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Mamás almodovarianas

'Madres paralelas': estas son las malas madres de Pedro Almodóvar que todas adoramos

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Las madres del universo fílmico de Pedro Amodóvar
Las madres del universo fílmico de Pedro Amodóvar

Como el rojo brillante de su escenografía, sus melodramas intensos o sus pasiones exuberantes, las madres son una parte esencial en la iconografía del cine almodovariano. Desde Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), hasta su reciente Madres paralelas (2021), las figuras maternas son recurrentes en la obra de Pedro Almodóvar. Personajes clave, a través de los cuales el director muestra en gran pantalla la dicotomía de la imperfección y la fortaleza.

La mirada del cineasta manchego traza un perfil alejado de los cánones de la mujer dulce y abnegada. Las suyas son madres auténticas, capaces de amar con las entrañas, pero también de huir, de mirar por sí mismas, de cometer errores. Madres entregadas a sus hijos o arrepentidas de haberlos tenido. La oposición a la norma y la provocación que se desprende en toda su filmografía y que también cala en su discurso sobre la maternidad, la feminidad y la familia.

Las malas madres que queremos

El abanico de madres que dibuja es amplio, diverso y fuera de las líneas heteronormativas. Todas caben en su filmografía. De las madres trans a las madres solteras. También estan las putas, las monjas o las lesbianas. Un cine que, mucho antes de que la etiqueta existiera, ya tenía perspectiva de género.

En Madres paralelas (2021), Almodovar regresó al universo femenino, a la maternidad y a la familia con un relato entraña sororidad, feminismo y memoria. Con un reparto encabezado por Penélope Cruz, Milena Smit y Aitana Sánchez-Gijón. Las tres actrices encarnan aquí a tres madres muy diferentes, pero unidas como mujeres. La historia gira entorno a Janis (Cruz) y Ana (Smit). Dos madres solteras que quedaron embarazadas sin desearlo. Mientras Janis, de mediana edad, no se arrepiente y en las horas previas al parto está pletórica; la otra, Ana, es una adolescente asustada, arrepentida y traumatizada.

Madres almodovarianas, auténticas e irreverentes

El personaje de Milena y Penélope son herencia de las madres cinematográficas de Almodóvar. Dos mujeres que beben de muchos personajes que ya han aparecido anteriormente en su cine. Como la madre arrepentida que hace su aparición en en Laberinto de pasiones (1982), su segundo largometraje, o las madres entregadas que protagonizan Entre tinieblas (1983) y que acogen a los hijos del prójimo. Yonkis, putas e hijas descarriadas, no importa que no les unan lazos de sangre, la figura materna aparece para ellos. Almodóvar propone ya aquí revertir los estereotipos y convertir el resultado en venerables representaciones sacro-punk, reaccionar ante los agravios de una sociedad beata y reprimida.

Según el académico Jorge Luis Gallegos Vargas, en Todo sobre Almodóvar: La maternidad en 'Todo sobre mi madre, "las figuras maternas sirven a Almodóvar -gracias a las dicotomías de su personalidad- para identificar las características de la sociedad española franquista y posfranquista". La figura de la madre, añade este autor, siempre está representada dentro de un seno familiar derruido "gracias a la ausencia del padre, ya sea por el abandono o la muerte de éste; no obstante, la maternidad va a ser el resultado de la reivindicación de la mujer", concluye.

Versión española - Entre tinieblas - Ver ahora

Madres salvajes y radicales: mamá Maura

Gloria, el personaje que Carmen Maura interpreta en ¿Qué he hecho yo para merecerme esto? (1984) es un buen ejemplo de esas madres empoderadas de las que habla Gallegos Vargas. La protagonista, Gloria, trabaja limpiando fuera y dentro de casa durante todo el día.

La película, que podrá verse esta noche en Historia de nuestro cine, cuenta la historia de una madre de dos hijos macarras que vive con ellos y con su suegra bajo el mismo techo. Les acompaña una iguana que augura un acto salvaje.

El retrato de este personaje no se limita a mostrar a la típica ama de casa ninguneada, explotada y abnegada, sino que a pesar de las apariencias, presenta a una mujer muy viva; con un fuerte apetito sexual insatisfecho; una rabia y energía admirables; y una actitud firme y realista respecto a sus hijos.

