Encuentro con Robert Guédiguian y Ariane Ascaride

La Ville, última obra del realizador francés de origen armenio, Robert Guédiguian no gustó en Venecia, para qué nos vamos a engañar. ¿Por qué?. Unos la acusaron de excesivamente teatral y otros de languidez. La ville que en España se titulará "La casa junto al mar" no gusta porque Guédiguian se vuelve o se transforma en Haneke y, para mí, el título que le hubiera ido es "El suicidio de la clase obrera". Es un viejo tema en el cine de Guédiguian pero de esto va su última película. Es genial cuando compara las épocas anteriores de la sociedad europea, una Europa en blanco y negro que se apoya en la cultura popular, en verbenas, en los fines de semana y en la denuncia de la desigualdad. Hoy el sistema ha podido con todo, con la disidencia, con la resistencia y ahora, hasta no tiene pudor el poder de -simbólicamente- identificarse con las reivindicaciones callejeras, para luego, desactivar y congelar las reivindicaciones. Podrá ser teatral, lánguido y melancólico pero el autor de "Marius et Jeanette" regresa a Marsella para darnos fe de la derrota.