Luis López Álvarez nació en 1930 en el pueblo de Carucedo, León, pero residió entre los 2 años y los 20 en Valladolid. Siguiendo a su enamorada, francesa, se instaló en París donde estudió Periodismo y Ciencias Políticas. Su encuentro con el diplomático, profesor y escritor Salvador de Madariaga le abrirá las puertas del exilio liberal y socialista español y de sus organizaciones. López Álvarez será desde 1953 dirigente de la sección juvenil del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo que presidía Madariaga, que lo propondría además, sin éxito, como secretario de redacción de la famosa y controvertida revistaCuadernos, financiada por el Congreso por la Libertad de la Cultura, que dirigió durante años el exdirigente del POUM, Julián Gorkín.
Trabajando como redactor de Radio Francia Internacional, en 1957, y teniendo sólo 27 años, López Álvarez llega al centro emisor de la capital del antiguo Congo francés, Brazzaville, a la que tan solo separa el río Congo de Kinsasa, ayer Leopoldville, la capital del antiguo Congo belga. Creará más adelante un Instituto de Estudios Congoleños al que acuden alumnos de ambas capitales y López Álvarez conocerá a Patrice Lumumba, dirigente y primer ministro de la independencia del Congo en 1960. Lumumba fue derribado y asesinado meses después, según todos los analistas, por fuerzas de la antigua metrópoli apoyadas por EE UU y Gran Bretaña, con la colaboración de unidades militares de Naciones Unidas, países que desde el primer momento apoyaron la secesión de la provincia de Katanga la más rica en minerales estratégicos. Lumumba es, sin duda, un símbolo mucho más fuerte y universal que el de Mandela de la lucha de los países del África negra por sus independencias, y de los límites que encuentran esas independencias, pero su asesinato, concertado por fuerzas occidentales, no permite relatos edulcorados, ni fotos promocionales en los lugares en que estuvo preso: lo dirá en 1964 ante la Asamblea de Naciones Unidas Ernesto Che Guevara.
Alto funcionario de la UNESCO desde 1968, López Álvarez será durante las últimas décadas profesor universitario en Venezuela y Puerto Rico. Autor de varios libros de poemas, uno, publicado en 1972, eclipsará toda su producción: Los comuneros. Musicado por el Nuevo Mester de Juglaría en 1977, por prestigio y popularidad, se convertirá en el himno no oficial de Castilla.
