Los conejitos están haciendo unos dibujos para decorar las vallas del parque, hasta que aparece una brigada de limpieza que quiere borrarlos.

Los Sunny Bunnies tienen una máquina para fabricar conejitos de chocolate. De pronto, de la máquina sale uno gigantesco.

Hoy es el Día de Los Conejos Inocentes y los Sunny Bunnies lo celebran haciéndose bromas. Hoy Hopper es el que mejor se lo pasa.

Hopper está esperando a sus amigos para tomar los cereales, pero una nube está tapando el sol y hasta que la nube no se vaya, sus amigos no podrán aparecer.

Los conejitos piden un zumo del mismo color que ellos en la cafetería. Todos son dulces y ricos, menos el de Hopper, que es de verduras.

El cuaderno de dibujos de Sunny Bunnies es especial; cuando los conejitos dan color a los dibujos, estos cobran vida.

Los conejitos visitan el museo y allí ven animales que nunca antes habían visto; entre ellos un gigantesco dinosaurio verde con el que no pueden evitar jugar.

Hoy no pueden hacer palomitas porque solo queda un grano de maíz. Los conejitos lo plantan y al poco aparece una mazorca gigante. Con un solo grano tienen suficiente para todos.

Hopper es un poco pesado cuando insiste para que todos vean cómo maneja el frisbee. Pero cuando el frisbee desaparece volando y Hopper se pone triste, sus amigos le animan usando sus sombreros como frisbees.

Es Halloween y los Sunny Bunnies se han disfrazado para salir a hacer el Truco o Trato por las terroríficas casas del barrio.

Turbo quiere disfrutar de un rato de paz y tranquilidad, pero sus amigos hacen demasiado ruido con sus juegos. Turbo encuentra una varita con la que puede paralizarlos a todos y encontrar así la paz que busca.

Los conejitos preparan con todo detalle el cumpleaños de Turbo, que seguro se llevará una gran sorpresa.

En un bosque, los conejitos se encuentran con una cueva de dragón de la que sale un ruido terrorífico.

El robot de la brigada de limpieza es un experto en ordenar, pero los conejitos no quieren perder el tiempo ordenando el sitio de juegos, lo que quieren es jugar. Pero se puede ordenar y luego jugar porque todo puede ser divertido.

Hay una preciosa casita en un árbol, que parece hecha a medida de los conejitos. Llegar hasta ella será toda una aventura.

En la biblioteca, Turbo encuentra un libro tan especial que sus amigos también lo quieren. No se ponen de acuerdo y entre todos rompen el libro y también entre todos, lo arreglan y lo dejan en su sitio.

La piscina es un sitio estupendo para descansar y relajarse; y eso es lo que han planeado hacer hoy los conejitos.

Iris y Shiny están concentradísimas en sus selfies, hasta que se ven en un apuro del que solo pueden salir juntas. Definitivamente, las fotos de las dos amigas juntas son mucho más divertidas que las de una sola.

Hopper quiere jugar, mientras que Iris quiere estudiar. No se ponen de acuerdo y vuelven locos a los conejitos, que cambian sin parar de actividad.

Iris y Shiny aparecen en una peluquería y allí encuentran dos varitas mágicas con las que pueden cambiar el pelo de sus amigos al instante y todas las veces que quieran.

Los Sunny Bunies se enfrentan a un concurso en la cocina; un juego en el que ganará quien consiga superar las pruebas hasta terminar un pastel.

Los conejitos van a tocar instrumentos. Hay un instrumento para cada uno, pero Hopper quiere tocarlos todos y no deja ninguno para sus amigos.

Viajando por el desierto en su caravana de circo ambulante, nada evitará que los conejitos lleguen hasta el Gran Circo para su actuación.

Llega el invierno y los Sunny Bunies pueden seguir jugando y divertirse en la nieve porque van bien abrigados.