El 31 de diciembre de 1980, la embajada de España en Guatemala, en una acción sin precedentes en la historia de las relaciones diplomáticas entre países, fue asaltada a sangre y fuego por fuerzas policiales, en una acción que se saldó con 37 muertos (o 39 según las fuentes), de ellos tres funcionarios españoles y los demás campesinos guatemaltecos. Sobrevivió el embajador: Máximo Cajal.
Cajal falleció en 2014, un año antes de poder ver enjuiciado y condenado al responsable directo del asalto, el jefe policial Pedro García Arredondo. Cajal fue un diplomático con un nivel de conciencia crítica insólito en esa profesión.
Le grabamos en 2004 y quedó inédita la práctica totalidad de aquella conversación, en la que se habló de Guatemala, pero antes por su primer destino, Bangkok, destino al que Cajal había llegado en 1965. Era entonces la capital de Tailandia el lugar preferente para el Rest & Recreation de las tropas americanas en Vietnam. Un día pasó por la embajada un desconocido periodista español, Manu Leguineche, que estaba dando la vuelta al mundo, solicitándole un nuevo pasaporte porque el que llevaba “se lo había comido un mono”. Desde la embajada de España en Bangkok que se llevaban los escasos asuntos que concernían a España en Vietnam.
