Una conversación con F.J Ossang

Ossang es un director atípico. En 32 años de carrera, este poeta, escritor y ocasional actor, apenas ha hecho cinco largos y cinco cortos. Con el último, '9 dedos', ganó el año pasado el Premio al Mejor Director en el Festival de Locarno y con el premio, ganó la posibilidad de traspasar las fronteras, no solo las geográficas de su Francia natal, sino las más difíciles aun de los gustos cinematográficos convencionales. Lo mejor que se puede decir de este film noir es que está lleno de ecos. Digo ecos y no homenajes, ni copias, ni remakes. Ecos de cine mudo expresionista ('Nosferatu' flota en ese barco fantasma), del cine de Melville (Magloire, el protagonista, es un samurái silencioso) de Bela Tarr (el puerto, el tren, el robo, recuerdan mucho a 'El hombre de Londres'), Guy Maddin ('Arcángel' se siente en algunos momentos). La gracia o el interés de Ossang es que con todas estas referencias y algunas más, construye un barco de imágenes que navega en un rumbo muy personal. La historia de este hombre que se ve envuelto en una trama de espionaje y destrucción, es la de un no héroe interpretado por Paul Hami, un actor al que le gustan los retos. La excelente y casi abstracta fotografía en blanco y negro de Simon Roca contribuye a hacer aun más misteriosa la atmósfera de este inclasificable film noir.