Los rohinyás son una minoría perseguida. No tienen patria. De Birmania, la tierra en la que habían vivido durante generaciones, huyeron en masa en 2017 porque su vida corría peligro. Son tan pobres que no les ha quedado otra escapatoria que refugiarse Bangladesh, un país paupérrimo. En Kutupalong, el campo de refugiados más grande del mundo, han vivido esta crisis, muy de cerca, dos pontevedresas: Cruz García e Iria Souto. Las dos trabajan como enfermeras para Médicos Sin Fronteras. La exposición "El éxodo rohinyá" se estrenó en A Coruña y de ahí viajará a Sevilla, donde podrá verse del 17 al 23 de diciembre. Con esta exposición quieren reivindicar que la situación de este pueblo está en punto muerto y que nadie se ha ocupado de ellos porque no interesan a nadie.
