2009-2016
(HABLAN EN RUSO)
(REY) La joven Romanova elegirá el esposo que yo disponga.
Será el primer paso para que el Imperio de las Españas
arrebate a los rusos el este de Europa.
Las garras del halcón han rasgado el ojo.
Con esto cicatrizará la herida.
(Crujido de huesos)
Eres algo más que un simple rostro.
Estoy encinta.
-¡Un hijo, Catalina! -No lo podemos tener.
No sabes dónde estás. No conoces estos parajes.
No puedo volver. Me van a casar y yo no quiero.
¿Qué es esto?
¡Que nadie toque a mi madre!
Dispárame. Yo también lo haré.
¡Madre, la pistola!
(Disparo)
Uno de entre todos los presentes
tendrá el honor de ser el marido de mi hija Irina.
(Cuchillada)
En mi país, la muerte se paga con la muerte. Lleváoslo.
¡Es falso, señor conde!
Te casarás con mi hija.
(Desenvaina)
(VIDENTE-VD) Están velando un cadáver.
Es esta casa.
(Llantos)
(VD) Hay un ataúd.
Es la mano de un hombre adulto.
Pero no puedo ver su rostro.
Lo siento.
(Puerta abriéndose)
(Espuelas)
¿Ya no saludas a los viejos amigos?
A hacer un trabajo.
Y hemos pensado que quizás querrías ayudarnos.
(RÍE) Siempre serás uno de los nuestros.
Vamos a asaltar a unos niños ricos.
Les haremos creer que un noble les invita a una cacería
y les robaremos.
Para que hagas lo que has hecho siempre.
Te vestirás de criado y repartirás las invitaciones a los nobles.
Ay, Saturno...
Cuando uno es de los nuestros,
es de los nuestros para siempre.
Por supuesto que lo harás.
Te traigo una carta. Es urgente.
Tal vez a ellos no, pero a mí sí.
Señora, venimos a limpiar.
Sí, señora.
¿Qué es eso?
Parece... un mapa de este palacio.
(CATALINA-CT) Sí.
Ahí hay algo escrito. ¿Qué pone?
(LEE CON DIFICULTAD) "Quien encuentre
lo que se oculta
bajo las profundidades
de este palacio
tendrá en sus manos el poder absoluto."
Entonces, ¿esto es...?
¡Un tesoro!
(MARTA-MT) Un tesoro...
¿Un tesoro?
"(HOMBRE) ¡Alto ahí! ¡Deténganse!"
"(BANDIDO) ¡Corred, corred!"
"(Disparos)"
"(JEFE) ¡Dadnos todo lo que tengáis!"
"(Lucha de espadas)"
"(HOMBRE) ¡Socorro!"
"(Fuego)"
"(Gritos de animales)"
"(CHICA) (SOLLOZA) ¡No, por favor!"
¡No!
¡No! ¡No!
¡Nooo!
(HERMANA MAYOR) (LLORA)
(LLORANDO) No, por favor.
No, por favor.
¡Nooo!
No, por favor.
¡Nooo!
(Golpe)
(Desenvaina)
¡No!
(CHICA) (GRITA)
¡Nooo!
¡Nooo!
(JEFE-JF) ¡Cállate!
Quemadlo todo.
(TITUBEANTE) No sé...
Nadie me obliga a hacer lo que no quiero.
¿Sí?
Muy buenas. ¿Cómo está?
Se está infectando.
¡Normal! Si no para de desvendarse la herida...
A ver...
Por Dios...
Por Dios...
Te agradezco que cuides de mí.
Pero no puedo seguir aquí, Margarita. Tengo que irme.
Sí, pero no va a ser ahora, porque tiene que comer.
Así que, venga. Siéntese aquí.
-¿Me vas a dar tú de comer? -Sí.
-No necesito este tipo de ayuda. -Sí la necesita.
Que no, que puedo hacerlo yo.
Bueno, muy bien, pues... ¡venga! No me voy a ir hasta que no le vea.
Mmm.
¿Contenta?
Y ahora, las gotas para el dolor.
No quiero nada que me adormezca. Y tengo que irme.
¿Pero dónde quiere ir?
Debo informar al Vaticano
de lo que es capaz de hacer el cardenal Mendoza.
Pues le traigo papel y tinta.
