Severo Ochoa, amor y ciencia (1993)

Fue uno de los científicos españoles más importantes del siglo XX, junto a Ramón y Cajal, al que admiraba. Sus trabajos en bioquímica y biología molecular le valieron el Premio Nobel de Medicina en 1959.

Pero Severo Ochoa era mucho más que un sabio. Sobresalió por igual en su faceta científica y en la humana. Quiso que le recordasen como un hombre tolerante, comprensivo, pero sobre todo, como un hombre bueno. Su amor a Carmen, su esposa, le acompañó toda la vida. Según el mismo confesó, en ella encontró el soporte familiar que le resultaría decisivo para el desarrollo de su actividad científica. Amor y ciencia, el perfecto maridaje en la vida de Severo Ochoa, que fallecía hace ahora 20 años.