La figura del artista jiennense, madrileño de adopción, Joaquín Sabina, es nuestro protagonista con una faceta no muy conocida en él como es la de ser un gran bibliófilo, coleccionista de libros. Así quedó demostrado con el reciente depósito de un legado en el Instituto Cervantes que incluye además de su icónico bombín, su colección completa de la revista literaria argentina Sur, que ha querido acompañar con el manuscrito de su canción Se llama Soledad, así como con cuatro dibujos de gallos de pelea y otros dos de una pareja asturiana, y la primera edición de su libro de sonetos Ciento volando de catorce.
El cantante ha legado asimismo fotos personales de sus amigos, entre ellos por ejemplo los escritores y Premios Nobel Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Recogemos los testimonios de este acto celebrado en la sede central del Cervantes en la capital española.
