Buscamos libros que nos aclaren algo sobre ese virus que mueve el mundo: las corrientes de opinión. Pablo de Lora nos informa en Lo sexual es político, y jurídico: sobre las relaciones sexuales y nuestra identificación como hombres o mujeres (u otra cosa, o ambas) y sus consecuencias institucionales y políticas. ¿Puede el Estado intervenir en nuestra vida privada? ¿Puedo exigir que se me trate en función de la raza a la que creo pertenecer y según la edad que digo sentir? ¿Cometes un delito de odio si no aceptas que soy lo que digo ser y no lo que tú ves?
Aprendemos cómo ser un hipermoderno woke. En Woke, de Titania McGrath, vemos que para ellos es más privilegiado un mendigo blanco que Obama; que subirle una maleta por una escalera a una mujer es una violencia heteropatriarcal y un micromachismo; que la realidad importa menos que los sentimientos. Alma de Rus nos lee párrafos del libro y nos descubre que si Obama hizo alguna vez algo mal -muy improbable- la culpa la tiene la parte "No Negra" de su ser.
Ni feo, ni católico, ni sentimental, así era Javier Krahe, el más francés de nuestros cantautores, de quien ha escrito su biografíaFederico de Haro. Su canción “Cuervo ingenuo,” dedicada al PSOE deFelipe González y a la entrada en la OTAN, le supuso ser expulsado del paraíso de la cultura española. Krahe tiene una estatua de bronce en un local de Boiro llamado “A pousada das ánimas”, sabremos por qué.
Y acabamos con Maillot rojo, el libro de Miguel Usabiaga que nos desentraña la realidad del ciclismo en los últimos años, y la pone en relación con lugares, historia, acontecimientos políticos, sociales y culturales que ocurrieron allá por donde pasa la carrera. En cada curva de cada puerto hay una historia escondida. En el libro aparecen tanto Hinault, Fuente, Pogacar o Roglic como Gramsci, Miguel Hernández o los maquis.