No es tan fácil, Margarita. La única manera
de que le llegue la correspondencia al Santo Padre es con mi sello.
Debo ir al palacio del cardenal y recuperarlo.
¿Regresar al palacio de quien intentó asesinarle?
¡En cuanto le vean le van a matar!
En Roma deben saber que ese hombre no es digno de la Iglesia.
Está muy débil, no puede irse.
Margarita, voy a ir.
Bueno, muy bien. Pues con más razón debe tomarse las gotas.
No vaya a ser que le apriete el dolor en mitad de la búsqueda.
Tenga.
Tómeselo entero.
Gracias.
De nada.
La marquesa nos ha reunido a todos los jefes de servicio
para decirnos algo muy importante.
Estemos a la altura.
¿Y tú sabes qué es ese "algo importante"?
Supongo que darnos instrucciones por su accidente del ojo.
Más limpieza... Esas cosas.
O por el aguinaldo de Navidad, que este año no nos lo dio.
Carmen, lo que tengamos que saber lo sabremos muy pronto.
Y lo aceptaremos como buenos criados que somos.
(Pasos)
Pero, ¿por qué? ¿Qué hemos hecho?
Pero si no nos llegaba ni para comer, señora...
Va a hacer que sus caballos coman mejor que los hijos de sus criados.
En casa, dando a luz.
Señora, por Dios, piénselo.
Hay muchas familias que solo viven de lo que ganan aquí.
Pues nada, ya habéis oído a la marquesa.
(Murmullos de frustración)
Todo esto es por lo de su negocio del cacao.
Deberíamos decirle lo del tesoro. Quizá así no despida a nadie.
No vamos a decirle nada.
Pero lo encontramos en su casa. Es suyo.
Estoy harta de vivir así,
de suplicar, de pedir.
El mapa no tenía puesto ningún nombre.
Lo hemos encontrado nosotras y es nuestro.
Así que, dime...
¿Dónde señala la X?
¿En la leñera o en la chimenea?
Ni una cosa ni la otra. Es al pie de la escalera.
(Pisotones)
Aquí.
Aquí suena a hueco.
Vigila mientras yo cavo.
Tener conciencia nunca ha hecho rico a nadie.
(JF) Tienes un talento natural.
Hasta a mí me ha costado reconocerte.
Vamos a necesitar un hombre más para el robo.
Si no fuera por nosotros estarías muerto en un callejón.
Te hemos enseñado todo lo que sabes, y tú solo nos devuelves desprecio.
Es como un juego, Sátur, nadie saldrá herido.
Escúchame bien, bastardo.
Esta vez no te vas a escapar, ¿me entiendes?
El compromiso con nosotros se rompe con la muerte.
Esta tarde, en el bosque de Nebrales.
Te daremos instrucciones.
Me los quedo todos.
Excelente decisión, Eminencia.
Diez pares de zapatos son 750 escudos.
¿Pretendéis haceros rico a costa de nuestra Santa madre Iglesia?
Eminencia, es un trabajo único.
Como el de Dios, hijo mío.
¿No pretenderás entrar en su reino
con el pesar de engañar a su representante?
Se los dejo en... quinientos.
Con cincuenta tendrás bastante. Puedes irte.
Eminencia...
Eminencia. Una novicia quiere verle.
Que pase.
Disculpe las molestias.
La madre superiora del convento de San Juan Bautista le ofrece esto.
Son las mejores obleas de toda la villa,
dignas de oficiar la misa de su Majestad, el Rey.
Normalmente son tan bastas que...
se hacen ingratas al paladar.
Estas, sin embargo, se deshacen en la boca.
Mis agradecimientos a la madre superiora.
Bájalas a la cocina y que las dejen en mi capilla privada.
Por supuesto.
-Con permiso... -Con Dios, hija mía.
Esto no es la cocina.
(MARGARITA-MG) Eh...
Verá, es que me he perdido.
Lo he deducido cuando he pasado por la cocina y no te he visto.
Pero eso no explica qué haces subida a esa silla.
Pues... Es que...
He visto una telaraña y no he podido evitar intentar quitarla.
Cosas de mujeres.
El palacio está un poco dejado.
Si quiere, hablo con las hermanas para que vengan a limpiar.
Si son tan eficientes como tú, quizá valga la pena considerarlo.
Pues hablaré con la madre superiora.
Eres muy amable.
