Consagrado como un grande del soul, Donny Hathaway murió en extrañas circunstancias, dejando a la comunidad negra huérfana de una de las estrellas del soul de mayor talento y proyección de futuro. El 13 de enero de 1979, su cuerpo sin vida apareció en una acera frente al hotel Essex de Nueva York, donde Donny se hospedaba. Los investigadores constataron que faltaba uno de los cristales de la ventana de su habitación y no encontraron signos de violencia, determinando que el cantante se había suicidado saltando al vacío. Donny Hathaway padecía esquizofrenia paranoide y, según su esposa, no tomaba regularmente su medicación. Días antes de morir, hubo que suspender una sesión de grabación porque Hathaway se encontraba muy alterado, afirmaba que los blancos querían matarle y que habían conectado su cerebro a una máquina para robarle su música.
