Lunes a viernes a las 17:20 horas
Te haré caso. Gracias.
Pablo está preocupado por ti.
Él sospecha que...
...Justo te tiene amenazada.
Dice que en Briuesca...
Viene a cenar a mi casa un señor llamado Teodoro Aranda.
Y unos días después, aparece el plan Aranda que acabará con el barrio.
-Necesitaba a Aranda para entrar en política.
-¿Eso incluye un plan que acaba con nuestra forma de vida?
Nadie me moverá de aquí.
Si quieren sacarme, será con los pies por delante.
¡Acacias no se rinde! ¡Acacias no se rinde!
Me dejaste medio muerto en el bosque
a merced de las alimañas.
Así seré yo contigo.
Sin compasión.
Dime que no es verdad lo que me dicen en el banco.
¿Has hipotecado la sastrería?
¿Qué has hecho con el dinero?
-Sacar a Germán de la cárcel.
Hay que reconocer, Rosina, que el pueblo está contigo.
-Y más que lo harán cuando lleve a cabo mi idea.
Voy a escribir un sainete que explique los atropellos
de este tal Aranda con nuestro barrio.
El desnortado de Leandro.
Parece mentira que sea hijo mío y de su padre. Mentecato.
Me ha hipotecado la tienda.
Le ha pagado la fianza a Germán.
¿Te lo puedes creer?
Y si el plan fracasara,
quien compre ahora a bajo precio tendrá sus propiedades revalorizadas
en cuanto se sepa que el plan no se llevará a cabo.
Aquí están las escrituras.
Asunto resuelto.
¿Trato hecho?
Apunten. -¡No!
¡No!
¡Aaah!
Padre.
Voy con usted para que no vaya solo. -No.
Tú quédate y termina tu obra.
De cada contrato que el ayuntamiento haga para derruir la calle
y construir nuevos edificios nos llevamos una importante comisión.
-Estamos hablando de mucho dinero. -Más de lo que haya ganado nunca.
Eso significa que el plan sigue adelante caiga quien caiga.
He tenido que vender la sastrería. A Cayetana.
-No, no, madre.
Eso es imposible.
Y menos a esa endriaga.
-No nos ha quedado otra opción más que malvender
lo que ha sido toda nuestra vida.
¿Cómo está don Maximiliano? He oído que recibió un disparo.
-Está en el hospital, pero fuera de peligro.
-Lástima llegar a estos límites.
Para mí, el barrio no es lo mismo que para ustedes.
Es más, estamos pensando en mudarnos en cuanto comiencen las obras.
No haces nada por nadie.
Ni por los pobres desgraciados de El Hoyo, ni por tus propios vecinos.
Incluso Cayetana ayuda a los demás desinteresadamente.
Le ha comprado la sastrería a Susana.
Y todas las propiedades a Rosina.
Sé que estás adquiriendo todas la propiedades de Acacias que puedes.
Debe tener una explicación oculta.
Sé que no das puntadas sin hilo.
Si estás comprando es porque sabes que las propiedades se revalorizarán.
No dices más que mentiras.
El único que se lo cree es tu doctor.
Él sí se lo creyó, él sí se creyó tu rechazo.
Pobre Manuela.
Qué sencillo va a resultar hacerte sufrir.
y juntas huimos aterrorizadas en busca de una nueva oportunidad.
Hasta que un maldito día
Justo regresó a nuestras vidas de entre los muertos.
Hay ciertos motivos personales que me generan dudas para hacerlo.
He de pensarlo con detenimiento.
Claro.
Lo ignoro, Germán.
No he dejado de hacerlo.
Un rotundo no.
No sé si el plan seguirá adelante.
Pero si hay algo de lo que estoy seguro es
de que mi madre nunca se la vendería a usted.
Podrías empezar por explicarme cómo llegó esta pulsera a tu alcoba.
Gracia precisa medicamentos.
Pensaba comprárselos con lo que sacara con la joya de esa seca.
-El fin no justifica los medios. Robar nunca es la solución.
No solo me ofendes a mí, Tano,
también a la justicia.
Esconderé tu delito por protegerte.
Pero debes poner de tu parte.
Los políticos no mantendrán los ojos cerrados ante nuestra desdicha.
Lograremos que el plan de urbanismo sea reconsiderado.
Madre, hágame caso.
-Pase lo que pase con ese plan, nuestro destino ya está escrito.
-¿Cómo no va a importar que nos expropien nuestras propiedades?
-Es que ya no son nuestras propiedades.
Se lo vendí todo a Cayetana.
-¿Qué?
¿Cómo ha podido hacer tal cosa? No me lo puedo creer.
¿Qué opina padre de tal venta?
-Lo que se dice opinar... entre poco y nada.
El plan sigue adelante.
Ha sobornado a todos los que mostraron reparos a su idea.
Prácticamente, no queda nadie que se le oponga en el ayuntamiento.
Las votaciones no tardarán,
pero poco podemos esperar de ellas tal y como pinta.
¿No te interesa saber lo que planeo contra Germán? Es un plan brillante.
Declararás contra él en el juicio que se celebrará.
Afirmarás que teníais una relación.
Y declararás ante el juez que era un hombre violento,
que se enojaba y te pegaba a la menor ocasión.
Creí que no te interesaba su destino.
¿Quieres que la niña lo pague?
Entonces,... ¿harás lo que te pido o no?