Uno de mis lacayos te acompañará a la cocina.
Con permiso...
Un momento.
Te olvidas de las obleas.
Qué cabeza...
Con permiso...
Y podré comprarme una gallina. No, no, mejor, una vaca.
Y a mi madre, una cama.
Desde que vendimos los muebles, duerme en el suelo.
Sí, Marta.
Podrás comprarte eso, un botijo, una bandurria...
y hasta un cencerro para la vaca. Pero, por Dios, vigila.
Venga.
Y para mí, una diadema. Siempre he querido tener algo bonito.
Marta, que el dinero no es solo para nosotras.
Lo tenemos que repartir con los otros criados.
(Ruido)
¡Chist! Viene alguien.
(CATALINA-CT) ¡Las manzanas!
Pero, señora, ¿va a vender sus joyas?
¡Señora!
¡Señora, por Dios!
Limpiando la sala lo encontré.
Señora, yo se lo iba a decir...
Pero primero quería ver si era verdad, por no molestarla...
Muchas gracias...
Señora...
He mandado a dos criados al mercado.
(CT) Ojalá pudiera ayudaros.
Son muchos años.
(LLORANDO) Lo siento.
A la buena de Dios, Gonzalo. Estoy comprando zanahorias para...
No, que yo sepa no.
Sí.
(Latidos)
Gonzalo.
(Latidos más fuertes)
Gonzalo, ¿qué te pasa?
(Latidos)
Me estás asustando.
Dime algo.
¿Estás bien?
(Voz apagada)
¡Gonzalo! ¡Gonzalo! ¡Gonzalo!
¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Es el maestro!
¡Gonzalo! ¡Gonzalo!
¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Que alguien avise a un médico!
¡Gonzalo! ¡Ayuda!
(CT) ¡Gonzalo!
Gonzalo.
Está muerto.
-¡Gonzalo! -Catalina, está muerto.
-¡Gonzalo! -¡Está muerto!
¡Gonzalo!
¡Está muerto!
¡Ayuda!
Ya le dije que estaba ocupado, señor. Lo siento.
Espero que tengáis un buen motivo para asaltar mi despacho, comisario.
¿De quién se trata?
¿Un joven? No seáis tan escueto, comisario,
¿Qué más? ¿Es el hijo de algún noble?
El Rey de las Españas no será molestado
por la desaparición de un simple súbdito.
¿Qué pretendéis comisario?
¿Que el Rey Felipe IV se enemiste con los zares
por un sin nombre? ¿Es que habéis perdido el juicio?
(LUGARTENIENTE) Con su permiso, eminencia.
Me dijeron que podría encontrarle aquí, señor.
No, pero del padre, sí.
El maestro ha fallecido en la calle, señor.
Una muerte súbita.
Pues que descanse en paz. Y ahora, podéis salir de aquí.
Mi palacio no es sitio para que tratéis
vuestros insustanciales asuntos, comisario.
¿Qué ocurre?
Señor, la marquesa ha ordenado que no entre nadie.
Soy el señor de este palacio, nadie me impide entrar donde quiero.
Aparta.
(Golpe)
(Golpe)
¿Qué haces, madre?
En serio, ¿qué haces? Esto no es bueno para tu ojo.
¿Quién escondería algo aquí?
Trae, que lo hago yo.
Sabes que el dinero me da igual.
(Ruido metálico)
Vamos a sacarlo.
Es un adorno.
Mira las figuras.
Parece que se mueven como un reloj.
¿Para qué será?
¿Cuántas gotas me has puesto?
Las suficientes para que no se moviera de aquí.
¿Qué es esto?
-¿Te has puesto en peligro por mí? -Usted también lo hizo por mí.
-En el manicomio, ¿lo recuerda? -No es comparable.
No nos pongamos a ver quién ha hecho más por quién.
Usted necesitaba su sello, ¿no?
Pues aquí lo tiene.
Lo guardé muy bien para que nadie lo encontrara.
¿Cómo lo has conseguido?
Bueno, fui, lo busqué y lo encontré.
La próxima vez que esconda algo, escóndalo bajo tierra.
Que yo no soy muy alta ¡y no sabe lo que me costó alcanzar!
¿Te das cuenta de que lo que no ha conseguido
el cardenal y sus guardias lo has conseguido tú?
El mérito lo tiene una telaraña que me llevó al escondite.
