Bienvenido@ a un bosque habitado por un hombre que vive en las montañas de Asturias, en Picos de Europa, en una aldea de pastores que llaman San Esteban de Cuñaba. Un "encargau del común, como dice Jaime Izquierdo, un hombre que, como dicen sus vecin@s, ha activado desde siempre la vida comunitaria. Manolo Corces ha recuperado y, contribuye a ella, la memoria colectiva. Entre sus muchos trabajos para el bien común, que ha creado vecindad y diferentes puntos de encuentro y desarrollo rural. Pero también ha defendido con creces al Tejo de San Esteban de Cuñaba, para que se pudiera volver a plantar. Manolo Corces es una especie de druida asturiano cuya energía y voluntad se ha transformado siempre en mejora, bienestar y buen nombre para el pueblo.
Sus paisan@s han hecho un homenaje al homenajeado, como escribe Izquierdo, porque Manolo es San Esteban y San Esteban es Manolo. Te invitamos a conocerle o reconocerle en un filandón, es decir, una tertulia que suele tener lugar al atardecer, y donde antes se hilaba, se contaba, se cantaba, e incluso se cortejaba… Cuando las noches eran más largas y las historias más atractivas.
Sí, está en nuestra voluntad recuperar los filandones. Y te invitamos a este momento tan especial, con chimenea o sin chimenea, con un delicioso café de puchero o un vasito de vino, entre trajines de cacharros, ladridos de perros, que si el portón se abre y se cierra y el fuego de una noche de verano fresquita, muy fresquita. Todo ello en medio de castaños utópicos que reclaman la verdad de nuestros días. Castaños testigos de la historia de la humanidad y de todas y todos nuestros bisabuelos, envueltos por la música de Tom's Cabin y los textos de Ignacio Abella, Jaime Izquierdo y Fernando Fueyo, trasladados al espacio sonoro gracias a las voces del Club de la Hojarasca: José Manuel Sebastián, Marta Iraeta, Isabel Ruiz y la Voz del Bosque, Juan Carlos Ruíz.
Además, ten en cuenta que San Esteban de Cuñaba empieza a ser famosa por sus árboles. El Castañón de la Riega de la Cojita que ha revolucionado la vida tradicional de este último rincón del oriente astur y cuya muerte, paradójicamente ha dado nueva vida al pueblo.
Así que busca la silla más baja de la cocina, abre las orejas para oír historias del pasado que se convertirán en combustible para el futuro y déjate seducir por nuestro homenajeado de hoy. En San Esteban de Cuñaba, sin duda, territorio, sobre todo, conmovido… ¡Arriba las ramas!
