El año ha comenzado con la toma de posesión de Luis Ignacio Lula da Silva en Brasil. ¿Cómo está el país tras las reñidas elecciones y tras los movimientos de Bolsonaro de impugnar las urnas?
En cuanto al resto de países latinoamericanos, tenemos los liderazgos definidos, aunque Argentina tendrá elecciones en octubre. Previstas elecciones solo en Paraguay (abril), Guatemala (junio). Aunque en México, el presidente entrará en cuenta atrás del último año de su sexenio.
Y precisamente seguimos ahora con EEUU, la nueva legislatura arrancaba hace cuatro días, el 3 de enero, con la toma de posesión de los nuevos congresistas: la Cámara de Representantes y el tercio de nuevos senadores. ¿Cómo se vislumbra que sea esta segunda parte de la presidencia de Biden?
Debería ser un año de impulso de la UE, si hay perspectivas si no de paz, al menos de alto el fuego en Ucrania, de reimpulso de la agenda ambiental, energética, tecnológica y social.
España: puede jugar un gran rol, como país que presidirá la UE el segundo semestre, además de continuar con ese rol de impulsar acuerdos sobre diferentes asuntos junto a Portugal -a veces con otros países mediterráneos-, asociándose con Alemania y/o con Francia.
Elecciones en Turquía en Junio (ya empezaron a impulsar el retorno forzoso de refugiados sirios, entre otras medidas electoralistas, pues tienen un 78% de inflación).
En África, hay previstas elecciones generales en mayo, en el gigante del continente que es Nigeria. También en Rep. Democrática del Congo, Liberia, Libia, Sierra Leona, Sudán del Sur, Sudán, Madagascar, y Zimbabue. Pero no están previstas en varios países donde ha habido golpes de estado, como Mali, Guinea Bissau, Chad.
Además, estaremos pendientes este 2023 de Davos: Por primera vez en dos años, será presencial y en este mes, la reunión marcará las perspectivas económicas globales.
Y la evolución de la guerra en Ucrania determinará cómo evolucione la reactivación del andamiaje internacional, muy tocado y dividido con este conflicto, pero ya afectado de parálisis.
En China, su presidente Xi Jinping, una vez ratificado como presidente sine die, líder del Partido Comunista de China, y de todos los organismos de poder, tiene margen para implicarse en unas relaciones internacionales más estables, con reactivación del G-7 y G-20.
