Una colección que reflexiona sobre el medio ambiente y celebra "el magnífico desorden de la naturaleza" a través de estampados caóticos y -como ya es seña de la casa- un patronaje arquitectónico que, esta vez, se centra en la curva.
Los zapatos y bolsos con acabado de reptil. La piel es de Ubrique y los zapatos están fabricados en Elda. Lomba ha vendido ya 3.000 pares a distribuidores franceses, que con la que está cayendo no es ninguna tontería.