Tras haber perdido Burgos ante el ejército de Carlos, María Pacheco y Juan de Padilla se tienen que despedir para poder continuar con su lucha comunera; ella en Toledo y él en Torrelobatón. Lo que no saben es que ésta será la última vez que se vean.
Al no haber recibido noticias de Lutero sobre su retractación, Carlos V decide darle una última oportunidad y le convoca a la Asamblea del Imperio para que muestre su arrepentimiento ante los príncipes europeos y ante Roma.
Fernando de Austria disiente de los consejos que Chièvres da al Emperador sobre la estrategia a seguir con Lutero. El consejero de Carlos aboga por actuar y condenarlo a la muerte, mientras que Fernando le aconseja esperar a los acontecimientos.