Enlaces accesibilidad
Dirigir Informe Semanal

Informe Semanal, historia de un paraguas

  • Texto escrito con motivo del 30 aniversario del programa

Por
Jorge M. Reverte. Director del programa de 1987 a 1988
Jorge M. Reverte. Director del programa de 1987 a 1988

Yo tengo la suerte de que uno de los mejores periodistas que he conocido, Julio de Benito, tuviera la idea de contratarme para dirigir los informativos no diarios de TVE en 1989. Para mí no había un puesto profesional más apetecible en el panorama periodístico del momento. De la responsabilidad que Julio me encomendó, dependían tres programas de trayectoria admirable: Informe SemanalEn Portada, y Documentos TV.

Mi experiencia informativa, ya entonces, era larga, aunque mi conocimiento del medio televisivo era corto. Algo que no me arredraba, porque siempre he pensado, y pienso, que las leyes esenciales del periodismo son las mismas para los distintos medios. Por si acaso eso provocaba algún problema, la atención de mi jefe era constante. Pero también de los profesionales que me encontré. Manuel Lombao, un hombre curtido en la televisión, pero también los guionistas y realizadores del programa, fueron generosos hasta el punto de que en ningún momento me sentí en la cuerda floja.

Informe Semanal era, desde luego, la joya de aquel bloque de programas. Un espacio al que había que entregar todo el esfuerzo que fuera necesario y todo el talento que se pudiera encontrar. Desde el punto de vista empresarial, mantener la calidad y la audiencia era muy importante. Desde el personal, era uno de esos puestos en que uno se siente mirado.

No soy muy amigo de las evocaciones sentimentales. Pero de aquella época recuerdo experiencias que son siempre las mejores cuando cualquiera recuerda un periodo de la profesión: tensión, dificultad, improvisación necesaria; pero también, trabajo con rigor en la documentación, la investigación, el montaje.

Y presiones, las de siempre. Lo que distingue una etapa informativa de otra en ese aspecto no es que haya o no presiones, sino en que se puedan resistir. Y tampoco puedo hacer otra cosa que recordar con el mayor afecto el paraguas que Julio de Benito me brindó siempre. Un paraguas que venía delegado por otro mayor, el de Pilar Miró, que dejaba trabajar a los periodistas, aunque nunca escondiera su criterio.

Cuando discrepé de ese criterio, simplemente me marché. Sin ningún escándalo. Yo era un cargo de confianza. Una vez perdida, sólo quedaba esa opción. Y cerré una de las etapas más duras y más hermosas de mi vida profesional. Informe Semanal es el programa que la resume.