En primera persona   El arte de dorar lo lleva Emilio en la sangre desde pequeño 12/04/2018 24:33

El arte de dorar lo lleva Emilio en la sangre desde pequeño

Esta semana entramos en el taller de un dorador en Sevilla, una ciudad que albergó en su día al mejor batihoja del mundo. Hacía las hojas de oro ínfimas, casi transparentes y era el mejor oro que se podía encontrar para un dorador hasta que se quedó sin sucesor. "Una lástima", cuenta Emilio, el dorador de una corrala de artesanos que le conoció y que lleva este oficio en la sangre porque de pequeño jugaba a dorar con su tío en casa. Aprendió a dorar y muchos reclaman su destreza estos días. La Semana Santa ha terminado y el trabajo de los doradores como Emilio se ha podido ver y lucir por las calles de su ciudad pero ahora empieza de nuevo su temporada. "Para mí es como si fuera enero porque empieza mi año laboral hasta la siguiente Semana Santa", relata este artesano que ha enseñado a muchos aprendices este oficio porque su hija "no quiere saber nada de dorar" y alguien tendrá que continuar con este trabajo que tiene mucha demanda en ciudades como Sevilla con un mundo cofrade muy arraigado y muchas hermandades que sacan pasos cada año.

 

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