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Corazones de Mozambique

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Pueblo de Dios - Corazones de Mozambique

Beira es la segunda ciudad más importante de Mozambique, tras Maputo. Capital de la provincia de Sofala, en la zona central del país, Beira ha crecido en estos últimos años gracias su estrategica situación. Merece la pena visitar Beira solo por conocer el Instituto de Deficientes Visuales (IDV), el único centro educativo para ciegos de todo Mozambique. Se fundó en 1969 y, treinta años más tarde, el Gobierno portugués se comprometió a su reforma y mantenimiento. En 2002, el obispo de Beira pidió a la Congregación de los Sagrados Corazones que tomara las riendas de la gestión del centro. Y, desde entonces, estos religiosos están al frente del instituto con el objetivo de formar a los jóvenes y a sus familias, ayudar a los adultos invidentes y luchar para que estas personas tengan el lugar que se merecen dentro de la sociedad mozambiqueña.

Antes los deficientes visuales estaban abandonados. Dependían de la fuerza y la influencia que tuviese su familia para poder hacer alguna cosa. Ahora tienen, al menos, una escuela donde aprenden a ser útiles a la sociedad

La ceguera y la pobreza van de la mano

En Mozambique, el porcentaje de personas con ceguera es cinco veces mayor que en España. El escaso desarrollo socio- sanitario del país está en la base del problema. Un ejemplo: millones de niños en África sufren carencia de vitamina A. Si esa carencia es grave, ocasiona daños irreversibles en la córnea. Esto les ha pasado a algunos chicos del centro. Otros, enfermaron de sarampión y la falta de esa vitamina les causó la ceguera.

En algunos casos, la ignorancia unida a la falta de medios llevó a los padres a que su hijo fuese tratado por curanderos y, al final, el remedio fue bastante peor. Por tanto, no son exagerados los datos que afirman que el 85% de las personas con discapacidad visual viven en los llamados “países en desarrollo”.

El primer profesor ciego

En el instituto está Julio Deve, uno de los profesores del centro pero no uno más. Él tuvo la suerte de estudiar aquí y de que lo apoyasen para continuar su formación superior. Con mucho esfuerzo, ha conseguido ser el primer profesor ciego de Mozambique. No lo tuvo fácil: entonces no se comprendía la realidad de estas personas y había muy pocas oportunidades. Julio volvió a trabajar al lugar donde inició sus estudios. Ahora enseña a sus alumnos con el ejemplo, la mejor de las herramientas pedagógicas. Los datos globales demuestran la importancia de un centro como este: cerca del 90% de los niños con deficiencias visuales no tienen acceso a la educación en los países empobrecidos. En el instituto, aunque cuentan con algunos recursos, aún les faltan muchos materiales, sobre todo una impresora para los textos en braille.