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Grande Arrabal

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Fernando Arrabal enfrenta a Dalí y a Picasso

He tenido el privilegio de entrevistar a Fernando Arrabal en varias ocasiones, y en todas me quedé con la sensación de que se me "había ido vivo", que no logré que se despojara por un instante de su personaje, construido con denodado esfuerzo desde hace muchos años.

Es más, cuando se veía acorralado por las preguntas, (muchas, he de confesarlo, había que aprovechar esos ricos encuentros), se removía nervioso en la silla de turno con la intención de salir huyendo en cuanto pudiera.

Eso sí, me dio unas entrevistas inenarrables envueltas por su inconfundible estilo "arrabalesco", plagadas de anécdotas y televisivamente impagables. Momentos que atesoro en mi memoria y en los archivos de Televisión Española, entre los que se encuentran una llamada de dios, la amenaza de "morderme las nalgas" por determinadas preguntas, y el interés por si "estaba mi novio cerca para que me diera una azotaina por mala".

Por eso, cuando llegaron a mi poder las imágenes de un emocionadísimo ser humano roto por el llanto tras asistir al ensayo general de su última obra en España, Dalí versus Picasso, que se representa en las Naves del Matadero de Madrid, supe que era necesario acordarnos de uno de los más interesantes e internacionales de nuestros dramaturgos vivos. Y que, como dijo Goytisolo, si no existiera Fernando Arrabal habría que inventarlo.

Como ha ocurrido tantas veces con otros genios, nos lamentaremos de no haberlo valorado suficientemente en vida. Lo hacemos a menudo en este país con los grandes. Porque en este caso también se añade que el mismo dramaturgo ha contribuido en ocasiones a que no se tome en serio su universo único, que como el director Juan Carlos de la Fuente afirma, se puede resumir en un teatro de humor, amor y muerte que derivaría en locura y alucinación.

El milenarismo no le hizo ningún bien. No debemos olvidar su interesantísimo cine ritual y brutal, que recomiendo encarecidamente a todo aquel o aquella que lo desconozca. Y qué decir de sus amigos, de los que habla con una naturalidad pasmosa que me fascina... André Bretón, Warhol, Ionesco, Duchamp, Dalí... O de su devoción por la ciencia, el ajedrez, la pintura, el grupo Pánico, la Patafísica, su estancia en la cárcel, su padre delatado por su madre por republicano y condenado a muerte, sus cientos de libros de poesía, sus novelas, y ensayos. Grande, muy grande Fernando Arrabal.