He cruzado océanos de tiempo para encontrarte…
A finales del siglo XIX, el periodista irlandés Abraham Stoker, durante la investigación de un extraño suceso de posesión, “vampirización” o simple locura, descubrió un personaje histórico que las tradiciones orales habían convertido en mito en la remota Transilvania. Un vampiro, conde de título y de nombre Drácula, el vampiro de los vampiros, que se convirtió en la personificación de uno de los mitos más arraigados en la cultura occidental.
En 1897 se publicaría el resultado de este trabajo. Estructurado, con diversos saltos en el tiempo, mediante cartas y telegramas que se envían los personajes, los diarios que escriben o por noticias de prensa… Una estructura muy periodística para desarrollar la atemporal historia de Drácula, que cuenta con la ayuda de la niebla y las tormentas y de su ejército de ratas, lobos y vampiros para lograr su ansiado objetivo.
En 1992, Francis Ford Coppola dirige DRÁCULA DE BRAM STOKER, una adaptación bastante fiel al relato del irlandés, con la salvedad del punto de vista. Mientras el Drácula de Stoker posee un estilo periodístico y pretendidamente objetivo, ya que no ofrece la visión del conde, el de Coppola, manteniendo la estructura objetiva del relato, sí lo hace permitiendo que el espectador vea a través de los ojos del conde… y pueda llegar a comprenderle.
Wojciech Kilar: BSO Drácula
Arnold Schönberg: Cuarteto nº2 (2) (Cuarteto Schönberg)
Van Morrison: Be Thou my Vision; Take me Back; I Can’t Stop Loving You; I Need Your Kind of loving; I’m not Feeling It Anymore.
