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La ilustradora argentina Michele Siquot suelta un oso y un pollo en París

  • 'Diario de un oso en París' está basado en un diario de viajes de su madre
  • Lo escribió cuando tenía 14 años, durante un viaje a París
  • Un juego visual en el que un oso y un pollo se pasean por antiguas postales

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Tráiler de 'Diario de un oso en París', de Michele Siquot

Un día la ilustradora argentina Michele Siquot (Rosario, 1964) descubrió un simpático diario de un viaje a París que su madre (Marta Bertotto) había hecho cuando tenía 14 años. Y combinando partes del texto con postales antiguas de la ciudad y sus propios dibujos, ha logrado un divertido y original libro lleno de detalles y sorpresas: Diario de un oso en parís (Borobiltxo Libros).

"Es un libro de aventuras, es un diario de viajes y es un juego visual -nos cuenta Michele-. Diario de un oso en Paris es un libro para todas las edades con una sola advertencia: contiene lenguaje de oso".

"Esta es la historia del comienzo de la aventura del Oso en París. Me acuerdo un día que mi amigo/enemigo Cristián López, irrumpió en el desayuno familiar con un gatito abandonado al que adoptamos (obligadamente) y que luego bautizamos López. Otro día, este mismo Sr. apareció con un álbum de postales de Paris de los años 20 que también encontró en la calle y que me entregó desafiante diciendo: ¡A ver que se te ocurre hacer con esto!".

"De formato apaisado -continúa Michelle-, en las imágenes de Paris la gente aparecía imperceptible como hormigas, y sólo eran protagonistas las estatuas y los decorados. Parecían escenografías vacías de un escenario que esperaba sus actores. Lo primero que se me ocurrió fue intervenir con retoques que resaltaban algunos detalles y que me sirvió para ir recorriendo y entrar en los paisajes de las postales".

Soltar un pollo y un oso en Versalles

Michel, autora también del libro Observación de la naturaleza humana (Borobiltxo) asegura que: "Me sedujo la idea de soltar en el Palacio de Versalles un oso y un pollo, personajes difíciles de controlar, torpes entre tantos elementos frágiles e imposibles de predecir en ese espacio de orden preciosista. (¿manierista?)"

"El oso, como inocente y agudo observador de los lujos y contrastes de París. El pollo frágil y pequeño, acompañante inseparable pero vulnerable a los encantos de la noche Parisina, viaja con el oso como un satélite, y muestra una sub-historia en esta historia llena de historias".

"La aventura de estos dos personajes fue muda -comenta Michele- hasta que explorando los placares de la casa de mi mamá (me sumerjo con frecuencia en esos espacios de joyas familiares) encontré una libreta roja con espiral que contenía anotaciones en lápiz, borrosas y fechadas que resultaron ser un diario de viaje. Enseguida me atrajo la manera de escribir y sus frases curiosas".

"Descubro una parte del diario que se desarrolla en París, en Versalles -nos cuenta Michele-. Sí, mi madre había visitado lugares que coincidían con las postales. Busqué la manera de combinar este nuevo texto con los personajes que ya estaban en escena. No resultó difícil, el oso y el pollo perfectamente podían ser los turistas sorprendidos en París, mi mamá podría ser un oso. Les cabía el lenguaje con localismos y el tipo de apreciaciones porque nadie discutiría las observaciones que pueda hacer un oso sobre París y menos las de su silencioso compañero de viaje: el pollo".

Un libro que creció solo

"El libro no había sido pensado como tal desde un principio -confiesa Michele-. Hacía falta un editor sensible que pudiese ver la idea; y paciente para ver el resultado por sobre las complicaciones de edición que significaba haber dibujado directamente sobre las fotografías. Me llevó varios intentos malogrados con otras editoriales, hasta que comenté la idea a Jordi y los originales aterrizaron en sus delicadas manos, así la edición pasó a ser un desafío de Editorial Borobiltxo".

"Así terminó la historia del Diario de un oso en París. Un libro de generación espontánea, que fue creciendo y madurando solo y vio su fin en las manos de Jordi Llobet. Hace unos días, el Sr. López, me encontró por la calle y me comentó que tenía otro soporte con fotos y me aclaró “por si quería hacer la segunda parte del diario de un oso.”

"Mi mamá escribió su diario durante un viaje que duró seis meses, en el año 1948-1949, junto a sus padres Berta y Evasio y a su hermana Titina. Recorrieron España, Italia, Francia y Suiza. Estoy trabajando en la transcripción completa del diario, mas seis cartas que envió a mi papá durante el viaje (una por mes) también del registro que dejó mi abuelo de movimientos, gastos, compras, propinas, regalos, y encargos. Estoy armando algo con toda esta información pero aún no he terminado de darles una forma final".

Arte reciclado

"En cuanto a trabajar sobre fotos y postales antiguas -nos relata Michele-, es algo que vengo realizando de diferentes maneras. Recortando, encastrando y construyendo escenas escultóricas. Interviniendo con pequeños personajes de papel de color que se incorporan a las escenas en forma de acento irreverente y divertido".

"Reconstruyendo con nuevas imágenes álbumes antiguos descartados por parientes desaprensivos. Imprimiendo fotos familiares sobre telas ya dibujadas que le hacen de paisaje. Todo esto es un trabajo silencioso, un deambular por la intimidad de la historia de familias que quedaron registradas en instantes fotografiados".

Sin duda Diario de un oso en París, es uno de los libros más originales de los últimos años.