Así me gusta.
A partir de ahora, acostúmbrate a ese sonido.
Cada vez que decidas oponerte a mi voluntad, lo escucharás de nuevo.
Muy a menudo.
¿A qué viene ese aspecto tan mohíno? Que una sonrisa ilumine tu rostro.
Se diría que no disfrutas de mi compañía.
Mejor.
Mucho mejor.
-A los buenos días.
¿Paseando con la fresca?
-Así es. -Aprovechen.
No sabemos por cuánto tiempo más podremos pasear por esta calle
antes de que el ayuntamiento lo derribe todo.
-Esta es la mía.
-¿Qué opina de ello? -La solución no es fácil.
Imagino que Urbanismo acabará tomando medidas y supongo que...
-Disculpen que les interrumpa.
¿Me permite que me lleve a su esposa un suspiro?
Hay un ingrediente en la receta de ayer que no logro recordar.
-Buenos días, doña Leonor. Claro.
Así no le aburrimos con nuestra conversación de caballeros.
Pero es preciso que hablemos.
Manuela, lo sé todo.
Sé lo que pasó de verdad entre Justo y tú.
Pablo me lo contó.
Todo.
Su maltrato,
lo que pasó aquella fatídica noche,...
Lo hizo por tu bien, para que viera la gravedad de la situación.
Y bien que lo he entendido.
No puedes enfrentarte tú sola a un hombre de tal calaña.
Precisas de ayuda.
Yo puedo hablar con Pablo y...
¿Cuáles?
¿Qué está ocurriendo, Manuela,
para que ni te atrevas a confiar en los tuyos?
Canalla.
Pierde cuidado. Si me lo pides, guardaré silencio.
Hasta que hallemos una solución.
Lo que sea menester.
Quizá mi sainete nos brinde la ocasión.
Podrías escapar unos minutos de la vigilancia de tu esposo.
Se lo diré a Germán.
(JUSTO CARRASPEA)
¿Habéis terminado? -Sí, sí, sí.
Agradecida, Manuela. A mi padre le encantará el postre.
-Pase buen día, doña Leonor.
-Buen día.
Padre, ¿puedo pasar una miaja?
Debo hablar con usted.
-Pasa, te lo ruego.
Asunto de enjundia ha de ser cuando te has vuelto tan educado.
-No está errado.
Lo es.
Yo robé la pulsera que Cayetana perdió.
-Lo peor es que no me sorprende.
Y quieres que te ayude a salir indemne del embrollo.
-Se equivoca. No será menester.
Madre se ofreció a hacerlo.
Ella esconderá mis faltas ante las señoras y no solo ante ellas.
Seguro que no iba a contarle nada,
con tal de protegerme y no disgustarle.
-No atisbo a comprenderte.
Si Celia no me lo iba a contar,
¿por qué me lo cuentas?
-Pues... porque no quiero más mentiras con ustedes.
Esto de la familia crea muchas fatigas.
Y uno no se siente bien cuando defrauda a los suyos.
-Me has sorprendido gratamente.
Tu actitud es un ejemplo.
-Pues si es así,
aplíquese el cuento y siga tal ejemplo.
No se ha comportado de ley con madre.
Se desembarazó de la casa a sus espaldas
y faltó a su promesa de ayudar a mis amigos.
-Tienes razón.
No hay excusa para mis faltas.
En la próxima reunión con Aranda, le hablaré de El Hoyo.
Te doy mi palabra.
-Agradecido.
Pero eso solo limpiaría uno de sus pecados.
Aún tendría que hablarle a madre sobre la casa.
-Eres implacable.
Tano,
estaba pensando que
no sé si conviene contárselo a Celia.
Se enfurecerá, se disgustará y no servirá de nada.
-Me dijo que lo hacía por el bien de la familia.
Si es así, madre lo entenderá.
Es muy lista.
-Me dijeron que los hijos se convierten en los mejores maestros.
Pero nunca pensé que con tanta celeridad.
Os quería agradecer a todos el esfuerzo que estáis realizando
por aprenderos el texto en tan poco tiempo.
-Sobre todo, a algunos que tardamos media hora en juntar dos letras.
-Muchas gracias a todos.
Y a Benjamín que, sin ser de la zona, ha venido a ayudarnos.
¿Está mejor de la voz?
-Mejor que...
(TOSIENDO) ...que nunca.
-No se preocupe, señorita.
Yo le preparo otra cataplasma de vinagre y ajo, ¿eh?,
y le queda la voz limpia como la de un ruiseñor.
-Lleva tantas cataplasmas de vinagre que apesta a gazpacho.
También quería agradecer a Paciencia, a Servando y a Fabiana,
por hacer los coros.
A Casilda y a Lolita, por dejarse la vista cosiendo.
Y, especialmente,
a Pablo, por ayudarme tanto.
-Bueno, es que
están las cosas como para no ayudar.
Aquí nos jugamos mucho.
-No caerá en un saco roto tanto esfuerzo.
Todos estamos haciendo lo que buenamente podemos y sabemos
para dejar atrás el plan del ayuntamiento.
Y aunque parezca difícil, podemos conseguirlo.
-¡Acacias no se rinde!
(TODOS) ¡Acacias no se rinde! ¡Acacias no se rinde!
-Escuchadme.
Ahora, desearía que todos nos cogiéramos de las manos
e hiciéramos un círculo para darnos suerte.
Tanto compañerismo tiene que dar sus frutos.
(LOS DEMÁS) ¡Sí!
¿Os parece si empezamos por el ensayo?
-Sí. -Vamos con la primera canción.
-Ponte ahí. -No...
No... ¿Cómo?
¿Cómo nos ponemos? -Os he preparado
este... -No, yo no...
-Yo me lo quedo de recuerdo.
-Yo lo tengo aquí. -Sí.
Y...
(LOS CUATRO) # Las Acacias, además de un árbol,
# son una calle.
# Ancha, luminosa
# y de muy buen talle.
# Por ella, sus vecinos pasean a gusto. #
(BENJAMÍN TOSE)
(LOS TRES) # No verás basura ni un solo arbusto. #
-Ay. ¡Uf!
-¿Dónde vas? ¿Qué te pasa? Vienes más colorada que un pimiento.
-Ay.
He subido corriendo los escalones de dos en dos.
-¿Y a qué vienen tamañas prisas?
-Para decirles lo que he escuchado.
Que dicen que la guardia...
Ay.
...va a prohibir las reuniones de más de cuatro.
-Anda.
-Ya nos hemos caído con todo el equipo.
-Pues mal arreglo tiene eso.
Ya con los actores llenamos el cupo.
-Ya. A no ser que... Benjamín cante él solo la obra, claro.
-¿Y qué hacemos con el público, lo pasamos de tres en tres?
-A mí los guardias no me dan miedo ninguno.
Si hay que dar mamporrazos, pues se dan.
Aquí está la Lolita que es más recia.
-Vamos a dejarnos de dudas.
Lo que vamos a hacer va a ser seguir con el ensayo.
-¿Para qué? No nos dejarán representar el sainete.
-La obra se representará como que yo me llamo Leonor.
Si nos rendimos, vamos a perder el barrio.
-Sí. -Venga.
-Vamos otra vez desde el principio.
Y...
(LOS CUATRO) # Las Acacias, además de un árbol,
# son una calle. #
Fíjate qué descuido.
Debajo de un mueble ha aparecido.
Quién sabe.
La muchacha debió empujarlo sin querer al barrer.
Lo importante es que ha aparecido.
Estaba tan apurada sabiendo que la perdiste en mi casa.
En fin. No te entretengo más.
Acepta de nuevo mis disculpas por lo ocurrido.
Veo que la pulsera ha aparecido.
Ese pillo no va a traerle más que disgustos.
Aquí los tiene.
Es tan hombruna esa joven.
Buena elección.
Está muy bella, señora.
Bien sabe que no puede faltar.
Ha de estar usted allí
dejando que todo el mundo la vea.
Pierda cuidado.
Me da que sabrá cómo hacérselo pagar.
No tardará en arrepentirse de haberse enfrentado a quien no debe.
Mi Ramón asegura que el sainete de hoy es una iniciativa a alabar,
pero que, al final, es más inútil que el pecho de una monja.
Los políticos son muy duros de oído a las desdichas del pueblo.
Celi.
No me estás echando cuentas.
No sé qué te pasa, pero desde que te encontré saliendo de donde Cayetana
estás descalentada perdida y muy siesa.
Algo te sucede.
-No, nada de enjundia.
Pierde cuidado.
Tan solo ando un poco distraída.
He de hablar contigo.
-Yo también.
-Pues
para tener algo que contaros no os decís ni pío.
-Trini. -¿Qué?
-Si nos disculpas.
-¿Eh?
Huy, no.
Disculpad a esta despistada.
Ahora mismo os dejo solos para que habléis de vuestras cuitas.
-Has de saber que esta mañana he recibido noticias
de un vecino de las tierras de mi madre.
Ofrece un precio más que justo por ellas.
Quiero que prepares los documentos precisos para su venta.
-Ya hablamos de este asunto.
El tema quedó zanjado.
-Para ti es posible, pero no para mí.
-Tú no lo entiendes. -El que no lo entiende eres tú.
Mi madre fue muy clara cuando me cedió esta propiedad.
Quería que tuviera autonomía sobre ella.
Y tú aceptaste sus condiciones.
-Las cosas han cambiado. -No.
Solo ha cambiado tu opinión.
Donde dijiste digo ahora dices diego.
Quiero desprenderme de ellas para ayudar a Tano.
Y tú no puedes ni debes impedírmelo. -Ahora no puedes venderlas.
-¿Por qué? -¡Porque nos quedaríamos sin nada!
-¿Qué estás diciendo?
-Celia, quería contártelo.
He vendido nuestra casa a Cayetana.
-¿Que has hecho qué?
¿Se la has vendido por cuatro reales como esos desesperados?
-No. El precio fue razonable para ambas partes.
Llegamos a un acuerdo antes de que se supiese la existencia de ese plan.
-¿Antes de que se supiese?
¿Cuándo fue el acuerdo?
-Qué importa eso. -Sí importa.
Importa que me hayas mentido todo este tiempo,
que me lo hayas estado ocultando,
que hayas tomado tal determinación a mis espaldas.
-Lo siento, Celia.
Tenía que aprovechar la oportunidad. -¿Oportunidad?
No puedo comprender qué motivos te llevaron a semejante locura.
No dejas de repetirme que no me fíe de la gente.
Y mientras, tú te estabas riendo en mi propia cara.
-Celia, escúchame. Yo... -No.
Con tu sola presencia conviertes la chocolatería en un museo.
Ni el Prado tiene obras de arte que te igualen.
-¿Aún tienes humores para requiebros?
-Si tú eres la destinataria, los tendré hasta el último aliento.
Dime, ¿qué deseas?
-Pues ver tu palmito no, desde luego.
Venía a hacer la faena.
-Te lo agradezco, pero ya no es menester.
Martita ha vuelto. Con ella tengo suficiente para atender el negocio.
Además, que
estas manos no están hechas para servir chocolate.
-Como quieras.
Si precisas de mi ayuda, ya sabes dónde encontrarme.
-Pero... ¿para cualquier cosa?
-No seas atrevido, gaznápiro.
Antes parecías preocupado y ahora soltándole barbaridades a una dama.
¿Ya no te amuela tu encuentro con Cayetana?
-Pues sí.
Claro, todavía me preocupa.
-No es de extrañar.
Es una locura enfrentarse a los deseos de esa mujer.
Quizá estés a tiempo de desdecirte y vender la chocolatería.
-Que espere sentada.
-¿Persistes en tu empeño?
Ten en cuenta que no solo has de temer sus represalias.
Si tiran el barrio, que es lo que parece,
perderéis una fortuna.
-Esa y no otra es mi preocupación.
Pero sé que hice lo que debía.
Y si lo perdemos todo, al menos mantendremos la dignidad.
-Poco vale eso sin un real en el bolsillo.
-Sé que no lo dices de corazón.
No le pienso entregar el esfuerzo de mis antepasados,
de mi padre y de mi madre, porque venga a intimidarnos.
Ella es la que menos lo merece después de cómo se ha portado.
Te piensas que estoy loco, ¿no?
-Sí, y también que eres la persona más valiente que conozco.
Tu madre no se equivocaba contigo.
Has demostrado ser maduro y responsables.
-Parece que
que lo dices con admiración.
-No, más bien con sorpresa.
-¿Sabes qué?
Tengo el pálpito de que todo saldrá bien,
de que el barrio acabará por salvarse.
-Dios te oiga.
Ya me he hecho a la idea de mudarme.
Echaré de menos estas calles.
-¿Solamente estas calles?
-Acabáramos.
¿Te has creído que todo el campo es orégano?
Cuidadito, no estás hablando con una de tus mujerzuelas.
Se te da la mano y coges el pie.
(TOSE)
Querido amigo, todo marcha como planeábamos.
-Menos su salud, me temo.
-Así es, pero no hay de qué inquietarse.
Cuando todo esto acabe, tomaré un merecido descanso
y mi resentido cuerpo lo agradecerá.
-¿Podemos estar tranquilos?
¿Superó todos los obstáculos que había en el ayuntamiento?
-Le dije que sí.
El plan de urbanismo muy pronto será una realidad.
-No sabe cómo me place oír eso.
-Gracias.
Pues más le placerá esto.
Considérelo el primer pago por su fe en el proyecto.
Lo que le corresponde por las primeras concesiones.
Le dije que nos haríamos de oro.
Ahora, no debe dormirse en los laureles.
Debe allanar el terreno legal
para que edifiquen entre las ruinas de lo que una vez fue este barrio.
-Enseguida me pondré a la labor.
Le estoy agradecido por la confianza depositada.
No le defraudaré.
Ha cumplido con todo lo pactado y antes de lo previsto.
-Aprenda la lección, yo siempre cumplo mi palabra.
Por eso no me gusta que me pongan en duda.
Si quiere
que esta asociación perdure, no lo vuelva a hacer.
No olvide que manejo a mi antojo
a todos los políticos de esta ciudad.
-No encuentro motivos para esperar a iniciar nuestro siguiente proyecto.
-Este es el espíritu.
No hemos hecho nada más que empezar
y ya está madurando su nuevo negocio.
Dígame,
¿en qué ha pensado?
-En la barriada de El Hoyo.
-¿Qué beneficios sacaríamos de ese nido de ratas?
-Creo que hay varios planes de saneamiento
que han sido pospuestos por el ayuntamiento.
-¿Y le extraña el motivo? No hay dinero en tales operaciones.
-¿Cómo que no?
¿No serían precisas empresas para llevar agua
e instalar el alcantarillado?
Empresas que pagarían gustosas comisiones
por ser ellas las elegidas.
-Empieza a hablar el lenguaje que mejor comprendo.
-Solo necesitamos a alguien con la suficiente mano
para que el plan de saneamiento se aprobara.
Alguien que ganaría mucho dinero y quedaría como un héroe
por intentar mejorar una de las zonas más pobres de la ciudad.
Y creo que usted y yo sabemos quién es ese hombre.
-Cuente con ello.
La reforma de El Hoyo será mi próximo proyecto.
Si es que esta maldita enfermedad me da un suspiro.
Leonor.
-Padre.
Por fin está de regreso.
¿Cómo se encuentra?
¿Tendrá que llevar mucho tiempo el vendaje?
-Sí, hija, yo también me alegro de volver.
-Le he preguntado por el vendaje. -No, hija.
La comida del hospital no era buena, pero no era forraje.
-Ay, madre, ¿seguro que está bien? -Pues sí, mira.
Me gustaría gustoso un tentempié.
-No te inquietes, solo quedó algo sordo por el disparo.
-Pero ¿qué falacia es esa, mujer?
Que yo no estoy gordo.
