fuera de emisión
-Yo no tendría que haberte mentido con lo del embarazo,
así que... que lo siento.
-Bueno, yo también siento mucho no haber sido claro contigo,
así que perdóname.
-Tú sabes que Dacaret se va a ir muy pronto, ¿verdad?
-Sí, lo sé.
-¿Y por qué no le dices lo que tú sientes?
De verdad, Rocío, es que creo que, si no lo haces, te vas a arrepentir.
-Que... Antes de que te vayas, me gustaría comentarte una cosilla.
-Rocío, si es para despedirte, no me gustan las despedidas.
-No, no tiene nada ver con eso, es una cosilla...
Oye, ¿me permites un segundo? Es mi hija, tengo coger.
-Sí, claro, claro.
-Sí, sí, estoy en el hospital.
En cuanto llegue a casa, te llamo, que estaré más tranquilo.
¿Cómo estás?
-Bueno, bien. Me cuesta un poco hacer vida normal,
pero poco a poco y paso a paso.
-Me dijeron que dejabas el hospital.
-Sí, me va a venir bien alejarme un poco.
-¿Te vas a ir de la ciudad? -Es lo mejor.
-¿Es tuya? ¿Me la has dejado tú ahí?
-No... No es mía, Carlos. -¿De quién es entonces?
-No sé, lo dirá dentro del sobre, pero bueno...
Está claro, Carlos, no tienes que darme explicaciones.
Ya no estamos juntos.
(LEE) "Prométeme que vas a hacer todo lo posible por ser feliz.
Gracias por tanto, Carlos. Te quiero. Angela"
-¿Perdón?
-Ah... Sí, sí.
-Bueno, si tú quieres, yo me la llevo a hora mismo, pero...
¿Tienes un su segundito?
-Ah... A ver, que yo sé que estás de guardia, ¿eh?
Si viene alguien, pues yo me voy y ahí te dejo.
-Vale... A ver, como la doctora Oría está de vacaciones,
y... bueno, como tú también eres ginecólogo... Ah...
-¿Te incomoda a ti?
-No, yo sé que tú me vas a guardar el secreto profesional, así que...
-Bueno, que desde anoche... me molesta mucho al... al hacer pis.
-Y picores, que tengo mucho picor. Ramón, me pica muchísimo.
Sí, sí. En la zona genital. Y..., bueno, a ver... yo es que...
es que, bueno, también tengo un dolor aquí, como aquí, en el vientre...
Y, bueno, yo pensaba que era infección de orina,
como alguna otra vez...
Y me tomé el Cipro... Ci...
-Eso. Bueno, pero no me ha hecho nada y me sigue doliendo...
Es que me pica muchísimo...
Bueno, es que...
Bueno, ya sé que no tendría que haberme automedicado,
pero es que no podía más, Ramón.
No podía más, me estaba desquiciando el picor.
-Ya, ya lo sé...
Bueno, es que no sé... Es que era como la otra vez...
-Sí, ya lo sé. Tienes razón. No volverá a ocurrir.
Vale. Gracias.
-Bueno, yo le agradecería muchísimo que hablará con algún compañero.
Que conste que se lo pido porque es una cosa importante.
Si no, no se lo pediría.
Y una última cosa, la cita es el viernes.
"No, bueno no, Dacaret,
si no le das la información que le tienes que dar..." Bueno, no.
A ver, céntrate... Bien, escuche...
Bueno, tengo un compromiso importante
y me necesitaría que me consiguiera un cambio de guardia...
Hola, Pepa.
-Yo ya sabía que te faltaba un tornillo, pero no tanto.
-Ya... -¿Qué haces?
-Tengo que pedir un cambio de guardia para...
Bueno, para irme a Estados Unidos.
Sí, no me mires así, ya sé que suena un poco ridículo.
Pero tengo que hacer un trámite en el Consulado americano
y tengo la cita el viernes.
-No me creo que te vayas.
-Ya... Yo, hasta que no esté sentado en el avión, te prometo que tampoco.
-Bueno, al menos, tendrás ganas de ver a tu hija, ¿no?
-Pues sí, tengo muchas ganas de verla y de ir para allá,
pero si no soluciono el tema del trámite en el Consulado...
Al final, me incorporaré tarde, perderé el vuelo
y todo será un desastre.