Y deje de mirarme con admiración, que no estoy acostumbrada.
Pues deberías.
Nunca he conocido a nadie como tú.
(Llaman a la puerta)
(ADRIÁN-AD) ¿Sí?
(MG) ¿Catalina?
Catalina, ¿qué haces aquí?
¿Qué pasa?
¿Catalina qué pasa? ¡Que me estás asustando! ¡Di algo!
Gonzalo ha muerto.
¿Qué?
(CT) (SOLLOZA)
No... No, no, no...
Estás en un viejo nevero.
Aquí estaremos tranquilos mientras preparamos el robo.
Me temo que no.
Mañana, al acabar el trabajo, huiremos, como siempre hemos hecho.
Y tú vendrás con nosotros.
Ya estás dentro.
¿Crees que no te van a buscar a ti también? ¿Que no te perseguirán?
Sabes tan bien como yo que no te creerán.
¿Una buena vida? ¡Mírate!
¡Mira tus ropas!
Solo eres un miserable criado.
Sé que vas a callarte y a obedecer. ¡Siéntate!
Cuando los caballos pierden la doma, hay que volver a amansarlos.
Digamos que...
un adelanto por el trabajo.
No exactamente.
Alguien nos ha pagado para matar a esos jóvenes.
Son los primogénitos de cinco familias nobles.
¿Crees que te estoy dando opción?
No se puede huir de lo que eres.
Les mataremos mañana.
(Sollozos)
-¡Déjeme! -No.
Margarita, no voy a dejar que te mates.
¿Margarita, adónde vas? Por aquí no se va a la villa.
(LLORANDO) ¿A la villa?
No puedo ir allí. No puedo...
No puedo verlo.
Él... Él siempre ha estado ahí...
Y ahora... Y ahora... y ahora...
(LLORA)
Te diría que el Señor pone duras pruebas, pero...
son solo palabras.
Sí...
¡Y qué clase de Dios es ese, que deja morir a un hombre como él!
¿Eh?
No lo sé, no tengo respuesta para eso.
Pero comprendo tu dolor más de lo que crees, de verdad.
No.
Margarita. Margarita.
No soy uno de esos espectáculos que estás acostumbrado a ver.
En ninguno de esos sitios hay un cuerpo como el tuyo.
¿Qué quieres?
He comprobado que tu marido no es muy dado a agasajarte con regalos,
así que te he traído uno.
No quiero nada de ti, Nuño.
Aquí hay algo escrito.
"Para mi amada esposa, Lucrecia."
Esto era un regalo de mi padre, el marqués.
Murió justo un día antes de su aniversario.
¿Qué es?
La verdad es que no lo sé,
pero es poco, para lo fastuoso que era mi padre.
Quizá la caja es solo el envoltorio
y el verdadero regalo está dentro de ella.
(NUÑO-NU) Mira, aquí hay una ranura para meter una llave.
Pero llave no hay, ¿no?
Eso tiene solución.
Los vecinos están llenando de flores la escuela.
Todos rezan por Gonzalo.
¿Y el crío?
¿Aún no se ha enterado?
Lo he buscado por todos lados.
No sé dónde está.
Señora...
(Llantos)
¡Yo no vuelvo a creerme una muerte en esta casa!
¿Y qué vamos a hacer mientras tanto?
¿Qué vamos a hacer? ¿Eh?
Y tranquilícese, por Dios,
no vaya a ser que le dé algo de verdad.
¡Que aquí ha venido a llorarle más gente que al Papa Inocencio!
¡Padre! ¡Me han soltado! Me llevaron a...
No. ¿Por qué hay un ataúd en el salón?
¿Y por qué las vecinas me paraban para abrazarme por la calle?
¿Qué?
Eso... ¡es genial!
Escúchame bien. Esta tarde es el funeral.
¿Y después?
Porque no podemos volver a casa.
(BANDIDO-BN) ¡Al suelo! ¡Agáchate!
¡Al suelo! Al suelo, hombre.
Quiere la cabeza de los primogénitos.
Nos dará el resto cuando las tenga.
(BN) ¿Y Sátur? (JF) Después me encargaré de él.
El primero.
(JOVEN NOBLE 1-JN1) ¡No, no, no, no!
¡No, por favor!
(DESESPERADO) ¿Por qué? ¡No! ¡No!
