El antifascista histórico, miembro del PSUC, Sebastiá Piera, fallecía el pasado ocho de marzo a los 97 años en Ajaccio, Córcega.
En noviembre de 1936 Piera estaba en las trinchera de la Ciudad Universitaria defendiendo Madrid, la capital de la República, de la entrada inminente de las tropas de Franco. Entre octubre y noviembre de 1941 Piera hacía guardia ante las puertas del Kremlim con otros españoles, formando parte de un amplio contingente de tropas soviéticas, para defenderlo ante lo que parecía la entrada inminente de las tropas hitlerianas en Moscú. Piera formará parte de la nutrida constelación de guerrilleros lanzados en paracaídas tras las líneas alemanas, en una actividad que para algunos historiadores fue crucial para la derrota alemana en el frente del Este, el que sobredeterminó la derrota general alemana.
Tras entrar clandestino en España en 1947 para reorganizar su partido, Piera cayó y fue torturado a fondo durante 30 días en la comisaría de la Vía Layetana en la que imponía su ley el comisario Antonio Creix, como relatará al final de la conversación, llevando en su rostro las huellas de la tortura de por vida. Expulsado de Francia al quedar ilegalizados los comunistas, desde 1951 vivía en Ajaccio, Córcega.
Cuando en 2010 se cumplían los 65 años del fin de la 2ª Guerra Mundial, lo entrevistábamos. Reemitimos ahora aquella conversación de casi dos horas con motivo de su fallecimiento.