-Oye, oye, tranquilo.
A ver, es una solicitud de cambio de guardia más que justificada,
no te pongas nervioso.
-Sí, muy justificada, pero resulta que hay un nuevo jefe de servicio.
Y sabes quién lo ha nombrado, ¿verdad?
-Sí... Herrera.
-El mismo... Pues parece que es un muy de su estilo.
Sí, es un borde redomado.
Sí... Y el hecho de que me tenga en el punto de mira pues tampoco ayuda.
-¿A ti también? Ah, ¿sí? ¿Y de qué te acusa?
-Pues no sé. Al parecer, le molesta
que él acabe de llegar y que yo me quiera ir.
Eso sí, solo espero que no me ponga trabas y me fastidie.
-Mira, estoy harta de que tengamos que andar con pies de plomo
por este tío, es que...
Bueno, mira, perdona, es que me saca de mis casillas, te creo.
-Bueno, no te preocupes, si él tiene esa habilidad para tocar la moral.
Bueno, oye, voy para allá.
-No, no, que te puedes ahorrar el paseo.
-Mira, gracias por animarme, Pepa.
-Está ahí el jefe de servicio, que acaba de pasar por ahí.
-Vale. Suerte.
(RUIDO) Perdón, perdón.
-Pero Dacaret... ¡Dacaret!
Ah, perdón... Es que no controlo mucho el introito.
-Ya... Entonces, no es infección de orina.
-¿Entonces...?
¿Una vaginitis?
-¿Por qué?
-¿De una enfermedad de transmisión sexual?
-Ah... No, no... No sé, Ramón.
-Pues que... a lo mejor sí.
¿Y... si no funciona?
-Vale.
-Sí...
-No te preocupes, Ramón, que estoy bien.
Ya me... ya me llevo la silla.
(MEGAFONÍA) "Esther González, acuda a quirófano 3, por favor "
Eh, eh... Hola, escucha... Déjame entrar un segundo, por favor.
-Lo siento, pero no me dejan darte información.
-Ya... Bueno, pues dale mis más sinceras disculpas...
O no, mejor dile que lo siento muchísimo, ¿vale?
-Doctor, él no...
-A ver, tú y yo... ¿cuánto tiempo hace que nos conocemos?
¿Y cuántos favores te pido? Ninguno. Te pido esto una vez, por favor...
(MEGAFONÍA) "Guillermina Martín, acuda a recepción, por favor".
¿Sí? Gracias, gracias... ¡Toma! -¡Eh, eh! Matajefes...
-Hombre, Pepa, por favor, que ya tengo bastante con lo que tengo.
Escucha, que yo no tuve nada que ver.
-No, no, qué va... Tú, solamente, llegaste hacia él corriendo
y, poco después, pues...
-Se cayó solo, de verdad. -Oye, que yo estaba ahí.
¿Te acuerdas? Y tú llegaste... derrapando.
-Vale, vale. Igual sí que llegué con un poco de ímpetu.
-De ímpetu...
-A ver, ¿vas a cuchichear como el resto del hospital? ¿A mis espaldas?
¿O vas a escuchar lo que tengo que contarte?
Hombre, que me acerqué a él y yo quería hablarle.
¿Vale? Y me dijo que pasara de él y se fue.
-Ah, ¿sí? Que "pasaras" de él, así, textualmente.
-Textualmente. Y no me hizo ni caso.
Yo quería hablar con él un momento, le dije que era importante...
Bueno, era importante no, es importante.
-¿Y...? -Y huyó.
Y, es cuando se cayó y bajó rodando por las escaleras.
Y, ahora, no quiere saber nada de mí.
(BROMEA) Ah, o sea, que sobrevivió a la caída.
-Vale ya con las bromitas, Pepa, por favor.
-Vale, perdona, pero reconoce que la situación tiene lo suyo.
-Sí, lo que pasa es que ahora me da un poco de pena
porque me han dicho que no se saca el susto del cuerpo.
-Bueno, no me extraña,
es que no sé si sabes que estuvo inconsciente varios segundos.
-¿Me puedes decir por qué a mí me pasa todo esto?
¿Por qué tengo tan mala suerte? Que no lo entiendo.
-Bueno, mira, tranquilo. He hablado con Ana.