(JN1) ¡No! ¡No! ¡No!
(MG) (LLORA)
Lo siento, no voy a tomar confesión.
Gonzalo.
Gonzalo.
Gonzalo.
(MG) (LLORA)
Lo siento, lo siento.
Lo siento.
Pero tú estabas... Estabas...
¡No me lo puedo creer!
¿Pero te ibas a casar?
No... No lo sabía.
Pero tendrás que irte. Si descubren que estás vivo, te perseguirán.
¿Dónde os vais? ¿Muy lejos?
Y allá donde vayas, ¿me dirás dónde estás?
Bueno, no sé, para ir a visitarte o...
La vida da muchas vueltas.
Adiós.
(AIRADO) ¿Cómo se te ocurre poner el palacio en venta?
¿Y tenías que dejarme sin hogar?
Yo sí, pero, Irene y el comisario, ¿qué pasará con ellos?
Aquí nací.
Aquí crecí. No puedes dejarme sin mis recuerdos.
Disculpen, creo que he dado con la llave.
Parece que no te va a ser tan fácil olvidar como lo esperabas.
Esto era un regalo de padre para ti.
(Melodía: un instante)
(MT) Perdone, señora, pero es que hay un hombre ahí fuera esperándola.
Dice querer comprar el palacio.
Marquesa.
Francisco Molina,
librero de profesión y músico por afición.
No. Acabo de heredar una gran fortuna
y mi mujer tiene el capricho de vivir en un palacio.
No es un problema.
(Melodía: empieza)
(Melodía: acaba)
(Mecanismo: se acciona)
(Disparo)
Les mataremos mañana.
El siguiente.
(JOVEN NOBLE 2-JN2) ¡No! ¿Por qué?
¡Suéltame!
(SOLLOZANDO) No... No...
No.
No.
(Estrella ninja)
(Relincho)
(Desenvaina)
(Disparos)
-Muchas gracias. -Corred, vámonos.
No...
No debéis llorar por padre.
Seguro que... Seguro que estará bien.
Por supuesto, Alonso.
Estará en un lugar mejor.
Anda, venga, vente para mi casa que te peine.
(Llaman a la puerta)
El velatorio ya se acabó, señor.
Ya se ha cerrado el ataúd.
(REY) ¿Dónde van a enterrarle?
Tras la iglesia de San Ginés.
Quiero verlo.
Van a llevárselo ya.
Quiero ver su cara.
(INCRÉDULO) ¿Pero qué...?
Le di permiso para que eligiera un esposo para su hija,
no para que secuestrara a mis súbditos.
¿A qué ha venido?
He oído que el hombre que iba a casarse con mi hija sigue vivo.
Desearía encontrarle, pero no dispongo de guardia suficiente.
Y quiere contar con mi ayuda.
Soy militar. Sé lo que es una retirada a tiempo.
Volvemos a Rusia.
Gracias por su hospitalidad.
Espere.
Unos simples mortales no deberían contradecir
los designios de los astros.
Haré que ese hombre se case con su hija.
Señor, ¿vais a otorgar el inmenso honor de emparentar con el zar
a un simple vasallo?
Ese hombre ha demostrado
más inteligencia que el mejor de mis capitanes.
¿Pero cómo le vais a encontrar, señor? Ha huido.
Seguramente, a estas alturas estará bien oculto.
Movilizaré a toda la guardia real para que lo encuentre,
y se casará.
Muy a su pesar, me temo.
A veces, un rey ha de obligar a un hombre
a asumir un destino más grande...
que el que él mismo deseaba.
Sois familia y amigos de Gonzalo de Montalvo.
Algo más que he encontrado en su jardín.
(DUQUE) Toda la corte sospechó de usted en su momento.
Hacedlo, de lo contrario puede que os quedéis sin vuestro puesto.
Yo callo, y usted me cede todas las posesiones
del Marquesado de Santillana.
No te equivoques, el muerto eres tú.
Apresadla.
Morirá en la horca.
Gonzalo busca a su hijo Alonso, después de ser secuestrado. Para ello, cuenta con la ayuda de Sátur, aunque antes tendrá que deshacerse de un grupo de malhechores con los que tuvo trato hace tiempo. Por su parte, Margarita pone en juego su vida para lograr un sello que permita a monseñor Adrián mandar una carta al Papa contando los planes del Cardenal.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación