Junio es sinónimo de exámenes: todos hemos vividos esas terribles semanas en las que el calor comenzaba a apretar y, en lugar de estar en la piscina, nos pasábamos el día encerrados en casa, la biblioteca o el centro de estudios que tocase (colegio, instituto, facultad) hincando codos. Y sí, has leído bien: hubo un tiempo en que además de al café, al té o a cualquier refresco de cola, los estudiantes podían recurrir a las anfetaminas para intentar rendir de forma artificial lo que no era posible de manera natural. Bastaba con ir a una farmacia y pedir una caja.
En este reportaje de tono irónico/humorístico emitido en el programa Directísimo en el mes de junio de 1973, se habla de este recurso sin tapujo alguno. Menos mal que los estudiantes a los que se les pregunta parecen tener sus reservas al respecto.
Además de con las opiniones de estos estudiantes anónimos, que relatan sus experiencias, el reportaje cuenta con la acredita voz del filólogo y, años más tarde, académico de la RAE, Manuel Alvar, catedrático por entonces de la Universidad Central de Madrid, ahora Universidad Complutense, que opina que el problema es el aluvión de gente que estudia sin vocación, va a pasar el rato, no tiene interés, solo busca un título. Pero también se revela contra una masificación -la "organización", según sus palabras- que impide a los profesores evaluar de otra manera.
Alumnos y profesores, "víctimas y verdugos", a favor y en contra de los exámenes… ha pasado más de medio siglo, hemos hecho incontables reformas educativas… y seguimos a vueltas con lo mismo.