El TAC cerebral está todo correcto.
No tiene hemorragias, así que se queda en un susto.
Lo único que..., como se torció el tobillo, pues claro...
Bueno, que podía haber sido mucho peor, pero al final...
-¿Se torció el tobillo?
Así que yo tengo razón, se torció el tobillo y se cayó. ¿Lo ves?
Deduzco no has llegado a pedirle lo del cambio de guardia, ¿no?
-No.
¿Qué? -Nada, que como va a estar ingresado un tiempo,
pues han puesto un jefe de servicio en funciones.
-Sí, pero entonces, ¿todas mis esperanzas?
¿De quién se trata? ¿Quién es? -Es Merino.
¿Cómo?
-Bueno, Merino no es como Herrera. -Hombre, pues no, desde luego que no.
Tú sabes cómo nos llevamos Merino y yo.
-Eh, bueno... ¿Me dejas darte un consejo?
-A ver, Pepa, no lo entiendes...
Que tengo que cambiar esta guardia sí o sí, que es importante.
-Vale, pues por eso, sigue mi consejo.
Cuando vayas a hablar con él para pedir el cambio de guardia...
bueno, procura que esté en su consulta y sentado, ¿vale?
Así las posibilidades en de intento de asesinato se reducen al máximo.
Eh, me parto... Vamos...
-Ramón, me duele muchísimo la tripa.
Sí, ahí abajo. Además, que no bajo de 38.
-Vale...
Y he aprendido a convivir con el picor, pero es que este dolor aquí...
-¡Ah! Aquí, aquí... ¡Uf! ¿Qué tengo ahí, Ramón? Me duele muchísimo...
-Ya... Fui una idiota.
Ramón, te juro que siempre utilizo preservativo, siempre.
Pero no sé..., se me fue la olla.
-Por cierto, no estaré embarazada ¿no?
Menos mal.
-Ya...
-Tengo que hacerme la prueba del VIH, ¿no?
-Que no, que no, si tienes razón.
Si ya te he dicho, siempre utilizo protección, pero yo qué sé...
Yo que sé, Ramón... Salí con una amiga,
estábamos de fiesta, conocí a un chico y... no tuve cuidado.
-No... Que no, Ramón. Me muero de la vergüenza. ¿Es necesario o no?
-Por una vez que me desmeleno y...
-Vale.
-¿Qué dices, Clara? Si nos vemos todos los días.
¿De ser engañada, manipulada, de un intento de asesinato y un secuestro?
Pues genial. ¿Tú cómo lo llevarías?
-Pues así sigo yo.
-Gracias, Clara.
Pero es que no lo puedo evitar.
Estoy como paralizada,
estoy todo el rato dándole vueltas en la cabeza a lo que ha pasado
y no salgo de ahí.
-Hola, chicas.
-No... Es que acabo de llamar a un chico que conocí este finde...
Bueno, que salí por ahí y lo conocí...
-Bueno, que llamo y pregunto por Suso y me dicen:
"Charcutería San Isidro. ¿Dígame?".
-Lo que pasa es que yo soy una idiota.
-Pues sí, si te sirve de consuelo... a mí me ha pasado eso alguna vez.
Gracias. Es que no es solo eso.
-Que no, que no te preocupes...
Te entiendo lo que quieres decir, que no me ofendes ni nada.
A ver, a mí ese tío tampoco me gustaba mucho... Es que no es eso.
-Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Hay algo más?
-Sí... Hay algo más.
Es que no me apetece hablar mucho del tema, chicas, lo siento.
-Ay, chicas... Ay...
-¿Te duele? -Tengo... tengo un poco de dolor.
-Tía, que estás ardiendo... -Ya...
Os lo cuento, pero prometedme que no se lo vais a decir a nadie...
y mucho menos a nadie del hospital.
Claro.
Está claro que Esther tiene edad e información suficiente
como para saber que no tiene que tener sexo sin protección,
también creo
que las prácticas de estos chicos son bastantes cuestionables.
Aunque, bueno, no... no voy a entrar en la personal.
Ahora, lo que tenemos que hacer es localizarle
y tratar su enfermedad de transmisión sexual
para que no vaya contagiando a nadie más.
Merino, ¿tienes su segundo? -¿Es urgente?