-Será mejor que le hables por este oído, te escuchará mejor.
-¡¿Cómo se encuentra, padre?!
-Pero, niña, ¿a qué vienen esos gritos?
¿Pretendes dejarme sordo?
No hay ningún problema, no debes preocuparte, solo fue un susto.
-Los médicos te recomendaron reposo, por lo de tus vértigos.
-Ni todos los doctores me impedirán acudir hoy a ver tu sainete.
-Los médicos puede que no, pero tu esposa seguro que sí.
-Esperen que se pueda llevar a cabo la representación.
Los guardias quieren impedirlo. -¿Eh?
Me desagrada oírlo.
-Para una cosa que escuchas, tenía que ser eso.
-Pero nuestro propósito está corriendo como la pólvora.
Todos los vecinos están al corriente y los periodistas fueron convocados.
Tendremos que esperar y aprovechar un despiste de las autoridades
para poder representar el sainete.
Pero de forma improvisada, sin escenario.
-Quiera Dios que no tengas problemas.
Con que disparasen a uno de la familia es suficiente.
-Hija, estoy muy orgulloso de ti.
Todos debemos arremangarnos para acabar con ese maldito plan.
Nuestros bienes están en juego.
-Tú ya te has arremangado.
Ahora, te toca guardar reposo.
Lo que está en juego es tu salud.
-¿Qué?
Ay.
Hay que ver qué buena mano se dan las zagalas con la aguja y el hilo.
Bien guapo que estás de tal facha.
¿Y no dices nada tú?
¿Ni un mísero requiebro merezco?
-Mereces uno y mil.
Que un ángel del cielo parece que ha caído.
Es que no estoy con ánimo para nada.
-Sí que tienes cuerpo de sainete.
-Más que de sainete, de tragedia de tomo y lomo.
¿No ves que he fracasado? -¿Qué?
-No contestaron a mi invitación. La alcaldesa no vendrá.
Una oriunda de Naveros del Río.
-Pero bien que te has forzado en lograrlo.
Y lo importante es la intención.
-De buenas intenciones está el infierno lleno.
Todos han puesto su granito de arena menos un servidor.
-Pero bueno, no te tortures por eso, Servando.
No es asunto de enjundia si sale bien.
-¿Y si no es así?
¿Y si derruyen los edificios y no he podido hacer nada para evitarlo?
-Calla, no tientes la suerte.
-¿Y qué será de nosotros si nos echan?
¿Adónde iremos? Porque aquí
tenemos... nuestro hogar,
nuestros amigos, nuestra vida.
-Sí.
Pero yo ni planteármelo quiero.
Y menos ahora.
Si lo hago, las lágrimas me echarán a perder los aceites.
-Ya.
Muy buenas. ¿Puedo ayudarla en algo? -Buenos días.
Estoy buscando a Servando Gallo.
Soy Josefina de la Vera.
-Ah, ya. Pues encantado.
Aquí tiene a Servando para servirle en lo que sea menester.
Pero disculpe, ahora mismo no caigo quién es usted.
-Soy la esposa del alcalde.
Su carta me llegó al corazón.
-Vaya, pues...
...pues cuánto me alegra
tenerla aquí.
Sí.
Es un honor para nosotros que haya podido venir
a nuestra representación.
Si le parece, puede...
...puede esperar en la chocolatería hasta que empiece, le acompaño.
-Gracias.
-¡Lo logré! ¡Lo logré, Paciencia!
¡Lo logré!
Para que luego duden por ahí de mí alguno.
-Empezando por ti mismo. ¿Ves como no hay que perder la esperanza?
-No. Es vital que haya venido.
Si la convence, tendremos al regidor de nuestra parte.
Todos saben quién lleva los pantalones en casa,
por muy alcalde que sea.
-Oye, curiosa que es una.
¿Qué diantres le pusiste en la nota
que te escribió Leonor para convencer a la alcaldesa
de tal forma? -Nada. Una tontada, pues...
...pues lo que estamos pasando por aquí,
mis sentimientos y lo que significa este barrio y estas gentes para mí.
Me lo aprendí de memoria.
-¿A qué esperas para recitármelo de pe a pa?
-Pues era...
...era algo así como:
"Estimada alcaldesa,
mi nombre es Servando Gallo,
soy portero de una finca sita en la calle Acacias 38".
"Seguramente, no le dirá nada esta dirección
y quizá tampoco sepa que el ayuntamiento piensa derruir
todos los edificios de este barrio,
pero para nosotros esta calle es muy importante,
porque aquí... hemos tenido nuestros momentos felices
y otros momentos... no tanto".
"Aquí hemos hecho amigos
y hemos perdido por el camino a otros cuantos".
"Aquí hemos reído, hemos llorado,
hemos amado".
"Quizá pueda construir edificios de más postín y enjundia que el nuestro,
pero por el camino se perderá algo muy importante,
a nosotros,
a sus vecinos y... y, con ellos,
sus esperanzas y sus recuerdos".
Ponía: "Perdone mi torpeza, pero entenderá mejor mis sentimientos
si mañana por la tarde acude al sainete que vamos a representar
en la plaza de nuestro barrio".
"Allí entenderá mejor
nuestra situación
y lo que un humilde portero puede hacer por su barrio".
"Firmado:"
"Servando Gallo".
-Ay, Servando.
Qué piquito de oro me tienes.
¿Y el señor?
