Hubo un hombre llamado Nathan Fake, que en el año 2004 vio el cielo de color rosa. Ahora, tras un periodo de casi tres años de bloqueo creativo, vuelve a la actualidad electrónica con "Providence", cuarto álbum de su carrera editado por Ninja Tune. Un álbum que se vertebra en torno a los sonidos de un Korg Prophecy que se compró por capricho y que ha filtrado a través de montones de preamplificadores, grabadores de cinta y mezcladores.
La mayoría de los 12 temas de su nuevo trabajo son instrumentales y con cierto gusto a banda sonora vintage, pero destacan "Degreelessness" y "RVK", con las colaboraciones vocales de Prurient y Raphaelle Standell-Preston.
No sabemos si es tan sólo una moda con fecha de caducidad o estamos ante la irrupción global de una nueva escena que incluye el tratamiento y filtrado digital, de muchos de los sonidos de sintetizadores que hicieron furor a finales de los 70 y principios de los 80, y que recupera emociones analógicas para hacernos creer que todo lo viejo, musicalmente hablando, es bueno.