-Para mí, sí. Bueno, si tienes mucho lío, da igual.
-No, dime, ¿qué pasa?
-¿Me he enterado que eres el nuevo jefe de servicio en funciones?
-Sí, ¿qué pasa? ¿Que vienes a ejecutarme a mí también?
-A ver, que fue un accidente, que tropezó con...
-Bueno, da igual, que tengo mucho marrón aquí y no tengo tiempo.
-Vale, es poca cosa.
Simplemente, me gustaría que me cambiaras la guardia del viernes
para cualquier otro día, me da igual cuál.
-¿Y cuál es la urgencia?
-Es que tengo una cita en el Consulado americano
y no puedo retrasarla.
-¿Por qué? -¿Por qué? Pues para la plaza de Nueva York.
-No. ¿Por qué no puedes retrasarla? -Pues no lo sé.
-A ver, ¿pero puedes o no puedes retrasarla?
-Hombre, supongo que dos o tres días, pero para qué arriesgarme, ¿no?
Bueno, cuando intentas atrasar algo en el Consulado
puede suponer dos o tres semanas.
-A ver, ¿has llamado al Consulado?
-Ya sabes cómo es el tema de la burocracia, todo es muy lento...
-Bueno, llama al Consulado
y mira a ver si lo pueden retrasar uno o dos días, por favor,
porque yo bastante lío tengo on los cuadrantes esta semana.
-Vale, pues yo llamo y lo intento.
A ver si puedes encontrar alguna solución, ¿vale?
Porque me van a decir que no.
-Bueno, tú llama y, luego, vemos. -Nada, a su servicio, jefe.
-Oye, con esa actitud, no me apetece nada ponerme a perder el tiempo
buscándote un cambio de guardia, ¿sabes?
-Vale, vale.
Hay que ver lo rápido que se les sube el poder a algunos a la cabeza, ¿eh?
También es casualidad
que todo esto pase justo cuando me voy a Estados Unidos.
Esto es envidia, hombre, está clarísimo.
Es que no hay otra explicación.
Bueno, por cierto, he podido hablar con el Consulado americano
y me han podido aplazar la cita.... para Semana Santa,
así que la decisión está en manos del amigo..., de Merino.
-No. Me está resultando un poco más difícil de lo que yo pensaba.
-Ya, ya lo sé. Menudo "espabilao".
-Ramón, eso de Douglas sí que sé lo que es.
-Vale. Y que... que no me tengo que quedar ingresada, ¿no?
-No... No, Ramón, por favor...
No, porque si me quedo ingresada, todo el mundo sabrá lo que me pasa
Ya... Eso ya lo sé, pero me temo que no será suficiente.
Ya...
(MEGAFONÍA) "Doctor Herrera, acuda a la sala de Personal, gracias".
¿Me pones un cortado para llevar, "porfa"? Gracias...
pero, bueno, no me quejo. Oye, hace mucho tiempo que no coincidimos, ¿no?
-Bueno, sí.
¿Has visto a Esther?
-No, es que estoy teniendo algún que otro problemilla y,
cuando hablo con ella, pues me suelo destensar.
Porque, al parecer, últimamente como que no está muy de humor.
-¿Por qué?
-¿Pero qué le pasa?
-Vale... Que no me lo quieres contar, ¿no?
Pero si fuera algo grave me lo dirías.
-Vale, vale. Mírame... ¿Y ti qué te pasa?
Que tienes como...
-No, no, conmigo no. Que tienes como una luz...
-Sí, no te rías. No te ofendas, pero como que... te veo como más joven.
¿Estás usando alguna crema o algo?
-Unas cosas no. Mírate... Estás todo el rato con la sonrisa puesta y,
antes, te he visto canturreando. En serio, ¿es una crema?
-Bueno, pues nada, es que no te he visto nunca así. Me alegro un montón.
-En serio, cuéntame el motivo de tu felicidad porque no lo entiendo.
-Un montón.
Me estás empezando a asustar un poco.
Ahora viene cuando me pides matrimonio. No estoy en este punto.
¿Cómo no me has dicho nada?
-Pues qué me va a parecer... Ven aquí...
Enhorabuena, qué bien.
-Vale.
¡Esther! -Hola.
