El séptimo vicio   De 'Libre te quiero' al Pastor 14/07/2017 59:04

Hay ciudades en este país de naciones llamado España que en su código genético tienen la educación y la cultura desde siempre. Santiago, Salamanca, Las Palmas, Córdoba, Bilbao, Girona, Lanzarote.... En Salamanca si echáramos un vistazo al calendario nos saltarían decenas de nombres y de citas que, despacito y casi clandestinamente, han ido aportando su granito de arena a la cultura colectiva del país: la primera cátedra de Euskera con Koldo Mitxelena, las conversaciones cinematográficas de 1955 con la crema cinéfila nacional, una Facultad de Derecho que aportó inteligencia a instituciones internacionales, estatales y municipales y en la música, sobre todo, bandas y tendencias que se concretaban en las mil salas de conciertos en directos. Sin embargo, la ciudad siempre se cruzó con el espíritu comercial, religioso y militar también que funcionó como una traba, como un tapón que no permitía los vuelos de la cultura. Así y todo, la creatividad logró que al compás del paso del tiempo se fuera fraguando interesantes aportaciones como Núñez Larraz, Basilio Martín Patino, Carmen Martín Gaite, Gonzalo Torrente Ballester y Antonio Colina, por citar también a quienes encontraron en la ciudad un espacio para desarrollar su obra. Un 14 de julio de 2017, supimos de las nuevas savias en la música y en el cine y Jonathan Cenzual ha dirigido una película, El Pastor, clavada en el carácter arrmuñés y charro, visión crítica de un carácter ético y épico que podría recordar a los grandes temas que trató el cine de western o a las intenciones subrayadas en películas como "Querídisimos verdugos" (Basilio Martín Patino) o al cine más reciente de Gabriel Velázquez y Chema de la Peña. "¡Ay, Salamanca, dijo un personaje de Octavia, ha de quemarse dos veces su Plaza Mayor y no pasar nada". (14/07/2017).

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