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El estadounidense Robert. B. Waterhouse ha sido ejecutado este miércoles en una prisión estatal de Florida (madrugada del jueves en España) por la violación y muerte de una mujer en 1980.

Durante este miércoles, tanto del Tribunal Supremo de Estados Unidos, en Washington, como el Tribunal de Apelaciones de Atlanta (Georgia), anunciaron el rechazo de varios recursos y peticiones de cancelación.

Sin embargo, la defensa del preso interpuso un último recurso que solo ha logrado retrasar su ejecución, prevista en principio para las 19.00 hora local (01.00 hora peninsular española) y que finalmente se ha llevado a cabo a las 20.22 hora local (02.22 hora peninsular española).

Antes de que se la aplicara la inyección letal, el preso hizo uso del derecho a elegir su última cena y pidió chuletas de cordero, dos huevos fritos, dos tostadas, un trozo de tarta de cereza, helado de nuez, un zumo de naranja y leche. Previamente tuvo oportunidad de pasar tres horas con su esposa.

La justicia estadounidense ha decidido rechazar la repetición del juicio contra el español Pablo Ibar, condenado a muerte en 1994 por asesinato, al considerar buenas las pruebas incriminatorias. El abogado de Pablo Ibar, Benjamin Waxman, ha anunciado que se recurrirá la decisión ante el Tribunal Supremo de Florida. Hablamos del asunto con el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, Andrés Krakenberger (14/02/11).

Estados Unidos defiende la inocencia de Mirzai y ha pedido su liberación. Amir Mirzai, de origen iraní, fue arrestado en diciembre cuando entró en el país. Los servicios secretos iraníes aseguran que lo detectaron en un base americana en Afganistán donde recibió entrenamiento militar. Aunque la sentencia puede ser recurrida, es un nuevo paso en la creciente tensión que mantienen Irán y Estados Unidos.

En los últimos años, 31 países han eliminado la pena de muerte como castigo penal.

Sin embargo, unas dieciocho mil personas esperan su turno en diferentes corredores de la muerte.

Repasamos en qué países se aplica y qué se está haciendo para conseguir su abolición definitiva.

Coloquio entre Alfonso López, Presidente de Amnistía Internacional España; Mirentxu Corcoy, Catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona; y Javier Luariz, de la Asociación Contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, el único español que se encuentra en un corredor de la muerte, en Florida (EEUU).

 Entrevista a Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz y de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte. 12 años al frente de la UNESCO, impulsando misiones relacionadas con los derechos humanos y la prevención de conflictos avalan su trayectoria.                               

Un cubano nieto de españoles que esta madrugada ha muerto en Florida. Por primera vez en este Estado, se le ha administrado pento-barbital, una inyección letal que podría causar dolor al reo.

Las autoridades penitenciarias de Florida (EEUU) ha ejecutado en la noche del miércoles (madrugada del jueves en España) al reo de origen cubano Manuel Valle, de 61 años, quien ha pasado más de tres décadas en el corredor de la muerte por el asesinato de un policía en 1978.

"Manuel Valle fue ejecutado esta noche. La hora de la muerte fue 7:14 pm", ha informado Jo Ellyn Rackleff, una portavoz del Departamento de Prisiones. Valle, de 61 años, fue ejecutado mediante una inyección letal en la Prisión Estatal de Florida, en Starke, en el norte del estado, después de que el Tribunal Supremo de EEUU rechazara atender los recursos presentados.

La ejecución se ha llevado a cabo más de tres horas después de lo previsto porque las autoridades penitenciarias decidieron detenerla hasta que el Supremo se pronunciara sobre varias apelaciones presentadas en último momento.

España y la UE han intercedido para intentar que se anulara la ejecución de Valle, quien alegaba que sus abuelos eran españoles, según Reprieve, una organización con sede en Londres y que asiste a los condenados a muerte. La cónsul general de España en Miami, Cristina Barrios, ha confirmado a Efe que España solicitó la suspensión como miembro de la Unión Europea al gobernador de Florida, Rick Scott.

En Estados Unidos, un hombre ha sido ejecutado por cometer un asesinato hace 17 años. Es el tercero en esta semana, el número 36 en lo que va de año. Y aunque la mayoría de los norteamericanos apoyan la pena la muerte, el número de ejecuciones desciende, lentamente, en todo el mundo.

El último intento de los abogados de Troy Davis para suspender su ejecución solo ha servido para retrasarla unas horas. Finalmente, el reo ha sido ejecutado por inyección letal en la cárcel de Jackson, en Georgia, pese a las dudas que han rodeado el caso después de que los testigos que declararon en su contra se retractaran.

Su ejecución se producía este miércoles por la noche (madrugada del jueves en España) después de que la Corte Suprema de Estados Unidos rechazara minutos antes una última petición de la defensa de Davis para evitar la pena de muerte.

Tras unas cuatro horas de deliberación, el alto tribunal rechazaba suspender la ejecución de Davis, sin emitir comentarios sobre su decisión, por lo que se retomaron los preparativos para llevarla a cabo.

"No fue mi culpa. No tenía una pistola. Soy inocente". Esas han sido las últimas palabras de Davis antes de recibir la inyección, según han comentado varios testigos de la ejecución.

A las afueras de esa cárcel se hizo el silencio entre los cientos de manifestantes que se habían congregado para pedir clemencia para Davis ante las dudas sobre su culpabilidad, informa Efe.

Davis, de 42 años, había evitado la ejecución en tres ocasiones desde 2007 y buscaba lograrlo de nuevo. En 1991 fue condenado a muerte por el asesinato en 1989 de Mark MacPhail, agente de policía de la localidad de Savannah.

Siete de los nueve testigos que declararon en su contra en el juicio posteriormente se retractaron, según su defensa.

Troy Davis, condenado hace 20 años a morir por la inyección de una dosis letal de pentobarbital. Un jurado lo halló culpable de matar de un balazo al agente Mark MacPhail en una pelea de bar. Dos décadas después de aquel juicio, siguen sin haberse encontrado las pruebas materiales del homicidio. Y siete de los nueve testigos no policiales se han retractado de su declaración alegando coerción e intimidación policial en la obtención de sus testimonios.