¿Se encuentra en casa?
-Está en su despacho.
Ha estado hablando con el hombre este que respira como tísico.
-Se trata del arquitecto Aranda.
Y no es tísico, padece de asma. -Llámelo como quiera,
pero el perro de mi abuelo respiraba igual y pronto entregó la pelleja.
-Qué cosas tienes, Lolita.
¿Y marchó hace mucho?
-Apenas unos minutos.
El señor preguntó por usted.
-No te preocupes, le haré saber que he llegado.
-Señora, ¿da su permiso para que me ausente?
El sainete va a empezar y me ocupo de los ropajes con Casilda.
-Sí, sí.
Corre a prepararte, no te retrases por nuestra culpa.
Cualquier intento de salvar nuestro barrio es poco.
Ya estoy en casa.
¿Querías verme?
-Por fin.
Hay algo de enjundia que quiero contarte.
-¿Has decidido vender algo más a mis espaldas?
-Escúchame, mujer.
Cuando lo oigas, me verás con otros ojos.
-Permíteme que lo dude.
Me costará mucho perdonarte por lo que has hecho.
-Quizá esto ayude a que empieces a hacerlo.
Conseguí llamar la atención de Aranda sobre El Hoyo.
Me aseguró que tomará cartas en el asunto.
-¿Es eso cierto
o intentas que no venda mis tierras? -Celia,
te juro que puedes confiar en mi palabra.
He aprendido la lección.
No volveré a engañarte ni a ocultarte nada.
-Pero eso es maravilloso.
¿Y cuándo van a empezar? -Templa, templa.
Las cosas de palacio van despacio.
Primero debe aceptarlo el ayuntamiento.
Pero con la ayuda de Aranda lo conseguiremos.
Espera.
Toma.
Es un dinero que Aranda me prometió por una asesoría que me encargó.
Te servirá para tapar agujeros en El Hoyo
antes de que llegue la ayuda.
-Servirá para eso y mucho más.
Estoy deseando decírselo a Tano.
-Venga, vamos.
No demores. Está en su habitación.
-Felipe.
¿Esa asesoría del ayuntamiento de la que hablas
tiene que ver con el plan urbanístico que amenaza nuestra calle?
-No.
Claro que no.
-Mucho has tardado en contestar.
Has asegurado que no volverías a mentirme.
-Celia,
no olvido mis promesas con tanta celeridad.
No tengo nada que ver con ese asunto.
¿Cómo puedes pensar eso de mí?
-Está bien.
Perdona mis dudas.
Voy a ver si Tano está en su cuarto.
Tiene que explicarle que vendió nuestras propiedades a Cayetana,
por dos reales, sin tardar ni un segundo más.
-¿Por qué la prisa? Las urgencias no son buenas.
-Las mentiras solo traen más mentiras.
-Las verdades me pueden meter en un buen embrollo.
-Haberlo pensado antes de actuar sin consultárselo a nadie.
¿No se da cuenta de que esto le puede explotar en el rostro?
Mucha gente está al tanto de su trato con Cayetana.
¿Y si padre se entera por otro? -Dios no lo quiera.
-Ya sabe cómo evitarlo.
-Decírselo se lo voy a decir, pero no hoy.
-¿No ha escuchado lo que le he dicho? -Sí.
Pero ahora escúchame tú.
Acaba de ser dado de alta, debe guardar reposo.
Su corazón no está a prueba de bombas.
Y esta noticia es de las gordas.
¿Quieres que lo mate con tanta sinceridad?
-Usted verá, pero cuanto más tarde mucho peor.
-Ay, calla, ahí viene.
Pero ¿qué haces? ¿No te puedo dejar solo?
Te dije que no te levantaras.
-Tan solo deseaba que me diera el aire.
-Los médicos te recomendaron reposo.
-Ah, y también que me alimentara en condiciones.
Y qué mejor que merendar un buen chocolate.
¿Has visto, Leonor?
Se acerca la hora de la representación.
-Sí.
-Se nota la expectación en el ambiente.
-Así lo espero, padre.
Pero antes que nada, madre tiene que comentarle algo de enjundia.
Padre está esperando.
-Sí. Verás. Pues...
Bueno,...
-Te explicas como un libro abierto.
Luego diréis que no os entiendo porque me estoy quedando sordo.
-¿Este de las gafas no es un periodista de relumbrón,
de esos que van a la corte? Mira.
-Pues...
...sí que me resulta familiar.
Corre, hija, a ver si te está buscando
para que le informes de nuestra protesta.
-Pierde cuidado, yo le pongo al día. -Eso.
-Bueno, ¿qué era eso que querías contarme?
-Eh... Que te olvides de ver la representación,
que el chocolate te lo tomas en casa. -Cuidado.
Pero ¿no era un asunto de enjundia?
-Sí, pues que el chocolate va a ser con picatostes.
-¿Qué? -¡Con picatostes!
Por favor, escriban unas buenas crónicas en su periódico.
Todo el mundo debe saber lo que está pasando en esta calle.
Es muy muy importante.
-Desgraciados.
Creen que derrotarán al ayuntamiento con un teatrillo.
Qué sabrás tú de política.
Ay, querida, has venido.
Mira, está la prensa para hacerse eco de lo que acontece en el barrio.
Ay, ojalá se produzca el milagro.
-Ha venido menos gente de la esperada.
Parece que la representación va a empezar.
