Esta noche nos unimos a un grupo de empleadas del hogar que han formado una asociación para reclamar con más fuerza sus derechos. Es y ha sido históricamente un colectivo muy invisible, con miedo al despido porque muchas mujeres tenían una situación administrativa irregular. Son situaciones que se siguen dando pero, poco a poco, y gracias al apoyo de la Oficina de Derechos Humanos de Sevilla han roto con el silencio.
Muchas de las mujeres son internas, otras trabajan por horas pero todas coinciden en que no se les paga lo pactado, se les paga tarde o fraccionado, se les obliga a hacer más horas o tareas que teóricamente no tienen por qué hacer. Les cuesta denunciar y reclamar pero con el asesoramiento jurídico y el apoyo de profesionales sensibles a estas realidades, se sienten más fuertes.
En la asociación comparten sus problemas laborales pero también hacen piña, se crean complicidades y amistades porque la mayoría viven una situación personal similar. Están solas, sus familias están en sus países de origen y no tienen un entorno social en el que apoyarse.
