Manuel Vicent, "La regata"

(Entrevista de Manuel Sollo). "En todas las partidas siempre hay un tonto que pierde. Si a la media hora de juego no sabes quién de todos es el tonto, es que el tonto eres tú". De la degradación del litoral a la corrupción de políticos y acaudalados, del mar como espejo cóncavo que refleja el esperpento social al Mediterráneo mitológico como paraíso perdido. Manuel Vicent regresa a su territorio natural en "La regata" (Alfaguara), una novela coral y moral en la que retrata la fiesta de la codicia: tiburones empresariales sin escrúpulos, mafiosos estrafalarios y discretos ricos de cuna a bordo de lujosos yates. Son metáforas sombrías que podrían tener nombres concretos habituales de periódicos y revistas del corazón, y que tras la crisis de 2008 emergen de nuevo. El contrapunto lo representa un joven escritor, testigo que realiza la crónica de la travesía y cuyo abuelo mantiene viva la memoria de un mar milenario, ajeno a los hombres, que cobija esplendor, recuerdos y felicidad, pateras, naufragios y guerras. Tras cerrar su trilogía de la Transición en 2015, Vicent vuelve a la ciudad de Circea, que inmortalizó en "Son de Mar", obra con la que obtuvo el Premio Alfaguara de 1998. Aquí nos cuenta ese viaje.