija, hasta que tiene una repentina corazonada y cree saber quién es. La joven intenta convencer a Toni para que vayan en su búsqueda.
Mientras, Mercedes sigue en el hospital pero sabe que Antonio se ha ido con Miguel y no está tranquila. Quiere que el médico le dé el alta, pero la operación es muy reciente y es imposible.
Añadir comentario ↓
Madre mía lo que he llorado
No tengo tarjeta
El poema es de Miguel Hernandez. Elegía por Ramon Sijé
carolina de chile nombre de poema y autor que lee Antonio en funeral de Miguel ,por favor
Veo que los comentarios de que no se puede terminar de ver el penúltimo capítulo están desde mayo y yo ahora queriéndolo ver en septiembre tampoco puedo por lo que me imagino que me quedaré con las ganas.me parece lamentable que esto suceda en una cadena de televisión tan importante y no hagan nada por solucionarlo...en fin,voy a ver si puedo aunque sea terminar de ver el último capítulo
No lo vais a arreglar?
Pues lo habrán arreglado en Londres, porque aquí...
Vamos a ver, RTVE, pasa de nosotros!!! El penúltimo capítulo se corta en el minuto 48. Yo creo qué han tenido tiempo para solucionarlo!!!!
Solo por dar buen rollo, yo vivo en el Reino Unido y he podido ver todos los capítulos, o sea que lo han arreglado. Un final de temporada fantástico y muy emocional. Saber que la próxima temporada está asegurada me da esperanzas para seguir viviendo.
Miguelon lo ha querido así,no quiere que veamos el final.