Con Alain Milhaud (1930-2018) desapareció uno de los grandes protagonistas de la historia del pop español, productor, empresario, cazatalentos, músico de enorme talento, factótum de sellos tan importantes como Barclay, Explosion, Poplandia, Bocacccio y Compañía Fonográfica Española (CFE), productor de Los Bravos, Los Canarios y Los Pop Tops, entre otros, uno de esos pocos personajes imprescindibles de nuestra música, un bendito todoterreno cuya muerte habría sido noticia de portada en todos los informativos de cualquier país capaz de reconocer a los mejores de entre los suyos, a quienes supieron luchar contra corriente y dejar un legado ejemplar. Como Rafael Trabucchelli, como Juan Carlos Calderón, como Augusto Algueró, como Mario Pacheco, como Gonzalo García Pelayo y muy pocos más, el nombre de Alain Milhaud figurará con letras de oro en el Olimpo de la música popular española del siglo XX, y más en particular por su impagable aportación a la pequeña historia del soul español.
