El laboratorio gambiano

‘Informe Semanal’ ha seguido a bordo de la patrullera española Poseidón la labor de vigilancia de la Guardia Civil en la costa de Gambia, junto a Senegal uno de los principales lugares de salida de cayucos rumbo a Canarias, a 600 euros el viaje de ida. La misión intenta detectar las embarcaciones que pescan, transportan mercancías o viajeros en la ribera del río Gambia, y las que se encaminan a Canarias en un arriesgado viaje de al menos 8 días. "Nuestro objetivo", cuenta el capitán de la Guardia Civil Antonio Fresneda, "es dotar de medios a las autoridades de Gambia para impedir que estas embarcaciones zarpen y pongan en peligro todas esas vidas".
Tradición de pueblo emigrante, parón del turismo y pobreza estructural pueden convertir en un cóctel explosivo el país más pequeño de África. Alrededor de un 20% de su PIB lo componen las remesas que envían sus nacionales desde el exterior. Pero también hay un alto número de migrantes retornados de forma voluntaria, 6.600 desde 2017. La Unión Europea e instituciones internacionales como la OIM, la organización Internacional de las Migraciones, han hecho de Gambia un laboratorio contra la inmigración clandestina, con proyectos de desarrollo para evitar
que los gambianos emigren de forma irregular y ayudar a migrantes retornados voluntariamente