En muchas ciudades españolas la comunidad educativa está descontenta con las reformas en su gremio y se manifiestan, cierran las universidades y se hacen oír. Porque están cansados de que no se cuente con ellos para tomar deciones, que no se les consulte. Tienen claro que la educación debe de ser universal y pública porque es un derecho fundamental que tienen todos y todas y al que no se llega en función de la cuenta corriente de cada familia.
Estudiar no es un lujo, es un derecho. Son muchas las personas que trabajan dónde y cómo pueden, que se sacrifican a diario para poder estudiar una carrera universitaria, para tener un futuro relacionado con lo que saben y les apasiona. Por eso, la reivindicación es de toda la comunidad universitaria y de todo aquél que se sume a su voz.