Historia de nuestro cine - ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (presentación) - ver ahora

Madres sexualizadas, mujeres

No será ni la primera vez ni la última, que las madres en el cine de Almodóvar conquistan un estadio más placentero y pleno con la muerte o ausencia del marido. La ley del deseo (1987) también entronca con esa pulsión de abrir paso a nuevas formas de entender la familia y la maternidad. Aquí Tina, Carmen Maura de nuevo, encarna el papel de transexual que además se convierte en madre temporal de una niña junto a su hermano (Eusebio Poncela). Una forma de volver la mirada hacia lo caprichoso que son las conexiones filiales, saliendose de las líneas heteronormativas.

Maternidad compartida y liberada

Porque las madres no deben estar solas en este proceso. Al menos es lo que Almodóvar plama en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988). Aquí la maternidad, como ya apuntó Silvia Colmenero en su Estudio crítico sobre Todo sobre mi madre (2001), aparece "no como algo solitario que pertenece plenamente al mundo femenino, que es ajeno a cualquier hombre”. Podría entenderse como la culminación de su empoderamiento como mujer y madre. La protagonista toma las armas y se libera como madre.

Más madres en En Tacones lejanos (1991). En este caso una maternidad liberadora donde, literalmente, la madre, Becky (Marisa Paredes), es liberada por su hija Rebeca (Victoria Abril) de las ataduras de los hombres, a los que no duda en matar para que ella pueda triunfar. La hija, ya desde niña y desde la admiración, busca la felicidad de su madre, pero su distanciamiento (hasta sus 23 años) convierte a la maternidad en un vínculo pasional de anhelos, sufrimiento y envidia.

En Carne trémula (1997), la madre-puta (Penélope Cruz) también supone la salvación, pero la de su hijo. Esa madre ensangrentada que vemos recién parida y de la que el hijo, al salir de la cárcel, hereda de 150.000 pesetas que consiguió a base de polvos.

Pérdida y maternidades truncadas

En Todo sobre mi madre (1999) el amor se retrata íntimamente ligado a la maternidad, que de nuevo pasa por la pérdida, el dolor y la herida. Un melodrama dispuesto a reinventarse y resistir al igual que sus protagonistas. Manuela (Cecilia Roth) actúa como madre dentro y fuera de su trabajo, pero ambas funciones se ven truncadas cuando la realidad y el azar se imponen en su camino. Su hijo Esteban muere el día de su cumpleaños, tras ver la obra de teatro Un tranvía llamado Deseo y tratar de pedir un autógrafo a Huma (Marisa Paredes), su protagonista. Todo sobre mi madre (1999).

Penélope Cruz, la gran madre almodovariana

De forma similar, Raimunda, de nuevo interpretada como Penélope Cruz, en Volver (2006) retoma la riendas de su vida junto a su hija tras el asesinato, a su modo conjunto, del padrastro. Una película que condensa la relaciones pasadas con una madre que no supo ver los abusos que su marido ejercía sobre su hija y que concluyeron en embarazo. Desde entonces, como un fantasma, se mantiene cerca para redimirse de haber sido una mala madre.

La maternidad truncada regresa con Julieta (2016), pero en esta ocasión por decisión de una hija que se va sin dejar rastro. Aquí la madre surge como víctima natural de esa compromiso etéreo que se contrae con los hijos y que sobrevuela por encima de todo.

Madres con dolor y gloria

Las últimas grandes madres de Almodóvar son Julieta Serrano y Penélope Cruz. Lo son en Madres paralelas (2021) y lo fueron ya en Dolor y Gloria (2019). Lo son también porque ambas fueron las encargadas de dar vida en pantalla a la propia madre de Almodóvar. Así ocurrió en Dolor y Gloria, una película con tintes autobiográficos que narra la vida de Salvador Mallo (Antonio Banderas), un director de cine adicto a la heroína, que rememora cómo fue su infancia y la relación con su madre, interpretada en el pasado por Cruz y en el presente por Serrano.

A través de todas ellas, Almodóvar ha perfilado el gran melodrama de la maternidad en sus múltiples concepciones. Un recorrido que continuó con su última película, Madres paralelas (2021) con la que el director manchego brinda por todas ellas. Las madres, las hijas, las nietas, las mujeres.