El Gobierno se reconoce satisfecho con los datos de paro, los mejores de un febrero desde 2001. 13.538 nombres menos en las listas y 97.000 afiliados más a la Seguridad Social que consolidan, dice el ejecutivo, la tendencia positiva de los últimos meses. Los sindicatos se centran en otra parte de los datos. Como en los últimos meses, no niegan que las grandes cifras estén mejorando, pero insisten en que, rascando en ellas, se ve que se están consiguiendo a base de precariedad. Hablan de una tasa de cobertura que tiene a casi la mitad de los parados sin prestación, de un ritmo de creación de empleo lento que necesitaría ocho años para recuperar niveles previos a la crisis y, sobre todo, de contratos que, a duras penas, dan para una vida estable.
