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SAREB

El "Banco malo" cumple 10 años habiendo recuperado un tercio de lo invertido

El "banco malo" ha recuperado 18.000 millones de los 50.000 que el estado aportó para salvar a la banca de la crisis del ladrillo

  • Colectivos civiles y partidos políticos reclaman que la Sareb se convierta en un parque de vivienda público y social
  • El domingo, a las 22.30, en el Canal 24 horas y en RTVE Play

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Denuncia de vecinos contra Sareb
Denuncia de vecinos contra Sareb

"Yo no sabía ni lo que era la Sareb. Me enteré cuando llegó la carta del juzgado anunciando el desahucio". Son palabras de Soraya, una de las 15 vecinas de un edificio situado en Mataró (Barcelona), que están pendientes de un lanzamiento solicitado por el banco malo. "Nosotros teníamos un contrato de alquiler con el constructor, pero se murió y nadie nos quiso seguir cobrando el recibo… Y ahora, cinco años después, nos avisan del desahucio", remacha.

Reunión de vecinos ante el desahucio de Sareb

Reunión de vecinos ante el desahucio de Sareb RTVE

Afortunadamente, la Sareb lo ha paralizado, pero este caso es muy habitual en los edificios del conocido como "banco malo".

Corría el año 2012 cuando el Gobierno anunciaba la creación de la Sociedad de Activos para el Rescate Bancario, es decir, la Sareb, con el objetivo de agrupar allí todos los activos tóxicos inmobiliarios de la banca que estaban poniendo en peligro el sistema financiero español.

El estado inyectó 50.000 millones de euros para sanear las cuentas de las entidades, y este dinero se iría recuperando poco a poco a medida que se fueran vendiendo los citados activos (suelos, edificios a medio construir, hoteles… Y sobre todo préstamos a promotores que se habían enganchado los dedos en pleno estallido de la burbuja).

En palabras del entonces ministro de economía y actual vicepresidente del banco central de europeo, Luis de Guindos, se trataba de “una operación diseñada para rescatar a la banca y que no iba a costar un duro a los españoles”.

De los 50.000 millones inyectados se han recuperado 18.000 (más o menos un 30%)

"La Sareb tiene por objetivo venderlo y recuperar todo lo invertido, para eso se creó". Son palabras de Pau Pérez de Acha, Director de Vivienda Social y de Relaciones Institucionales de Sareb, quien ha querido explicarse ante RTVE.

Sin embargo, desde abril de 2022 el Estado se ha hecho con la mayoría accionarial de la Sareb, y ahora se hace difícil anteponer la venta de activos al interés social, por lo que se han paralizado desahucios y se ha puesto en marcha una política de alquileres sociales que pretende amparar a las familias vulnerables que residen en pisos de la Sareb.

Y es que se hace difícil practicar un desahucio cuando quien lo hace es el Estado

El caso es que, a pesar de ser conocido como banco malo, la Sareb no tiene la culpa de todo, aunque a algunos se lo parezca. Y es que buena parte de lo heredado por esta entidad fueron préstamos de difícil cobro solicitados por promotores para edificar, una deuda que se ha convertido en una pesadilla: "En muchísimas ocasiones no heredamos pisos, sino un préstamo, y cuando no se ha pagado hemos solicitado quedarnos con las viviendas, pero claro, este proceso tarda de 6 a 7 años en los juzgados y muchas veces los pisos ya estaban ocupados por inquilinos que estaban pagando un alquiler al promotor", nos detalla el señor Pérez de Acha.

Como resultado, un goteo incesante de casos repartidos por toda la península de edificios cuyos inquilinos han sido estafados porque estaban pagando alquileres a quienes ya no eran sus legítimos propietarios, y ahora es la Sareb la que debe gestionar la situación.

"Si son familias vulnerables, les ofrecemos un alquiler social, si no, lamentablemente, tenemos que expulsarlos para vender las viviendas", confirma Pérez de Acha.

Plataforma antidesahucios de Vallecas

Plataforma antidesahucios de Vallecas RTVE

"No tiene ningún sentido que se desahucie a personas con dificultades cuando esas viviendas las ha pagado el estado. Ya está bien de convertir la vivienda en una mercancía y no en un bien para garantizar la vida digna de las personas", reclama José Luís González, de la plataforma de afectados por la hipoteca de Valencia.

González, en un edificio en el vecino pueblo de Puçol, presenta a este equipo de Repor a Ana: “A mí no me consideran vulnerable. Soy familia monoparental con una hija de 6 años y porque cobro 1.100 euros, ya no me dan alquiler social. ¿Cómo voy a ir yo a pagar un alquiler de 700 euros al mercado libre? ¿De qué comemos?”, nos relata mientras en las manos sujeta innumerables cartas enviadas a Sareb solicitando una reunión que nunca llega.

El drama actual es que hoy día hay multitud de personas que trabajan y cobran 1.000 euros y no pueden vivir. Hay que crear un parque público de vivienda ya

Lo cierto es que son muchas las administraciones que reconocen que hay un problema de falta de vivienda pública y social que sirva para atender las emergencias habitacionales que se producen a diario en nuestro país, y que cuando hay un desahucio de una familia se hace difícil alojarlos porque no hay una bolsa de pisos.

De ahí que son varios los colectivos civiles y políticos que reclaman que lo que deje en herencia la Sareb se convierta en un parque de vivienda público y social, porque si en Europa hay un 12 % de pisos dedicados a este menester, en España apenas se llega al 5 %, y así es muy difícil resolver la problemática.

De momento esta iniciativa no ha prosperado a nivel parlamentario, pero las voces que reclaman abrir un debate sobre el futuro de la Sareb van in crescendo y quién sabe qué futuro le espera a lo que deje en herencia la Sareb.

Personas sin hogar ocupan pisos vacíos de Sareb

Personas sin hogar ocupan pisos vacíos de Sareb RTVE

"Mientras lo deciden, yo he ocupado este piso. ¿Me voy a quedar en la calle? No puede ser… El ayuntamiento me ha concedido el derecho a una vivienda social, pero como no tienen… pues no me la dan… ¿Qué vamos a hacer? ¿Morir? No puede ser…", son las amargas palabras de Haiza, una vecina de Vilafranca del Penedés (Barcelona), que junto a otras siete familias han ocupado un edificio que Sareb tenía cerrado a cal y canto desde 2017.

Allí resisten sin luz ni agua, pero con un techo bajo el que cobijarse, ajenos todos a un debate de resolución incierta.