-Traemos un varón, 35 años, ha sufrido un accidente de tráfico
y se ha quedado atrapado dentro del coche,
al final, lo han conseguido sacar los bomberos.
Pero tiene múltiples fracturas y quemaduras de segundo grado.
-Vale.
-Lo llevamos a la Unidad de Quemados directamente, ¿no?
-Sí, sí.Catriel, a la Unidad de Quemados directamente, por favor.
-Gracias, chicos.
-Qué sorpresa, no esperaba verte por aquí.
-Ni yo tampoco, pero estaba muy grave
y, nos han dicho que este era el hospital más cercano
y el menos colapsado.
Sí, seguro... -¿Está todo bien por aquí?
-Ah... Sí, sí... ¿Sabes qué pasa?
Pues que Herrera es el nuevo director y nos tiene a todos un poco locos
con sus normas y sus protocolos y todo eso. Vega dejó la dirección y...
-Vaya...
-Bueno, sí, también por circunstancias,
Merino está dirigiendo el cotarro de Medicina Interna.
Bueno, un caos... has terminado ya hoy o qué?
-Sí, sí. Ya... ya me iba. ¿Tú qué tal? ¿Qué tal tu hijo?
-Bien, bien, todo bien.
-Qué bien, pues me alegro mucho. A ver, ese brazo... ¿Qué ha pasado?
-Pues nada, gajes del oficio.
Hemos llegado antes que los bomberos, hemos intentado sacar al paciente,
he intentado apagar el fuego y..., nada, que zapatero a tus zapatos.
-Ya... Pero ese vendaje es un poco regulero, ¿no?
-Ya... Qué iba a hacer si mi brazo no era la prioridad.
Que estaba el paciente dentro y el coche en llamas...
-Bueno, pero ahora sí que es la prioridad, digo.
¿Por qué no vas a que te echen un vistazo?
-No, no hace falta, si ya me voy.
-Ay, no, mujer.
Vete a triaje y que te eche un vistazo del médico de guardia.
-¿Quién está de guardia? -Hoy era... Dacaret. Sí, Dacaret.
Bien, ¿no?
-Sí, sí. Que hace mucho tiempo que no veo a los antiguos compañeros
y nos tenemos que poner al día.
-Claro, pues así matas dos pájaros de un tiro. ¿Necesitas que te acompañe?
-No. Sé de sobra dónde está. Que tengas buen día, ya nos vemos.
-Hasta luego. -Hasta luego.
Es una sensación muy rara la de volver a estar aquí.
Es como que todo es familiar y extraño a la vez.
Es genial volver a estar con todos mis antiguos compañeros otra vez.
y Esther se ha empeñado en que sea yo quien le coja la muestra.
De verdad, esta mujer esta obsesionada
con que no se entere ni dios.
-Hombre, normal, ¿no? Pobrecilla...
Clara, te voy a contar una cosa...
Pero, por favor, ni se te ocurra irte de la lengua.
-Hombre, tampoco es que seas un símbolo de discreción en el hospital.
Vale... A ver, te cuento lo del Suso este.
-Sí, lo he encontrado y bien encontrado, además.
-Se llama Jesús Guadix y ya tengo su móvil, el bueno.
Vamos, Suso.
-Ya, pero como Ester nos dijo el nombre del bufete...
Encontré el bufete, puse "Jesús" y ya me salió el apellido.
Luego, de ahí, tiré de las redes sociales.
-Que también he encontrado a otros cuantos que estuvieron con él
en la fiesta.
-Sí, sí. Y colgaron bastantes fotos, ¿eh?
(MEGAFONÍA) "La sala de espera de Urología permanecerá cerrada
hasta las siete de la tarde".
-Déjalo... Porque creo que prefiere extirpar esa noche de su mente...
Aquí espera. Te voy a poner su
perfil, ¿vale?
-Jesús Guadix, abogado. Aquí lo tienes...
-Pero mira más abajo... Mira el cañón... Más abajo.
-Vale, pero no me rompas el móvil. Tranquila...
Docuficción basada en un exitoso formato internacional que recrea cada día dos historias basadas en casos clínicos reales, curiosos y atractivos. A través de siete personajes fijos -cinco médicos y dos enfermeras- los espectadores irán conociendo los casos que llegarán a las consultas.
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