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La capa española, de Zuloaga a Oteyza

  • Las capas de Oteyza dialogan con los cuadros de Zuloaga
  • La firma de moda masculina reinterpreta un capote del pintor
  • "Entendemos la moda masculina desde la tradición”, dice el sastre.

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Capote segoviano de Zuloaga y capa confeccionada por Oteyza.
Capote segoviano de Zuloaga y capa confeccionada por Oteyza.

Hay muchas formas de mirar el arte y distintas maneras de disfrutarlo. Paul García de Oteyza y Caterina Pañeda, de la firma de moda masculina Oteyza, han hecho magia y han convertido los cuadros de Zuloaga que expone la Fundación Mapfre en armarios para descolgar de ellos las capas que pintó el artista de Éibar y mostrarlas después sobre un maniquí e incluso para vestirse con ellas.

Una acción para devolver la dignidad a la capa española que se reinventa ahora enmarcada en ese renacer que vive la moda masculina, un sector en alza que deja atrás un desierto de creatividad que ha durado demasiado. Paul y Caterina trabajan ahora duro por devolver el esplendor a 'nuestra' moda, como a mediados del siglo XVI cuando las cortes europeas vestían a la española.

Caterina y Paul hablan del paralelismo de su trabajo con el de Zuloaga. noticias

Mucho se ha hablado de la gran renuncia masculina generada en el siglo XIX que desposeyó a los hombres del brillo de los artificios en beneficio de las mujeres. La apoteosis de la moda femenina se produjo a la par que la negación de la moda masculina, que prácticamente quedó reducida al traje negro. Durante años la capa despareció de los armarios de los hombres. Tan solo las mujeres llevaban capas o ponchos en invierno, e incluso se generalizó su uso en los trajes de novia y vestidos de alfombra roja. Pero en los últimos años la capa se ha reinventado y la hemos visto en infinidad de versiones sobre la pasarela, tanto para mujer como para hombre.

Los directores creativos de Oteyza ahora hacen de ella un objeto de deseo y la enmarcan con elegancia e historia. Juntos han hecho una capa muy especial que está inspirada en un capote segoviano que perteneció a Zuloaga y que ahora guarda su familia, una prenda potente, realizada en pesada lana, que tiene la elegancia recia de los campos de Castilla la Vieja. Tiene historia.

Caterina Pañeda junto al cuadro 'Las sepulvedanas' de Zuloaga. noticias

Ellos la han reinterpretado trasladando su silueta y su textura a la actualidad, aligerando su peso y tintándola con agradables tonos de verde y naranja, los mismos que vemos en algunas obras expuestas en Madrid.

“La capa está en el ideario de los españoles”, dice el sastre. “Hemos investigado en la zona de Béjar, en Salamanca, para trabajar el abotonado pero hemos querido dar más funcionalidad a la prenda”. Y añade Caterina: “Hemos interpretado ese capote segoviano partiendo de nuestros ejes: geometría, simplicidad y movimiento. Geometría aplicada al patrón, simplicidad para minimizar las líneas y maximizar la expresión. Y el movimiento ya viene con el nombre”.

Margarita Ruyda de Andrade, directora de la Fundación Zuloaga, destaca que el pintor “llevó la identidad española al mundo y que cuando vivía en París decía que tenía la necesidad de volver a España, a Andalucía, para embrutercerse y quitarse el refinamiento parisino”.

Paul García de Oteyza posando junto al retrato de Zuloaga, ambos con capa. noticias

Paul y Caterina encuentran en la vida y la obra del artista cierto paralelismo con su trabajo. “Fue un valiente ya que quiso trasmitir esa España negra sabiendo que no era eso lo que se quería, porque se prefería la imagen que daba Sorolla y nosotros nos sentimos muy identificados con él por nuestro trabajo porque hemos pasado unos años en los que la moda masculina apenas existía fuera de nuestras fronteras, han sido unos años que parecían un desierto”, cuenta el sastre.

Ellos son fieles al salón Pitti de Florencia, una de las citas más importantes de la moda masculina. Allí son recibidos con entusiasmo tanto por los compradores como por la prensa que aprecian su respeto por el oficio y su pasión por la historia. “Nosotros entendemos la moda masculina desde la tradición”, dice García de Oteyza.

Ahora sus capas se instalan por unos instantes junto a los cuadros de Zuloaga, logrando una imagen tridimensional en la que confluyen arte y moda. Paul dice que se ha puesto la capa del pintor y que ha sentido “cierta emoción”. Por eso posa casi con timidez junto a un retrato del artista. Otro momento mágico, dos hombres separados por el tiempo que se unen ahora a través de una capa española. Cada uno con su estilo, vistiéndola a su manera. Aunque viéndolos juntos cuesta saber a qué época pertenece cada uno. Como en el Ministerio del tiempo; ahora, el Ministerio de la Moda.