Qué nervios.
-Ya veremos cómo se lo toman los guardias.
Están ojo avizor y muy bien armados.
(TOSE)
Muchos arrestos hay que tener para venir hoy.
Aquel de allí es Aranda.
Siento que estén tan apegados a estos edificios.
Pero el progreso es algo que nadie puede detener
por mucho que se empeñe.
Tenga cuidado con sus acusaciones si no quiere acabar en el juzgado.
Con Dios.
-¡Sinvergüenza, ladrón! ¡No nos tirará nuestras casas!
-Muy bien hecho, le ha puesto los puntos sobre las íes.
-Le felicito por su coraje.
Manuela quiere hablarle.
Espérela en la calle de los Jardines del Príncipe.
Ya puedes dar señal.
(LOS TRES) ¡Sinvergüenzas, ladrones!
¡Acacias no se rinde!
¡Sinvergüenzas, ladrones!
¡Sinvergüenzas!
-¡Deténganse!
-¡Alto! -¡Deténganse!
(CARRASPEA)
¡Señoras y señores, la función va a comenzar!
-¡Ay!
-Muy bien. -(APLAUDEN)
-¡Bravo! -¡Bravo!
-¡Bravo!
-¡Muy bien!
-¡Bravo!
-(CARRASPEA)
Dicen que el ayuntamiento tiene hambre y necesita comer.
-Jamás oí tal disparate.
¿Y qué es lo que come un ayuntamiento?
-Manzanas.
-(RÍEN) -¿Manzanas?
Todas las de la calle Acacias se quiere zampar
el muy desaborío.
Después de la digestión,
lo convierte en oro.
Y hay muchos mangantes que están esperando
a que lo suelte.
-(RÍE)
Dicen que un tal Aranda
¡es el primero!
-(RÍEN)
-¿Y la calle no dice nada?
-Escucha, que te lo voy a contar.
(Música)
(RÍEN)
# (AMBOS) Las acacias, además de un árbol,
# son una calle.
# Ancha, soleada
# y de muy buen talle.
# (AMBAS) En ella sus vecinos pasean a gusto.
# No verás basura ni un solo arbusto.
# -En la sastrería,
# doña Susana
# cose vestidos de muy buena gana.
# Enfrente tenemos La Deliciosa,
# de allí sale contenta
# la más golosa.
# (TODOS) En esta calle hay monumentos... #
-Tiene su gracia, y muy pegadiza la música.
-Dígamelo a mí, que hasta salgo en la canción.
# (TODOS) Aquí, en la iglesia, yace un tal don Lolo.
# Por lo que dicen, fue un gran poeta
# que hizo sus versos a nuestras glorietas. #
-¿No puedes esperar?
# (TODOS) Soleada y de muy buen talle.
# Por ella sus vecinos pasean a gusto.
# No verás basura ni un solo arbusto.
# No verás basura ni un solo arbusto.
# No verás basura
# ni un solo arbusto. #
-(APLAUDEN)
-¡Bravo, bravo!
-Bravo.
-¡Bravo, bravo! -Muy bien.
-Muy bien.
¡Bravo!
(PASOS)
¡Muy bien!
¡Muy bien!
(Música)
# -Por todas estas cosas
# y otras más que os cuento,
# queremos que Acacias
# siga igual por el momento.
# Aranda,
busca el dinero por otro lado.
# O ponte a trabajar como está mandado.
# (TODOS) Aranda,
busca el dinero por otro lado. #
-Has tardado mucho.
# (TODOS) No se derriba, aquí seguiremos toda la vida.
# Acacias nos gusta, es lo mejor, ni Aranda nos saca con un batallón.
# Es lo mejor, no nos saca con un batallón. #
(Aplausos)
-¡Bravo, bravo!
Bravo, bravo.
-Bravo.
-Esperemos que haya sido de su agrado, que les haya entretenido
y que sirva para despertar las conciencias.
Ojalá que nuestras canciones lleguen a todos lados
y que las voces... -A casa, no nos obliguen a cargar.
-Continúa, tenemos que terminar.
-Ojalá que nuestras voces lleguen a todos lados
y sirvan para que las autoridades
escuchen a los vecinos
y reconsideren sus planes.
-Detengan la representación.
Vamos a cargar. -¿Por qué?
No lo entiendo.
(TOSE)
(RESPIRA CON DIFICULTAD)
(SE ASFIXIA)
Soy el portero de esta finca y... -Servando, cuidado.
-Detengan la interpretación, vamos a cargar.
-No hacemos nada ilegal.
-Si ha sido de su agrado, ha terminado.
-¡Vamos a cargar!
-Muchas gracias a todos por haber participado.
No se olviden de explicar lo que han visto, es muy importante
que todo el mundo sepa lo que pasa.
-¡Bravo, hija, bravo!
-Desalojen la plaza, ¡circulen!
Es una orden.
-Pablo.
Cuidado, vamos.
-Hija, vete, vete.
-Apártese.
-Vamos, vamos.
Ya lo hemos hecho.
-Casilda.
-¡Dispérsense!
(SE ASFIXIA)
(SE ASFIXIA)
Vaya cara. -¿Se le ha aparecido un ánima?
-Aranda ha muerto.
-¿Qué?
¿Aranda ha fallecido?
Y, con su muerte,
el plan se paraliza.
¡Claro!
Es una lamentable paradoja,
pero Acacias se libra de la demolición.
