En primera persona   Manos que moldean los jardines del Real Alcázar de Sevilla 02/07/2015 22:39

Este año el Real Alcázar de Sevilla ha sido galardonado en los Premios Nacionales de Jardinería. ¿Pero qué manos son las que hacen brillar estos jardines visitados por miles de personas al día? Vamos a concer a sus jardineros, a ponerles rostro con su voz. Se dejan la piel a diario porque son pocos para tantas hectáreas y hay que priorizar. Pero conocen cada rincón como si fuera el salón de su casa y lo tienen todo controlado. No en vano, uno de los más veteranos lleva más de 20 años viendo crecer al árbol más viejo. Es un naranjo que, según dicen, tiene unos 600 años de vida aunque está ya dando sus últimos coletazos, confiesa Antonio que empezó casi por casualidad en los jardines como peón.

Comenta una de las jardineras más alegres que conozco que lo suyo era el turismo pero el azar la llevó a combinar historia, jardinería y turismo aunque sea subida a una escalera, motosierra en mano, para podar un seto o los naranjos verticales que cubren algunos de los muros. Los turistas lo primero que hacen es mirarla y decirle algún piropo porque les sorprende ver a una mujer en esa tesitura, me cuenta entre risas. "Las mujeres tenemos que trabajar el doble en este oficio para dar la talla", reconoce.

Esos naranjos que pueden pasar desapercibidos para muchos visitantes son el orgullo del capataz que me acompaña por los jardines. Afirma que son únicos y  apenas se ven. Y hablando de naranjos, me muestra las hojas de uno para identificar si sus naranjas son dulces o amargas. Nos reímos cuando me narra el anécdota de un chino que coge una y se la come sin saber que era amarga. "La cara que se le queda, no te lo puedes creer", me dice muerto de la risa .

Aquí la historia y la naturaleza van de la mano y la tradición oral es fundamental para consultar posibles soluciones a las averías o problemas que van surgiendo. Por ejemplo, hay cuatro pozos en todo el terreno pero se desconoce con detalle por dónde pasan muchas de las tuberías enterradas, sí dónde abastecen. En aquél entonces no se hacían planos detallados o no los tienen a disposición y son los propios trabajadores, algunos jubilados incluso, quienes se tienen que aviar como puedan para solventar esos infortunios. Suerte que entre todos forman un gran equipo. Saben que son unos privilegiados  por trabajar en este entorno.

Son cómplices y guardianes de los secretos que albergan los Jardines del Real Alcázar como los ruidos nocturnos que más de un susto han dado a los vigilantes o las historias para no dormir que circulan entre el personal y que escucharemos En Primera Persona.

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