Suena la música de Shivaree "Goofnight moon" que muchos recordarán por Tarantino ya que recurrió a ella en Kill Bill y por una vez ha sorprendido a nuestro historiador Emilio Lara, que se conoce todo lo que habitualmente le pone Manolo Castro y además es un acreditado cinéfilo, pero esta vez no se sabía lo que estaba escuchando. Nos hace improvisada reseña del mal tiempo en Jaén e incluso en Cartagena, de donde acaba de llegar al parecer desplazándose en un recién estrenado vehículo y en el que fue sorteando las inclemencias meteorológicas con la música de la Boheme y la Flauta Mágica.
Pero Emilio Lara nos va a hablar del rey que impuso la diplomacia permanente, Fernando I Aragón y rey consorte de Castilla, conocido como Fernando el Católico y del que puede ser considerado el padre de la guerra moderna, anticipándose a Napoleón Bonaparte, que no es otro que Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Fernando como rey de Aragón tenía bajo su corona una parte de Nápoles y el rey Carlos VIII de Francia tenía apetencias sobre Italia, así que firmó un pacto con los turcos y entró en guerra con el Católico que envió a 6000 soldados castellanos bajo el mando del Gran Capitán para defender sus dominios. Los avances en el campo de batalla, la organización y las órdenes reales llegaban a través de misivas que tardaban en cruzarse unos 15 días. Como podían caer en manos enemigas idearon un sistema de encriptacion de letras y signos sin sentido y sin principio ni fin. Dos de esas cartas llegaron a manos del CNI, una de 1502 y otra de 1504 que consiguieron burlar el sistema de encriptación gracias a unas anotaciones realizadas por Gonzalo Fernández de Córdoba en una de ellas. Eso no cambiará la historia, sino que nos darán detalles sobre organización, pero sí nos aporta valor sobre la utilidad de los espías españoles en el socorro y ayuda de la historia, dice Emilio Lara.
Nunca sobra el recuerdo de las direcciones del programa por si quieren contactar con nosotros @rebobinandor5 y kilometrosderadio@rtve.es