-¿Parar? -La lucha ha merecido la pena.
Los indecentes nos arrinconan.
No, Germán, lo consiguió apelando al miedo y a la codicia de mi madre.
Tu esposa era la serpiente y mi madre mordió la manzana.
Descuida, en mano se lo he de dar.
Yo se lo diré, pero a fe que lo ha de saber.
Germán es un hombre bueno e inteligente.
Descuida, píde...
No sabe callarse. ¿Tiene que ser tan impertinente?
-Jovencita, te recuerdo que estoy en mi casa.
-Venga, que no llegue la sangre al río, no discutáis las dos.
-Venga, que no llegue la sangre al río, no discutáis las dos.
Un poco de respeto, María Luisa.
-Pues que se lo gane.
Si mi madre viera a su sustituta. -¡María Luisa!
-No le he dicho nada para que se pusiera así.
-Hoy es el día. -¿Eh?
-El aniversario de la muerte de Lourdes.
-¿Qué?
¿Leonor Hidalgo?
-Sí, soy yo. -Perdone que me presente.
Un vecino me dijo que vio aquí, soy Florencio Ramírez.
-¿El periodista?
-Me conoce.
-Leo todos sus artículos, sus entrevistas, sus columnas.
He leído la crítica del sainete.
-Muy divertido.
Pasé un buen rato. He venido para entrevistarla.
Tú sigue así,
con las clases bajas y dando entrevistas.
¿No vas a ayudar a tu familia?
¿Vas a dejar abandonada a tu madre? -No.
Por supuesto que no.
Ni lo he hecho. -¿Conocías a doña Lourdes?
-Pues claro.
Trabajaba en casa de doña Cayetana,
pero me la encontraba en la calle.
Era admiración
la que causaba en el barrio.
Todas la veneraban.
-Mucho opinas para no conocerla de nada.
Ella solo confiaba en Regina.
-Bueno, si tu padre la eligió, tendría grandes virtudes.
-Sí, pero mi padre no siempre acierta.
A la vista está que no siempre tiene ojo.
Ahí está tu hermano.
Otro que quiere picar alto.
Espera un momento.
Ahora lo entiendo, por eso su amabilidad, sus visitas...
Están juntos.
Como tú y yo, la partera y el señor.
Sabía lo que Aranda quería y me quise aprovechar.
Vendí nuestro piso a Cayetana
porque pensaba que su valor caería.
Le puse buen precio para que aceptara.
-¿Qué? -No me digas nada.
Suficiente badulaque me siento. -hombres.
Os pensáis que las mujeres somos una presa fácil.
No somos magdalenas de la misma hornada, algunas salen más duras.
Cayetana es de hierro.
-Para mí ha sido un desastre
que se pare.
Antes de llegar al acuerdo contigo.
Si se reactivara el plan...
Pero el mío es un negocio ruinoso ahora.
He pensado: "¿A quién beneficia esto?".
No sé cómo lo has hecho, pero quiero mi piso.
¿Un favor?
El ensayo del sainete es interrumpido por la noticia de que la guardia podría evitar la representación. Maximiliano regresa a Acacias para ver el sainete de Leonor. Leonor insta a Rosina a decirle la verdad a Maximiliano, pero Rosina es incapaz. Presionado por Tano, Felipe se sincera con Celia: ha vendido la casa. Ella no puede soportar tal engaño.
Añadir comentario ↓
Hola ayer y hoy no pude verla, pues el bendito reproductor que ahora usan no me muestra vídeo. Que mal.
Que de una buena vez la acaben y punto redondo.
Llevo mas de tres semanas de no ver Acacias solo estoy leyendo vuestros comentarias parece que no ha cambiado nada nuevo e interesante por el momento, sigue igual de aburrida esta serie
Harta ya de la novelita,ahora seguro q felipe la ayuda a meter preso a german,manuela se ha vuelto tonta tonta ,terminarla ya porque os estais luciendo
Acacias no se rende, yo Siiîi
Estan exagerando en todo! Cayetana malisima y nadie se da cuenta. German demsiado tonto. Manuela tambien. Justo de bueno a muuuy malo. Celia de loca a muy normal. Casilda demasiado santa. Leonor y pablo exageradamente enamorados... Ya no me gusta la serie!
me encanta Acacias pero estoy harta de que Cayetana siempre se salga con la suya y Germán el pobrecillo que no hecho nada pues le están jugando por asesinato y en esa época una mujer no tenía tanto poder como tiene ahora Cayetana y además a mí me encanta la serie pero yo añadiría un personaje que dijera todas las maldades de Germán y que Cayetana ya por fin acabará de una vez en la cárcel o algo Además justo quiero hacer daño no hay no se decía entonces debería entrar ahí que se está dando cuenta Leonor y tal y salvar de " el Manuela "y que se fuera con German
Basta ya con las maldades de Cayetana que a los vecinos se le habran los ojos
La verdad después de tanta locura de la Cayetana no vayan a salir con una tontuna de final. Tiene que pagar cada una de sus maldades y punto redondo.
Soy de Mexico, y de verdad que me gustaba mucho la novela, pero ya harta, tanta maldad de Cayetana,y que todos sean sus victimas, ya se andan pareciendo a los chirros de nocelas mexicanas, que en su epoca fueron buenas,pero ya hace mucho que ni me molesto en verlas....ya acabenla con un buen final