Se celebra este domingo, penúltimo del año litúrgico, la segunda Jornada mundial de los Pobres, establecida por el Papa Francisco para la Iglesia universal. En su Mensaje para la Jornada, Francisco toma como lema una frase del salmo 34: "estepobre gritó y el Señor lo escuchó". Es un enjundioso texto, que invita a todos los discípulos de Jesucristo a escuchar el grito de todos los que sufren, como iconos del mismo Jesucristo.
Ayer, sábado 17 de noviembre, ha sido la festividad de santa Isabel de Hungría, patrona de la Orden Franciscana Seglar, que precisamente este año, 2018, conmemora el cuarenta aniversario de la aprobación de la Regla, firmada por el Papa Pablo VI con el Breve Apostólico "Seraphicus Patriarcha" (el Seráfico Patriarca, San Francisco de Asís) el 24 de junio de 1978, un mes y medio antes de la muerte del Santo Papa Pablo VI.
Isabel de Hunggría nació el año 1207 en uno de los castillos de su padre, el rey Andrés II. Nacida en un ambiente de riqueza y abundancia, Isabel se volcó en la ayuda a los necesitados desde muy pequeña. Al cumplir los catorce años contrajo matrimonio con Luis, duque de Turingia. Nunca desatendió a los afligidos y les visitaba y atendía, contando con el apoyo de su marido.
